espíritu de los mejores diarios literarios

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Num. a j f .
ESPÍRITU DE LOS MEJORES DIARIOS LITERARIOS
QUE SE
PUBLICAN
EN
EUROPA,
DE HOY LUNES I . ° DK NOVIEMBRE DE 179O»
dedicado á los Literatos y Curiosos de España.
Eruditio Ínter prospera ornamentttm , ínter adversa refugium,
Laert.
ji^Exes
CIENCIAS y ARTES.
Bcrgara Septiembre 7 de 1789.
Vi./aro A m i g o , no es pequeña la fortuna de los Príncipes que
nacen en el día , pues les es fácil recoger los frutos de quanto
se ha trabajado en un gran número de siglos. No hay asunto
que no se haya examinado : de todo se ha escrito ; la observación , la experiencia , el trabajo y meditación de los hombres,
ian domesticado,por decirlo así, las materias que parecían menos sujetas á nuestro alcance , y la ciencia de la legislación criminal no es la que ha hecho menos progresos. Como quiero
suavizar á vm. la fatiga de que lea las siete ú ocho obras magistrales , escrius sobre este asunto , y admiradas por todos los
que piensan , continuaré copiando casi á (a letra como hice en
las cartas que le dirigi el año pasado sobre la misma .materia , lo
que me parece mas digno de ocupar su atención : Oiga vm. pues
por mi boca los consejos de los criminalistas filósofos que guian
actualmente á todos los Soberanos que corrigen su legislación
gótico-romana.
Tal vez creerá vm. amigo mió , que un Príncipe se debe contentar con ordenar ó prohibir una cosa , sin descender á motivar sus mandatos , de cuyo parecer son varios juristas Í pero antes de decidirse sobre semejante asunto , tenga presente que
otros muchos á cuyo dictamen me arrimo , siguen una opinión
Bb
con-
i94 .
,
•
contraria j ( i ) y preguntan : ;si el legislador es de una especie
superior al hombre para que se desdeñe motivar sus leyes i ¿si
hablando á entes razonables y estando él mismo sujeto al error
no es de su obligación convencer la razón de los que deben obedecer y aprovecharse de sus luces ?.... Es indubitable que una
ley que examina con los vasallos sus propios intereses , previene
en su favor ; pues no les es repugnante obedecer quando piensan oir los conse)os de un amigo , y no la voa imperiosa de un
dueño. Si al mismo tiempo que han promulgado sus leyes varios
Príncipes transpirenaicos las hubieran fundado ¿le parece á vm.
que se hubieran atrevido á publicar todas aquellas, que ofenden .
y desoni-an á la humanidad i el Príncipe mas ignorante y esclavó
de' sus pasiones Jno se hubiera avergonzado, de ios razonamientos absurdos y sofísticos coa que necesitaba cubrir sus injusticias , y los Pueblos mejor instruidos no hubieran sido mas re*9
petados ?....Es innegable: haga vm. pues poner á la frente de sus
leyes el bien que se espera de ellas , exponga las reflexiones que
. le han guiado , demuestre su necesidad para reprimir los abusos
que intenta exterminar » y haga cotiOCCC á que; peligros Se expondrán en caso de no obedecerlas^
Pero quando dé vm, razón de una ley que sea digna de ella
y que no se parezca á aquella romaiu que decide , que no puede
abogar un ciego nato ; porque no vé los ornamentos de la ma*
gistratura; ni á aquella otra todiviamas ridicula que han. dado
algunos pristas franceses , de que qtxando el Rey adquiría algún País , las Iglesks quedaban sujetas al decebo de regalía,
porque la corona del Rey es ledonda.
En lo que mira á si los Jueces se deben ó no ceñir servil,
mente á la letra de la ley , hay tambiea diferentes opiniones, pero yo me inclino á los que na quieren concederles la facultad d^
interpretarlas. Es cierto que ambo& sistemas, encierran inconvenientes : peco creo qu« hay mertos en el de los que quierea sujetar el entendimiento de los Jueces.
í í o se puede negar que son muy fuertes las cazones de loS
primeros , quienes dicen que si se empeñaran los legisladores en
ha»
( i ) Ki/estro hondadoso •y )usto Monarca sigue también la misma opinión : asi vemos que todos ios decretos salen revestidos de
las ratones que U han inducido á su fuhliíaciotu
19?
.hablar sobre cada caso en partícufar , sería inmenso el número
de las leyes , y poco meno-» que imposible el indicar todas las
combinaciones de las acciones de los hombres; que siendo capaz
,de cambiar ias especies la menor circunstancia , no se pueden
hacer sobre todos los casas posibles ; por lo que debe ceñirse el
legislador á dexar á los Jueces e! cuidado de aplicarlas y de sacar conseqüencias.
Los que defienden el partido contrario , demuestran los grandes inconvenientes de este sistema , y pietenden que el hombre
que juzga sobre un delito debe limitarse á hacer un solo silogismo, en el qual la primera proposición encierre la ley: la segunda,
.que haga una aplicación de la ley á la acción para ver si es ó no
•conforme con ella , y finalmente la caaclusion , por la quA el
acusado sea absuelto ó condenado ; pero que si el Juez quiere
-kacér mas de un silogismo , será todo incierto y obscuro ; pues
como cada hombre tiene diferente modo de representaise las cosas sería entonces el espíritu de la ley el resultado de !a buena ó
mala digestión de un Juez , y todo dependería de la violencia de
sus pasiones , de la debilidad del que sufre , de las relacicnes del
Juez con el ofendido , y de todas aquellas imperceptibles fuerzas,
-que cambian las apariencias de tos objetos en el animo fluctuancedel hombre: por consiguiente que se verían ya el ciudadano,
ya su libertad, y ya su vida , expuestas freqüentemente á ser
víctimas de un falso razonamiento, ó del actual fermento de los
:huraorcs de los Jueces, y los mismos crímenes condenados diferentemente por los mismos Tribunales , según los diversos tiempos : así son de parecer que no se deben poner en paralelo los
-desordenes inseparables de la rigurosa observancia de la letra de
-«na ley penal ,,cion los que resultan de su interpretación: y que
^quando un código fíxo de leyes no dexa al Juez otra incumbencia que examinar las acciones de los ciudadanos , y juzgarlas
conformes ó contrarias á la ley escrita , que quando la norma de
Jo justo ó de lo injusto que debe dirigir las acciones , tanto del
ciudadano ignorante como del ciudadano filósofo , no es un ne"gocjo de controversia sino de hecho , no están sujetos los vasallos á aquellos golpes tiránicos , que son tanto mas crueles quanto es menor la distancia entre los que sufren y los que los hacen
sufrir.
Pero cuidado con que las palabras de la ley despierten unas
laismas ideas en todos los hombres. Mire vm. que todas las leyes equivocas son injustas , porque hieren sin advertir. JMÍire
Bb a
vm.
i96
Tm.'que su lenguage no debe ser sutil , pues están beclv>s para
gentes de mediano entendimiento. N o se olvide de que la claridad y simplicidad son dos qualidades esenciales para ponerlas á
cubierto de toda siniestra interpretación. La menor obscuridad,
una voz que sea equivoca es capaz de excitar dudas en el espíritu de los Jueces , y sumergir la libertad y la vida de los hombres en el cahos de la arbitrariedad ( j ) . Si no son claras y llenas
de simplicidad Jcomo podrán distinguir los ciudadanos las acciones criminales de las acciones virtuosas , y conocer los magis<
trados las obligaciones que les están impuestas?
Jamás castigue vm. sino con la mira de alguna utilidad : el
hacer sufrir un mal á qualquiera solo por vengarse de él , es
una pura crueldad condenada por la razón ; pues el mal hecho ya
no tiene remedio.
£1 íin de las penas no es el de atormentar un ser sensible sino
( O ^i (" ^^y ^^ '•f dará el menor término eguivaco puede cts—
tar la vida A un inocente , quando la iniquidad ó la prevención dé
un Juez se encarga de interpretarla. Un artículo de tas ordenansas de la marina inglesa dice , que toda persona qae no haga en
utt combate ¡os últimos esfuerzos para apresar ó echar afondo ¡os
navios , que dehe atacar , serÁ castigado con pena de muerte. Vea
vtn, aqui el fatal artículo que sirvió de pretexto á la condenaciou
del desgraciado Almirante
Bink , y-^ q»e ha favorecido A tos
Franceses en Menorca : ^e le decia al primero, vm. no ha vencido
á los primeros , luego vm. no ha hediólos últimos esfuerzos : ét respondió que los Franceses eran mas fuertes , que sin emhargo arriesgó el primer combate , que un segundo lo hubiera
arruinado
ciertamente. Si/i emhargo fue condenado porque no era del interés
del partido dominante , que tuviera entonces raeon, el qual se
aprovechó de una filsa interpretación para perder A un inocente,
jteppel ha estado igualmente expuesto á ser la víctima de esta ley
demasiado vaga. El silogismo de sus contrarios , era gracioso. El
Almirante
no ha vencido á los Franceses ; con que es por falta de
inteligencia ó de intención ; luego en uno y en otro caso merece la
muerte , pues no ha hecho todo lo que estaba en su poder para destruir al enemigo. Quando la ley ó por mejor decir el magistrado
quiere meterse á adivinarla intención incurre con freqüencia en
el error y casi siempre la mira por elpeor lado.
i97
no el de impedir al culpado que haga mal en adelante i la Sociedad , y el de desviar á sus conciudadanos de cometer iguales cri«lenes, por el terror que infunda en sus pechos el castigo. Un
cuerpo político no puede obrar por pasiofl , y por consiguiente
«o debe adoptar esta crueldad^ inútil instrumento de la debilidad
ó del ftiror.
Si los delitos son ocultos ó los conocen muy pocos , es mas
conveiiiente no castigarlos que hacerlos públicos , pues mticho«
se abstienen de hacer mal , mas bien por la ignorancia del vicio
que por el amor á la virtud : por esto dice CiceroB que Splón no
¿abia hecho leyes sobre el parricidio, y que este silencio del legislador estaba reputado como un gran rasgo de prudencia , pues
no prohibió una cosa cuyo exemplo no se había aún visto te*
miendo que si hablase de él , pudiera despertar el deseo de co»
meterlo.
Tampoco conviene castigar aquellos crímenes que se cometen en la obscuridad , y que por tanto son de una diíícil averiguación j pues solo se logra sacrificar á los hombres sencillos
pero débiles , que no son capaces de tomar precauciones para
que no se les pueda justificar su delito , mientras triunfan los
bribones sagaces que saben precaberse*
No dé vm. entrada en su código á aquella rancia máxima á
pesar del exercito de sus apasiona¿>s, qoe acoos«;a qoe guando
se trata de condenar á un culpado se tengan presentes para mí*
tigar la pena, los servicios hechos por él ó por alguno de su familia , pues no tiene mas apoyo que la preocupación ; siendo así
fue el precio de las acciones depende solo de la moral , y que
nada tiene de fisico. £ n este supuesto no deben participar los
kijos de los servicios hechos por sus padres, no habiendo traido
sus virtudes y sus inclinaciones ai nacer , meacladas con la san*
gre que ban recibido de ellos. Uno mismo es el que debe amar
el orden y practicar la virtud. Es constante que el nacimiento
influye en ta conducta de los hombres , en quanto tiene mejores
modelos que imitar en sus antepasados y en s^us padres : pero
lexos de ser este un título para tratarlos con indulgencia ,.es por
d contrario una nueva razón para aumentarles la pena , como
que no se han aprovechado de los buenos exemplos y que dege<
neran de la sangre de que tanto blasonan.
En lo que mira á los servicios hechos por un culpado , tampoco pueden servir para libertarle de la pena en que ha incurrido por una mala acción posteriar. ;£s una regla cierta que no
de-
198
•deben compensafse las inalas acciones con fas buenas. Porque
si estas han tenido su recompensa , ya está pagada la deuda ; si
no la han. tenido es verosimií que no « « h a juzgado que ía merecían , fuera de que no se conceden recompensas á todas las
|}uenas accipijes , sino á aquellas que realmente interesan á la
república , dimanando todas las demás de las obligaciones impuestas al hombre; así en su cumplimiento no hace sino lo que
debe.
Las recompensas y las penas han de mirar mas á lo futuro
que á lo pisado : todo lo que hjcieton los visabuelos es igual á
«eró : lo que conviene es hacer servicios importantes á la patria , cumplir exactamente con las obligaciones que impone el
nombre de ciudadano , ahorrecer los crímenes , y no hacer cosa
-contraria á la tiiiüdad general; así el Priocipe debe hacer bien á
los que son titiles al público pira empeñarlos á continuar en ser-virio, y .para animar á los' demás, ciudadanos mediante las re•compensas reservadas á los talcntosi; pero debe también castigarlos crímenes q'u« turban iel.orden público, para desviar los
mates en que empeña la esperanza de obtener gracia. No dude
vjn..amigo mió , que ambos son necesarios pira conducir á Tos
hombres hacia las acciones virtuosas , y para separarlos de las
criminales.
1 Haga vm.:que se impongan los castigos lo mas pronto que
sea dable, sin q i s se perjudique 5 la jastiticacion de un inocente:
vuelvo á *'ep«tir sin qiia se perjudique á la justificación de un ino*
cente para que no se encariñe demasiado , á lo que se oyí
decir con freqüencia , que sería necesario que la justici»
se hiciese en todas partes , como se hace en Turquía ; ya vé
•vm. que en <ste modo de pensar nos hacemos muy poco favor^
y que se lo hacemos muy grande á los bárbaros Musulmanes en
•concederles , á pesar de su crasa ignora-ncia , que son el único
Pueblo baxo el sol , que conoce perfectamente una cosa , de la
quai importa tanto á todo el mundo tener justas ideas.
St vm. para solo la atenciin en las formas y en los usos jui.
rídicos tendrá motivos de quejarse de las incomodidades que se
sufren, y de las dificultades que se encuentran para conseguir me»
diante un juicio la vindicación de la isocencia , ó la reparación
de una injuria que se ha padecido : pero si vm. -se hace cargo
de que todas estas incomodidades y dificultades son el antemural de la virtud y de la seguridad de los ciudadanos , verá que
el DÜQ^ero aun es muy pequeño., y que las incomodidades , los
gas.
i99
gastos , las demoras, y aun los peligros que corre un negocio
no son otra cosa sino una especie de contribución que el ciudadano paga por ía manutención de su libertad.
En Turquía , donde no se pone -atención ni á los bienes, ni
áía vida , ni al honor de los, vasallos , «todas las disputas y difii^
cultades se allanan prontamente , pues les es Indiferente termi*
nar un negocia de qualquiera modo que sea. Los Baxáes s e
contentan solo coi» concluirlo sin importarles d cerno. Después
de oír á las partes , hacen distribuir i uno ú á otro una porción
débalos en tas plantas, de los. pies y los despiden. Por el contrax í o j c n los estados en que hay una forma moderada donde la
»ida , los bienes , el honor del menor de ia& vasallos: , san resr
petados , ninguno pierde su vida , sus bienes,6 si* honor , sino
después de haberse buscado la verdad con mucho cuidado , y de
laberse dado todo el tiempo que se necesita para defenderse : con
cuyot ohieto se aumentan los usos jurídicos á proporción del caso
que se hace de la seguridad y libertad d« los ciudadanos^.
Pero es cierto que no perjudicando á la justicia del inocente debe ser pronto ei castigo : pues quantO' mus vecino, esté del
detito será tanto mas justo y útil, porque ahorra al culpado el
tormento cruel y superfluo de la Incertidumbre de str suerte,,
que crece en rasen de la fuerza de su imaginación y del senti^i
mkoto de su debilidad ^ y porque siendo: una pena la pérdida áe
la libertad , na puede ser ifnpuest» antes de la candenaclon slnO'
«n tanto que lo exija la ne««id»d,' r
Otra de las ventajas de ía prontitud def castigo es qíie qiiaft<>
t o menos tiempo pase entre la pena j el delito, tanto mas fuerte y durable será el espíritu del hombre ^ la asociación de estas
dos ideas delito y pena ,. de modo que se considerará el crimen
coma caasa y la pena como su efecto necesario,
i £s pues ife la mayor Importancia aplicar «í castigo lo ma*
prontamente que sea dable,,para q^ue despierte ínmediatSíiieíBtt
en el espíritu rusticodeí vulgo, al lado de la pintura seducto»
ra de un crimen ventajoso la idea de la pena que le sigue : pues
su demora hará la unión de estas c^s Ideas iñehos estrecha, y
ípialquJeca que sea la ¡mpiresion que í»*ce erítoñces lia péjiaf sO^
bre los espíritus, es mas como espectáculo q:ue como castigd,'^f
no se<pres€nta á los espectadores sino q-uando ya esti defeUaado
en los espíritu» el horror del crimen que coritr3)üye á fortiáiaí
€l sentimiento de la pena..
"
Otto de los m.«dios ^uesetvkán. eficazmente á eíítrechar iwri
y
aoo
y mas aquella ligazón , que tanto importa que haya entre la
idea del crimen y de la pena es , que el castigo sea en quanto
fuere posible análogo y relativo á la naturaleza del delito , esto
es 4 que la pena conduzca al espíritu á un fin contrario á lequel hác i a e l -jual está inclinado por la ¡dea encantadora de las ventajas
que se prometía , lo que tacilitará maravillosamente el contraste
de la reacción de la pena con la impulsión al Crimen.
En lugar de que las leyes sean severas , cuide vm. de que
sean vigilantes , pues el mejor freno del crimen no es tanto 1»
severidad de la pena quanto la certidumbre de que será castiga*
d o , lo que hace siempre niiyor impresión que el temor de una
pena mas severa, si se le asocia la esperanza de. evitarlo; siendo
cierto que los males por ligeros que sean quando son ciertos
asustan á los hombres ; en lugar que la esperanza aleKa del espí!
ritu del malvado , la idea de los mayores males á poco que este
fortificada con los «xemplos de impunidad , que la avaricia ó la
debitida d conceden freqüentemente.
Xas leyes suponen naturalmente tres condiciones ,1a primera
que las cosas ordenadas sean posibles en su exccucion, porque
sería locura y aun crueldad exigir de qualquiera , baxo la menor
pena lo que es y ha sido siempre superior á sus fuerzas. Según*,
d o , que la ley sea de alguna utilidad , pues la razón no permite
(jue se constriñi la libertad de los vasallos únicamente por cons-
treñiíU, y sin.que resulte de ella algún bien : tercero , qué U
ley sea justa en sí misma , esto es, conforme af orden, á la naturateea de las oosas , j A U constitución del hombre. Si vm. se
penetra bien de estos principios , verá q«e vale mas dexar que
subsistan los desordenes que promulgar leyes que no han de ser
observadas ; porque no se logra sino envilecerlas, sin remediar
los males que se intentan curar. Las que hacen mirar como ne»
ccsario lo que es indiferente no son sensatas : asi las leyes deben
«er mudas en todas las cosas que no sean esenciales , y no a c o parse en las que se pueden eludir fácilmente , ni «n las inútiles;
pues no sirven iino para entorpecer el movimiento de la Socied a d , del mismo modo que en una máquina bien hecha una rueda ^uperflua no hace siho retardar la rotación de las de»
fn,ási; j a m á s emplee vm. la autoridad en vano , ni interponga $a
podfif supremo sino quando la razón lo e.xija. Nada debe hacer
un Soberano que no sea razonable y justo : pero quando la equidad le dict* una providejjcia , es netesario armarse de fortaleza
1
pa-
aoi
para hacerla executar , y' castigar á los q¡né tengan el descaro de
no obedecerla.
No áa¿e vm. que los vasallos siempre son religiosos en obedecer, quañdo los Príncipes sobstiienen con tesón sus órdenes:
y que ta dificultad de la obediencia procede jnenos de las cosa&
prescritas qua de la indiferencia con que las mandan y las quie-»
ren los Principes.
Recuérdese vm. que si.dexa impunes á los infractores de sus
leyes, resultarán Jas conseqüencias mas funestas ; pues el popu-.
laclii» sé hace temer si no teme , y ¡os mas débiles se transfoc-»
niañ eti atí-evidos si perciben qae se les teme.
^ e r o cuidado con estreciiar los lazos de la sumisión mas de
lo que exigen sus verdaderos límites. Acuérdese vm. de que h
obediencia es casi siempre imperfecta quando es forzada , y que
jamás es voluntaria si no está afianzada por algún motivo que
la haga agradable : tenga vm. igualmente presente que la aucoridad sola nunca inclina los vasidíos a la sumisión , que no hay
leyes mas perjudiciales que las que tiran á la única perfección,
las quales se liacen indtiles por la grande dificoltad'que hay en
observarlas , y que una legislación demasiado rigurosa que quiere sujetar basta las faltas mas mínimas , hace tan pocos vasallos
buenos como pocos cuerdos una filosofía demasiado austera. El
reformador que se /)bstiaa en recordar á los hombres la sumisión
los exaspera; así persuádase vm. á que una autoridad demasiado
inflexible , lexos de contribuir al buen orden ,no sirve pó^ Id regular sino de fortificar los desórdenes que se empeña en proscribir. Ya sabe vm. que Catón á pesar de las mejores intenciO'*
nes del mundo y de una constancia singular, privó á su patria
del principal fruto de £us virtudes , y que tuvo la desgracia de
{>er)ud¡carla varias veces por no; diítinguir las facilidades de lá
expeculatlva de ias imposibilldader de la práctica. £ n este sapuesto es menester ganar los corazones para someter las ^volun*
tades , cowiucir en quanto sea posible á los hombres sin violencia por el buen orden y por las recompensas, inspirarles naturalmente aquel espíritu de dependencia y aquella perfecta sumí*
sion que constituye la salud de los estados i preferir la tolerancia
de un pequeño mal al peligro de no ser obedecido , prescribien-^
éo una cosa buena , pero cuya execucion es demasiado difícil, y
no imponer castigos crueles por evitar desórdenes veniales.
jSi seré tan feliz que vea coronados mis deseos ? que placer
lio experimentaría mi corazón si pudieran influir mis cartas en
Ce
dis-
aos
disminuir el número de los males que afligen á las Sociedades, y
en preservar al principado de vm. de una inmensidad de usos
barbaros, de leyes absurdas, de qpiniones insensatas que se ven
reynar en varias naciones que pasan por civilizadas 1 es preciso
tener entrañas de bgsnce para contemplar las locuras de quC SOn
Victimas los hombres y no enternecerse dé ellas ; es necesario
haberse despojado de todo sentimiento de humanidad para nO verter lágrimas sobre las enfermedades políticas que sufren nuestros
semejantes , y no ocuparse en les medios de desviar sus causas
indicando el origen del m a l , y dexando obrar á quien puede poner el remedio ; esto es lo que yo procuro hacer : tal vez sevin
errados los consejos.que le doy , pero como vm. es el que fea de
remediar los males sociales dé su ptincipado , á vm. le toca des«
preciaré estimar los que le dá su apasionado
Foronda.
VIENA.
Extracto de una olra intitulada: Mechanismo de ía palahfüy
con una descripción de una máquina que habla, y (17 láminas i por
Wolfgang de -Kempelen , Consejero áulico actual de la Chancilletía Real de Ungria y de Transilvania. Se hallará en casa de
Juan JPailo Kraus , librero.
£t Consejero de Kempelen , que hace tanto tiempo que se
ha hecho célebre por sus bellas invenciones de mecánica, ha conseguido al fin , después de diez y nueve años de Inquisiciones
constantes y penosas , no solo el manifestar la estructura ^ y 1)
organización de la palabra del hombre en todas sus partes; y
dar de ello una teoría completa , sino también el demostrar 1&
verdad de su bypótesis con una imitación mecánica de la naturaleza , habiéndose ya concluido I3 obra que abraza el resultado d«
los estudios penosos del autor.
Comprehende cinco secciones. La primera trata de la palabra
en general. Se explica lo que es la palabra ó lengua en la signi<
ficacion mas extensa ; en que sentido tienen también los brutos
una especie 4e lengua ; se demuestra que los hombres han recibido de la naturaleza una lengua universal , la de los tonos y de
los gestos, lengua de que vemos hacen uso particularmente los
sordos , los mudos , y los pueblos últimamente descubiertos ; se
prueba la posibilidad de una l e n ^ a universal en el mas alto grado
do de cultura y perfección ; explicándose al fin lo que es la palabra del hombre, y quan sencillo es su mecanismo.
En la segunda sección trata el autor de los problemas si.
-guientes : i." Si eí hombre inventó la lengua i a.° Si todas las len"
guas se derivan de una misma, lengua fundamental. Después de
haber referido las diferentes opiniones de los sabios en este punt o , prueba que no existe ninguna lengua única fundamental; compara varias voces de diferentes lenguas entre s í , y demuestra
que no es de necesidad absoluta el que la lengua sea innata itl
hombre, y que pudo muy bien inventarla.
En la tercera sección se trata de los órganos de la palahra y
,de sus funciones. Después de haberlos clasificado , describe ei autor de un modo circustánciado la estructura , las funciones , y la
utilidad de los pulmones , de la trachy-arteria , del larynge , de
la glotis , de la nariz , de la lengaa , de los dientes y de los labios; Todas citas partes están representadas al natural la mayor
parte en láminas , y explicadas con mucha claridad sus funciones. £1 autor se detiene principalmente en probar en esta sec-«
cion , que las mas de estas partes tienen otro destino principal,
y que es accesorio el uso que de ellas se hace en la lengua articulada. Además , el autor profundiza todos los sones y tonos que
pueden derivarse de algunos de los órganos de la palabra , aunque no le sean propios , como por «xemplo , el rechinamiento
con la lengua , el roncar , la tos , el estornudo 8cc.
Los sonidos ó las letras de las lenguas de Europa , forman el
asunto de la quarta sección. El autor cuenta mas de quarenta.
Omitiendo muchas letras del alfabeto , las sobstituye otras , de
modo que adopta un nuevo alfabeto , bien que cuida de dar las
razones d« esta innovación. Trata después de las vocales. Da^ro»
potviones y escalas ,por las que establece hasta que punto se separa la lengua del paladar, y se abre la boca mas ó menos para
pronunciar las diferentes vocales. Finalmente , pasa á las consonantes , las clasifica , manifiesta la jsituacion de cada órgano de
la palabra , y lá mayor ó menor acción que cada uno tiene en la
'^ronunejacioti de una consonante; hace ver lá afinidad de las
consonantes entre s í , y como al. tiempo mismo <íe Ja ^ronunda^
cion de una consonante , se disponen de antemano los órganos
para pronunciar la siguiente.
A esto siguen varias tablas , que dan á conocer las consonantes que pueden unirse en una misma silaba. La descripción de
cada consonante está siempre acompañada del por menor de las
Cea
fal-
a 04
faltas que se han cometíclo hasta ahora en su pronunciación , y
de un método para remediarla , es decir , para dar una pronunciación pura á los que la tienen viciosa. Toda la obra en general
•y principalmente esta sección , encierra un gran número de observaciones muy exquisitas , y de descubrimientos muy Importantes , que sería largo referir aqui , pero que el lector que aprecia los conocimientos , gustará de ver en e! discurso de la obra.
La sección quinta tiene por objeto la máquina que habla , y
que ha inventado el autor. La descripción que de ella dá después
de informar á los lectores de la interesante historia de su invención , prueba que no es muy complicada. Sus principales partes
son : la cadera , el tubo que comunica el ayre , el fuelle , la boca
y la nan'sí. £stas partes unidas entre si por medio de conductos
de ayre , están provistos de válvulas y de ahugeros , por los que
se toca esta máquina como un instrumento de ayre , y en lugar
de tonos de música se sacan letras , silabas , y palabras enteras',
Hp solo se explican la forma , la disposición, y el uso de cada
una de estas partes , sino que se demuestran por medio de. las
minas ; y como el autor se ha detenido particularmente en aclarar y en hacer que se comprehenda todo aquello de que trata en
su obra , cada aficionado después de haberla leído , podrá proporcionarse una máquina semejante. También dá el.autor el método
de tocar esta máquina , y de hacerla pronunciar cada letra. Acá-ba con una instrucción abreviada para hallar en la máquina qual<
quiera letra por orden alfabe'tico.
Esta obra maestra de mecánica , hac« sin duda época en la
historia de las grandes invenciones humanas. Su autor con sola
la imitación de la naturaleza nos demuestra en ella , quan sencida ,es en SU mecanismo. Hasta la misma palabra vem'os. reducida
al imperio del arte. Quien lo hubiera creído posible ! Ello es
constante , y esto lo debemos al Consejero Kempelen , que habiendo ¡lustrado el íin de este siglo con la invención de su ba«
blador mecánico , se ofrece, á dar al público su descripción clara y completa , despue^ de haber hecho ya varios ensayos felices á presencia de gentes ilustradas y conocedores , á quienes lo
iu heQbo ok, (Remitido Jesdt Fiena.)
ti-
»0J
LITERATURA.
I.ONDRES.
OMHPOT lAlAS STN TOIS XXOAtOiX, ffomeri Jllus, ad veteris
codicis Vtnetijidem recensifa. SchpUaineam antiquisSÍtna ex eodeía
códice aliisque nunc pnmum edidit cum asteñscis , obeüscis, aliisgue signis criticis , Joh. Baptista , Gaspar D' ^nse dé Villolsoily
UptaUnsis uicademia-, Soc. latina Janemis , í^c. sodalis. Venctüs , 1789 , in foU de 71a pág. Se hallará en Londres en casn
de, I¡dWard4.l29Qi
Para presentar este artículo á «uestrx>s lectores de un incido
que pueda satisfacerles., insertaremos aqui el siguiente extracto
de una carta escrita de Venecia por el sabio edicor el 30 de Marzo de 1779 , qu.ando emprendió esta gran obra.
^Amjgp Olio : remito á vm. h descrip^n de un grande y
precioso manuscrito, que actualmente estoy copiando , y que me
;^ropongo publicar en lo succesivo j manuscrito que pbntiene ía
Hiada de Honiero , y que es del siglo décimo. Lo que mas le recomienda e s , primero, la singularidad de ser el único que ba
conservado en e! margen al principio de cada linea , las notas
críticas que emplearon Aristarco, Zenon , &c. para indicar los
versos supuestos ó falsificados ; dudosos ó ccurompidos ; de up
.US<)S rafO y ^ngulac } para, que se obsérvenlas voces de diferente
«¿níficacion , las expresiones áticas y figuradas , las falsas corteccJones de algunos críticos , las contradicciones aparentes , repeticiones , pasages iguales , relaciones , correcciones , divisiones,
subdivisiones , rasgos de histprja, de mitología , &c> &c.
Y!%.* En el margen interior he hallado un gran número de
. variantes de.todas las A^tff^is ed|ploíií!S <^e JFfoijiefO ;^¡y princi-.
{>#lmente de |as 3«, Aristóteles , Aristarí^., ¡^fnodoto, Éhileraon,
.Aristppbanes df tSj!2ancio „S^igene%9Bibiano,A^timachOj&c.
como también de I^s de JVIarsejIa , de Ja Isla de, CJiJos, Chipre,
Sinope , y de otros muchos manuscritos, &c. fice.
,,3.° Una Colección considerable de notas , añadidas por los
priocipales cíítlcps de ía, escuel? ^^i^andjfina,, y.4e toda 1» antigikdad dg.Árjstairco , Zenpdot? , Crat^Sf Mall9»tes.,iqwc tüv^ el
honor de, introducir eí arte; crítica en .^omajjendoode estuvo
en calidad ¿^ embaxador de Atbaio , Key de Pergamo ,• las sabias observaciones del poeta Callimacho , de Aristopbanes de
Byzancio , y de Porphyrio , de Tirannion , Preceptor dej hijo de
Ciccj^on ; de; Appipn , célebre por f,(i, disputa con Josefo el historia-
<20Í
riador , del Estoico Chrislppo, de Ptoloméo, Sosigenes , Rhiano,
A r o , Pamphiüo , Philogenes, Nicias , Zysanias ,y de otros muchos críticos. Sus obras perdidas mucho tiempo ha, solo son conocidas pot las citas de Eustathio , de las que fortíió Fabricio un
catalogo affabetico con el título de Homero , en su Biblioteca
Griega.
_
,,4.'' La mayor parte del comentario autentico del famoso
Dydimo Chalcentero, de quien solo teníamos hasta ahora los
«xtractos sofísticos, que impropiamente traen su nombre ; de este comentario poseemos completa la parte en que Didimo corrigió las faltas , y las correcciones temerarias hechas por Aristarco en su edición de Homero. También hallamos el tratado hecho por Herodiano , antiguo y sabio gramático , sobre el modo
de acentuar , sobre la prosodia , y las qualidades de los versos
de Homero ; tratado que abunda en observaciones tan curiosas
como nuevas.
^5^° Bl tratado de Nicanor sobre la verdadera puntuación de
Homero, ebra de una importancia tanto mas grande , quanto es
-defectuosa la puntuación en todas las ediciones modernas de
Homero , no debiéndose dudar de lo mucho que contribuirá un»
gran exactitud en esta parte , para restablecer el texto y el ver>
•dadero sentido de muchos pasages importantes."
l o s prolegómenos que ocupan sesenta páginas de una impresión muy metida , se dirigen á informar de iodo lo' d'cho , comenzando este examen preliminar con una declaración de haber,se determinado el autor á hacer en Veheciálo que Eiistathio executó con tanto honor en la Grecia. Para salir bien en esta empresa á exemplo de Arsenio , que fue el primero que puMkó los
Escholios sobre Eurípides 5 ha dispuesto y arreglado según el orden numérico 5 y lar continuación de los versos , las notas mas
-preciosas dé los princlpides críticos. Después de haber manifesx
tado su reconocimiento á todos los que ban contribuido á que se
le facilitase el uso de este precioso manuscrito ; le describe y
apunta las notas diacríticas que le distinguen , y expone su mérito con comparaciones iuiciosas, hechas con las mismas notas
^qoe se baUan eit otras partes. Pone en claro el modo que tenían
los antiguos de señalar con cera los pasages mas sublimes de «n
"Uscritor favorito, del que se hallan repetidos «xemplos en este manuscrito de Homero: inserta variantes en las márgenes interio.
r e s , que muchas veces son preferibles á las lecciones que se hallan en hs ediciones corrientes , y añade reclamos á las copias
••
'
d e
ao7
de que se han sacado. Después trata de los EscholJastas y de sus
trabajos , y después de haber hecho inquisiciones muy exactas
en esta parte , observa , que con la publicación actual de lo que
queda , no podrá menos de U.Oítrár mucho á Homero , pues estas piezas , no solo se dirigen á aclarar el texto y lo que era
dudoso j sino también á explicar los ritos antiguos , los' t r ^ g » ,
las costumbres , la mitología , y la geografía de los tiempos,
y á confirmar las buenas lecciones dando á conocer los texto$ incorrectos , y las interposiciones. En este punto acredl'
ta el editor niuchísima erudición templada con una «¿bia crítica^-- :
.• . . ,
•. •, ,. y.^l
Finalmente , abandona estas inquisiciones para manifestarnos las demás fuentes de donde ha sacado grandes ventajas para su nueva edición , y en particular los tesoros del Vaticano
del que ha recibido las observaciones de Por|ihyd¡o sobre la liyada. Se justifica de haber impreso sti obra sin acentos por el
deseo que tenia de darla al público con la mayor co(;reccion f Q*
ilble , y por la dificultad que previa de (¡onseguir su fin por bar
liarse ausente del lugar de la impresión. Honrado con una ofer.
ta del Rey de Francia , y con un permiso de la Corte Otomana
para visitar la Grecia del modo mas útil al progreso de las letras i. babia encargado á su Impresor Juan Antonio Coleti cui«
(kse 4e la edición , á fin de poder desempeñar esta expedición li>
tefdría , de la que nos da una breve Kel^pion que nqjHiede mer
iK>$ de llamar la atención de los sábiof por la gran coihunicacion
que les prepara.
Los aumentos á los Prolegómenos contienen ilustraciones ulteriores sobre ciertos puntos que ya se hablan tratado , y sur
ministran nuevas pruebas de la erudición y de la gran dilig#n;cia del autor. Acaban cpj} dos extractos de un manuscrito griego de la bibjioteca de San Marco,; e) i.° es nn fragmento 4BI
Enchiridion de Hephestion , y el Otro de un antiguó autor anór
jiimo; ambos están destinados á explicar las nous críticas insertas en el margen.
La Ilyada impresa en. carácter muy menudo;, y s¡o fausto,
Wmprehende loo paginan; los esebolios «o IQS^mismos tipos
pcupan J3a.
Creemos deber no poco al sáfeio editor por jMkbernós ^ r o r
porcionado un tesoro semejante ; y no dudamos que el sabio
profesor Heyne' se aprovechará de el para la magnifica edición
que prepara de las obras de Homero , edición que aguardaii los
ii-
ao8
sabios con la impaciencia qae njerece la fama de este célebre
comentador de Virgilio. ( Analpical RevUzv ) .
BOMA.
JUV. Aunrd Cttmentls PrudentU V. C. carmina, ai éptlmas quasque ediüones , et mss. codd. romanos, aüosque recognita et correcta , glcssis Isonis magistri et aliis veterum nunc primum ¿ mss,
dipromptis j prclegomenis, commentarlis et lectionibus variantihas
iilustrata A Faustino Arevaío i ad heatissimum patremet D, 2f,
Fium sextum P. M, Tomus secundus. Apud Antonium ' •'
' • '
'jFulgotiium in 4."
'
Si el primer tomo de esta obra muy bien trabajado en su
clase y tm precisa éjmportante como qualquiera otro , nos su->
mirirstró el aéo pasaáo ( i ) materia para un extracto bastante eK«
tenso , con e! mas vivo'íéntimienio prevenimos á nuestros leetorei la imposibilidad en que nos vemos de extendernos,mucho
en el segundo que anuncramos hoy. Confesamos sinceramente
que nos lísongeaba lo contrario , pues esperábamos que el autor
hubiera añadido al fin de este tomo , como lo prometió > dos sá^f
bias diatribas, la una: De eversione ara Victoria , y la otra ; -Da
Jide Prudentii in actis SS. martyrum referendis. La Unidad y Utilidad de sus asuntos , la profunda erudición con que los hubiera eratado el autor , nos hubiera empeñado con gusto á extendernos en SU extracto. Pero por desgracia nos advierte en su
prefacio , que habiéndose aumentado demasiado la materia de
este tomo , se ha resuelto á separar de estas dos'disertaciones
ttído lo que puede servir para la ilustración del poeta , para Í B ¿
sertarití en los comentarios que continuamente le acompañan^
rcsei'vatido fnra otra ocasión <ef publicar completas estas dos ák
sertaciones en Otra obra separada.
Gon esta alteración dét primer plan del autor nos vemos reducidos en el extracto de este segundo tomo , á informar solo
del asuntó de los poemas y- de ios versos de Prudencio que le
co{nponfe'ft,y á dar un breve fe«MMen de iós'<x>m«ntarios con qüi
aclara continuamente su texto el Abate Arevalo , de modo que
fiada dexa qu¿ desear á sus lectores;
^_
•
•
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.
• ( I ) Pfiede « r í e e» ugo de nt^stros Números antefkrtf^
C l a -
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ao9
CUro está ^ue estoi comenúnos por sa Inoienu varíed^ na
pueden éstKactarse , y I"? ^^^'^ queda dicho con decir que sedirigen tas mas veces á referir j í baccr uso seguí) Ja crítica»
mas sana y juiciosa de ki diferentes lecciones que han presentado al autot* un gran número de mánascritos ^uc ba consultado
con una paciencia cín iguil ^ conio también los interpretes úe
Prudencio y otros escritores; á recoger y aclarar aquella doc«
trina y erudición asi sagrada coMd profana ^ que en cierto modo
puede servir parir que se «ráncKSctn'mejor los sentimtentoc > Usi'
opiniones, las |>ersdha» , &c. ^ue «toeivan tos versos de PÍO*
deilcip, ¿i para fusti^Cár sus frases y expresiones con las aucorida-*
des respetables de otros poetas y etCrftbres disicos.
Omitiendo el liablar de esta parte , qiie«s t« mas expleodid*
y forma el mérito principa) y característico de la obra , solo nos
queda que presentar los asuntos dé les poemas y versos de Prudencio que contiene este segundo^ tomo.'
LtPffciár/iatMa, es declf, el combate deí ^Imá «on lac
pasioñ«s. rebeldes y los vicies > ocapa el primer lugar. Este poe«
ma de ,91 y bexSmetfos , adeiftás del prefacio , mereció en todos tiempos el mayor aprecio , y se miró como el. mejor director de la vida espirjtuah Después s¡¿ue el JJlct&ekaeem yí^ió es,
el áoble aliMeñM , porque eicpone en versos hexámiítrps los tt-'
tulos y los asunto^ de los principales pasages del viejo y niKVo
Testamento. &t obra que sigue c<M)tra Syaimacho es mas extensa , y en'^lentirde muchos mas elegante , y está mas sembrada
de docnía».^ $e divide «n 4os libros d« los quales d prhnerof
contiene cerca de 700 versos, y el segundo unos looo, sin coaur-los prefacios. He aquí lo que motivó esta obra.
Augusto, después de la victoria de Aecio, en k que se h!-^
so dueéa det universo ^ mannio erigir en honor de Julio Cesar;
la Curia Juliana, y en dta una estatua y un altar i la diosa Victork j i fin de que los Senadores quando se juntasen hiciesen en
c'l sus sacriAcioc. Constantino destriiyó este alt^r , y despees Id
restableció Juliaa» el Apostata , pero Graciano, hijo de Valenttniano , le hizo demoler segunda vez. Los Senadores , que siü
embargo permanecían , y que sacaban gran utilidad de los Sacerdote* i cuyo cargo estaba él culto , enviaron á Symmaeo uno
de ellos , para que pidiese al Emperador Graciano le restableciese , pero J10 pudieron conseguirlo: repitieron las misma» instancias cott' su hermanó Vaientinlano el joven , y Tejadosio , con
el Soberano i^atífiee San Dámaso, y el Arsobispo ^de Milán Saá
Di
Am-
lio
Ambrosio que nos refiere el hecho. Finalmente , lo mismo inten taron imperanáo Honorio en el siglo V ; entonces fue quan»
do emprendió Prudencio refutar sus sofismas y los falsos argumentos con el poema de que hablamos.
Con el libro intitulado Peñstephanvvn, ts decir , de las coronas de los Mártires , concluye este segundo tomo. Abraza 14
bymnos que refieren las gloriosas acciones de muchos mártires
del christianismo , la mayor parte Españoles , ó que s>ífrieron
los martirios en las lEspañas. Las dos diatribas de que hemos
hecho arriba mención , solo se dirigian , como es fácil advertir,
á. aclarar estas dos últimas obras de Prudencio : esperamos que
el S. Abate Arevalo no nos tendrá sin ellas mucho tiempo. ( £ / « .
VfiddeS literarias de Roma%
• • :.. .•.'..•....
., DIJON. ;
' ,
QhsifVlidon soii'e una enfermedad qtie causa el raro efecto de
que se vean los oljetos duplicados ; por Mr, Deckaux , Uecane
del Colegio de medicina de esta Ciudad isfc, i^c.
,, .. !Un s.UReto de eda'd de 68 años , de constitución delicada y
biliosa , y que por otra parte tenia, una gran ^disposición á U wíratilidaá nervosa , se sorprendió en sumo grado en Marzo
de 1788 , saliendo de su casa , al ver los objetos duplicados. Vio
un coche que venia al fin de la calle , levantado y casi en la altura de las casas ; y á varias gentes á pie en la misma posición.
Aliiistante creyó qije.este accidente solo era un^ especie de desi
lumbramiento, pue« por lo regular esta indisposlGiori es.Qioiñea-
tanea: pero el accidente continuó. Cerró el ojo derecho y yió los
objetos quales eran ; hi^o lo mismo con el izquierdo, y dosivió
del mismo modo ; mas habiendo abierto los dos , advirtió la
desigualdad de los objetos , y principalmente fuera de su lugar,
y aun varias veces se multiplicaron. Es de advertir, que á eita
indisposición no precedió accidente alguno pr^cu^or 4 « l s ^nr
fermedad.
•
. ^
. Examinó un cirujano los ojos , y no adylrtió en ellos alteración. El humor cristalino parecía no sufrir daño alguno , y la
pupila al parecer estaba expedita. En los tres primeros dias se
le dieron al enfermo baños de piernas , y lavativas, pero todo
fue inútil.; Mandó examinar varias obras sobre las enfermedades de los ojos , sin hallar noticia alguna relativa á su situación,
ni
ni nitvgun remedio particular. Se W sacavon dos pUMUo& de sangre liel brazo , y el quarto eíia estaba U sangre $eca $in haber.
formado costra. Se le propusieron U sangría ei> el pie, el heme^
tico»y los vegígatorios en la cabeaa.
i . Uno d^ siis atnigos que se babia bailado con corta idiferenci^
en el taiiino easo , le iembió varias consultas de famosos ocglis-,
l a s , quienes prescribían en la misma curación , sangría , henvé-^
tico', caldos de cucaracha y de raices aperitivas, tisana diaforética , y los vegigatorios en^la nuca. El enfermo resistió á tpdos estos remedios , persuadido de que este accidente procedia en gran
parte-de la iriitacion y del espasmo ; que su constitución que de*
bi« conocer era la principal causa , y.que aun quando esta irrl-»,
tacion solo hubiese sido accesoria y secundaria. , merecía pop sut
energía la mayor circunspección en todos los auxilios estimkilantes. Continuó el uso de los diluyentes y de los temperantes por
espacio de tres semanas, observando per otra parte el régimen,
mas .exacto. Entonces se advirtió que el rostro y lo blanco de,
los ojos se cargaban de un color amarillo^ Los, orines eran claros,
limpio* y^casi sin seditnejnto. Le sobrevino un disgusto de casjL
todos los «alimentos. La cabeza estaba pesada , el suepo se dilata^
ba mas por la mañana que en las demás boras regulares , y al
parecer se le habían aniquilado todas las fuerzas. En esta sitúa4 ion se resolvió el enfermo á tomar un grano y medio de emético en un vaso de agua , contando que baria efecto ya en el cereb r o , ya en el hígado , que parecía estar sobrecargado de bilis.
Habitndose suspendido el curso de esta , ya fuese por el espasmo , ya por otra qualquiera causa , tuvo poco afecto este emético , ó mas bien no hizo mas que causar ciertos calambres en
las> piernas , cuya irritación se extendió á los muslos y extremidades superiores. Estos dolores le quitaron el.sueño , y el des-,
velo continuó aunque sin dolor. Xa vista se puso mas turbia, el
enfermo ya no veía los objetos en su proporción ; los unos se
alegaban , los otros se aminoraban, y todos se multiplicaban.
£ n las congojas inseparables de este estado , cedió el enferBio á la pretendida necesidad de un vegigatorio tras del oído, na
^utso comenzar con la pomada hecba con las cantáridas , y sola
emplea la que se había hecho con la que era infinitamente ma&
suave. Apenas había esta pomada enrojecido el cutís con una lev« inflamación , quando le acometió en el ojo detecho el estrabismo f por cuya razan cesó inmediatamente la aflicacion de U
pomada,
Dd»
El
ftia
£t enfermo se confirmó mas y mas en su opinbn sobre la
causa de este estado , que miraba c(9mo dependiente de irritaciones , por el efecto de los remedios anteriores, y por la lectura de
la obra del Abate Dcsmonceaox , quien hablando aunque brevemente ele la enfermedad de ver los objetos duplicados , cita alga,
ROS hechos que confirman la aserción de la misma causa. Observa que este accidente no puede provenir sino de la irritación
de los sólidos , que produce la escoriación de los vasos de /a
choroyde , de nvodo que el objeto que se pinta á la derecha , se
representa igualmente á lá izquierda por la especie de separación
y tabique que forman los vasos escoriados. Dice haber visto;á
muchas de estas víctimas desgraciadas que temían cegar , y temblando le iban á consultar'su triste situación , exponiendo unos
una cosa y otros otra. Fuese qual fuese la causa de la vista doble , siempre observó que no podía derivar sino de la irritación
¿e los sólidos; por cuya razón su primer cuidado fue siempre
refrescar al enfermo con medios baños,y bebidas diluyentes.
Otros'pretenden que el músculo conductor del uno de tos
OJOS , es la única parte que padece , y que determina el defecto
de coñcúrrenciá'de tos dos exes'ópticos sobre los objetos , defecto que hace; que erínfermo los vea duplicados , porque dichos
objetos se dirigen á dos puntos diferentes de la retina.
Mr. $awbáges,que llama á esta enfermedad áipoplia , Joí¡t
vista , hácieÁ'dd la enumeración de las diferentes causas de que
fvede provenic, c'ilA i. difoflia A fpasmo abJuctotis muscuti in
oenlo sinistro.
Sus causas ocasionales pueden ser la plethora general ó local.
En el caso actual no habia apariencia alguna de plethora sinerat, pues el enfermo se había debilitado muchislmo con un ñuxo hémorraidico. La plethora local podia existir por uña porción
de húmorescatarrales, detenida en uno de los* músculos abdue•ores.^
Foresto,cita también'^ítpop/ta á catharro. Incomodando es>
ti éxtasis el movimiento de este músculo , no pued« vencer la
lesistenciá del músculo contrario , y por consiguiente no puede
dirigirse etojo tanto á la parte lateral como el otro i en cuyo caso dexando pasar la pupilá;algUnos rayos sobre puntos diferentes)
pintan los objetos dobles.
Sea lo que fuere de estas varias causas y otras qug tam«i
kien pudieran citarse ; su conocimiento no es esencial para U
curación. Aun puede decirse que adquiriría mucha gloria un mé,
«líco ^ e corase las enfermeda^Ui con tanta facni(3ad como han
querido otros poderlas explicar , y sería de desear que quando
se diserta se tuviese. siempre preseete ei curso de la natural «za.
Regtilarmentc se cree. establecer sobre congeturas indkios
«laros para prescribir remedios } pera el que esto hace está seguro de no ignorar los demás .indicios, ocultos que no pueden
t ¿escubrirse sino con la mayor sagacidad?
Apoyado en este principio asi por el efecto, de los remedios
leves y estimulantes, como por lós: hechos que refiere .con candor
el Abate Desmonccaux, creyendosft libre de. tenazidad en su modo de ver , convencido por otra parte-que estoi,diIuyentes eran
un recurso muy. débil de que no sacaba utilidad alguna ; que esV» polvos temperantes, antiespasmbdicos, ño tenían mas. e.nergía que esa sal sedativa tomada en gran dosis que calmaba en
Qlro tiempo v^ pero que hoy. en dia ya no. calma , resolvjp el enfermo entregarse á los calmantes narcóticas :. pues puede, preguntarse á todo buen práctico ;,Jesta. pretendida meditinj calmante es comparable á los calmantes opiáticos í Tomó pues desde el
stismo dia media onza de jarave de opio preparado segUR: }a farmacia dé Baumé. A pesar de las objectcines que se le hacim sobre la incomodidad de la cabeza, sobre el hurnor catarral que
podia ñxarse por la relaxacion ,aumentaba algunas veces la dosis hasta mas de una onza ) algunas veces varUba la formula ; isobstituyendo otras, las gotas anodynas , y el extracto
del opio.
I>espues dé algunos días que tomó el enfermo estos medicamentos , fue recuperando el sueño ; la orina que se babia aclarado y limpiado , se cargó de. un sedimento bilioso , y lo que mas
le eoflsolú file que el ojo derecho adquirió, su primera situación;
el estrabismo cesó y la vista fue.menos. desigual.
< >. Perseveró en el uso de los narcoticos;vdismiouyendo .insensiblemente la dosis y la freqüencia. de estosj;, remedios. La constipación cesó y la bilis comenzó ácorrer^i Detuvo su curso con
caldos ligeros y aperitivos.; de cuya:relaxacion se aprovechó para colocar un minorativo, que hizo el mayor, efecto.
--Siempre creyó que la irritación provenía, de haberse suspendido el curso de la bilis ,ty que destri^yendo poco á poco esra
causa , destruiriala enfermedad local de la vista, lo que se verificó á los dos meses de tomar, dichos: remedios , habiéndose restablecido enteramente , puesr consiguió ver los objetos de muy
le-
lexos y distintamente , como taftíblen poder leier de rto<i4l0 slh
íaciga alguna;'
'
>
: .
•-Algan tiempo'después de esta-convalecencia se descomponia
la vista de tiempo en tiempo , bien que este accidente era m»*
'itientiííied , pérb^'séí recurfió ;á ios calmantes ; se i fortificaron los
o}os'XíOn lavatorios algún tanto tónicos , y ya han pasado mal
de dos anos slw hater tenido noveda^i. La enfermedad ha durado cerca de quairo meses , y solo Ife ha quedado una sensibilidad
en los ojos , de modo que no puede el sugeto ver en donde-hay
mucha luz.
,
.
. ;
De este hecho se-puede inferir sin ^violentar las convoquen-'
cías que el uso de los estimulantes mushas veces es peligros"»,
y principalmente el de los vegigatorio» , que hoy se emplean casi generalmente y sin método. jNo exigen mas prudencia en stí
aplicación , sobre todo, quando se trata de espasmo , de irritación y de sens^ibjlídad en los nervios I ¿Cómo hemos de conciliar
esta práctica estimulante con esta teoría de los nervios í ¿No saben todos que fes absolutamente perjudicial ,á los que tienen la
fibra míiy irritable y mobil i jQuién igiíora que las constituciones al parecer menos irritables., lo son. algunas veces en sumo
grado '• Un septuagenario catarrosa y de un temperamento muy
pituitoso , detras de cuyos oidos se habia aplicado un emplasto
vegigatorio para contener el progreso de una catarata, arrojó
sangre al dfá siguiente por la vía de la orina. Otro sexagenario
á quien unos oculistas faabian aplicado una pomada muy ligera
robre la cabeza , tuvo en todo su rostro una herisipela que exii
gió la sangría. Pudieran citarse muchos exemplos iguales , en
que el efecto fue mas violento de l;p que se esperaba. Sydenhant
llamó á este método inhumano , cario/«¿ííere ftí/jna«o.
Mr. With , que ha sido uno de los primeros que le usarori
en Inglaterra , restringe muchisimo su uso, y dá indicios seguros y justos de los que es preciso partir para una prudente
aplicación.
Mr. Pri«gle , que desde luego dio un gran crédito á los vegigatorios en su tratado de las enfermedades de los exercitos,
ha reducido después su uso.
'• :
Mr. Tisíot'i dice,qu€ las cantaíidas son mas propias para
ocasionar la aplopegk que para remediarla , sin embargo de que
este es el caso en que se aplican generalmente.
* Boverhaave y su comentador, advierten que no debe hacerse uso de los'vegigatorios , principalmente en U aplopegí» san-
gui-
ai 5
guinea , sino con la mayor circunspección , y después de fuertes
evacuaciones.
No sucede ,dice Mr. T¡$sot,que quando las mugeres se los
aplican detras de las orejas ó en la n u c a , par^ liberta/se de los
flolores de muelas, degenera U enfermedad en inflamación,
acompañada de un gran dolor de cabeza , y que es preciso curar
con sangriasi
N o es necesario hoy en dia multiplicar demasiado las a u t o i i dades , y renovar los . antiguos principios , pues se ven en los
campos los abusos mas chocantes y funestos, (filarla Enfucfo^édico.^
...VENEaA.
Letteratura dei N u m i d i , 8cc. Memoria solrela
LiteKoturti
de
los Numidas ,por el Ahate de Torres , natural de Sevilla, í/e la
•¡dcademia de las ciencias ,hellas. letcas y arfes de
P^dufl^.yde
lad,eUdi/ip,Encasade.DomiagoFra,caj.so,
.
¡
Habiendo dicho el Abate A n d r é s , célebre por su Orlgi¡n^ progresos y estado actual de toda la literatura , gue no se extendía
mas sobre los -Etiofes y demás naciones de África , porque no se
podía recoger ninguna noticia^ honorífica de su cultura, que estuviese apoyada ehJundafnentQS sólidos , á exeepcion, del Egipto ^ se ha
propuesto otro sabio el tratar este asunto , para Uenar el vacio que dexó el Abate A n d i e s - , cuya empresa ha desempeñado
dfi u a modo que le ha merecido los mayores elogios de los l i t e ratos mas distinguidos , ya se atienda al juicio , ya á la erudición y doctrina que brillan en esta memoria.
Habiendo rasgado el velo que cubría á este país , objeto de
sus e s t u d i o s , y fundado en los mas graves autores antiguos , señala sus confines entre el África propia y la Mauritania , le d i vide en Numidia oriental , llamada propiamente Massylta,
entre
los Ríos Tusca y Ampsapa , y en ocidental , ó Massasilli
que
después se llamó Cesárea , refiriendo las diferentes clases de pueblos que le habitaron hasta épocas muy remotas , y procura inquirir las causas de SUS diferentes denominaciones. PUSÍ/O , ^cr
*ár«/«^/o j'(dlce el a u t o r ) dar alguna explicdcToh ¿e los AsphodeUtos por enseñarme Herodoto y Atheneo y que estas: naciones en
sus primeros tiempos , se servían entre otros arbustos , para cubrir sus chogas de. cierta planta , cu'^a raíz se llamaba A s -
phodelón*
El
»i6
El Abate de Torres pasa después á h genealogía de los Principes de la líumldia Occidental, de U Mauritania , de la-Numidia propiamente tal, y con particularidad de los Príncipes Massylos de la Casa-Real que gobernó á los Numidis. Hecho esto,
procura sacar de las densas tinieblas de la fábula la poca cultura que podía "tener .una Nación en un siglo tan remoto , aunque
fundado en testimonios y argumentos inefragaliles , nos la presenta después mucho mayor en el quinto , sexto y séptimo de
Roma, Pero en el primer siglo de la era christiana , la Nación Nümlda nada tenia que envidiar alas mas cultas de África , principalmente quando la gobernó Juba H. á quien tribut»
el autor los mas dignos elogios /descubriendo el lustre de otros
contemporáneos , en artículos separados , siguiendo de este otodo siglo por siglo hasta el sexto de Jesu-Christo,
Tendríamos especial complacencia en presentar á nuestros
lectores las nociones seguras y nuevas que nos dá el Abate de
Torres de las ingenios mas sublimes de la Numidia , y con el
mayor gusto ponierariamos con él el mérito de un Apuleyo , de
un Frontón , de un Láctancio, la celebridad de un Optato Milevitano, de un Agustín de Tagaste , y de un gran número de
otros escritores ilustres y Obispos Mumidas , como también la
sabiduria de esta Iglesia , si la naturaleza de un papel periódico
como el nuestro no nos precisase á la brevedad , por cuya razón
ceñidos á los límites de nuestro instituto, debemos contentarnos
con haber dado al público una sín*{4c idea de la erudita obra del
Abate de Torres, á quien debemos ^star agradecidos por habernos instruido en la literatura de ana Nación reputada por U
mayor parte por inculta y enteramente bárbara. ( Efemér'tdeí^
literarias de Roma )•
l A A S R l B : POR DON ANTONIO ESPINOSA.
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