del Rey no de Chile. \ 337 ballos, guiados de su natural instinto, evitan el acercarse á aquellos peligrosos lugares ; y quando se llegan hostigados de la sed, ventean primeramente todo el contorno para averiguar si se exponen á algún peligro. Otras veces entrándose prontamente á beber el mas atrevido, y hallando desembarazada la entrada , convida á los demás con un festivo relincho á que hagan lo mismo. Quando las. vacas echan de ver que se les acerca este formidable enemigo , forman un cerco al rededor de los terneros, y le esperan á pie íirme con las astas hacia fuera para destruirlo á cornadas, como ha sucedido varias veces. D e igual industria se valen las yeguas en defensa de su familia, volviendo hacia afuera las ancas para rechazarle á fuerza de coces: pero por lo común es alguna de ellas victima del amor maternal. Los; demás animales que no son retenidos del amor á sus hijos, procuran salvarse valiéndose de la fug a : pero el burro, que conoce su.poca habu lidad para la carrera ¿ espera pacificamente; al león , preparándose para corresponder á sus fingidas caricias con algunos pares de coces;; con las quales logra no pocas veces derribar^ lo en la tierra y quedar á salvo de su peligro. Mas quando aprovechándose el león de su agilidad natural', consigue saltarle sobre la espalda , entonces el burro, d se arroja imVr pe-