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to mas pronto se levantan, y tanto mas Verde d a n , porque
conservan su h u m e d a d , haciéndose sombra recíprocamente;
de la espiga ó mazorca no hay que hacer c u e n t a , porque
en este caso no se trata de ella.
Si favorece el tiempo y las circunstancias, se puede c o menzar á aprovechar este forrage á las seis semanas, ó dos
meses después de las sementeras : el momento de segar es
quando la flor vá á salir entre las hojas, que es quando está
llena la planta de un xugo d u l c e , agradable y muy sabroso : si se espera mas t a r d e , se marchita la h o j a , se pone
dura la c a ñ a , filachosa é insípida. Siégase todos los dias este
fürrage para darle en verde á las bestias; pero quando lleg a el fin del otoño, no solo se ha de segar la cantidad que se
necesita, sino todo é l , porque si sobreviniesen los frios, l o
perderían ; á mas de que conviene que quede tiempo , no so-<
lo á fin de disponer el terreno para las semillas de invierno,
sino para secar el forrage sobrante, extendiéndole al s o l , y
volviéndole de quando en quando.
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E l conocimiento de las partes que constituyen al maíz
puede servir para dar luz sobre el modo de conservarle mucho tiempo , de molerle con provecho, y de sacar el mejor
partido. E l maiz contiene á mas de la corteza y el germen
tres sustancias muy distintas entre s í ; á saber: una materia
mucosa parecida á la goma , azúcar y almidón ; bien que
estas dos últimas sustancias son de tan poca consideración,
que no se puede contar con ellas para separarlas y sacar utilidad. Examinados los tallos frescos de esta planta desde que
comienzan á brotar hasta que se ponen duros y leñosos, se
advierte que antes de que florezcan contienen un xugo dulce , que apenas conservan luego que se endurecen.
Conducidas al granero las mazorcas del maiz con sus h o jas , se escogen las mejores y mas maduras, y se hacen manojos de ocho á diez cada u n o , que se cuelgan del techo,
donde se pueden conservar muchos años sin desmejorarse en
nada ; pero por ventajosa que sea esta práctica , seria i m p o sible colgar así toda la cosecha, porque eran necesarios m u chos t e c h o s . Sepárense las mazorcas que no estén bien sa1
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Y así solo se cuelga el maiz que se destina para simiente.
TOMO n i ,
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