14 · Política EL GLOBAL 2 al 8 de noviembre de 2015 La autoevaluación es clave para que los ARC no sean anticompetitivos C. R. Madrid De izda. a dcha., Carmen del Castillo (Ministerio de Sanidad); Antón Herreros (Fuinsa); Héctor Jausàs (Jausàs Legal) y Manuel García Goñi (Universidad Complutense de Madrid). El riesgo compartido no es sólo para los nuevos medicamentos ■ La LXI Jornada Fuinsa arroja luz sobre las expectivas y el futuro de ese tipo de acuerdos CARLOS B. RODRÍGUEZ Madrid Los acuerdos de riesgo compartido son una opción interesante que debe aplicarse con prudencia. Si bien hasta ahora básicamente se han probado en fármacos innovadores, muy caros, su futuro puede no limitarse al ámbito de los nuevos medicamentos.Así lo señalaron los expertos que participaron en la LXI Jornada Fuinsa sobre las expectativas y futuro de estos acuerdos. El primer acuerdo de riesgo compartido se firmó en Reino Unido en el año 2002. Desde entonces se ha convertido en una fórmula de uso creciente para combinar los intereses de laAdministración y de la industria farmacéutica. La experiencia acumulada arroja una valoración positiva en cuanto a sus resultados y abre caminos para los futuros acuerdos. Carmen del Castillo, jefa de Área de la Subdirección General de Calidad y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad, no ve inconvenientes, más allá de la dificultad de hacer un seguimiento, en aplicarlos bien en Atención Primaria, bien en el hospital, para medicamentos ya comercializados cuyas condiciones o indicaciones hubieran cambiado desde que se incluyeron en la financiación, lo que implicaría una nueva negociación de precio. Además, la ley contempla la posibilidad de que la solicitud de revisión de precio de un medicamento puede partir de la propia compañía, lo que, según Héctor Jausàs, socio de Jausàs Legal, podría llevar a negociar acuerdos de este tipo, ya con el Ministerio, ya con los gerentes de los hospitales, ámbito en el que este tipo de acuerdos se concentran a nivel autonómico. El futuro de los acuerdos EnAtención Primaria no,pero dentro de los hospitales ya hay algunos ejemplos que excepcionan la regla general de que los acuerdos de riesgo compartido son asunto exclusivo de los nuevos medicamentos. El motivo es sencillo: siempre hay pacientes que no respondan a las innovaciones. Miguel Ángel Calleja, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Virgen de las Nieves,de Granada,expuso algunas experiencias llevadas a cabo en este centro hospitalario andaluz, que desde 2011 ha ahorrado ya 18 millones de euros con este tipo de acuerdos. No obstante, todo parece indicar que los futuros acuerdos seguirán protagonizando el ámbito hospitalario, porque ahí es donde existe una mayor incertidumbre.Es decir,su diversificación no es descartable, pero su futuro viene marcado por la filosofía con la que nacieron: hallar incentivos para la innovación al tiempo que se garantiza la sostenibilidad del sistema sanitario, y todo ello en un contexto de financiación progresivamente escasa y selectiva, y en el cual el precio adoptado en España puede tener implicaciones en otras jurisdicciones. Los buenos resultados logrados hasta la fecha no obvian, para ninguno de los expertos, que sigue quedando mucho trabajo por hacer para mejorar el funcionamiento de estos acuerdos.En España, los ámbitos de mejora van desde una buena estructura de datos hasta una aclaración del nivel competencial, que en ocasiones dificulta la práctica de este tipo de acuerdo,pasando por un proceso de evaluación de la innovación“pautado y transparente”,según señaló Guillermo de Juan Echavarri, director de Relaciones Instituticionales de AstraZéneca. Mucho queda también por hacer a nivel legal. Según Jausàs, la legislación vigente es escasa, por lo que deberían institucionalizarse las competencias, procedimientos, requisitos y elementos de los acuerdos de riesgo compartido.El proyecto de Real Decreto de Precios y Financiación es un inicio:contempla por primera vez con carácter expreso estos acuerdos así como los acuerdos de techo máximo, si bien a su juicio “debería regular en más detalle el procedimiento y clarificar cómo se hace efectiva la transparencia de los mismos”. La propia experiencia internacional ayudará a dibujar el futuro de estos acuerdos, aunque Manuel García Goñi, profesor titular de EconomíaAplicada de la Universidad Complutense de Madrid, vuelve a los orígenes de esta fórmula (el no solucionado dilema de la innovación) para plantear otro de sus posibles futuros:uno en el que no haya acuerdos. “El quid de la cuestión sigue siendo cómo financiamos las innovaciones —dice—, qué financiamos y cómo”. Según él, mientras los precios sean “tan altos” seguirán siendo necesarios este tipo de acuerdos; pero si bajan será más fácil que las innovaciones sean costo-efectivas y los acuerdos de riesgo compartido podrían entonces no ser necesarios. En ocasiones, estrategias muy agresivas por parte de la industria farmacéutica pueden resultar interesantes para entrar en el mercado, pero sus responsables deben garantizar que no supongan un bloqueo a la entrada de competencia.Los acuerdos de riesgo compartido no son ajenos a este aviso, según expuso Noa Laguna, inspectora de Competencia e Instructora en la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea, durante la jornada de Fuinsa. Según Laguna, el sistema de compras con acuerdos de riesgo compartido ha entrado en el mercado “sin la existencia de una regulación específica” y desde el ámbito de defensa de la competencia establece la necesidad de mantener unas buenas prácticas por parte de las empresas que asuman en su autoevaluación si sus cláusulas son procompetitivas o anticompetitivas y si se ajustan a la doctrina y los precedentes existentes en materia de competencia. Dicha autoevaluación pasa en primer lugar por un análisis previo al diseño del contrato, que entre otras cosas defina el mercado en el que se encuentra el medicamento del acuerdo; si existen alternativas de tratamiento y si existen competidores potenciales. La tarea debería continuar en la redacción del contrato, por ejemplo en lo relativo a claúsulas de exclusividad, requisitos de volúmenes mínimos de compra, duración de los acuerdos, descuentos por volumen retroactivos o vinculación de productos. Un análisis posterior todavía arroja, según Laguna posibles conductas anticompetitivas a evitar, tanto entre laboratorios competidores (acuerdos sobre precio,umbral mínimo de precios, condiciones de contratos o intercambio de información sobre los mismos,repartos de mercado) como por parte del laboratorio líder,por ventaja competitiva al ser primero de línea (abuso de posición de dominio, bien mediante vinculación de productos,o exigencia de volúmen mínimo de compra). La duración Hasta ahora, los acuerdos de riesgo compartido no han sido objeto de atención por parte de Competencia. En todo caso, Héctor Jausàs considera que este tipo de acuerdos pueden justificarse a nivel legal, salvo ante posibles abusos de posición de dominio, que también considera improbables dada la enorme regulación existente en el sector farmacéutico. En todo caso, y ante las dudas, este experto apuesta por la prudencia.A su juicio, la duración del contrato (no más de dos años) es lo que mejor permite afrontar las incertidumbres desde el punto de vista de la competencia.