ORIENTACIÓN Y DIVERSIDAD CULTURAL Mónica Rodríguez Cancio Universidad de Vigo [email protected] Las aportaciones que el multiculturalismo ha efectuado a la orientación es clarificar: cómo la cultura condiciona la conducta de todos los seres humanos; cómo las normas, valores y expectativas culturales contribuyen a crear problemas para los cuales las personas buscan solución; cómo cada cultura desarrolla una serie de mecanismos para ayudar a los individuos a enfrentarse a dichos problemas; cómo surgen diversos problemas especiales en una sociedad multicultural; cómo éstos pueden ser atendidos. La acción tutorial debe dar respuesta a la heterogeneidad cada vez mayor con la que nos encontramos en las aulas, debido a la problemática personal y educativa (problemas motivacionales,…) y la problemática social (diferencias sociales y culturales, lingüísticas, marginación,…). Todo esto exige medidas de adaptación del currículo, metodologías diferenciadas y una educación personalizada. Los programas de orientación en contextos interculturales presuponen asesorar en las diferencias, en el respeto de los que provienen de otras culturas, que poseen una etnia distinta, un idioma diverso, etc. En un modelo de respeto a la diversidad cultural la orientación educativa puede ser un recurso útil para corregir muchos de los problemas étnicos y sociales. Por esto es preciso un orientador competente culturalmente. La implantación de programas de intervención cultural es un planteamiento de actitudes de apertura, de tolerancia, de estimar y respetar lo diferente, de evitar prejuicios y estereotipos en torno a las etnias distintas, ideologías, etc., que representan frecuentemente un problema de empleo adecuado de recursos y de técnicas de comunicación personal y social. Los programas orientadores para la diferenciación cultural necesitan seguimiento y evaluación del diseño, de la implementación y de los resultados. Esto demanda un tratamiento profesional de carácter técnico a través de relatos de los profesores tutores, de los trabajadores sociales e informes de los Equipos de Orientación, así como la aplicación de instrumentos y recursos de evaluación para valorar la calidad del programa desarrollado. Es necesario desarrollar modelos innovadores de intervención orientadora en relación con grupos socio-culturales diversos que presten asesoramiento externo a través de los Equipos de Orientación Específicos, por medio de tareas de exploración de necesidades socio-educativas, de programas de adaptación a las expectativas formativas de los alumnos, de apoyo a los Centros docentes en su conjunto, respecto a las escuelas a través de los Departamentos de Orientación Educativa y Profesional en aquellas que existan y sobre todo de los profesores tutores que son los auténticos animadores y asesores en contacto directo y continuado con los alumnos, especialmente de colectivos minoritarios que son los que necesitan una mayor atención pedagógica. Algunas medidas puestas en marcha por la Administración educativa de Galicia son: ¾ Medidas de atención al alumnado gitano. ¾ El programa LALO (Lengua de Acogida – Lengua de Origen). ¾ Programa de escolarización de personas adultas de otras nacionalidades. ¾ Programa de atención al alumnado inmigrante. ORIENTACIÓN Y DIVERSIDAD CULTURAL 1. Aspectos previos El Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo (M.E.C., 1.989) propugna la atención psicopedagógica y el apoyo orientador a la diversidad como objetivo nuclear de la 2943 misma. Es importante, en este sentido, que las escuelas aborden el principio pedagógico de la diferenciación educativa como reto fundamental en la idea de que todos los alumnos son distintos por sus características personales, culturales y sociales y necesitan programas educativos adecuados a sus ritmos y estilos diversos de ser, de aprender y de actuar. La LOGSE (1990) en su art. 2º plantea como principios educativos básicos: la atención psicopedagógica y la orientación educativa y profesional, es decir, sitúa como ejes de actividad educativa dos funciones esenciales: la atención especializada e individualizada de los problemas de aprendizaje y la actividad orientadora. En el artículo 2.3, afirma que la actividad educativa deberá ser desarrollada conforme a los principios de “(…) la atención psicopedagógica y de la orientación educativa y profesional”. En el art. 55, afirma que los poderes públicos deberán observar y dar prioridad a la orientación educativa y profesional. En el art. 60 señala: “la tutoría y la orientación de los alumnos formarán parte de la función docente”. Esta información normativa coloca la actividad orientadora dentro del trabajo diario del profesorado. La orientación educativa es intervención educativa cuando se encamina a proporcionar ayuda para el autoconocimiento y la adecuada elección e integración personal, escolar, profesional y social del educando, siendo los principios que han de regir la orientación educativa, en tanto proceso de ayuda técnica al orientando, los tres siguientes: prevención, desarrollo e intervención social (Sobrado y Ocampo, 2000). Morril, Oetting y Hurst (cit. Sobrado y Ocampo, 2000) hablan de una triple función de la orientación: • La función correctiva o de intervención sobre problemas y déficit. Es de carácter terapéutico, preferentemente de relación personal e individual sin rechazar la intervención en dificultades sociales. • La intervención preventiva, es decir, aquella que previendo un posible foco de dificultades futuras, se anticipa a la aparición de elementos o circunstancias que puedan ser un obstáculo al desarrollo global y máximo de la persona. Frecuentemente se basa en datos estadísticos y su actuación busca reducir porcentajes. • La intervención de desarrollo, entendida como la intervención para potenciar al máximo las capacidades personales o de los grupos. Dota al sujeto de todas las competencias que optimicen su crecimiento integral. Se basa, frecuentemente, en un enfoque evolutivo sobre madurez personal-relacional, adquisición de valores y habilidades en la toma de decisiones. De las distintas definiciones que se han dado sobre orientación destacan las siguientes: - García Hoz (1966) considera que la orientación es el proceso de ayuda al individuo para conocerse a sí mismo y a la sociedad en que vive, a fin que pueda 2944 lograr su máxima ordenación interna y la mejor contribución a la sociedad. La orientación, por tanto, forma parte del quehacer de todo maestro y de toda escuela. - Lázaro y Asensi (1987) que afirman que la orientación, y en especial la orientación educativa, es un proceso de ayuda técnica inserta en la actividad educativa dirigido a la persona con el fin de que sea capaz de integrar aprendizajes de una manera autónoma. Se caracteriza por los siguientes principios: - o Constante esfuerzo personal hacia la autoorientación o La permanente acción de ayuda o La dinámica procesual, que se refiere a la continuidad o La vinculación con el contexto educativo. Álvarez Rojo (1994) define la orientación como una actividad de ayuda de naturaleza fundamentalmente educativa con una finalidad proyectada hacia el desarrollo y la prevención de sus disfunciones que se desarrolla en diferentes contextos, desde una consideración ecológico-sistémica de esos contextos. La acción orientadora puede revestir diferentes formas en su concreción práctica exigiendo al orientador la ejecución de un conjunto de funciones contingentes. - La orientación (Xunta, 1994) consiste en un proceso de maduración y aprendizaje personal, a través del cual se presta una ayuda técnica al individuo para facilitarle la toma de decisiones, con objeto de que logre un óptimo de realización personal y de integración social. - El MEC (cit. Rivas, 1995) resalta que toda educación es orientación en tanto que preparación para la vida; orientación es educación bajo el aspecto de maduración de la personalidad de cada alumno y de la concreción de su camino en la vida. Así, orientar es asesorar sobre caminos alternativos, capacitar para el propio aprendizaje y ofrecer a los alumnos apoyo que complete, consolide o refuerza la acción educativa. - Rivas (1995) define la orientación como el conjunto de servicios de ayuda de que de forma genérica dispone la escuela para los estudiantes y la comunidad en general. - Álvarez y Bisquerra (1.996), para quienes la orientación educativa constituye un proceso de ayuda continuo y sistemático, dirigido a todas las personas, en todos sus aspectos, poniendo un énfasis especial en la prevención y el desarrollo (personal, social y de la carrera), y que se realiza a lo largo de toda la vida con la implicación de los diferentes agentes educativos (tutores, orientadores y profesores) y sociales (familia, profesionales, paraprofesionales) para facilitarle la adaptación y el 2945 desarrollo personal. Esta ayuda se realiza mediante programas de intervención psicopedagógica, basados en principios científicos y filosóficos. - Sobrado y Ocampo (2000) definen la orientación educativa como un proceso de ayuda técnica dirigido a una persona/grupo para que aquélla adquiera un mejor conocimiento de sus potencialidades con el objeto de lograr una adecuada elección e integración personal, escolar, profesional y social (p.21). - Sanz Oro (2001) dice que la orientación multicultural esta basada: o Todas las culturas tienen sus propias estrategias para enfrentarse a los problemas que la vida plantea al grupo. o Toda orientación puede ser concebida como multicultural si uno define el concepto cultura en su sentido más amplio que incluya no sólo raza, nacionalidad o etnia, sino también clase social, género, tendencia sexual y posibles disfunciones como variables culturales. o Las condiciones socioculturales son responsables de los problemas por los cuales las personas buscan orientación. o La orientación es un invento cultural desarrollado en el mundo occidental para enfrentarse a los trastornos psicológicos. o Cada cultura tiene sus propios procedimientos, formales e informales, para ocuparse del sufrimiento humano. Casi todos los autores coinciden, a grandes rasgos, en caracterizar la orientación como un proceso de ayuda profesionalizada hacia la consecución de promoción personal y de madurez vocacional. La raíz de la palabra “orientación” (guidance) evoca los conceptos de guía, gestión, gobierno, de tal modo que para aquel que solicita ayuda, orientador sería aquella persona que dirige o gobierna a los alumnos hacia ciertas finalidades o intenciones educativas y vocacionales. Orientar sería, en esencia, guiar, conducir, indicar de manera procesual para ayudar a las personas a conocerse a sí mismas y al mundo que las rodea; es auxiliar a un individuo a clarificar la esencia de su vida, a comprender que él es una unidad con significado capaz de y con derecho a usar su libertad, de su dignidad personal, dentro de un clima de igualdad de oportunidades y actuando en calidad de ciudadano responsable, tanto en su actividad laboral como en su tiempo libre. Una de las preocupaciones actuales de la psicopedagogía es la atención a la diversidad. Desde esta perspectiva se origina la orientación multicultural. En este concepto se incluyen los grupos desfavorecidos, minorías étnicas, marginados, grupos con necesidades especiales, etc. 2946 De los diferentes aspectos que incluye el concepto de orientación (educar para la vida, asesorar sobre las opciones y alternativas existentes, desarrollo de habilidades –toma de decisiones, estrategias de aprendizaje autónomo, habilidades de vida-, implicación de los diferentes agentes educativos y sociales) hace hincapié en la idea de que orientar es prestar una atención a la diversidad (personal, social y cultural), es decir, un apoyo educativo a los alumnos con necesidades educativas especiales. La orientación tiene como notas características las siguientes (Sanz Oro, 2001): a) Diseñado para alcanzar a todos los estudiantes. b) Tiene un currículo organizado y planificado. c) Es parte integral del proyecto educativo. d) Implica a todo el personal escolar. e) Ayuda a estudiantes a aprender de forma más eficaz y eficientemente. f) Incluye servicios e intervenciones especializadas. g) Es comprensivo en alcance y secuencia. Diseñado para responder a una serie de competencias específicas de desarrollo a lo largo de toda la escolaridad del alumno. Estas competencias se agrupan en tres áreas: a. Aprender a vivir (área personal-social): llega a ser cada vez más conscientes de quiénes somos y cómo podemos interactuar con otros. b. Aprender a trabajar (área vocacional y de la carrera): llegar a ser cada vez más conscientes de qué y cómo establecer un plan de acción durante los años escolares y una organización de la vida después de la escuela. c. Aprender a aprender (área académica): llegar a ser más conscientes de cómo alcanzar el máximo potencial de logro académico en la escuela y después de ella. 2. Niveles de la orientación Al abordar el tema de los niveles de la orientación educativa se debe pensar en medidas organizativas que se toman desde tres perspectivas fundamentales (Sánchez y Torres, 1997): 1) Organización de las personas. En los centros de educación obligatoria la orientación educativa se aborda desde la perspectiva de la disponibilidad y preparación de las personas. En ese aspecto se pueden valorar tres niveles: a. El plan de acción tutorial contiene la previsión de actuaciones en tres vertientes. Con respecto a los alumnos, en las tareas de prevención de programas de aprendizaje; con los profesores, mediante la constitución de equipo de trabajo de áreas, ciclos o departamentos específicos; y con las familias para facilitarles información y conseguir su colaboración eficaz. 2947 b. El equipo docente de orientación y apoyo o departamento de orientación. Tiene como misión específica el asesoramiento técnico a los órganos unipersonales y colegiados en torno a las acciones de atención personalizada, adaptaciones y diversificaciones curriculares, refuerzo pedagógico, criterios de evaluación, etc. Respecto a los alumnos, la elaboración de programas de orientación educativa en sus diferentes fases o ciclos y con respecto al profesorado, asesorar técnicamente la acción tutorial y proporcionar instrumentos para el conocimiento del alumnado y sus necesidades. Asimismo, orienta al profesorado en los procesos de evaluación, recuperación y promoción del alumnado y potencia la comunicación de padres con el centro y su implicación en las tareas de orientación. c. Los equipos de apoyo externo a la escuela, que motivan y dinamizan la puesta en marcha de los departamentos de orientación en los centros de su zona y el seguimiento de los trabajos de investigación en la misma. Respecto a los alumnos se ocupa preferentemente de la orientación profesional de los jóvenes y su inserción en el mundo laboral, que debe partir del análisis del estudio de la diversidad y de las situaciones profesionales de cada alumno de acuerdo con la oferta social. Los programas de orientación profesional deben presentar una oferta diversificadota, con el fin de facilitar el máximo de información al estudiante para facilitar su toma de decisiones en situaciones de igualdad. Los equipos de apoyo externo tienen un carácter eminentemente técnico, de asesoramiento y coordinador, facilitando la información específica tanto a los tutores como a los profesores de apoyo. 2) Diseño de estrategias. Para llevar a cabo la orientación educativa es imprescindible establecer un conjunto de estrategias encaminadas a: a. La adecuación de los materiales recursos disponibles. b. La coordinación de los servicios para conseguir el máximo rendimiento y preparación específica tanto del personal docente, investigador, así como de los diferentes tiempos y espacios, asignándole cometidos y funcionamiento específico para cada uno de ellos. c. La cooperación de los centros de profesores con la finalidad de detectar las necesidades formativas en relación con la atención a la diversidad, organización de jornadas de estudio e intercambio de experiencias, diseñar y desarrollar planes de formación relacionados con la atención a la diversidad. Por otra parte, es conveniente establecer relaciones con la Inspección Educativa que se ocupará de la supervisión y seguimiento de los proyectos 2948 curriculares de centro, de las adaptaciones curriculares y de las diversificaciones curriculares y programas de garantía social. 3) Flexibilización curricular. Además de las estrategias y aspectos organizativos mencionados anteriormente, se debe prestar una especial atención a las adaptaciones curriculares que deben tenerse en cuenta al diseñar las programaciones de aula. Las medidas de adecuación curricular se centran en los siguientes apartados: En los objetivos Adecuar los objetivos a las peculiaridades del aula señalar los mínimos en cada unidad didáctica. Introducir objetivos referidos a sistemas de comunicación común. Permitir a los alumnos intervenir en la selección de los objetivos didácticos. En los contenidos Seleccionar los contenidos de acuerdo con las peculiaridades del aula y señalar los mínimos en cada unidad didáctica. Estructurar contenidos de manera que sean abordables por los alumnos y mediante un sistema de comunicación común. En las actividades Que sean abordadas con diferentes niveles de competencia. Susceptibles de elaborarse con diferentes medios de comunicación. Seleccionadas en función de cada contenido. Que impliquen diversidad de agrupamiento y supongan trabajo cooperativo. En la metodología Utilizar sistemas de comunicación, estrategias y lenguaje que puedan ser utilizados por todos los alumnos de la clase. Potenciar la cooperación horizontal entre los alumnos atendiendo a la diversidad. Utilizar estrategias de fuerte motivación intrínseca. Priorizar las estrategias que permitan la actividad en grupo. En la evaluación Asegurar la evaluación inicial al comienzo de todo proceso y adecuarla al contexto del aula. Seleccionar instrumentos variados de evaluación para detectar las dificultades de aprendizaje. Diseñar actividades que impliquen evaluación en sí mismas. Introducir actividades de autoevaluación. Fuente: Sánchez y Torres, 1997 2949 3. Orientación y multiculturalismo La principal aportación que el multiculturalismo ha efectuado a la orientación es, según Sanz Oro (2001), clarificar: cómo la cultura condiciona la conducta de todos los seres humanos; cómo las normas, valores y expectativas culturales contribuyen a crear los problemas para los cuales las personas buscan solución; cómo cada cultura desarrolla una serie de mecanismos para ayudar a los individuos a enfrentarse a dichos problemas; cómo surgen diversos problemas especiales en una sociedad multicultural; cómo éstos pueden ser atendidos. El orientador debe tener en cuenta las coordenadas dentro de las que se enmarca la acción educativa que define el contexto en el que el alumno ha de aprender, ya que delimitan el horizonte en relación con el cual debe plantearse la propia actividad orientadora. Las coordenadas, según Alonso Tapia (1995) son: - la propia concepción de la finalidad de la acción educativa, especialmente en aquellos períodos en que la escolaridad es obligatoria: ayudar a progresar a alumnos diversos, incluso a los que tienen necesidades educativas especiales; - los objetivos generales en relación con los cuales la acción educativa pretende que los alumnos progresen: o Conseguir un desarrollo óptimo de las propias capacidades psicomotrices. o Conseguir que aprendan a pensar ante los problemas con que se enfrentan. o Conseguir que alcancen un equilibrio emocional estable basado en la valoración positiva de sí mismos y en la adquisición de estrategias adecuadas para afrontar dificultades y tensiones generadas por la experiencia diaria. o Conseguir que aprendan a relacionarse y a comportarse en el contexto social. o Conseguir que adquieran las capacidades necesarias para su inserción e integración socio-laboral. - la propia naturaleza de los procesos de aprendizaje, en relación con los cuales parece importante tener en cuenta el papel activo de los alumnos a la hora de construir y elaborar representaciones de aquello que se les enseña y que se pretende que aprendan; - la naturaleza del currículo, en cuanto que define con mayor o menor flexibilidad o rigidez de los objetivos concretos a conseguir y los contenidos sobre los que se va a trabajar, lo que genera demandas concretas a los alumnos que pueden estar facilitando o dificultando su progreso en relación con los objetivos generales anteriormente aludidos; 2950 - las características de la comunidad educativa de cada centro concreto, como grupo social con su estructura, valores, expectativas, formas de actuación y modos de decisión en temas de relevancia colectiva, comunidad cuyos miembros tienen además su propia visión más o menos definida de la figura del orientador; - finalmente, la normativa legal, en la medida en que atribuye funciones y competencias específicas a los orientadores. 4. Orientación y diversidad La acción tutorial debe dar respuesta a la heterogeneidad cada vez mayor con la que nos encontramos en las aulas, debido a la problemática personal y educativa (problemas motivacionales, alumnos desmotivados,…) y la problemática social (diferencias sociales y culturales, diferencias lingüísticas, inadaptación,…). Todo esto exige medidas de adaptación del currículo, metodologías diferenciadas y una educación personalizada. Los factores de la diversidad son: sexo, edad, rendimiento, dificultades de aprendizaje, clase social, minorías étnicas, necesidades educativas especiales, superdotados, grupos de riesgo, marginados, inmigrantes,… La atención a la diversidad de los alumnos se lleva a cabo en clase, en tutoría, con profesor de apoyo, con el Departamento de Orientación y con apoyos externos. La diversidad cultural posee un gran valor formativo y no es en absoluto una pérdida de la identidad propia (personal o grupal) en una sociedad cada vez más compleja y plural. La diferenciación cultural de la sociedad no representa ninguna amenaza para el desarrollo de la identidad cultural propia, sino por el contrario expresa un enriquecimiento personal y social al incorporar una serie de bienes y valores sociales, culturales, lingüísticos, etc., que son estímulos para el desarrollo de los sujetos de los diversos grupos sociales. El principio básico de la interculturalidad plantea el reto de tratar de integrar social u culturalmente a las minorías sociales y no de un modo asimilista, sino a través de un enriquecimiento mutuo de las culturas mayoritarias y minoritarias. El pluralismo cultural es necesario y debe atender a las demandas y aspiraciones de los diferentes conjuntos sociales pertenecientes a diversas etnias y culturas ha de estimular la inserción de éstos en la comunidad social respetando su lengua, cultura e identidad propia. La multiculturalidad no puede olvidarse de las situaciones peculiares de cada sociedad y por ello los programas de atención a la diversidad socio-cultural en los sistemas educativos suelen originarse cuando existen movimientos migratorios de la población desde áreas subdesarrolladas hacia áreas más atractivas desde la perspectiva socioeconómica. 2951 La orientación si quiere atender a la diversidad sociocultural del alumnado debe concebirse como (MEC, 1990; Nogueiras, 2001; Essomba, 2002): a) Un proceso continuo (no una tarea puntual). b) Parte integrante del proceso educativo. c) Tarea cooperativa, labor de equipo. La orientación implica a todos los agentes educativos, donde el orientador adquiere un papel fundamental. d) Un proceso global y unitario que integra aspectos de desarrollo personal, aspectos relacionados con los procesos de enseñanza – aprendizaje y aspectos relacionados con la toma de decisiones. La orientación se dirige a todas las personas en todos sus aspectos e incluye a toda la población escolar. e) La finalidad de la orientación es preventiva (de las dificultades) y del desarrollo (de las competencias de los alumnos) y no terapéutica o remedial. f) Un subsistema del sistema educativo. El objetivo general de la orientación no es distinto al de la educación: la formación integral de la persona. g) La acción tutorial directa es el nivel básico y fundamental de la orientación, estando al servicio de la misma los otros dos niveles: los Departamentos de Orientación y los Equipos de Orientación Específicos Provinciales. Los siguientes objetivos educativos fundamentan el desarrollo intercultural como pensamiento y praxis pedagógica y orientadora (Sobrado y Ocampo, 2000): • Favorecer compromiso para el rechazo de prejuicios y discriminaciones entre las personas para fortalecer solidaridad social y derechos humanos. • Desarrollar la comunicación entre los sujetos considerando las semejanzas, las interdependencias y las diferencias entre ellos. • Conocer las causas de los conflictos humanos en el ámbito de la comunicación interpersonal, y en los marcos regional, nacional e internacional. • Comprender las realizaciones de las personas y las de los distintos colectivos sociales. • Desenvolver comprensión de interacciones entre diferentes ambientes y culturas. • Estimular habilidades de investigación para actuar de un modo responsable en el ámbito socio-cultural. • Adquirir saberes, nociones, actitudes y destrezas adecuadas para vivir en una sociedad plural. 2952 La educación intercultural en las instituciones docentes debe caracterizarse por disponer de materiales adecuados que faciliten una representación amplia de distintas culturas en contacto y que se realicen actividades que permitan la interacción de diversos colectivos culturales que trabajen cooperativa e integradamente en tareas académicas. Juliano (1993) expone que ante el educador se abren diferentes perspectivas que constituyen las respuestas posibles de la escuela ante la situación social del pluriculturalismo: procurar igualar las oportunidades sociales de los niños de los diferentes grupos étnicos, aumentando la competencia de éstos en la cultura dominante. centrar el interés en hacer conocer y valorar las diferencias culturales como forma de contrarrestar la discriminación. proponerse como objetivo (institucionalmente) defender y desarrollar el pluralismo cultural de la sociedad. Aunque es difícil que la escuela opte por realizar la última propuesta, ya que implicaría un cambio radical de la concepción del mundo, que considere la diferencia cultural como un bien en sí mismo. El conocimiento adecuado de la experiencias histórica, étnica y cultural de los diversos grupos sociales debería suponer un incremento de los saberes del orientador y ampliar su comprensión y apreciación de la diversidad humana, sin disminuir su habilidad para percibir a cada sujeto como persona única y, simultáneamente, subrayar el principio de que cada persona posee características como todas las demás (humanidad compartida), como algunas otras personas (cultura compartida) y como ninguna otra persona (individualidad). Un fundamento básico de la orientación en contextos multiculturales es que cada persona es en ciertos aspectos como los demás hombres (humanidad), como algunos otros (cultura) y como ningún otro (individuo). 5. Modelos de orientación educativa: clínico/programas Tradicionalmente, el funcionamiento de la orientación según su conceptualización se consideraba como un servicio paralelo al sistema educativo. Se concebía como un listado de tareas y funciones a desarrollar por el profesional de la orientación. El profesional orientador (especialista en casi todo, asumiendo el denominado rol de “bata blanca”) esperaba la demanda del cliente (caso – problema: modelo clínico de la orientación), actuaba sobre problemas concretos (carácter individual de sus actuaciones) y no sobre contextos, centrándose en la actividad del diagnóstico y en el terapéutico y olvidando el carácter preventivo y de desarrollo que debe tener la orientación y la intervención psicopedagógica. Un programa de orientación es 2953 una acción planificada, producto de una identificación de necesidades, dirigida hacia unas metas y fundamentada en planteamientos teóricos que den sentido y rigor a la acción (Álvarez, 1995). Frente al modelo clínico de orientación, se defiende un modelo de funcionamiento por programas, que facilita la determinación de los objetivos a adquirir, la previsión de estrategias y métodos de intervención, la distribución de recursos humanos, técnicos y económicos, la valoración de la intervención y la toma de decisiones, etc., Como afirma Autrey (cit. Sanz Oro, 1996, p. 21) “un programa es un plan o sistema bajo el cual una acción está dirigida hacia la consecución de una meta”. Definido por (Sobrado y Ocampo, 2000; Sanz Oro, 1995): • El programa surge y se desenvuelve en función de las necesidades orientadoras de la institución docente pertinente, y se articula por objetivos a lograr en un determinado tiempo. • Va dirigido a todos los alumnos del centro educativo. • La unidad nuclear de intervención es el grupo clase y trata de responder a sus necesidades de orientación. • El estudiante es considerado como un elemento activo de su propio desarrollo orientador. (autoorientación). • El programa actúa sobre el contexto con una orientación preventiva y de desarrollo, más que correctiva o terapéutica. • Existe un seguimiento, coordinación y evaluación del proceso de implementación del programa orientador de sus resultados. • Facilita vinculación entre programa orientador y currículo • Representa una implicación de todos los agentes docentes y escolar. orientadores, a veces, la cooperación de otros profesionales en el diseño, ejecución y evaluación del programa en cuestión. • Se explicita el qué, cómo, cuándo, por qué, los recursos, criterios y los instrumentos de evaluación. Algunos requisitos básicos para la implantación de un programa de orientación en un centro educativo (Álvarez, 1995) son el compromiso del centro y de los responsables de la orientación, verse como una actividad dentro de la clase con carácter procesual, evolutivo y comunitario, presencia de un especialista de orientación, recursos humanos, materiales y tiempo suficiente y evaluación del programa en todas sus fases. Los aspectos que lo caracterizan son: el trabajo en equipo, la concreción de planes y el sistema de evaluación. Los programas de orientación en contextos interculturales presuponen 2954 asesorar en las diferencias, en el respeto de los que provienen de otras culturas, que poseen una etnia distinta, un idioma diverso, presentan diferencias físicas o psíquicas, son de otra orientación sexual o sufren marginación por sus enfermedades, miseria, etc. Según Sobrado (1994) los cambios educativos deben presentarse a través de programas diversificados que los Centros docentes favorables a la diversidad han de elaborar, en el contexto de proyectos educativos de calidad, para dar respuestas diferentes a los escolares en función de sus capacidades. Esto implica unos programas pedagógicos más flexibles, una organización escolar diferente, un trabajo docente en equipo, etc. Los programas de educación intercultural afectan normalmente a la sociedad que rodea a los centros escolares y, tanto en el diseño como en la realización de las actividades, suelen participar diferentes entidades y organismos sociales como los grupos culturales, los medios de comunicación, la Administración, las familias, los profesores, los servicios de juventud, los centros de empleo, las asociaciones de vecinos, los servicios sociales, las organizaciones religiosas, los centros de la tercera edad, las asociaciones de padres, los servicios médicos, etc. Las acciones cooperativas entre los Servicios Orientadores y los diferentes agentes socioculturales se pueden proyectar en un programa que formule las directrices generales de la estrategia intercultural a desenvolver, las tareas que se implementarán y las previsiones en cuanto a la coordinación y evaluación del programa, elaborado y debatido a través de grupos y reuniones de trabajo (Sobrado, 1994). En un modelo de respeto a la diversidad cultural la orientación educativa puede ser un recurso útil para corregir muchos de los problemas étnicos y sociales. Por esto es preciso un orientador competente culturalmente que es aquel que es consciente de sus propias hipótesis sobre el comportamiento humano, valores, prejuicios y limitaciones personales. Entiende sus propias concepciones, sabe que son en gran medida producto de su condicionamiento cultural y que pueden reflejarse en el asesoramiento y en el trabajo con colectivos culturales. Un profesional de la orientación es cualificado culturalmente cuando de un modo activo intenta captar las opiniones de personas con las que se relaciona en su quehacer ocupacional y que son diferentes culturalmente a las suyas, sin expresar juicios negativos. Es crucial por ello que el orientador entienda y comparta las percepciones de los alumnos, padres, profesores, etc., que son distintas a las suyas y que las considere con respeto y aprecio. Esto no representa que renuncie a sus principios personales, pero sí que las pueda aceptar de un modo normal. Además, debe desarrollar y practicar de modo activo estrategias de intervención y habilidades relevantes y apropiadas, en el momento de actuar con sus interlocutores que son diversos culturalmente. 2955 Como modelos de cooperación de actividades de los agentes y entidades socioculturales con los servicios orientadores para el desarrollo de la diversidad cultural se pueden mencionar (Sobrado, 1994): • Información a alumnos y a familias sobre salidas académicas y profesionales. • Colaboración de los padres con las escuelas, como expertos, para exponer su propia profesión y comentar aspectos laborales y de la egresa en general. • Estudio de las demandas formativas del alumnado de las necesidades sociales en el ámbito laboral, para intentar adecuar la oferta social a la demanda de profesionales en la propia comunidad. • Cooperación de las escuelas con las empresas a través de prácticas autorizadas en centros laborales: talleres, empresas, etc. • Realización de programas de desarrollo y orientación ocupacional para atender a estudiantes de grupos sociales de diversidad cultural. Del análisis de los distintos modelos de orientación existentes se extraen unos principios que deben guiar la orientación educativa en un modelo de programas (Vidal y Manjón, 1992): a) Principio de planificación.- Las actividades orientadoras deben estar planificadas y ser sistemáticas para alcanzar determinados objetivos. La ausencia de planificación en las actividades orientadoras es debido a la influencia del modelo clínico de orientación (importado de la psicología clínica y de la psiquiatría). b) Principio de prevención.- La prevención supone una actuación planificada sobre las distintas variables (curriculares y sociales) que inciden negativamente sobre la población escolar con el objeto de reducir o eliminar su incidencia. Se considera como preventiva de las dificultades. La orientación debe ser proactiva, anticipándose a los obstáculos. c) Principio de sistematización.- La acción orientadora se plantea desde la perspectiva de que un problema tiene implicaciones múltiples en todos los elementos que participan en el caso de que se trata, por lo tanto, el objeto de la orientación no serían los casos – problema, sino los problemas de la institución escolar. d) Principio de curricularidad.- El currículo debe ser tanto el punto de partida (se parte del currículo en el análisis de la situación problemática) como el de llegada (a través del currículo se den respuestas a las situaciones problemáticas) de las intervenciones realizadas. e) Principio de cooperación.- La orientación y la intervención psicopedagógica requiere un trabajo conjunto entre orientador y profesorado. 2956 El modelo de orientación defendido sitúa el problema en las características de los contextos de interacción y no sólo en el alumno como única fuente de problema. La atención no se debe centrar únicamente en la institución educativa, sino también en la familia, en la comunidad y en el entorno social en el que está ubicado. Son las condiciones contextuales las que mejor pueden explicar las dificultades que van apareciendo. Las escuelas deben fomentar el respeto a la diversidad en el ámbito de la igualdad de derechos y ser un lugar de encuentro para los alumnos de etnias, culturas y lenguas diferentes. La formación escolar en los valores de la tolerancia, la cooperación y respeto hacia los demás es el mejor antídoto para el rechazo de actitudes de xenofobia, racismo, intransigencia y desigualdad social, con la finalidad de alcanzar una sociedad más tolerante, solidaria y cooperadora. La implantación de programas de intervención cultural es sobre todo en los inicios un planteamiento de actitudes de apertura, de tolerancia, de estimar y respetar lo diferente, de evitar prejuicios y estereotipos en torno a las etnias distintas, ideologías, creencias, costumbres, estilos de vida, etc., que representan frecuentemente un problema de empleo adecuado de recursos y de técnicas de comunicación personal y social. Los programas orientadores para la diferenciación cultural necesitan seguimiento y evaluación del diseño, de la implementación y de los resultados del mismo, sobre todo cuando se transforman en una actividad comunitaria en su conjunto y van mas allá de las actividades efectuadas en la escuela. Esto demanda un tratamiento profesional de carácter técnico a través de relatos de los profesores tutores, de los trabajadores sociales e informes de los Orientadores y Equipos de Orientación (pedagogos, logopedas, etc.), así como la aplicación de instrumentos y recursos de evaluación para valorar la calidad del programa desarrollado, con vistas a una retroalimentación permanente y una consecuente toma de decisiones. Es necesario desarrollar modelos innovadores de intervención orientadora en relación con grupos socio-culturales diversos que presten asesoramiento externo a través de los Equipos de Orientación Específicos, por medio de tareas de exploración de necesidades socioeducativas, de programas de adaptación a las expectativas formativas de los alumnos, de apoyo a los Centros docentes en su conjunto, respecto a las escuelas a través de los Departamentos de Orientación Educativa y Profesional en aquellas que existan y sobre todo de los profesores tutores que son los auténticos animadores y asesores en contacto directo y continuado con los alumnos, especialmente de colectivos minoritarios que son los que necesitan una mayor atención pedagógica. Se trata de aceptar la diversidad de los escolares y de intervenir sobre ella orientándola e integrándola, aportándoles todos los recursos disponibles y el máximo apoyo posible donde se estime necesario. 2957 Bibliografía Alonso Tapia, J. (1995). 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