Continuación y bibliografía

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Capítulo 557 Desarrollo y fisiología de la glándula tiroides & e557-1
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FISIOLOGÍA TIROIDEA
La función principal de la glándula tiroides es sintetizar T4 y T3. La
única función conocida del yodo (o yoduro [I-] en su forma ionizada) es la síntesis de estas hormonas; la ingesta recomendada de
yodo es 30 mg/kg/24 horas para los lactantes, 90-120 mg/24 horas
para los niños y 150 mg/24 horas para los adolescentes y adultos.
La ingesta media de yodo en Estados Unidos ha disminuido
aproximadamente un 50% entre los años 70 (320 mg/l) y los 90
(145 mg/l), aunque en la actualidad parece haberse estabilizado.
Con independencia de la forma química ingerida, el yodo acaba
alcanzando la glándula tiroides en forma de yoduro. El tejido tiroideo tiene avidez por el yoduro y es capaz de captarlo (con un
gradiente de 100:1), transportarlo y concentrarlo en la luz folicular
para la síntesis de hormona tiroidea. La entrada de yoduro desde la
circulación hasta el interior de la glándula tiroides se lleva a cabo
mediante un simportador sodio-yoduro.
Antes de que el yoduro captado pueda reaccionar con la tirosina
debe ser oxidado; esta reacción está catalizada por la peroxidasa
tiroidea. El factor 2 de maduración de oxidasa dual (DUOXA2) es
necesario para expresar actividad enzimática DUOX2, para la
formación de H2O2, un paso crucial en la oxidación del yoduro.
Las células tiroideas también elaboran una tiroproteína específica,
una globulina con aproximadamente 120 unidades de tirosina (tiroglobulina). La yodación de la tirosina forma monoyodotirosina y
diyodotirosina; dos moléculas de diyodotirosina se unen para formar una molécula de T4 o una molécula de diyodotirosina y una de
monoyodotirosina para formar T3. Una vez formadas, las hormonas se almacenan como tiroglobulina en la luz folicular (coloide)
listas para ser transportadas a las células del cuerpo. La tiroglobulina es una glicoproteína globular de gran tamaño con un peso
molecular cercano a 660.000. Las hormonas T4 y T3 se liberan de
la tiroglobulina mediante la activación de proteasas y peptidasas.
La potencia metabólica de T3 es tres o cuatro veces mayor que la
de T4. En los adultos la glándula tiroides produce alrededor de
100 mg de T4 y 20 mg de T3 al día. Sólo el 20% de la T3 circulante
es secretado por el tiroides; el resto se produce por desyodación de
T4 en el hígado, el riñón y otros tejidos periféricos por la 50 desyodasa tipo I. El centro activo de las desyodasas de la yodotironina es
una selenocisteína. Por ello, el selenio desempeña un papel indirectamente en el crecimiento y desarrollo normales. En la hipófisis y el
cerebro, alrededor del 80% de la T3 requerida se produce localmente a partir de la T4 mediante una enzima diferente, la 5’ desyodasa tipo II. Los niveles sanguíneos de T3 son 1/50 respecto a los de
T4, pero T3 es la hormona tiroidea fisiológicamente activa.
Las hormonas tiroideas aumentan el consumo de oxígeno, estimulan la síntesis de proteínas, influyen en el crecimiento y la
diferenciación y afectan al metabolismo de los hidratos de carbono,
los lípidos y las vitaminas. Las hormonas libres entran en las células,
donde la T4 debe ser convertida a T3 mediante desyodación. El
transportador de monocarboxilato 8 es un transportador activo
específico de la hormona tiroidea que facilita la entrada de T4 en
las células. Las mutaciones del gen MCT8 se asocian a concentraciones elevadas de T3, resistencia a la hormona tiroidea y retraso
psicomotor grave ligado a X. Cuatro isoformas diferentes del receptor de hormonas tiroideas (a1, a2, b1 y b2) se expresan en los
distintos tejidos; el producto proteico del previamente llamado
protooncogén c-erb A (THRA2) es el receptor de hormonas tiroideas a2 en el cerebro y el hipotálamo. Los receptores de hormonas
tiroideas tienen un dominio de unión al ligando (que se une a T3),
una región bisagra y un dominio de unión al ADN (dedo de zinc). La
unión de T3 activa el elemento de respuesta del receptor de hormonas tiroideas, que estimula la síntesis de ARNm codificado y de
proteínas y la secreción específica de la célula diana. De esta manera
una única hormona, la T4, actuando a través de isoformas de
receptores de hormonas tiroideas específicas de cada tejido y elementos de respuesta tiroidea específicos para cada gen, puede producir múltiples efectos en los diferentes tejidos.
Alrededor del 70% de la T4 circulante está firmemente unido a la
globulina transportadora de tiroxina (TBG). Otros transportadores
menos importantes son la prealbúmina transportadora de tiroxina,
llamada transtiretina, y la albúmina. Sólo el 0,03% de la T4 plasmática no está ligada y constituye la T4 libre. Aproximadamente el
50% de la T3 circulante está unido a la TBG y el otro 50% está
unido a la albúmina; el 0,3% de la T3 no está ligado y representa la
T3 libre. Como la concentración de TBG se modifica en muchas
circunstancias clínicas, debe considerarse su estado al interpretar
los niveles de T4 o de T3.
REGULACIÓN TIROIDEA
La glándula tiroides está regulada por la TSH, una glicoproteína
producida y secretada por la hipófisis anterior. Esta hormona activa
la adenil ciclasa en la glándula tiroidea y es importante en todos los
pasos en la biosíntesis de hormonas tiroideas, desde la captura de
yodo a la liberación de hormonas tiroideas. La TSH se compone de
2 subunidades (cadenas) unidas por enlaces no covalentes: a y b. La
subunidad a es común a la hormona luteinizante, la hormona foliculoestimulante y la gonadotropina coriónica humana; la especificidad de cada hormona viene dada por la subunidad b. La síntesis y
liberación de TSH son estimuladas por la hormona liberadora de
TSH (TRH), que se sintetiza en el hipotálamo y se secreta dentro de
la hipófisis. La TRH se encuentra en otras zonas del cerebro además
del hipotálamo y en otros muchos órganos; aparte de su función
endocrina, debe ser un neurotransmisor. La TRH es un tripéptido
simple. En las situaciones en las que hay una producción disminuida
de hormonas tiroideas, la TSH y la TRH están aumentadas. Las
hormonas tiroideas exógenas o el incremento de la síntesis de hormonas tiroideas inhiben la producción de TSH y TRH. Excepto en
el neonato, los niveles plasmáticos de TRH son muy bajos.
En los tejidos periféricos se produce un nuevo control del nivel de
hormonas tiroideas circulantes. En muchas enfermedades no tiroideas la producción extratiroidea de T3 disminuye; los factores que
inhiben la tiroxina 5’ desyodasa tipo I son el ayuno, la malnutrición
crónica, la enfermedad aguda y algunos fármacos. Los niveles de T3
pueden estar disminuidos de forma significativa, mientras que los
niveles de T4 libre y de TSH permanecen normales. Presumiblemente los niveles disminuidos de T3 motivan una tasa baja de producción de oxígeno, de uso de sustrato y de otros procesos catabólicos.
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