Poder Judicial de la Nación PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN RS 2

Anuncio
Poder Judicial de la Nación
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
En la ciudad de La Plata a los
21
días del mes de
R.S. 2 T.216 f* 24/26
junio
del año dos mil once,
reunidos en Acuerdo los Señores Jueces que integran la Sala II de la Cámara Federal de
Apelaciones, toman en consideración el expediente N°° 16158/09, caratulado “A., M. G. c/
Armada Argentina - Estado Nacional s/Enfermedad Accidente” proveniente del Juzgado
Federal de Primera Instancia N° 2 de esta ciudad, para conocer y decidir el recurso interpuesto
contra la sentencia (…).
El Tribunal establece la siguiente cuestión a resolver:
Se ajusta a derecho la sentencia apelada?
Practicado el pertinente sorteo resultó el siguiente orden de votación: Juez Gregorio
Julio Fleicher, Juez Leopoldo H. Schiffrin y Juez César Álvarez.
Ahora bien, con posterioridad se dictó el Decreto 976/2010 del P.E.N., por el cual la
Sala ha quedado integrada con la Jueza Olga A. Calitri.
Y CONSIDERANDO QUE:
LA JUEZA CALITRI DIJO:
I. Llegan estos autos a la Alzada en virtud del recurso de apelación interpuesto por el
apoderado del Estado Nacional- Armada Argentina (…) contra la sentencia de primera
instancia (…) que hizo lugar a la acción promovida por (la actora) y consecuentemente,
condenó a la demandada a abonar al actor la suma de $(…), con más un interés a la tasa activa
que percibe el Banco Nación A desde el mes de diciembre de 1995 hasta la fecha de corte
prevista en la ley 25.344 y sus modificatorias.
La réplica de los agravios por parte de la actora se halla agregada (…).
II. Agravios de la recurrente.
Los embates de la demandada se refieren a la errónea valoración de la prueba efectuada
por el sentenciante, al tener por acreditada la incapacidad padecida por la actora así como la
existencia de vinculación entre las afecciones, la incapacidad y las tareas desarrolladas por
aquélla para la demandada. Asimismo, cuestiona la fecha de toma de conocimiento considerada
por el a quo y el tiempo transcurrido entre la desvinculación de la actora y la realización de la
pericia.
III. Antecedentes del caso.
1)- En su escrito de inicio, los apoderados de la parte actora dedujeron demanda contra
la Armada Argentina- Estado Nacional a fin de obtener indemnización por enfermedad accidente en virtud de padecer várices en ambos miembros inferiores y artrosis columnaria especialmente en la zona cervical- con incidencia en brazos y piernas lo que, sostuvieron, le
ocasiona permanentes cefaleas y mareos, incapacitando a la actora en forma parcial y
permanente en un 55% de la Total Obrera. Asimismo, indicaron que dichas dolencias tenían
nexo causal con las tareas desempeñadas por la (actora) para la demandada y que la fecha de
consolidación de la incapacidad databa de diciembre de 1995.
En este orden, relataron que la misma había ingresado al servicio subordinado de la
demandada, previo examen preocupacional que la encontró apta, el día 1° de septiembre de
1975, desempeñándose, en principio, como “mucama” en el Liceo Naval para, luego -y hasta su
egreso por despido el 25 de abril de 1997-, hacerlo como “costurera” en el Hospital Río
Santiago.
Asimismo, expresaron que las tareas de la (actora) -en la segunda categoría
desempeñada- consistían en realizar costuras a máquina de la ropa de cirugía y se desarrollaron
en una habitación junto con dos compañeras.
Aclararon que el horario de trabajo era de 05:10 hasta las 13:40 horas de lunes a
viernes, con guardias cada dos semanas sábados y domingos, que trabajaba sentada en silla de
madera dura y fija, siendo la máquina de coser eléctrica, debiendo accionarla con el pie.
Agregaron que, la actora se encontró sometida a la adopción de posiciones viciosas,
especialmente con la raquis inclinada hacia adelante, en la clásica postura de costurera,
permaneciendo continuamente sentada, con el consecuente depósito sanguíneo en ambos
miembros inferiores, sin reflujo hacia arriba, encontrándose -asimismo- sometida a un
ambiente de trabajo sumamente frío y sin calefacción, extremo que -sostuvieron- influyó
negativamente en las patologías artrósicas denunciadas (…).
2) - Cabe señalar que (…) luce agregada contestación de demanda por parte de la
accionada. Así, el apoderado del Estado Nacional- Armada Argentina opuso excepción de
prescripción en relación al cuadro flebítico-varicoso y consideró improcedente el reclamo,
desconociendo el nexo causal entre las tareas realizadas por la accionante y las enfermedades
denunciadas, así como la incapacidad alegada.
Para fundar la prescripción alegada, manifestó que, del legajo personal de la actora
surgía que el cuadro varicoso databa del año 1979, oportunidad en que le fue concedida una
licencia y que, luego le fueron acordadas tareas livianas. Así, indicó que en marzo de 1987 le
fue concedida una nueva licencia, siendo sometida a mensuales controles por parte de la Junta
de Reconocimientos Médicos del Hospital Naval Río Santiago, la cual dictaminó el día 11 de
agosto de 1988 que la (…) “podía reitegrarse con tareas compatibles con su actual incapacidad
psicofísica (art. 19 inc. 2do. a) del R.P.C.)”.
3- 1) – (…) se encuentra agregada pericia de Ingeniero Industrial y (…), contestación de
observaciones del mismo profesional.
Poder Judicial de la Nación
3- 2) - En la pericia médica (…) el Dr. G. dictaminó que la actora presenta artrosis
cervical/lumbosacra y várices bilaterales recidivadas que la incapacitan parcial y
permanentemente en un 35% y 30% de la TO, respectivamente, considerando al trabajo como
factor concausal de su producción en un 50% y 60%, respectivamente, por lo que resulta una
incapacidad del 17,5% y 18% de la TO.
3- 3)- Por su parte, de la prueba pericial contable (…) resulta que la actora ingresó a
trabajar el 1° de septiembre de 1975, desempeñándose en la categoría “Personal de Producción
Clase III Ayudante Categoría 10” hasta que se produjo su baja el 05/05/97 y que la jornada
laboral era de 7 horas, de lunes a viernes.
3- 4) - En cuanto a la prueba testimonial, las deponentes han sido compañeras de
trabajo de la actora y sus declaraciones (…) arrojan como datos relevantes y coincidentes lo
referente al tipo de tareas, sus exigencias y el ámbito laboral.
Así, la testigo L. relató que “la señora es costurera y cuando ellas iban a llevar ropa, la
actora estaba cosiendo todas las horas sentada en una silla de madera y después la actora hacía
los barbijos para quirófano y los equipos para quirófano” y “que era en verano, calor porque
estaban las máquinas del lavadero que se comunicaban entre sí y en invierno era un frío
tremendo, ya que no había ninguna calefacción”.
Por su parte, la deponente O. indicó “que la actora cosía. Que lo hacía sentada, utilizaba
máquinas de coser y algunas veces a mano también. Que se sentaba en sillas comunes de
madera para realizar sus labores. En cuanto al ambiente laboral, señaló “que era un cuarto
chico, y en invierno hacía frío por no tener calefacción ni nada. En verano hacía calor porque
no había ventiladores”.
IV. Consideración de los agravios.
1)- A los fines de dilucidar si la acción instaurada por la actora al momento de su
interposición estaba o no prescripta, corresponde establecer cuál ha sido la fecha en que la
misma ha empezado a correr.
En el caso de autos, si bien el perito no prueba la fecha de consolidación del daño, lo
cierto es que el apelante tampoco ha probado una fecha cierta distinta que justificara la defensa
opuesta. Desde el momento que afirmó que había transcurrido el plazo prescriptivo, también
pesaba sobre su parte la carga de probar dicho extremo. En efecto, la misma no produjo la
prueba ofrecida en su escrito (…) y, es así que, al no probarse la existencia de una incapacidad
consolidada manifiesta o conocida con anterioridad a la fecha alegada, resulta evidente que la
prescripción no pudo empezar a correr, sino a partir del aludido punto.
En consecuencia, y teniendo en cuenta también que “el instituto de la prescripción es de
interpretación restrictiva, razón por la cual, en caso de duda, debe ser preferida la solución que
mantenga vivo el derecho” (Fallos:326:742), considero que cabe desestimar el agravio
esgrimido.
Por otra parte, en cuanto al agravio relativo al tiempo transcurrido hasta la realización
de la pericia, cabe desestimarlo. Ello así, frente a la regla general de que quien provoca un daño
debe indemnizar a la víctima que lo sufre por todas las consecuencias provenientes del mismo,
si, en el caso, se trata de una enfermedad progresiva, tal circunstancia no excluye la
responsabilidad de la demandada por todo el perjuicio actual que padece el actor en virtud del
evento dañoso (sobre este punto se ha expedido esta sala II in re: “Letveñuk, Pedro c/Y.P.F.
s/Daños y Perjuicios”, expte. N° 13.553, sentencia del 2-12-1997).
Respecto de la crítica referida al valor probatorio otorgado a la prueba pericial, cabe
señalar que si bien “... en nuestro sistema, la pericial no reviste el carácter de prueba legal, si el
experto es una persona especialmente calificada por su saber específico y se desempeña como
auxiliar judicial distinto de las partes, la prudencia aconseja aceptar los resultados a los que
aquél haya llegado, en tanto no adolezcan de errores manifiestos, o no resulten contrariados por
otra probanza de igual o parejo tenor” (del dictamen de la Procuradora Fiscal que la Corte, por
mayoría, hace suyo in re: “Andino Flores c. Hospital Italiano”, Fallos: 331:2109).
En relación al agravio atinente a la acreditación de las condiciones de trabajo y el
ambiente laboral, estimo que el mismo debe ser desechado ya que si bien, la pericial médica no
es apta para acreditar dichos extremos por sí sola, las demás pruebas obrantes en autos son
ilustrativas de los mismos.
En consecuencia, meritadas las probanzas del expediente, conforme las reglas de la sana
crítica (art. 386 del CPCCN), que no son otra cosa que la lógica y la experiencia del juez de
acuerdo al recto entendimiento humano (Couture, Eduardo J., “Fundamentos de Derecho
Procesal Civil”, 3° ed., p. 270), corresponde tener por acreditadas las tareas realizadas y las
afecciones que padece la actora, así como su desencadenamiento por el hecho o en ocasión del
trabajo (artículo 2, ley 24.028).
2) - Por otra parte, en relación a las dolencias artrósicas, el Plenario del Cuerpo Médico
Forense de Capital Federal (DT 1994-B, p. 2249) no descartó la probabilidad de vincular
concausalmente la artrosis con el trabajo cuando las tareas impliquen uso excesivo de las
articulaciones o traumatismos repetidos sobre superficies articulares, sin evidencias de
compromisos en otras articulaciones.
En el caso, la patología del actor se encuentra específicamente en el segmento cervical y
lumbar de la columna, por lo que cabe descartar que se trate de las que el Cuerpo Médico
denomina “generalizadas”.
Poder Judicial de la Nación
En suma, por las consideraciones que anteceden, propongo al Acuerdo: rechazar el
recurso de apelación interpuesto por la demandada contra la sentencia de primera instancia, la
que se confirma. Costas de Alzada a la recurrente vencida (artículo 68, primera parte del
CPCCN).
Así lo voto.
EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO:
Comparto las consideraciones efectuadas por mi distinguida colega, la Jueza Calitri, en
los términos de mi voto in re “OLMO, Mercedes Zulema c/ Armada Argentina (E.N.) s/
enfermedad accidente”, expte. n° 3520/02, fallo del 30/08/07, registro de esta Sala II, T. 153,
f.35/39 y, sin perjuicio de dejar a salvo mi opinión respecto del criterio seguido sobre la
reparación de infortunios laborales adecuados a la ley 24.028 (ver mi voto en los autos
nº13.001/95, “Requejo, Jorge H. c/ YPF s/ Ley 9688", del 21/04/98, registro de esta Sala II,
L.48 f.193).
En efecto, la norma aplicada derogó la ley 9688 y, por consiguiente, su decreto
reglamentario (decreto 1792/92) y, en su art.2, dejó de lado la teoría de la indiferencia de la
concausa, con lo cual resultaron disminuidas las hipótesis de responsabilidad patronal. En
virtud de esta ley, entonces, el trabajador sólo tendría derecho a solicitar la reparación de
aquellas enfermedades incapacitantes causadas por la actividad laboral. Este aspecto no
cuestionado por la parte actora, ha quedado firme.
Con esta reserva, adhiero al voto de la jueza preopinante.
EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO:
Que adhiere al voto de la Jueza Calitri.
Por ello, SE RESUELVE: rechazar el recurso de apelación interpuesto por la
demandada contra la sentencia de primera instancia, la que se confirma. Costas de Alzada a la
recurrente vencida (artículo 68, primera parte del CPCCN).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.Fdo.Jueces Sala II Leopoldo Héctor Schiffrin (por
mi voto) – César Álvarez – Olga Calitri.
Descargar