"Los Cuatro Elementos y la Quinta Esencia" surge en un “Grupo de Trabajo” en el Conservatorio Profesional de Música “José Salinas de Baza (Granada). El grupo estaba compuesto por el profesor de percusión Fernando García Puya, la profesora de coro Ana Belén Ortega Vilches, la profesora de historia Amanda Ramos Contreras y yo. La finalidad de este grupo consistía en analizar el panorama actual y las perspectivas de futuro en materia de composición, teniendo como referencia inmediata la trayectoria de todo el siglo XX, todo esto a través de una serie de entrevistas a diferentes compositores de actualidad. Como trabajo complementario los componentes del grupo me encargan la composición de una pequeña obra para coro y percusión. Yo les planteé como temática jugar con los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire) estructurándolo en un principio como una historia de la evolución de la música. Tomé referencias de Tan Dum, de sus conciertos para agua, papel, cerámica, etc. Poco a poco se fue formando en mi mente otra idea diferente sobre la obra y comencé a visualizar los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire), como equilibrio, como los cuatro principios básicos del ciclo de la vida, asociando a su vez cada elemento con los estados del ser humano, con los sonidos y tonalidades, y, con la gama de colores. • • • • Fuego – impulso, pasión, deseo……..color rojo Tierra – estabilidad, sustento de la vida, ciclo de la vida, nuestra base…color verde Aire – pensamiento, comunicación, flexibilidad, rápido, respiración del ser vivo….color amarillo Agua – emoción, sentimiento, misterio…….color azul. Como contraposición a esto surge un último elemento, el hombre - la quinta esencia cuyo papel en mi obra es el “desequilibrio”, desestabilizar la unidad conseguida en un principio. Quiero con esto tomar conciencia de un tema que hoy en día nos preocupa a todos, que es el cambio climático, y las consecuencias nefastas de este desequilibrio medioambiental entre el hombre y la naturaleza. Aristóteles decía que la quinta esencia era un elemento invisible de índole superior, considerándolo lo más puro. Durante la Edad Media, tras la recuperación de la filosofía aristotélica, el quinto elemento material reconocido por Aristóteles, comenzó a ser llamado así (quinto elemento), de donde viene la expresión quintaesencia (usada en la cosmología actual para referirse a la energía oscura).