Contexto histórico-filosófico. El siglo XIX es una época de cierta

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Contexto histórico-filosófico.
El siglo XIX es una época de cierta anormalidad filosófica; en rigor, no comienza
hasta después de la muerte de Hegel, en 1831; su primer tercio, con el último de la
centuria anterior, forma un período bien distinto, dominado por el idealismo alemán. Al
morir Hegel, se agota una etapa y sobreviene a la filosofía una honda crisis, en la que
casi desaparece. Con todo, creemos acertado señalar cuatro rasgos que dominan el
contexto cultural-filosófico de Marx (1818-1883).
Domina el positivismo, es decir, la filosofía que defiende como modelo de saber el
que proporcionan las ciencias particulares. El avance histórico de la burguesía junto a
las teorías del capitalismo liberal (A. Smith) originó la Revolución Industrial (17601860); ello supuso la mecanización del trabajo a la vez que el surgimiento de un grave
problema social (aparición del proletariado). Ante esta situación, el socialismo utópico
francés propuso soluciones más justas y solidarias (Proudhon). No olvidemos tampoco
que, en gran medida, la filosofía marxista constituye un movimiento de reacción a las
cimas especulativas del idealismo alemán, en particular a la filosofía de la historia de
Hegel.
Contexto histórico-filosófico.
Aunque Nietzsche (1844-1900) comparte con Marx gran parte del contexto
cultural, por ejemplo, el ingenuo optimismo en la verdad de las ciencias particulares
(positivismo), conviene señalar otros factores que conciernen a su filosofía más
directamente.
En primer lugar, se produce el imperialismo y el colonialismo europeo en el mundo
de una forma contradictoria. La explotación de los imperios coloniales contradecía la
teórica superioridad de los valores morales occidentales (eficacia civilizadora de la
ciencia, influjo pacificador e igualador del cristianismo, etc.). En segundo lugar, la
uniformidad laboral, cultural y social pretendida por minorías poderosas que quieren el
poder y el control de la sociedad, provoca la minusvaloración del individuo creativo
frente a la masa manipulable. En tercer lugar, la proliferación y el éxito creciente de
ideologías salvadoras y mesiánicas fomentaban, en las sociedades libre y secularizadas,
actitudes de sometimiento y sacrificio a un absoluto.
Contexto histórico-filosófico.
La derrota que sufrió España durante 1898 en la guerra contra EE.UU y la pérdida
de las colonias (Cuba, Puerto Rico, Filipinas) inundó España de un pesimismo colectivo
y afectó gravemente al prestigio de su sistema político, el llamado régimen de la
Restauración, que, desde 1874, sustentaba una monarquía constitucional y
parlamentaria. Durante los primeros treinta años del siglo XX se abrió con fuerza el
propósito de regenerar moral y culturalmente España. En esta línea destacamos autores
como Unamuno, Zubiri y el mismo Ortega (1883-1955). La importancia de estos
maestros radicó en la estrecha relación que mantuvieron todos ellos con la filosofía
contemporánea, en especial con la europea.
Aún así, el primer plano de la cultura filosófica española lo ocuparon los
Krausistas. El principal de ellos, Giner de los Ríos, fundó la ILE a la que estuvo muy
vinculado Ortega. A ello hay que sumar el auge de la filosofía española durante el siglo
XX de lo que da buena cuenta el nutrido número de revistas a la vez que su influencia
en la literatura.
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