¿Hay lugar para el pensamiento y la reflexión en esta sociedad y en la presente coyuntura histórica? La realidad del pensar y el pensar acerca de la realidad Marcelo Lobosco (Ensayista argentino) (*) Queremos plantear la relación entre pensamiento y realidad. En el presente de nuestra historia los tiempos modernos para algunos o posmodernos para otros, en 1os cuales nuestro espíritu está sujeto a la manipulación de los medios de comunicación masiva y en que nuestras economías están sujetas a los devaneos las condiciones dignas y equitativas de labor que nos habla nuestra Constitución, cabe realizar una pregunta: ¿Hay lugar para el pensamiento y la reflexión en esta sociedad y en la presente coyuntura histórica? Con frecuencia se nos han transmitido diversas imágenes de los intelectuales: a) como especialistas que bien nos pueden hablar de problemas teóricos indescifrables para la gente común, como las aporías de las sustancias que nada afectan ni preocupan a los hombres y mujeres comunes; b) o bien, de aquellos que es bueno tener uno por familia, como lo expresa la obra "M' hijo el dotor", de Florencio Sánchez, en la cual queda manifestado el deseo de muchas familias argentinas de tener un hijo egresado universitario, como modo de acceder a nive-les de poder y "status" económico-social. Sin embargo, pensamos que hoy más que nunca reflexión es útil, necesaria hasta imprescindible. Claro que bien podría interrogarnos el interlocutor en tiempos sobre si es que justamente a partir de la crisis es de donde se pueden unificar nuestras experiencias individuales, así como también las colectivas. Entendemos que de los momentos de crisis afectivas, económicas, sicológicas o formales en las situaciones limites es, precisamente, de donde surgen las preguntas que ya el pensador de Konisberg - nos referimos a Kant- enunciaba al sostener que no los pensadores, sino hombres en tanto nos ponemos a pensar: -¿Qué debo hacer? -¿Qué puedo conocer? -¿Qué me cabe esperar? La primera pregunta la responde en el ámbito académico una ética; la segunda, una gnoseología o teoría del conocimiento; y la tercera, una antropología filosófica, pero que • Filosofo Profesor de la Universidad de Buenos Aires Director Ejecutivo Olimpíada Argentina de Filosofía 1 en la cotidianidad todo hombre se pregunta y se plantea y trata de responder con una visión, lo más coherente posible, acerca de la realidad. A no ser que nos dejemos llevar, al decir de Heidegger del qué "se dice", "se piensa”, "se hace", lo que constituye el termino medio de la gente. Partimos fundamentalmente de la convicción de que son épocas de crisis personales o grupales en donde el pensamiento tiene un lugar privilegiado, si bien por supuesto no descartamos otros lugares; pero es allí donde el pensar se encuentra privilegiadamente, donde las practicas que mientes sentido nos obligan a resignificar nuestro marco teórico acerca de la realidad. Ahora bien, ¿cómo se relaciona este pensar con la realidad?, ¿cómo este pensare se hace real? Un intento de responder a estas preguntas es hacerlo hegelianamente, quien en la Filosofía del Derecho nos dice: "no hay que representarse, que por una parte, el -hombre sería pensante y por otra parte volitivo..La diferencia entre pensar y 'la voluntad es sólo diferencia entre la actitud teórica y la práctica, pero no son algo así como dos facultades sino que la voluntad es un modo especial de pensar; el pensar como trasladándose a la existencia sensible, como esfuerzo por darse a la existencia sensible." El pensar no sería, desde este punto de vista, una elucubración teórica sin fines prácticos, sino que la voluntad es una manera o determinación del pensar; este determinarse significa poner una diferencia. A lo cual nos agrega Hegel: "... estas diferencias que yo supongo, son de nuevo las mías, las determinaciones me conciernen y las finalidades, a las cuales estoy impedido, me pertenecen." Aquí vemos cómo Hegel pondera la razón que se da finalidades, no reduciendo la misma a lenguajes instrumentales. Por eso, podemos finalizar diciendo a la manera de Hegel: "Que lo teórico está con-tenido en lo práctico..., pues no se puede tener ninguna voluntad sin inteligencia.” A raíz de ello, y como conclusión, pensamos que el pensamiento es mediación para la modificación de la praxis y no una mera elucubración sobre problemas teóricos que no tienen nada que ver con nuestras historias, nuestra cultura, nuestra tradición. Pues de lo que se trata es de dar un sentido a nuestro presente histórico. 2