Reg.: A y S t 231 p 12-21. En la ciudad de Santa Fe, a los diecisiete días del mes de marzo del año dos mil nueve se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Daniel Aníbal Erbetta, María Angélica Gastaldi, Rafael Francisco Gutiérrez, Mario Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, con la Presidencia del titular doctor Roberto Héctor Falistocco, a los efectos de dictar sentencia en los autos caratulados "BRUSCO, Rubén Omar -Solicitud de levantamiento de la suspensión de la matrícula del martillero ante el Colegio respectivo- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD” (Expte. C.S.J. nro. 14, año 2006). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?, SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente?, TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?. Asimismo se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o sea, doctores Spuler, Gutiérrez, Erbetta, Netri, Falistocco y Gastaldi. A la primera cuestión -¿es admisible el recurso interpuesto?-, el señor Ministro doctor Spuler dijo: Surge de las constancias de autos que el señor Rubén Omar Brusco interpuso recurso de apelación contra la resolución del Colegio de Martilleros mediante la cual se le denegó la inscripción en la matrícula solicitada en fecha 1.07.2004, con sustento en que no resultaba viable proceder a su rehabilitación en virtud de lo normado en la legislación vigente, art. 4, inc. d) de la ley 7547, por estar inhibido para disponer de sus bienes. El fundamento de su recurso de apelación se centró en la inconstitucionalidad del artículo 4, inciso d), de la ley 7547 que prescribe que “la inscripción en la matrícula es obligatoria, se realizará presentando la solicitud correspondiente en formulario que proveerá el colegio y se deberán cumplimentar los siguientes requisitos:...d) Comprobar que no se encuentra inhibido para disponer de sus bienes...”, por entender que dicho inciso resulta arbitrario y discriminatorio. Al expresar agravios ante la Cámara manifestó que la inconstitucionalidad de la norma surge desde la sanción de la ley 25028 que omitió dejar sin efecto el artículo 2 inc. c) de la ley 20.266 y su artículo análogo de la ley santafesina; y que la decisión del Colegio de Martilleros violó normas de rango constitucional. Contestado el traslado por el Colegio respectivo éste dijo que si bien comparte con el recurrente que la norma en cuestión es inconstitucional, por el principio de legalidad debió desestimar la solicitud del colegiado hasta tanto exista una resolución judicial en contrario. En fecha 12 de octubre de 2005 la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Penal resolvió confirmar la sentencia apelada por considerar correcta la denegatoria del Colegio de Martilleros al no mediar una palmaria arbitrariedad en la norma que se ataca como inconstitucional. 2. Contra dicho pronunciamiento interpone el martillero Brusco recurso de inconstitucionalidad invocando la concurrencia del supuesto previsto en el artículo 1ro., inc. 1, de la ley 7055. Aduce que el artículo 4, inc. d) de la ley 7547, al requerir no estar inhibido para inscribirse en la matrícula de martilleros, no sólo crea una notable desigualdad, sino que también viola el derecho a trabajar de todo ciudadano, derechos éstos protegidos constitucionalmente. Expresa que la Cámara ha confirmado una resolución fundada en una norma que resulta incongruente con preceptos constitucionales al desconocer el derecho a trabajar y a la igualdad que la Constitución de la provincia, como así también la de la nación, reconocen. Por ello entiende que su planteo también resulta viable desde la óptica del inciso 2, del artículo 1ro., de la ley 7055. Afirma que la solución dada por el Tribunal es arbitraria por constituir un acto irracional, con vicio palmario en la construcción jurídica, al basarse en una norma legal que prescinde de derechos de raigambre constitucional. Se pregunta con qué finalidad la ley en cuestión requiere no estar inhibido para el ejercicio de la profesión de martillero; si no resulta ello discriminatorio y violatorio del derecho a trabajar; porqué en otras profesiones tales como médicos, ingenieros, contadores e incluso abogados no se requiere dicha calidad. Añade que resulta claro que la ley en la cual se basa la resolución recurrida tiene un fundamento discriminatorio que no encuentra razón de ser. Al referir específicamente a la inconstitucionalidad del artículo 4, inciso d), de la ley 7547 reiteró que requiere de una calidad contraria a derechos constitucionales. Sostiene que es reiterado el criterio según el cual en caso de conflicto entre normas infraconstitucionales, debe respetarse la estructura piramidal dispuesta por el artículo 31 de la Constitución nacional y el magistrado deberá optar por la norma de jerarquía superior. En cuanto a la violación del derecho a la igualdad declara que la carrera de martillero ha tomado rango universitario, es decir, equiparable con cualquier otra profesión. Sin embargo con el requisito del artículo 4, inc. d, de la ley 7547 se ha creado una desigualdad frente a otras profesiones donde no se requiere dicho recaudo para inscribirse en la matrícula, como por ejemplo el caso de los contadores, ingenieros, médicos ni tampoco abogados; desigualdad que también es creada por el Acuerdo cuestionado al entender que no media una palmaria arbitrariedad en la norma. Luego de citar los artículos 8 de la Constitución provincial y 16 de la Constitución nacional expresa que siendo la norma cuestionada de jerarquía inferior a la Constitución provincial y habiendo la Sala fallado en contra de la Ley Suprema, indudablemente deberá admitirse el recurso intentado. Por último refiere a la violación del derecho a trabajar manifestando que si prima el principio de legalidad, por el hecho de estar inhibido, su parte no puede reinscribirse en la matrícula y por lo tanto ejercer la profesión de martillero. Expone que el requisito exigido nada tiene que ver con la capacidad profesional que pueda tener un martillero, máxime en el presente caso donde la inhibición proviene de una actividad ajena al ejercicio de la profesión. Insiste en que agravia a su parte el fallo atacado en cuanto desconoce el derecho a trabajar reconocido por la Constitución provincial y por la Constitución nacional. Evacuado que fuera el traslado (f. 12/12 vto.), la Sala concedió el recurso de inconstitucionalidad interpuesto mediante pronunciamiento de fecha 15 de diciembre de 2005 (fs. 14/14 vto.) a tenor de lo dispuesto por el artículo 1, inc.1 de la ley 7055. 3. En el nuevo examen de admisibilidad que prescribe el artículo 11 de la ley 7055, efectuado con los autos principales a la vista y oído el dictamen del señor Procurador General (fs. 19/20), he de propiciar la ratificación del criterio sustentado por la Sala al conceder el recurso por entender que el planteo del impugnante, tal como es efectuado, encuadra en el supuesto previsto en el artículo 1ro., inciso 1ro., de la ley 7055. Dicho esto, creo necesario aclarar que aun cuando el recurrente invoque en sustento de su impugnación excepcional también en el inciso 2do. del artículo citado, tal mención no encuentra asidero en las constancias de autos. Ello así, pues dicho precepto legal requiere que en el caso “se hubiere cuestionado la inteligencia de un precepto de la Constitución de la Provincia y la decisión haya sido contraria al derecho o garantía fundado en él”, lo que no ha acontecido en el presente desde que no se encuentra en discusión la interpretación de ninguna norma de raigambre constitucional. De allí que la totalidad de los argumentos recursivos del quejoso serán analizados bajo la óptica del inciso 1ro., dado que éstos indudablemente tienden a sustentar el planteo efectuado de inconstitucionalidad del artículo 4, inc. d) de la ley 7547. En virtud de lo expuesto, voto pues, por la afirmativa. A la misma cuestión los señores Ministros doctores Gutiérrez, Erbetta y Netri, el señor Presidente doctor Falistocco y la señora Ministra doctora Gastaldi expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por el señor Ministro doctor Spuler y votaron en igual sentido. A la segunda cuestión -en su caso, ¿es procedente?- el señor Ministro doctor Spuler dijo: Conforme surge del relato "ut supra" realizado la sentencia atacada confirmó la resolución del Colegio de Martilleros de Rosario que denegó la reinscripción en la matrícula de Rubén Omar Brusco al no admitir el planteo de inconstitucionalidad del artículo 4, inc. d) de la ley 7547 que éste postulara. Dicha temática impone necesariamente efectuar algunas reflexiones previas al estudio de la resolución atacada. En tal sentido, constituye un principio democrático esencial que las leyes dictadas de acuerdo con los mecanismos previstos por la Ley Fundamental, gozan de una presunción de legitimidad que opera plenamente y que su posible nulificación obliga a ejercer dicha atribución de revisión constitucional con sobriedad y prudencia, únicamente cuando la repugnancia de la norma con la cláusula constitucional sea manifiesta, clara e indudable. La jurisprudencia de la Corte Federal ha señalado que en el ejercicio del elevado control de constitucionalidad debe imponer la mayor mesura, mostrándose tan celosa en el uso de sus facultades como del respeto que la Carta Magna asigna, con carácter privativo, a los otros poderes (Fallos: 242:2534; 256:386; 300:1087; vid. C.S.J.S.F., "Marozzi", A. y S., T. 161, pág. 290); que la declaración de inconstitucionalidad de una ley sólo puede admitirse como "última ratio" del orden jurídico (Fallos:247:387; 249:51; 303:248; 304:849 y 1069; 311:394, etc.) y constituye "la más delicada de las funciones que puedan encomendarse a un tribunal de justicia" (Fallos:312:72). Por ello, tratándose de la delicada misión de eliminar del ordenamiento jurídico una norma, se erige con todo vigor la jurisprudencia de este Tribunal -en consonancia con la Corte nacional- que establece que tachar de inconstitucional una ley impone la carga de fundamentar detallada y exhaustivamente la impugnación (vid. A. y S., T. 191, pág. 267; T. 212, pág. 469; entre otros); por lo que la declaración de inconstitucionalidad requiere no sólo el aserto de que la norma cuestionada es violatoria de normas de jerarquía superior, sino también la demostración en concreto de que ello se configura en el caso. A la luz de tales pautas, lo resuelto por la Sala no aparece con la irrazonabilidad y arbitrariedad aducida por el impugnante, desde que éste con sus genéricos argumentos no demuestra que, en verdad, dicho pronunciamiento se base en una norma legal, que al regular los requisitos que deben cumplimentar quienes quieran matricularse como martilleros -en armonía con lo dispuesto por la ley nacional nro. 20.266, modificada por ley 25.028- atente de manera indudable contra derechos consagrados por la Constitución, ni que resulte manifiestamente incompatible con ésta. Al respecto, cabe señalar que la Sala reputó correcta la denegatoria cuestionada “al no mediar una palmaria arbitrariedad en la norma (invocada como fundamento de la decisión) que se ataca como inconstitucional” dado que “la exigencia de no hallarse inhibido para obtener la inscripción en la matrícula de una profesión como la de martillero, no cabe apreciarla liminarmente como con evidencia irrazonable si se tiene en cuenta la cobertura de indiscutidas responsabilidades que pueden derivar del ejercicio de la actividad reglamentada”. Agregó que “por otra parte, no parece ser la vía impugnativa disciplinaria atribuida a esta Cámara la adecuada para descalificar una resolución que aplica la legislación de policía vigente y donde -reiteramos- el legislador no consagrara una condición claramente irracional o contraria a los derechos y garantías constitucionales” (f. 40 vto. Expte. Cámara nro. 65/2005). Frente a tales consideraciones, la mera alegación del impugnante respecto a que la norma atacada sería discriminatoria e inconstitucional por violar sus derechos de igualdad y de trabajar; y que dicho requisito nada tiene que ver con la capacidad profesional que pueda tener un martillero donde la inhibición proviene de una actividad ajena al ejercicio de la profesión, resultan claramente insuficientes para sustentar la pretensión de que se declare inconstitucional la norma atacada. Es que frente a lo normado por el artículo 4, inciso d, de ley provincial 7547, en concordancia -como ya se señalara- con la ley nacional que establece el régimen legal de los martilleros fijando las condiciones habilitantes para el ejercicio de la profesión, la exigencia de su cumplimiento, como derecho vigente, no puede erigirse como fundamento de la violación del derecho a trabajar -en tanto se reitera no se demuestra con argumentos sólidos y precisos dirigidos a tal fin la irrazonabilidad del criterio legal en relación al caso concreto- y mucho menos del derecho de igualdad -desde que la comparación se realiza de manera genérica con otro tipo de profesiones-. Insistimos, la declaración de inconstitucionalidad de una norma es una de las más delicadas funciones encomendadas a un tribunal de justicia y configura un acto de suma gravedad institucional, que procede solo a partir de una reflexión efectuada con sumo grado de prudencia, cuando se encuentre demostrado sin lugar a dudas que la repugnancia de la ley inferior con la norma calificada de suprema resulta manifiesta y la incompatibilidad inconciliable, en particular cuando se trata de enjuiciar actos que suponen el ejercicio de facultades que la Ley Fundamental asigna con carácter privativo a los otros poderes, pues como ha dicho la Corte, del juicio prudente de los magistrados en torno de los alcances de su jurisdicción es de donde cabe esperar los mejores frutos en orden al buen gobierno de la Nación (cfr. Fallos 310:112; 324:3184; A. y S. T. 206, pág. 1; T. 214, pág. 59). A lo dicho, entiendo oportuno agregar lo también señalado por el Máximo Tribunal nacional en cuanto a que el control de constitucionalidad, que al respecto compete en último término a la Corte Suprema, no incluye el examen de conveniencia o acierto del criterio adoptado por los restantes poderes (Del dictamen de la Procuración General, al que remitió la Corte Suprema en autos “Berón, Luisa c/ Superior Gob. de la Prov. de Entre Ríos”, sentencia del 15 de febrero de 2005). Por las razones expuestas, voto pues, por la negativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Gutiérrez expresó idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Ministro doctor Spuler y votó en igual sentido. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Erbetta dijo: 1. En el "sub lite", la Alzada confirmó la resolución del Colegio de Martilleros de Rosario que denegó la reinscripción en la matrícula a Rubén Omar Brusco, por entender que el artículo 4, inc. d) de la ley 7547 que exige como condición del postulante a ejercer dicha profesión la de "no estar inhibido para disponer de sus bienes", no evidencia una palmaria arbitrariedad para ser tachada de inconstitucional, atendiendo a las indiscutidas responsabilidades que pueden derivar del ejercicio de la actividad. 2. Debiendo este Tribunal pronunciarse sobre la congruencia del artículo 4, inciso d) de la ley 7547 con el artículo 14 de la Constitución provincial, corresponde recordar la necesidad de optar por una solución exegética que contemple las particularidades del caso, el orden jurídico en su armónica totalidad, los principios fundamentales del derecho, las garantías y derechos constitucionales y el logro de resultados concretos jurídicamente valiosos (CS., Fallos, 302:1284); en especial cuando -como ocurre en el presente- se trata de un caso que compromete de manera directa a este Cuerpo en su específica misión de velar por la vigencia real y efectiva de los principios constitucionales y lo obliga por ello a ponderar cuidadosamente aquéllas circunstancias, a fin de evitar la admisión de soluciones normativas que conduzcan a vulnerar derechos fundamentales de la persona. 3. El estudio de la causa -efectuado de conformidad a las pautas reseñadas- me convence de que el recurso interpuesto debe prosperar, por cuanto el Tribunal en grado anterior, en el proceso volitivo de adaptación de la norma que aplica a la realidad que juzga ha optado por otorgar prevalencia a la norma inferior en desmedro de la Constitución. 4. Para así decidirlo, corresponde recordar que esta Corte ha sostenido la posición de preeminencia de que gozan en el mercado este tipo de asociaciones -hecho de público y notorioque, dadas las actuales circunstancias, determinan las posibilidades de ejercer la profesión en el área en cuestión, cobrando, así, todo vigor lo resuelto por la Corte nacional en Fallos:328:1063, donde se ordenó que el colegio demandado eliminara cualquier cláusula estatutaria o reglamentaria que fije pautas de ingresos para los profesionales y ello en virtud de la especial situación estructural y de funcionamiento que determinaba que la no pertenencia a la entidad sea una barrera importante para el ejercicio de la actividad. En base a esos criterios, en A. y S., T. 225, pág. 268, juzgué que la suspensión de tres meses en calidad de socio del Círculo Odontológico Santafesino impuesta por esa entidad y confirmada por los Jueces actuantes con sustento en el hecho de haber dictado cursos fuera del ámbito de la entidad (arts. 6 y 7, Reglamento de la Actividad Científica del Círculo Odontológico de Santa Fe), importaba una clara restricción al derecho de libre expresión del pensamiento y de enseñanza tutelado por las Constituciones nacional y provincial (arts. 14, 32 y 11, respectivamente). 5. La doctrina que inspiró dicho precedente debe trasladarse en la especie atento a que, si bien en nuestro sistema republicano, es el legislador quien se encuentra facultado para reglar el ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución y con ello el ejercicio de las profesiones, estableciendo los requisitos de idoneidad a tal fin, en el caso concreto se ha incurrido en un exceso de reglamentación derivado de la ya mencionada situación de supremacía del colegio en relación a los prestadores del servicio al establecer como condición para la inscripción en la matrícula de martilleros, el no encontrarse "inhibido para disponer de sus bienes" (art. 4, inc. d, ley 7547), pues se priva al recurrente de su posibilidad de trabajar y lo coloca en una situación en la cual el mismo queda aprisionado por sus deudas sin poder recurrir a su profesión habitual para liberarse de ellas, como una suerte de resabio de la vieja ley 514 (1872) que establecía la prisión por deudas. 6. El derecho a trabajar -como el de ejercer toda industria lícita- consagrado en el artículo 14 de nuestra Constitución provincial y en su similar de la nacional, como así también en las convenciones internacionales incorporadas a esta última por el artículo 75, inciso 22), en particular los artículos XIV de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, según el cual toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación, en cuanto lo permitan las oportunidades existentes de empleo; 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que determina que toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo y a la protección contra el desempleo; y 6° del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, por el que se reconoce el derecho a trabajar, que comprende el derecho de toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido, no es absoluto y se encuentra sometido a las leyes que reglamentan su ejercicio, siempre que no se impongan condiciones que lo desnaturalicen o se tornen arbitrarias. 7. En consonancia con este último, nuestro más Alto Tribunal de la Nación tiene dicho que la reglamentación de los derechos que acuerda la Constitución Nacional, es susceptible de ser cuestionada si la misma resulta irrazonable, o sea, si los medios que arbitra no se adecuan a los fines cuya realización procura o si consagra una manifiesta iniquidad. Esto último es lo que acontece en el "sub judice" -como ya se dijo- porque el requisito del artículo 4, inciso d) ley 7547, impuesto como medio para asegurar la moralidad u honestidad de quienes ejercen como martilleros, resulta excesivo y por tanto irrazonable, toda vez que supone -en definitiva- la privación en forma absoluta del derecho a trabajar en su materia con la consiguiente recuperación ética y económica del profesional impugnante, lo cual no es acorde con la naturaleza de las cosas ni es, en consecuencia, justo (Fallos: 299:428, sus citas y posteriores). Reitero, no puede olvidarse que nos encontramos frente a una institución a la que, dadas sus particulares características, el ahora recurrente debe pertenecer casi compulsivamente para poder trabajar, por lo que la autonomía de las asociaciones para regir los derechos de sus miembros -en el caso, establecer las condiciones habilitantes para el ejercicio de la profesiónsiempre encuentran límite en los derechos fundamentales, que en el caso y a tenor de las consideraciones expuestas, han sido vulnerados. Se configura, entonces, la cuestión constitucional prevista por el artículo 1, inciso 1) de la ley 7055 y siendo decisiva para la resolución del pleito corresponde la declaración de inconstitucionalidad del artículo 4, inciso d) de la ley 7547, debiéndose revocarse el decisorio impugnado y remitir la causa al tribunal de origen para que se pronuncie nuevamente de conformidad con la doctrina constitucional sentada en el presente decisorio. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Netri expresó idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Ministro doctor Spuler y votó en igual sentido. A la misma cuestión el señor Presidente doctor Falistocco dijo: Comparto los fundamentos y solución a que arriba el señor Ministro doctor Erbetta. Sin perjuicio de ello, estimo oportuno aclarar que la regulación del desempeño de las distintas actividades profesionales o comerciales es una manifestación del poder de policía (Linares Quintana " Tratado de la ciencia del Derecho Constitucional", T. III, pág. 347 y ss.) que se reconoce, en principio, reservado a las provincias (Bidart Campos, "Derecho Constitucional", T. II, pág. 551). En nuestra provincia, esa potestad se ha ejercido a través de la creación de Colegios Profesionales, con la consecuente reglamentación y fijación de condiciones de admisibilidad de los colegiados. Se ha reconocido legislativamente, en consecuencia, las potestades oportunamente conferidas por el ordenamiento jurídico provincial a los Colegios y Consejos profesionales creados por ley a fin de proveer al poder de policía en cuanto al control de la matricula y ejercicio del poder disciplinario, y se han establecido requisitos de idoneidad para el acceso a la matrícula. En este sentido, debe señalarse que la idoneidad, entendida como suficiencia o aptitud para una cosa, se valora, en el caso, mediante el establecimiento de prohibiciones, para fijar las cuales se toma en consideración un obrar actual o pasado del individuo que hace presumir que sus intereses no se concilian con los de la función a desempeñar (CSJN, Fallos 305:385, 278:287; 299:428). En esta inteligencia, no luce razonable el impedimento relacionado con la ausencia de inhibición para disponer de los bienes como requisito para otorgar la matricula de martillero. En efecto, la inhibición general de bienes, soló puede ser entendida como una contingencia de la vida económica, no constituye ninguna presunción sobre la idoneidad moral o técnica del peticionante. Tampoco luce aceptable el argumento esbozado por la Alzada en cuanto a que el impedimento se justifica a partir de " indiscutidas responsabilidades que pueden derivar del ejercicio de la actividad reglamentada". Ello así, por cuanto se trata de una medida cautelar ordenada en un proceso judicial de tipo individual -no en uno colectivo, como podría ser un concurso de acreedores- que no implica per se la existencia de desequilibrios económicos y financieros que presuponga un estado de insolvencia permanente. Desde otra óptica, el requisito cuestionado, en atención a la actividad a que se refiere -aún cuando el martillero pueda ser considerado un oficial público auxiliar de la justicia cuando actúa en subasta judicial y cuya naturaleza jurídica se encuentra discutida en doctrina entre quienes lo consideran comerciante o auxiliar del comercio - debe ser diferenciada de algunas causales de inhabilidad para acceder a cargos en la administración pública, referentes al patrimonio del interesado, en donde, por su mayor vinculación al interés público, se establecen más estrictos requisitos de idoneidad. Cabe resaltar, finalmente, que el propio Colegio de martilleros al contestar el traslado del artículo 4 de la ley 7055 comparte el criterio del recurrente, poniendo de manifiesto que había iniciado una acción mere declarativa solicitando la inconstitucionalidad de la norma cuestionada. En suma, se advierte la irrazonabilidad de la norma bajo examen, revelando una incompatibilidad indubitable e inconciliable con cláusulas constitucionales referentes al derecho a trabajar, sobre todo teniendo en cuenta la situación de preeminencia de que gozan este tipo de asociaciones, que determinan la posibilidad de ejercer la profesión en el área en cuestión, según expuse en A. y S. T. 225, pág. 268. En aquel precedente se tuvo en cuenta que la situación estructural y de funcionamiento determinaba que la no pertenencia a la entidad sea una barrera importante para el ejercicio de la actividad, situación que se verifica en la especie a partir de la exigencia de matriculación contenida en el artículo 4 de la ley 7547. En este contexto, la incompatibilidad entre la norma inferior y los preceptos constitucionales no es susceptible de ser superada mediante interpretación alguna que deje a salvo su validez, correspondiendo en consecuencia su descalificación en aras de mantener la supremacía de la Constitución ( Conc. CSJN Fallos: 247:121 y sus citas, entre muchos). Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: Adhiero sustancialmente a lo fundamentado por el señor Ministro doctor Spuler, pues lo cierto en el caso es que los cuestionamientos del impugnante no logran demostrar la afectación de los derechos constitucionales que dice preteridos, ello en confrontación con los argumentos expuestos por la Sala como así también con los intereses y valores en juego. Esto es así en tanto considero que, conforme lo señalado por reiterada doctrina, el control de constitucionalidad deferido al Poder Judicial debe efectuarse con la mayor prudencia, cuidando de no interferir con los criterios de política legislativa, oportunidad, conveniencia y fines públicos tenidos en vista por el legislador, a menos, claro está, que se demuestre una falta total de razonabilidad. Dentro de tal marco, el rechazo del recurso se impone. En ese sentido, y respecto al ejercicio de la profesión de martillero, cabe destacar por una parte que no pueden pasar desapercibidas las posibles implicancias para la marcha de los negocios que pudieran derivarse en el ejercicio mismo de su actividad. Más allá de ello, resulta decisiva en el caso la circunstancia de que, si bien con carácter transitorio pero no por ello menos frecuente, aquel profesional puede estar llamado a ejercer ocasionalmente función pública, como la que le cabe en la subasta judicial de bienes o al actuar como interventor designado por el juez, siendo siempre responsable de la "legalidad" de la actividad que desarrolla. Así, en torno al ejercicio de funciones públicas y por la finalidad pública que pudiere estar comprometida, no podrían considerarse manifiestamente irrazonables las restricciones respecto de las personas que están llamadas a actuar como tales (como son los casos –también– del escribano, del juez, etc.), por estar implicadas la seguridad y confianza que los ciudadanos –y la sociedad en conjunto– depositan en el ejercicio en cuestión. En autos, el argumento expuesto por el compareciente en el recurso de inconstitucionalidad intenta conducir a la demostración de la falta de razonabilidad en el trato, pretendiendo fundamentarlo en la desigualdad que existiría respecto de otras profesiones, alegando que en éstas los profesionales también responden por los daños y perjuicios que pudieren ocasionar con su actuación. Cuestionamiento éste que resulta insuficiente para descalificar la validez constitucional de lo decidido y para demostrar inequidad manifiesta en la limitación establecida por la ley. Es que, más allá de la conveniencia o inconveniencia en el criterio seguido por el legislador, el laconismo de los cuestionamientos del impugnante no trasluce más que su mera discrepancia –sin entidad constitucional– con los argumentos expuestos por el Sentenciante al rechazar la acción deducida, lo que sella –sin más– la suerte adversa de su planteo. Por lo expuesto –estimo– debe declararse improcedente el recurso interpuesto. Voto, pues, por la negativa. A la tercera cuestión -en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?- el señor Ministro doctor Spuler dijo: Atento al resultado obtenido al tratar la cuestión anterior corresponde declarar improcedente el recurso interpuesto, con costas al vencido (art. 12, ley 7055). Así voto. A la misma cuestión los señores Ministros doctores Gutiérrez, Erbetta y Netri, el señor Presidente doctor Falistocco y la señora Ministra doctora Gastaldi dijeron que la resolución que correspondía dictar era la propuesta por el señor Ministro doctor Spuler y así votaron. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: Declarar improcedente el recurso interpuesto, con costas al vencido. Registrarlo y hacerlo saber. Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros por ante mí, doy fe. Fdo.: FALISTOCCO-ERBETTA-GASTALDI-GUTIÉRREZ-NETRI-SPULER- Fernández Riestra (Secretaria)