La seguridad sin ética no nos llevará a ninguna parte

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La seguridad sin ética no nos llevará a ninguna
parte
Gabriel Bustamante Peña
Asesor jurídico político Corporación Viva la Ciudadanía
Si Antanas Mockus sigue subiendo su intención de voto, en la proporción que
crece en las encuestas, hay una gran probabilidad que gane las elecciones en
primera vuelta, con su consigna de la ética al poder (legalidad democrática);
que parece, hasta ahora, comienza a desplazar el discurso de la seguridad,
deslucido después de ocho años de ser aplicado en medio de escándalos y
arbitrariedades manifiestas.
La “marea verde” como se ha llamado a este fenómeno político y de opinión
que encabeza Mockus, ha registrado niveles míticos de crecimiento que lo han
llevado a estar en el 3% en febrero, antes de la encuesta del Partido Verde y
cuando los tenores (Mockus, Peñalosa y Lucho) sumaban entre los tres sólo el
7%, a pasar a tener 10,4% en marzo, después de la consulta; llegar al 22% en
abril, después de su unión con Sergio Fajardo y saltar, dos días después, a
empatar técnicamente con Juan Manuel Santos, al llegar al 24,8%.
Y mientras Mockus invita al país a votar, no por él, sino por el candidato que
quieran, pero a conciencia, su sorprendente repunte electoral tiene
preocupados a los sectores uribistas aglutinados especialmente alrededor de la
candidatura de Santos. Por una parte, los uribistas decentes, que son la gran
mayoría, se encuentran nerviosos diseñando planes, estrategias y ofensivas
mediáticas y de campaña con el fin de adherir más votantes a Juan Manuel.
Los uribistas clientelistas y gamonales, por su lado, se encuentra crispados y
ya empezaron, junto al candidato, a realizar todo tipo de maniobras para
ofrecer cuotas, embajadas, notarías, repartir ministerios, concesiones,
subsidios agrícolas y distribuir los grandes negocios de la nación a los políticos
y parlamentarios del Partido Conservador que traicionen a Noemí, a los del
Partido Liberal que abandonen a Rafael Pardo, a los de Cambio Radical que
dejen sólo a Vargas Lleras y a los del PIN por su apoyo silencioso desde la
Picota.
Pero, lo más grave, es que el ascenso vertiginoso de los verdes, ha de tener
intranquilo al uribismo criminal, aquel que entró por el sótano a Palacio a
diseñar en las sombras estrategias tan bajas y perversas como las chuzadas
del DAS o las campañas de desprestigio contra la oposición y la rama judicial.
Por esto, y dado el repunte de Mockus y el estancamiento y posible descenso
de Juan Manuel, no parezca extraño o paranoico que se esté fraguando, por
este sector criminal, un gran falso positivo, de tal magnitud, que termine
posesionando, por la vía del miedo, la propuesta de persistencia de mano dura
de la derecha encarnada en Santos y su slogan de “retroceder no es una
opción”.
Si algo queda claro con fenómenos como la parapolítica o la infiltración del
narcotráfico en amplios sectores del Estado nacional, como el Das, la Fiscalía,
el Congreso o el Ejército; es que las mafias tienen y quieren mantener un poder
sobre las instituciones del Estado, y que, para lograrlo, están dispuestas a
cualquier cosa, desde un fraude electoral hasta un hecho criminal que tuerza la
opinión pública a un sentimiento de venganza que pueda ser canalizado
electoralmente.
El montaje, orquestado por el DAS, de falsos atentados al presidente Uribe en
la Costa, en plena campaña electoral; o el asesinato de miles de jóvenes para
hacerlos pasar como bajas en combate y así subir la popularidad de un
Ministerio de Defensa, convertido en plataforma presidencial, son sólo una
muestra de lo que el uribismo criminal es capaz de hacer para congraciarse
con el poder.
En la política de legalidad democrática que propone Mockus no hay espacio
para dar concesiones al crimen organizado y a pesar que, se lo señala por
bajarse los pantalones ante un auditorio que no le permitía hablar en medio de
chiflidos, haber contraído matrimonio en un circo, vestirse de pepe grillo para
mostrar el valor de la conciencia o de andar con mimos o girasoles, lo que si le
queda claro al país es que Antanas no se hará el loco, ni gobernará con las
mafias, ni con la corrupción, ni con la violencia.
Nota: con extrañeza nos encontramos los colombianos con una encuesta que
coloca por encima de los candidatos Gustavo Petro y Germán Vargas Lleras a
candidatos totalmente desconocidos como: Jaime Araújo Rentería, con un 5
por ciento (antes 0 por ciento) y Jairo Enrique Calderón, igualmente con un 5
por ciento (antes 0 por ciento).
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