La carga viral y los CD4 La progresión El umbral de los

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Empezar el
tratamiento
¿C
UÁNDO TENDRÉ QUE EMPEZAR EL TRATAMIENTO? ¿Por qué hay personas que lo necesitan enseguida y
otras pueden estar años sin él? ¿Qué parámetros se usan para saber cuándo empezar? Éstas son algunas
de las preguntas comunes entre personas que han recibido el diagnóstico VIH+. En este artículo intentamos
dar respuestas a estas cuestiones explicando las directrices que usan l@s médic@s para guiarse a la hora
de proponer el inicio del tratamiento, comparando además las actuales recomendaciones vigentes en
España con las del Reino Unido, EE UU y Francia; países cuyas guías sirven de referencia internacional.
La carga viral y los CD4
cio del tratamiento. También se recomienda en todos estos países el
inicio del tratamiento cuando la persona tiene síntomas, cuando hay
alguna infección o enfermedad relacionada con SIDA activa, independientemente del recuento de CD4.
El objetivo del tratamiento es detener la progresión de la infección para evitar la aparición de otras enfermedades y eventualmente la muerte. El VIH se reproduce en el organismo infectando a células del sistema inmune, como los linfocitos T CD4. La infección
puede permanecer estable y no provocar un declive en las defensas
durante un tiempo indeterminado, distinto en cada persona. En ese
momento el organismo está consiguiendo un cierto equilibrio inmunológico que controla temporalmente la progresión. Pero llegado a
un punto, la infección se impone sobre el sistema inmune y éste
empieza a dar signos de deterioro, los linfocitos T CD4 comienzan a
descender y a poner en peligro la respuesta inmune del organismo
frente a otras infecciones y enfermedades. Por ello los dos parámetros principales que se usan para valorar el estado de la infección y
su progresión en el tiempo son la carga viral, la cantidad de virus en
sangre, y el recuento de linfocitos T CD4 también en sangre.
¿Y por qué no se empieza antes?
Las razones expuestas hasta ahora a favor del inicio del tratamiento se refieren a evitar los riesgos que suponen la progresión de
la enfermedad. Pero existen otros riesgos en sentido totalmente contrario. El inicio del tratamiento se retrasa sobre todo por el riesgo de
desarrollo de toxicidades y de resistencia a los fármacos. Sufrir ciertos efectos secundarios puede no tan sólo mermar la calidad de vida,
sino también obligar a realizar cambios de tratamiento en búsqueda
de otros más tolerables y con menor toxicidad, reduciendo las opciones de futuro. Esto es así porque hoy por hoy el tratamiento del VIH
consiste en la toma continuada de fármacos, para toda la vida. Y
también es así por las características de los fármacos disponibles, por
su toxicidad y por la facilidad con la que el VIH puede hacerse resistente. Según la base de datos británica de resistencias HOMER, al
cabo de 2-3 años de tratamiento el 25% de los pacientes ve cómo
su virus desarrolla resistencia a algún fármaco [6]. Hay que decir, de
todos modos, que esta cifra se ha obtenido a partir de datos acumulados desde hace años que incluyen el uso de ciertos fármacos que
hoy en día no se recomendarían.
La progresión
Como decimos más arriba la infección por VIH tiene una progresión distinta en cada persona, pues depende tanto de características
individuales del propio sistema inmune como de su interacción con
el virus y de las características de la cepa que se ha adquirido.
Aproximadamente un tercio de las personas con VIH estarán bien
hasta unos 10 años tras la infección, sin necesidad de tratamiento.
Alrededor del 60% empezará el tratamiento a los 4-5 años de la
infección. Un 2-3% de las personas puede enfermar más rápidamente y necesitar tratamiento mucho antes. Y un 2-3% de las personas
con VIH puede llegar a 15-20 años sin necesidad de tratamiento [1].
Tener más de 350 CD4
Por lo general, éste es el umbral por encima del cual habitualmente se retrasa el tratamiento. Aquí también coinciden l@s
expert@s de EE UU, Reino Unido, Francia y España a la hora de establecer un límite de referencia. No obstante, en aquellos casos en que
la carga viral es superior a 100.000 copias/ml, independientemente
de los recuentos de CD4, tanto american@s como franceses/as contemplan la posibilidad de empezar.
Recientemente se han dado a conocer trabajos que han mirado
no sólo al número absoluto de CD4, sino también al porcentaje; un
indicador que suele ser más estable puesto que el número absoluto
de CD4 puede fluctuar según aumente o descienda el número absoluto de linfocitos totales. J. Montaner presentó el año pasado en la
conferencia de Río los resultados de un análisis que sugerían que el
umbral a partir del cual se incrementa el riesgo de progresión, expresado en porcentaje, equivaldría al 14%. [7] Las directrices francesas
incluyen este marcador complementario al número absoluto y sugieren el inicio del tratamiento con porcentajes de CD4 inferiores al
El umbral de los 200 CD4
El tratamiento se inicia para evitar que el organismo llegue a la
inmunodepresión; es decir, que el sistema inmune pierda eficacia; o
para que esta situación revierta cuando se ha diagnosticado la infección en un estado avanzado. Hay consenso internacional, basado en
la evidencia, en que con recuentos de CD4 inferiores a 200
células/mm3 el riesgo de progresión es muy elevado. De hecho, basta
con tener 200 CD4 o menos para recibir automáticamente el diagnóstico de SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) incluso
sin tener ninguna otra enfermedad activa o síntoma. En dicha situación no hay diferencias entre países: tanto en España [2] como en el
Reino Unido [3], Estados Unidos [4] o Francia [5] se recomienda el ini-
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a ciencia cierta
LO+POSITIVO
Xavier Franquet
VERANO 2006
15%, incluso con
recuentos superiores
a 350 células/mm3.
En los resultados de
los análisis de sangre
es habitual obtener el
porcentaje de CD4,
del que luego se
extrae el número
absoluto.
En general, en
todas partes y salvo
las excepciones mencionadas, se considera empezar el tratamiento entre 350 y
200 CD4. Las recomendaciones españolas dicen además que
dentro de este rango
se podría retrasar en personas que se mantienen estables con
recuentos de CD4 que se aproximan a las 350 células/mm3 y con
carga viral inferior a 20.000 copias/ml. Sin duda, ésta es la franja
donde la valoración de la oportunidad de empezar el tratamiento se
vuelve más individual.
de estudios que comparen el inicio temprano con 350 células/mm3
frente a un inicio retrasado en la frontera de las 200 células/mm3 y
los datos disponibles proceden de estudios observacionales de
cohortes. En cualquier caso parece que en la mayoría de casos hay
tiempo para prepararse y tomar la decisión sin prisas. Según un estudio que cita el documento francés, el tiempo medio en pasar de 350
a 200 CD4 sin tomar tratamiento es de 3 a 5 años de media [8].
L@s español@s, al igual que american@s, británic@s y
franceses/as, hacen hincapié en la importancia de la implicación de
l@s pacientes en la toma de decisiones: «Debe prepararse al paciente para el inicio del TAR, discutiendo con él las distintas opciones,
intentando adaptar el esquema terapéutico a su estilo de vida y valorando el riesgo de mala adherencia» [2].
Nada es para siempre
L@s británic@s, que hasta ahora han sido l@s que se han mostrado más conservadores en el inicio de la terapia, retrasándolo hasta la
frontera de los 200 CD4, sugieren ahora (a la luz de resultados de
nuevos estudios como el Gilead 934 [7]) que el tratamiento quizás
pueda adelantarse algo dentro de la horquilla de 350-200 CD4. En
el borrador de las nuevas recomendaciones británicas de 2006 [6],
justifican este posible avance del inicio por los mejores perfiles de
tolerabilidad y toxicidad de los fármacos que se usan hoy en día
como primer tratamiento, así como por la mejora que estas nuevas
combinaciones aportan en cuanto al desarrollo de resistencias.
Auguran que se hará cada vez más razonable considerar el inicio del
tratamiento antes de lo que ahora es habitual. Incluso con recuentos
de CD4 superiores a 350 células/mm3 en pacientes con cargas virales
altas (como ya sugieren american@s y franceses/as), en personas de
edad avanzada o con otras enfermedades como las coinfecciones
con hepatitis B o C.
Referencias
[1] Introduction to Combination Therapy. June 2006. Disponible
en www.i-base.org.uk
[2] Recomendaciones de tratamiento retroviral en pacientes
adultos con infección por VIH (Diciembre 2005). Disponible en
www.gesida.seimc.org.
[3] BHIVA guidelines for the treatment of HIV-infected adults
with antiretroviral therapy 2005. Disponible en www.bhiva.org.
[4] Guidelines for the Use of Antiretroviral Agents in HIV-1Infected Adults and Adolescents. May 4, 2006. Disponible en aidsinfo.nih.gov.
[5] Prise en charge médicale des personnes infectées par le VIH.
Rapport 2006. Recommandations du groupe d’experts. Disponible en
www.sante.gouv.fr.
[6] Draft BHIVA guidelines for the treatment of HIV-infected adults
with antiretroviral therapy (2006) for consultation, disponibles en
www.bhiva.org.
[7]) 3rd IAS Conference on HIV Pathogenesis and Treatment. July
24-27, 2005. Rio de Janeiro, Brazil. Abstract
TuPe1.1C15. Disponible en www.ias-2005.org
o en www.aegis.org.
[8] Pozniak AL, Gallant JE, DeJesus E, et al.,
“Superior outcome for tenofovir DF (TDF),
emtricitabine (FTC) and efavirenz (EFV) compared to fixed dose zidovudine/lamivudine (CBV)
and EFV in antiretroviral naive patients”,
Program and abstracts of the 3rd IAS
Conference on HIV Pathogenesis and
Treatment. July 24-27, 2005. Rio de Janeiro,
Brazil. Abstract WeOa0202. Disponible en
www.ias-2005.org o en www.aegis.org.
[9] Phillips AN, Lepri AC, Lampe F et al.,
“When should antiretroviral therapy be started for
HIV infection? Interpreting the evidence from observational studies”, AIDS, 2003, 17 : 1863-1869.
Tiempo para decidir
Aunque se trata de un tema controvertido, en general son más
las coincidencias que las diferencias a la hora de recomendar el inicio del tratamiento. No obstante, en la franja entre 350 y 200 CD4
es donde más diversidad de factores puede entrar en juego y por lo
tanto donde hay más variedad de opiniones. No
hay resultad o s
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Xavier Franquet
VERANO 2006
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