culpabilidad. al determinar su grado la autoridad jurisdiccional no

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174503. II.2o.P.198 P. Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXIV, Agosto de 2006, Pág. 2165.
CULPABILIDAD. AL DETERMINAR SU GRADO LA AUTORIDAD JURISDICCIONAL
NO PUEDE PRESCINDIR DEL ANÁLISIS DE LOS ANTECEDENTES PENALES DEL
SUJETO ACTIVO, NO PARA CASTIGAR EN FUNCIÓN DE SU PERSONALIDAD O
PELIGROSIDAD, SINO PARA ESTABLECER LAS CONDICIONES O GRADO DE
REPROCHE NORMATIVO. La circunstancia de que la autoridad jurisdiccional pondere la
existencia de antecedentes penales para determinar el grado de culpabilidad no puede
estimarse irregular, pues para ello se le permite tomar en consideración el comportamiento
anterior e incluso posterior del acusado con relación al delito cometido y las demás
condiciones especiales y personales del activo, es decir, la determinación del grado de
culpabilidad (que nada tiene que ver con los criterios de peligrosidad) abarca tanto la
consideración de las circunstancias concretas de ejecución del hecho delictivo, como las
personales del sujeto activo; esto es así, dado que la culpabilidad se define como el juicio de
reproche efectuado al autor de un delito por haber obrado con conocimiento de ilicitud
pudiendo haber actuado de manera diversa, esto es, ajustando su conducta a las disposiciones
normativas. Por tanto, el reproche otorga carácter normativo a la culpabilidad, y esa tarea no
puede prescindir del análisis de los factores y circunstancias propias del sujeto activo, no para
castigar su "personalidad" o "peligrosidad", sino para establecer las condiciones o grado de
reprochabilidad normativa en función a la mayor o menor condición de exigibilidad de otra
conducta y del conocimiento de la potencial motivabilidad de ese sujeto al momento de
cometer el hecho, es decir, las condiciones y peculiaridades personales del individuo que opta
por transgredir la norma. Consecuentemente, resultan infundadas las consideraciones en las
que se aduce que tal criterio implica retomar posturas superadas y relativas a la peligrosidad,
así como que se pretende castigar hechos pasados y futuros derivados de la personalidad del
individuo; lo anterior es así, toda vez que desde el momento en que el derecho penal sanciona
conductas humanas se hace evidente que la culpabilidad comprende las condiciones
personales de aquel a quien se sanciona, pero no para castigar exclusivamente en función de
la personalidad, sino para conocer de la mejor manera posible las condiciones que llevaron al
sujeto a cometer el hecho delictivo y basar así, de manera congruente, el grado de reproche
que a cada sujeto corresponda en lo particular, lo cual no implica sanción de hechos previos
ni futuros, sino el hecho concreto que se atribuye, pero abarcando en su justa dimensión la
motivación y condiciones de ejecución de ese propio hecho, a fin de ponderar el grado de
reproche, no con fines meramente retributivos (al margen de que todo derecho penal dada su
naturaleza sancionadora, encierre por definición un quántum mínimo retribucionista,
entendido como consecuencia necesaria del hecho cometido), sino aun para pretender los
fines de prevención y protección de bienes jurídicos propios del derecho penal. Tampoco
puede aceptarse como absoluto el argumento en el sentido de que la única finalidad de la
sanción penal es la prevención especial basada en la "readaptación social", pues en realidad el
derecho punitivo en su conjunto comprende una función preventiva y de protección de bienes
jurídicos de mucho mayor alcance.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO
CIRCUITO.
Amparo directo 437/2005. 8 de diciembre de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: José
Nieves Luna Castro. Secretario: Jorge Hernández Ortega.
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