143 “doctrina del ministerio público 2010”

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“DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2010”
1.- FECHA DE ELABORACIÓN:
2.- DIRECCIÓN REMITENTE:
3.- MATERIA:
4.- TEMA:
23-03-2011
Dirección de Protección Integral de la Familia
Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente.
Aprehensión de adolescentes en flagrancia
5.- EXTRACTO
“Con respecto al particular a que se contrae, esta Dirección considera, que tales detenciones, en
principio conculcan el principio de culpabilidad, mediante el cual el legislador requiere por parte del
sujeto activo una causación voluntaria del hecho que lesiona el bien jurídico tutelado por la norma. El
principio de culpabilidad, cuya primordial consecuencia es la responsabilidad subjetiva, o sea la
exigencia de que el agente conozca a cabalidad lo que hace y el sentido de lo que hace para que
pueda materializarlo mediante una conducta, es sin duda lo que permite la determinación del injusto
de una conducta típica, en virtud que el fundamento de la punición es, en todo caso, la realización
voluntaria del hecho punible. En tal sentido la culpabilidad será el límite dentro del cual se podrá
imputar la realización de una conducta humana, efectuada de manera consciente y que pueda
calificarse como delito”
6.- CONTENIDO
6.1.- COMUNICACIÓN Nº
6.2.FECHA:
DPIF-12-OF-1064-2010
02-03-2010
6.3.- TRANSCRIPCIÓN
“Me dirijo a usted en la oportunidad de acusar recibo de su comunicación No. FS-M-0587-2010,
mediante la cual solicita a esta Dirección, criterio jurídico en relación a las detenciones de
adolescentes, que por convivir con sus padres, han resultados aprehendidos en flagrancia,
imputándoseles el delito de Invasión, previsto en el artículo 471-A del Código Penal.
Con respecto al particular a que se contrae, esta Dirección considera, que tales detenciones, en
principio conculcan el principio de culpabilidad, mediante el cual el legislador requiere por parte del
sujeto activo una acusación voluntaria del hecho que lesiona el bien jurídico tutelado por la norma. El
principio de culpabilidad, cuya primordial consecuencia es la responsabilidad subjetiva, o sea la
exigencia de que el agente conozca a cabalidad lo que hace y el sentido de lo que hace para que
pueda materializarlo mediante una conducta, es sin duda lo que permite la determinación del injusto
de una conducta típica, en virtud que el fundamento de la punición es, en todo caso, la realización
voluntaria del hecho punible. En tal sentido la culpabilidad será el límite dentro del cual se podrá
imputar la realización de una conducta humana, efectuada de manera consciente y que pueda
calificarse como delito.
Asimismo, tenemos que tener en cuenta que la responsabilidad penal es personalísima, y para el caso
que haya convergencia de personas en la ejecución de un delito, para poder atribuirle la calidad de
partícipe, se deben atender a que en esa realización conjunta, quiénes colaboran lo hagan, como
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hemos referido de manera consciente y voluntaria (elementos volitivos) y esa contribución debe
estimarse como un eslabón importante del acontecer delictivo.
El artículo 471-A, del Código Penal, bajo el nomen iure de invasión de terrenos inmuebles o
bienhechurias contempla en su encabezamiento lo siguiente:
Art. 471-A. Quien con el propósito de obtener para si o
para un tercero provecho ilícito, invada terreno, inmueble
o bienhechuría, ajenas, incurrirá en prisión de cinco a diez
años y multa de cincuenta unidades tributarias (50 U.T.) a
doscientas unidades tributarias (200 U.T). El solo hecho de
invadir, sin que se obtenga provecho acarreará la pena
anterior rebajada a criterio del juez hasta una sexta parte
Del análisis del texto de la norma, si bien es cierto que el sujeto activo del mismo no es cualificado, lo
que significa que puede ser cometido por cualquier persona, no es menos cierto que el verbo rector,
“invadir”, vale decir, irrumpir de manera intempestiva y no autorizada en un inmueble, terreno o
bienhechuría que no le pertenece, debe estar acompañado del elemento intencionalidad, que a criterio
de esta Dirección, solo debe ser atribuible a las personas adultas que deciden penetrar de manera ilegal
un lugar ajeno, pues de conformidad con el artículo 248 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes, el adolescente incurso en la comisión de un hecho punible responde en la
medida de su culpabilidad, y esto concatenado con la garantía constitucional prevista en el numeral 2
del artículo 49 de nuestra Carta Magna, referida a la presunción de inocencia, nadie podrá ser
sancionado sin culpa, es decir, sin que producto del acervo probatorio destruya la presunción de
inocencia que lo acompaña a lo largo del devenir de un proceso penal.
Asimismo, es menester analizar, que los niños, niñas y adolescentes, hasta su mayoría de edad, y de
acuerdo a las previsiones establecidas en el artículo 358 de la referida Ley Orgánica para la Protección
de Niños, Niñas y Adolescentes, se encuentran bajo la responsabilidad de crianza de sus padres,
siendo a ellos a quiénes les corresponde, entre otros deberes de los allí descritos, el mantener y asistir
materialmente a sus hijos, lo cual debe ser interpretado, como la obligación de suministrarles, además
de alimentación salud, ecuación, etc., un sitio donde vivir. Si bien, en el caso que nos ocupa, la
vivienda donde pernoctan, fue obtenida de manera ilícita, pues viola la norma señalada ut supra del
articulo 471-A del Código Penal, no es menos cierto que resulta desproporcionado atribuir la comisión
de delito a los adolescentes que allí se encuentran, por el solo hecho de cohabitar con sus padres,
pues lo correcto es que sean sancionados éstos, quienes con su proceder de alguna manera los
involucraron en esa situación irrita. Como señalamos con anterioridad, para que pueda considerarse
que hay participación criminal, es necesario establecer una relación de causalidad entre la complicidad
y el delito cometido, la existencia de una cooperación activa para la materialización del hecho punible
o la preexistencia de una circunstancia fortalecedora que pueda ser considerada como un
facilitamiento necesario en el concreción del injusto.
En conclusión, esta Dirección considera que las detenciones in comento son violatorias del debido
proceso, debiendo el Ministerio Público como institución garante de la legalidad, verificar las
circunstancias de cada caso en particular y ejercer las acciones a que haya lugar para el
reestablecimiento de la situación jurídica infringida, no solo por los cuerpos policiales que practicaron
las aprehensiones, sino por los representantes de la vindicta pública que solicitaron medidas
cautelares, restrictivas de libertad en contra de los adolescentes afectados.
De igual forma, se hace necesario que dichos procedimientos se hagan con el acompañamiento, tanto
del Consejo Municipal de Derechos del Municipio respectivo, a los fines de salvaguardar los derechos
colectivos y difusos de los niños, niñas y adolescentes, así como del Consejo de Protección de Niños,
Niñas y adolescentes de la entidad, para el caso de violación individual de derechos de los
involucrados.
Sin otro particular a que hacer referencia.”
Doctrina del Ministerio Público 2010
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