Ensayo Individual sobre Principio de Culpabilidad

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Solange Raquel Vásquez Reynoso
Aspirante a Jueza de Paz
Las Garantías del Principio de Culpabilidad en el Ordenamiento Jurídico Dominicano.
El Principio de Culpabilidad “Nullum crimen sine culpa” forma parte de los diez modelos garantistas
de derecho penal o de responsabilidad penal, elaborados por el pensamiento iusnaturalista de los siglos
XVII y XVIII, concebidos como principios políticos, morales o naturales de limitación del poder penal
“Absoluto”, incorporados a las constituciones de los ordenamientos desarrollados, convirtiéndolos en
principios jurídicos del moderno Estado de derecho1.
Este Principio encuentra su fundamento en el art. 8.5 de la Constitución dominicana: “A nadie se le
puede obligar a hacer lo que la ley no manda ni impedírsele lo que la ley no prohíbe. La ley es igual
para todos: no puede ordenar más de lo que es justo y útil para la comunidad ni puede prohibir más que
lo que la perjudica” Se deriva lógicamente del Principio de legalidad.
Tiene su base en el principio democrático elemental de la dignidad de la persona humana, como lo
pone de manifiesto José de la Mata A. en su obra “Teoría del Delito”. En ese sentido el CPP expresa:
“Toda persona tiene derecho a que se respete su dignidad personal y su integridad física, síquica y
moral...”. De este precepto legal, se deduce que la persona debe ser castigada con una pena criminal
sólo cuando es autora de una conducta típica o antijurídica, siempre y cuando le pueda ser reprochada
en la forma y por los mecanismos establecidos por la ley.
El principio de Culpabilidad es uno de los llamados límites garantísticos al ius puniendi, el cual está
íntimamente ligado a la idea de aquellos límites dentro de los cuales puede un Estado ejercer
legítimamente la potestad punitiva.
La culpabilidad es el límite de la responsabilidad penal, lo que significa que sin culpabilidad no hay
delito. Bajo esa expresión se incluyen diferentes límites2:
• Principio de Personalidad de las Penas
El autor/a de la conducta típica o antijurídica sólo puede ser castigado/a con una pena criminal cuando
le pueda ser personalmente reprochable.
En primer término parecería que el criterio de la reprochabilidad sólo permite fundamentar la
culpabilidad en los supuestos donde esté presente la relación psicológica (dolo o culpa) entre el hecho y
el sujeto. Sin embargo, desde la perspectiva político criminal dentro de un Estado de derecho social y
democrático, se requiere además, que el autor/a sea imputable y se le haya exigido otra conducta
distinta. “La esencia de la culpabilidad no reside en el carácter del autor, ni en la conducta de su vida,
sino en la posibilidad de haber actuado de otra manera”3.
Por otra parte, la Constitución4 establece “Nadie podrá ser reducido a prisión ni cohibido en su libertad
sin orden motivada y escrita de funcionario judicial competente, salvo el caso de flagrante delito”. Este
precepto prohíbe la detención y retención arbitraria de cualquier persona, cuando no haya una
disposición judicial, de lo que se desprende que no podrá ser dictada una pena criminal a una persona
distinta de aquella a la que se le haya atribuido y comprobado la realización del hecho.
Esa y otras disposiciones contenidas en la Constitución dominicana, art. 8, letras a), b), c), d), e), f) y g)
son puestas a la disposición de la persona privada o cohibida de su libertad sin las formalidades de ley,
para obtener su libertad a través del mecanismo de Habeas Corpus, previsto además en el art. 381 del
nuevo CPP. Las garantías de libertad individual se han fortalecido con esta nueva legislación en favor
del acusado/a, aunque así, no en igual proporción los derechos de la víctima y de la sociedad.
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El CPP consagra como uno de los principios rectores: “ Nadie puede ser perseguido, investigado ni
sometido a medidas de coerción sino por el hecho personal. La retención de personas ajenas a la
comisión de un hecho punible, con miras a obtener su colaboración o la entrega del imputado, se
sanciona de conformidad con las disposiciones de la ley penal.5” De este texto se deduce que
ninguna persona será penalizada por el hecho cometido por otra.
• Principio de responsabilidad por el hecho
El mandato de certeza (Lex certa) que inspira el Derecho Penal trata de garantizar que cada uno de los
tipos penales describa con toda precisión cada una de las conductas o hechos que se reputan delictivos
y cada uno de los elementos que los integran. De tal manera que impone al legislador la obligación de
determinar con la mayor claridad tanto el presupuesto de la norma como la consecuencia jurídica6.
En ese sentido, para establecer la responsabilidad, los jueces están obligados a motivar en hecho y
derecho sus decisiones, mediante una clara y precisa indicación de la fundamentación. La simple
relación de los documentos del procedimiento o la mención de los requerimientos de las partes no
reemplaza en ningún caso a la motivación, tal como expresa el art. 24 del CPP, el incumplimiento de
esta garantía es motivo de impugnación de la decisión, sin perjuicio de las demás sanciones a que
hubiere lugar.
En ese caso, cabría preguntarse, si no están debidamente descritas las conductas en tipos penales por el
legislador/a ¿puede interpretar el juez/a con certeza esas normas penales? El papel del juzgador/a se
complica a la hora de determinar si la conducta es o no antijurídica.
• Principio de Dolo o Culpa
En sentido estricto, el Principio de Culpabilidad procura indagar si el autor/a de un delito quiso
producir a la otra persona el menoscabo de su integridad física o su muerte, en consecuencia “No hay
pena sin culpabilidad”
En los casos de responsabilidad objetiva se condena a una persona por una acción que ha realizado o
por un resultado lesivo que ha producido sin dolo ni culpa.
En caso de delito cualificado por el resultado, el legilador/a une un tipo básico, que ha de realizarse
dolosa o culposamente, y un resultado que de el se deriva y respecto del que no se precisa culpabilidad
para castigar al autor/a del tipo básico con una pena más grave que la que hubiera correspondido si el
resultado más grave no se hubiera producido. Ej. art. 359 del CPD “El que ocultare el cadáver o
encubriere el cadáver de una persona asesinada o muerta a consecuencia de golpes o heridas, será
castigado con prisión correccional de seis meses a dos años, y multa de veinte a doscientos pesos; sin
perjuicio de penas más graves si resultare cómplice del delito.”
• principio de atribuidad normal o de imputabilidad
Consiste en la capacidad de culpabilidad, que implica dos elementos: poder conocer el significado
antijurídico de la acción y poder orientar la conducta conforme a ese conocimiento. Las personas a
quienes faltan esos dos elementos se consideran inimputables.
En ese sentido, el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas
y Adolescente, Ley 136-03, establece en su art. 223, párrafo único: “Los niños y niñas menores de trece
(13) años, en ningún caso son responsables penalmente, por tanto no pueden ser detenidos ni privados
de su libertad, ni sancionados por autoridad alguna.”
De lo anterior se desprende que sólo los/as adolescentes (mayores de 13 hasta 18 años inclusive) y las
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personas adultas pueden ser procesados/as penalmente.
De acuerdo al criterio de José de la Mata, la apreciación de la capacidad de culpabilidad es una
apreciación de derecho que no resulta prejuzgada por la opinión de los peritos médicos que pueden
dictaminar al respecto. Por tal motivo, los tribunales pueden apartarse al juzgar sobre la capacidad de
culpabilidad de la opinión contenida en los dictámenes periciales.
En un Estado democrático de Derecho para asegurar que desde la práctica, las garantías y límites del
Derecho Penal están asociadas al carácter de sistema de protección de bienes jurídicos, la política
criminal debe tomar en cuenta los límites mencionados para hacer más efectiva su función desde la
perspectiva de la prevención, esos límites los puede establecer el principio de culpabilidad
considerando los presupuestos necesarios que se derivan de ese concepto, tomando en cuenta el
“fundamento, individualización y limitación de la pena”, así como, desde otros que determinan el
porqué se opera de forma diferente ante circunstancias distintas, tales como de los casos de
inimputabilidad, de los que obra un error de prohibición o en estado de necesidad. De otro modo, no se
puede establecer que los/as ciudadanos/as de un Estado que se autoproclame social y democrático,
gozan de las garantías mínimas que se desprenden del Principio de Culpabilidad.
Ferrajoli, Luigi: “Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal. p. 93
De la Mata Amaya, José et al: “Teoría del Delito”. Pág. 72. 2007
Bacigalupo, Enrique: “Derecho Penal. Parte General. p.167
Constitución dominicana, art. 2, literal b).
Código procesal penal dominicano, art. 17.
De la Mata Amaya, José, et at. Op. cit, p.73
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