III.2. TEORÍA NORMATIVA Reemplazó a la teoría psicológica, partiendo de la premisa según la cual aquél que actúa culpablemente pudo proceder de otra manera a la forma en que actuó. Ello supone que el agente ha decidido actuar violando su deber de acatar los mandatos del ordenamiento jurídico, por lo que el punto de referencia del juicio de culpabilidad lo constituye el comportamiento ilícito. Este “reproche” que se le hace al agente no concierne su carácter o manera de ser; se le reprocha por lo que voluntariamente pudo hacer. Se plantea que tanto el dolo como la culpa no necesitan ser especies de la culpabilidad, y se les concebirá teniendo en cuenta las circunstancias relevantes que acompañen el hecho y la capacidad de imputación. Se desarrolla bajo una ausencia de causas de exculpación, cuya presencia impediría la reprochabilidad de la voluntad defectuosa por inexigibilidad de adoptar una decisión conforme a Derecho. III.3. CONCEPCIÓN FINALISTA Bajo esta teoría, la culpabilidad deja cobijar la parte subjetiva del hecho, abandonándose todo contenido psicológico de la culpabilidad y convirtiendo la concepción normativa del causalismo en una “puramente normativa”. Para el finalismo, la culpabilidad consiste en aquellas circunstancias que condicionan la reprochabilidad del hecho antijurídico. La doctrina y la jurisprudencia nacional han acogido esta teoría. Ejemplo: “La culpabilidad se basa en que el autor de la infracción penal, o sea del hecho típico, antijurídico, tiene las facultades psíquicas y físicas mínimas para comprender el carácter delictuoso de ese acto. Quien carece de esta capacidad, bien por no tener madurez suficiente o por tener graves alteraciones psíquicas, no puede ser declarado culpable y, por consiguiente, no puede ser responsable penalmente de sus actos, por más que éstos sean típicos y antijurídicos”.87 IV. ELEMENTOS DE LA CULPABILIDAD La culpabilidad tiene determinados elementos específicos, sin cuya presencia no podrá formularse el juicio de atribución.88 Entre estos tenemos: Capacidad de comprender la ilicitud de sus actos o capacidad de culpabilidad. Bajo este presupuesto se fundamenta que la norma penal solo puede motivar al individuo cuando tenga la capacidad de comprender la ilicitud y de comportarse de acuerdo a ello.89 Por esa razón se excluye a aquellos sujetos que carecen de capacidad para motivarse por razones diversas: edad, grave alteración de la conciencia, etc. Ya que la culpabilidad es un reproche personal que solo se puede hacer a las personas poseedoras de capacidad de elegir libremente sus actos conforme con el conocimiento que implican éstos, el Derecho los denomina imputables. La imputabilidad es la capacidad de culpabilidad, y supone que el agente tenga las condiciones mínimas demandadas para ser culpable y la madurez (física y psíquica) suficiente. Es imputable: – Quien tiene facultad de comprender el carácter delictuoso del acto. La comprensión es un concepto que presupone conocimiento, pero excede del mismo; implica introyección y presupone también la propia vivencia como personal. – Quien tiene capacidad de determinarse según esta comprensión. El conocimiento de la antijuridicidad del hecho cometido, evaluando la conciencia potencial entre la antijuridicidad y el error de prohibición. Si el sujeto no sabe que su actuar está prohibido, no tiene por qué abstenerse de realizarlo, ya que tendría la plena seguridad de que es lícito. Para la exigibilidad de un comportamiento distinto, el Derecho exige la realización de determinados comportamientos. Sin embargo, siempre estarán delimitados por un ámbito de exigencia concreto, pues el Derecho Penal no puede exigir comportamientos heroicos.