El arte de la educación (Bildung) en la infancia según Edith Stein

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III Congreso Internacional Educación Católica para el siglo XXI.
La infancia, profecía de la vida.
El arte de la educación (Bildung)
en la infancia según Edith Stein
Elvira Canet Prats
En la presente comunicación pretendo realizar una aportación a la educación
en la infancia desde dos conferencias de Edith Stein tituladas: “El arte
materno de la educación” o Mütterliche Erziehungskunst. En ellas nos señala
la autora la importancia de la educación realizada por la madre, sobre todo en
los primeros años de vida. Después, la madre ha de saber retraerse, para que
el niño llegue a ser lo que Dios quiere que sea. La educación bien realizada ha
de llevar a conseguir la meta, y que el niño tenga una formación en todos los
ámbitos incluido el religioso para llegar a ser lo que debe ser. Señala la
responsabilidad de la familia, la escuela y educadores en el arte de educar.
1. “El arte materno de la educación”
(Mütterliche Erziehungskunst)(1)
Cuando Edith Stein pronuncia estas
conferencias en la radio bávara, vivía
en Münster, ya que pertenecía al Instituto alemán de Pedagogía científica
de Münster. Es probable, que la radio
bávara se pusiera en contacto con ella.
Pronunció estas dos conferencias hablando directamente sobre el tema de
la educación en los primeros años, en
la infancia. Realiza una reflexión sobre el
camino correcto de la educación desde
los primeros años. Se han conservado los
dos manuscritos de las dos conferencias
realizadas y una copia mecanografiada
con anotaciones de la misma Edith Stein.
Nuestra autora divide el tema educativo
en dos conferencias; la primera referida
a la tierna infancia y la segunda cuando
el niño va por primera vez al colegio.
En la primera conferencia (1-IV-1932)
habla desde su experiencia personal,
no en cuanto a la maternidad sino en
cuanto a sus estudios de Psicología
y Pedagogía realizados, sus propios
recuerdos de la infancia y algunos niños
de su familia o la escuela con los que
se relacionó y que siguió su desarrollo. Edith Stein se dedicó siempre a la
enseñanza en diferentes ámbitos, esta
conferencia va dirigida principalmente a
las mujeres, en cuanto se centra en el
papel de la madre, no en el del padre,
aunque el papel de este último es muy
importante en la educación de sus hijos.
El papel de la madre en la educación
presentada por Stein es exigente, de
mucha responsabilidad. Pone en primer
lugar, en cuanto a importancia, la formación o educación religiosa. Nos encontramos con una Antropología cristiana
como base de esta manera de educar,
es decir, como base de su Pedagogía.
La madre creyente ha de saber que
su hijo ha sido creado por Dios a su
imagen y semejanza. Dice Stein:
Se trata de una criatura de Dios que debe
desarrollar su naturaleza lo más pura
posible y sin languidecer y que luego debe
ocupar su lugar dentro del gran organismo de la humanidad. A ella le ha sido
dado el servir a este desarrollo, estar a la
escucha silenciosa de la naturaleza, dejar
que crezca sin estorbos allí donde no es
necesaria la intervención, e intervenir allí
donde freno y dirección sean necesarios(2).
Considera la formación del espíritu o
alma como fundamental, pues ya en los
primeros años los niños perciben muchas impresiones desde temprana edad
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III Congreso Internacional Educación Católica para el siglo XXI.
La infancia, profecía de la vida.
y no pueden ser conservadas durante
largo tiempo. Recomienda no hacer o
decir nada que sea perjudicial para el
niño: «La madre ha de tratar de mantener su alma pura y serena si quiere que
sus hijos sean buenos y felices» (3).
Piensa que la educación ha de comenzar desde el primer día, se ha de educar
primeramente en la higiene y la regularidad, viene a ser, la familiarización del niño
con el orden y obediencia, dos virtudes
que se pueden adquirir, según nuestra
autora, desde la infancia. Educarle a una
cierta contención del instinto sin quitarle su
libertad, que por otra parte, es necesaria
para su correcto desarrollo interior. El niño
ha de percibir una voluntad sobre él la cual
le regula para su bien. «La naturaleza del
niño necesita de una dirección firme» (4).
En algunas ocasiones los educadores
constatamos enfrentamientos entre nuestra voluntad y los deseos del niño. El instinto de poder, de imponerse es connatural
a todo hombre desde su origen y busca
liberarse de toda voluntad ajena. Algunos
son niños egoístas, que se han convertido
en señores de la casa, y que logran salirse
con la suya a base de lloros. «La educación sabia ha de atender a las leyes del
desarrollo manteniendo respectivamente
la libertad y la dirección correspondiente
a cada estadio» (5)Tampoco considera
como positiva la excesiva tutela. Habla
de dos errores; la falsa autoridad y falsa
libertad en padres que carecen de conocimientos sobre la naturaleza del niño. Dice
Stein: «Quien en la tierna infancia no ha
aprendido a obedecer, lo hará después
en la vida con muchas luchas o nunca lo
aprenderá» (6) Por ejemplo, si el niño no
aprende a guardar sus juguetes después
de jugar, difícilmente lo aprenderá después
o quizás nunca. Cuando el niño ha aprendido a hablar, es el momento de aprender
otra virtud, la sinceridad. Las mentiras infantiles son fantaseadas, es necesario que
el niño aprenda la distinción. Los niños
mienten por miedo o por el entorno (por
ejemplo, ve a su madre o padre mentir
hablando por teléfono, etc.) las consecuencias de no educar en la sinceridad
conllevan graves errores en su educación.
Destaca Stein, que el principio esencial
que rige la educación es el amor, que no
deja lugar al temor. El mejor medio de educación no es adoctrinar sino educar con el
ejemplo vivo, sin el cual toda palabra carece de valor. La madre puede preparar una
correcta educación para sus hijos antes de
ir al colegio, «puede preparar una correcta
relación con los hombres y con Dios» (7).
Para fundamentar la vida humana común
son importantes la confianza y la consideración. Un niño que ha tenido una
buena y abierta relación con su madre, se
relacionará con los demás de la misma
manera, al menos mientras no se retraiga
por malas experiencias, y si viviera malas
experiencias, no perderá su confianza en
los hombres, siempre que posea la confianza de su madre viva. Considera como
más difícil educar en la consideración ya
que «los niños son egoístas de nacimiento» (8) y todavía es más difícil aprender a
compartir cuando el niño crece solo. Las
familias numerosas tienen ventaja en este
aspecto, «allí el niño consigue afinar su carácter y prepararse para la vida social» (9).
La madre puede contribuir en el aprendizaje de las virtudes sociales con sus hijos:
amor, disposición de servicio, consideración, sin esas virtudes pueden aparecer
las envidias, rivalidades, celos. «Solo un
amor materno distribuido igualmente, una
rígida justicia y una total comprensión de
las dificultades existentes para el niño
pueden salvar felizmente estos escollos» (10). Cuando el niño empieza con los
“porqués” es porque surgen en su espíritu
las preguntas sobre los misterios de la
vida. La madre creyente ha de hablar de
Dios a su hijo, ha de conocer su amor
misericordioso y fuente de toda verdad
y ser. Ella ha de enseñar a sus hijos a
vivir en las manos de Dios y saber que
ella no estará para siempre. Si la madre
actúa de esta manera ha creado una base
para cuando el niño entre en el colegio.
En la segunda conferencia nos habla
Stein sobre la etapa escolar (3-IV-1932)
El niño al entrar en el colegio comienza
una nueva etapa en su vida, está ante
un mundo totalmente nuevo, entra en contacto con unos compañeros de la misma
edad. Ahora surge una persona importante para el niño que es la educadora o
educador, ya no está solamente con la
formación del padre o de la madre. La
madre ha de presentar el colegio al niño
como algo agradable y hermoso donde
podrá alegrarse, no como algo negativo
que le va a distanciar de ella. Los padres
han de pensar bien donde inscriben a
sus hijos, y se han de preocupar de que
método imparten en esa escuela o como
son los educadores que enseñan ya que
se trata de almas de niños delicadas, dúctiles, y fáciles de dañar y que ahora serán
influenciadas por intervenciones extrañas.
Una madre inteligente ha de revisar cuidadosamente qué ambiente va a tener su
hijo antes de tomar una decisión. Cuando
ya está en la escuela el niño, los padres
han de escuchar las nuevas experiencias
de sus hijos y han de sintonizar con la
escuela. No solamente influyen en el alma
del niño el maestro y las clases, también
sus compañeros influyen mucho. Aconseja
que la madre discretamente conozca a
sus amigos para hacerse un juicio propio.
Al llegar a la pubertad se dan muchos
cambios en el niño tanto en su cuerpo como en el alma. La madre ha de
comprenderlos sin extrañarse de ciertas libertades e la edad; elección de ropa, inclinaciones profesionales, ocio, distribución
de la jornada. La madre ha de perseverar
en la fe y en el amor. Si ella misma pide a
Dios por sus hijos, a pesar del alejamiento
de éstos no tiene nada que temer, todas
las posibles tormentas pasarán. Podemos
decir que les queda la buena base adquirida desde la infancia. Pero la madre ha
de ir retrayéndose, ha de mirar la meta y
que el niño llegue a ser lo que Dios quiere
de él. El niño ha de llegar a ser lo que
debe ser según Dios. La educación tanto
de los padres como de los educadores
ha de contribuir a conseguir esta meta.
2. Conclusión
La madre si actúa con responsabilidad,
debe contribuir a la educación de sus hijos
desde la más tierna infancia, realizando
aquello que es más conveniente para sus
hijos. Corrigiéndolos cuando sea necesario, y dominando de alguna manera
sus instintos. Han de ver los hijos que se
les corrige para su bien y que hay una
autoridad sobre ellos. La madre creyente
se ha de preocupar, además de alimentar
y cuidar a sus hijos, del conocimiento de
Dios. Ha de saber formar adecuadamente
a sus hijos antes de ir al colegio, educándoles en las virtudes, como el orden,
sinceridad, obediencia y el conocimiento
de Dios como fuente de la verdad y del
amor. La madre y el padre han de ser los
primeros modelos de sus hijos, se educa
más con el ejemplo que con las palabras.
Los padres han de saber elegir un buen
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III Congreso Internacional Educación Católica para el siglo XXI.
La infancia, profecía de la vida.
centro educativo para sus hijos y estar
en sintonía con los métodos utilizados,
así como en el modo de proceder de los
educadores. Los padres han de estar en
relación con los educadores, saber cómo
piensan las personas a quienes confían la
educación de sus hijos. Saber escuchar a
sus hijos con comprensión, dedicarles su
tiempo. Sobre todo es esencial el amor en
la educación. En la infancia se adquiere
la base, los primeros principios y no se
ha de descuidar la dimensión espiritual
en la educación integral de sus hijos.
3. Referencias bibliográficas
(1) Cf. STEIN,E., Mütterliche
Erziehungskunnst, Edith - Stein Gesamtausgabe (ESGA) 13: Die FrauFrangestellungen und Reflexionen,
Freiburg, Herder,200, pp.115-126
Traducción al español:
STEIN, E., El arte materno de la educación, Obras completas IV: Escritos
Antropológicos y Pedagógicos, Burgos,
Monte Carmelo, 2003, pp.374-386
(2) El arte materno de la educación, p.375,Mütterliche Erziehungskunnst, p.117.
«Es ist ein Gottesgeschöpf, das seine Natur
Möglischst rein und unverKümmert entfalten und sie dann an seinem Platz im großen
Organismus der Menschheit betätigen
soll. Ihr ist es aufgegeben, dieser Entfaltung zu dienen, der Natur still zu lauschen,
sie ungestört wachsen zu lassen, wo kein
Eingreifen nötig ist, und einzugreifen, wo
Leitung und Hemmung erforderlich ist»
(3) El arte materno de la educación,p.376
(4) Ibíd.p.377
(5) Ibídem.
(6) Ibíd.p.378
(7) Ibíd.p.379
(8) Ibídem.
(9) Ibídem.
(10) Ibídem.
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