mación se ven afectados. Este también desencadena reacciones de ansiedad, frustración; y crea dificultades en la búsqueda y planificación de estrategias para solucionar problemas, lo que a su vez provoca rigidez e irritabilidad. Su dificultad de abstracción y de hacer inferencias les complica el aprendizaje a través de la experiencia (Whitman, 1995; Whitman y Greenswag, 1995). Esos déficits conducen a la creación de dificultades en la comprensión de lecturas, en la interpretación e integración de órdenes variadas y en el dominio de las tablas de multiplicar. Otros problemas también comunes son la dificultad para decir la hora o la confusión al utilizar conceptos referidos a episodios de tiempo (días de la semana, meses del año). Las dificultades que tienen para realizar ejercicios motores complejos y para secuenciar sonidos al hablar no son menos importantes. También muestran una capacidad limitada para ordenar ideas tanto al hablar como al escribir. El intentar explicar algo a una persona con SPW que ya tenga un esquema mental establecido revela su pensamiento concreto, y su carencia de capacidad para entender lo abstracto, de seguir una cadena lógica, de aprender de la experiencia, de desviarse de una perspectiva o de alterar una línea de pensamiento pre-establecido. 3. FENOTIPO CONDUCTUAL Se puede delinear un patrón conductual específico en el que se observan fluctuaciones significativas en los problemas conductuales característicos que presentan las personas con SPW en función de la edad. Existe consenso sobre el hecho de que los niños pequeños son alegres, afectuosos, complacientes y cooperadores; sin embargo, en algún momento en torno a los 6/8 años, ese niño alegre y adaptable se vuelve más rígido, irritable y emocionalmente lábil. Precozmente aparecen en ellos algunas conductas atípicas, como el engullir la comida disponible, llegando incluso a forzar los armarios donde esta se encuentra almacenada. En orden de frecuencia, los comportamientos problemáticos de mayor prevalencia en los niños (> 50% según el estudio de Dykens y Cassidy, 1995) son: los relacionados sobre todo con la comida (conducta hiperfágica, almacenamiento, mentiras, robos), impaciencia, ataques de ira, enfados, distracciones, irritabilidad, problemas de comunicación e impulsividad. A menos que la obesidad represente una amenaza para su vida, durante la adolescencia las preocupaciones de padres y familiares se enfocan en las conductas aberrantes que implican un descontrol de sus impulsos (Greenswag, 1987). A los adolescentes y adultos se les describe con frecuencia como individuos extremadamente tercos, manipuladores, mentirosos, hábiles, caprichosos y propensos a estallar en rabietas. Son obstinados y egocéntricos y con frecuencia muestran conductas autolesivas, como el pellizcarse la piel. Son obsesivos y tienen pocas habilidades interpersonales. Acumular y robar todo lo que parece comestible, y a veces hasta lo que no lo es, son rasgos de conducta muy característicos de ellos, así como los actos de agresividad verbal directa. Si bien la mayor parte de los estudios sobre conducta se han centrado en la conducta desadaptada y en la evolución de ésta, también ha habido alguna tentativa de identificación de comportamientos adaptados. Dykens y col. (1992b) identificaron patrones de conducta adaptada y dasadaptada que iban variando con la edad. La conducta adaptada tiene una 111 alta correlación con un CI elevado, y muestra una relativa estabilidad en el tiempo. En las actividades de la vida diaria, las personas con SPW se desenvuelven relativamente bien. Destacan especialmente en las habilidades domésticas de preparación de la comida y en tareas de auto-ayuda (Holm, 1981; Dykens, 1992b), que siguen perfeccionándose con la edad (Dykens, 1992 b). La literatura sobre los problemas conductuales de los PW generalmente incluye observaciones sobre grandes dificultades en la adquisición de habilidades sociales, que perjudican sus relaciones con iguales (Mitchell, 1988). Son las habilidades de cooperación las que suelen estar más alteradas, aunque éstas mejoran con la edad (Dykens, 1992b). Fig. 2. Las rabietas son una característica frecuente. Emocionalmente, estos individuos son descritos como enigmáticos y difíciles. Pero cuando aquellos que los describen empiezan a reconocer sus dificultades de aprendizaje, que son lo que de hecho ocasiona estas conductas, se enfrentan a un cuadro distinto: entienden entonces que para los afectados por el SPW el mundo es un lugar impredecible y confuso. Debido a que sus padres y familiares supervisan permanentemente todo lo que tiene que ver con la comida, ellos se desenvuelven en un área donde no tienen ningún control. En un intento por relacionarse o luchar con el mundo, se encierran en lo que saben (o creen saber), evitando la inclusión de cualquier información contradictoria, y cuando esto último sucede, se muestran ansiosos y agitados e incluso se esfuerzan aún más por adquirir un control interno mayor; pero no pueden, y en estos casos la turbulencia emocional es una reacción frecuente. 4. PSICOPATOLOGÍA ASOCIADA En 1987, Whitman y Accardo documentaron la alta incidencia de síntomas como “conductas de tipo obsesivo”, que incluían: el miedo a hacer algo malo y/o a morir; preocupación por que les roben sus pertenencias e incapacidad para cambiar de planes. Se trata de individuos con necesidad de que las tareas sigan siempre el mismo orden y se realicen de la misma forma, así como con un fuerte deseo de mantener una rutina firme. Durante la mayor parte del tiempo evidencian síntomas de ansiedad, frustración, excesiva argumentación y rabietas agudas. En un pequeño porcentaje (superior al de otros retrasos mentales) aparecen trastornos obsesivo-compulsivos, con obsesiones relacionadas con la comida, ideas relacionadas con almacenamiento y coleccionismo, y compulsiones como coleccionar, almacenar, skin picking. En algunos casos aparecen depresiones reales (poco frecuentes en edades infan112