único representante vivo de un grupo fósil que no ha «inventado» todavía ni la raíz ni las hojas, situado filogenéticamente en la misma base de las estirpes de plantas terrestres. Otros endemismos que presentan un área relativamente amplia en la Península Ibérica (cumplidamente otras trescientas especies) pudieran ofrecer un interés más escaso desde la óptica particular de la conservación de cada especie, porque en su inmensa mayoría habrían de corresponder a la categoría de «no amenazadas». Pero valdría la pena el esfuerzo de compilar al menos sus datos corológicos y ecológicos para tenerlos en cuenta en la planificación de las medidas de protección de áreas y en la buena selección de las mismas con el criterio de contener una máxima diversidad genética. Nuestra flora, o mejor dicho, la parte de ella que más atención merece desde el punto de vista conservacionista parece claro que no cabe en menos de seis libros rojos. Nos consta que el relativo a las islas Canarias y el de los helechos están en vías de realización y sería muy interesante que otros investigadores botánicos se animaran a trabajar en los demás. 676