¿Cuál es la causa de los trastornos alimentarios?

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ACTIVIDAD DE APOYO 1º PERIODO
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Indicadores de desempeño
Relaciona las ideas sobre la belleza con los medios de comunicación.
Relaciona el riesgo de los trastornos de la conducta alimentaria con los medios de
comunicación y con la presión de grupo
Es crítico frente a los estereotipos de belleza dados por los medios de comunicación.
1. Investiga en diversas fuentes como libros, revistas, páginas web diferentes posturas que tiene
la gente sobre
 El fisicoculturismo
 Los reinados de belleza
 Los cuerpos de las modelos de ropa
Regístralo en un medio de comunicación: trabajo escrito, cartelera, plegable, presentación en
power point, etc.,
Expresa con claridad los argumentos a favor y en contra, y luego,
Presenta tu propia postura explicando porque la tomas.
Por último, NO OLVIDE ANOTAR LA BIBLIOGRAFÍA O CIBERGRAFÍA
2. Realiza la lectura del documento: “Cual es la causa de los Trastornos alimentarios” ,y luego
Imagina que tienes un amigo o amiga que que tiene problemas con la anorexia o la bulimia, o
con ambas y escríbele una carta
Trata de animarla a luchar contra esta enfermedad pero USANDO ARGUMENTOS DE LA
REVISTA expresados en TUS PROPIAS PALABRAS.
Criterios de evaluación
1. Estética del trabajo
Complejidad del medio de comunicación empleado
Profundidad de la investigación.
Claridad y veracidad en los argumentos presentados
Lógica y calidad de la explicación de la postura personal
5%
6%
7%
13%
18%
2. Estética del trabajo
Argumentación lógica y veraz
Profundidad de la carta (extensión)
Utilización de la revista como base.
5%
18%
9%
18%
¿Cuál es la causa de los trastornos alimentarios?
Revista ¡Despertad! 22/enero 1999 págs. 6 - 9
“Un trastorno alimentario no aparece así como así. Es un síntoma, una señal de
que algo anda mal en la vida de la persona.”—Nancy Kolodny, trabajadora
social.
LOS TRASTORNOS alimentarios no son un mal
nuevo. La anorexia nerviosa se diagnosticó oficialmente
por primera vez en 1873, y según se informa, ya se
habían observado sus síntomas hace trescientos años.
Sin embargo, parece ser que desde la segunda guerra
mundial está aumentando de manera alarmante. Con la
bulimia sucede algo parecido. Se ha conocido por siglos,
pero en las últimas décadas, como dice una obra
especializada en el tema, “se ha convertido en una
epidemia”.
¿Qué hay detrás de los trastornos alimentarios?
¿Son hereditarios, o constituyen una manera fuera de lo
común de reaccionar a una cultura que glorifica la
delgadez? ¿Qué papel desempeña el ambiente familiar?
Estas preguntas no tienen una respuesta fácil. Como
dice la trabajadora social Nancy Kolodny, definir un
trastorno alimentario “no es tan sencillo como
diagnosticar una enfermedad como el sarampión o la
varicela, cuando el médico sabe exactamente lo que la
causa, cómo se contrae, cuánto tiempo dura y cuál es el
mejor tratamiento”.
No obstante, los investigadores señalan una serie
de factores que pudieran contribuir a que se
desencadene un trastorno alimentario. Consideremos
algunos de ellos.
La cultura de la delgadez
En los países prósperos, las modelos flacas como
palos que presenta la industria de la moda inculcan en
la juventud impresionable la idea de que cuanto más
delgada sea una chica, más bella es. Este mensaje
distorsionado impele a muchas mujeres a esforzarse por
tener un peso que no es saludable ni realista. La doctora
Christine Davies dice: “La mujer promedio mide
1,65 metros [5 pies y 5 pulgadas] y pesa 66 kilos
[145 libras]. La modelo media mide 1,80 metros [5 pies
y 11 pulgadas] y pesa 50 kilos [110 libras]. El 90% de
nosotras no tenemos el cuerpo de una modelo ni nunca
lo tendremos”.
Aun así, algunas mujeres llegan a extremos para
conseguir lo que ellas consideran la figura ideal. Por
ejemplo, en una encuesta llevada a cabo en 1997 entre
3.452 mujeres, el 24% de ellas dijeron estar dispuestas a
sacrificar tres años de su vida para alcanzar el peso
deseado. La encuesta decía que para una importante
minoría, “la vida solo merece la pena vivirla si se está
delgada”. Dado que el 22% de las encuestadas dijeron
que las modelos de las revistas de modas influyeron en
el concepto que tenían de su cuerpo cuando eran
jóvenes, el informe concluyó: “Ya no se puede negar el
hecho de que la imagen de las modelos que aparecen
en los medios de comunicación tiene un poderoso
efecto en la manera como ven las mujeres sus propios
cuerpos”.
Es obvio que quienes más probabilidades tienen de
caer presa de la figura ideal, pero artificial, fomentada
en los medios de comunicación son aquellas personas
que, para empezar, no se sienten satisfechas consigo
mismas. Como dice Ilene Fishman, trabajadora social
clínica, “lo fundamental es la autoestima”. Se ha
comprobado que las personas que aceptan su
apariencia, raras veces llegan a obsesionarse con la
comida.
La comida y las emociones
Muchos expertos dicen que los trastornos
alimentarios no tienen que ver únicamente con la
comida. “Un trastorno alimentario es una luz roja —dice
la trabajadora social Nancy Kolodny— que indica que la
persona debe prestar atención a alguna situación de su
vida que está pasando por alto o evitando. Es un
recordatorio de que no está exteriorizando las
tensiones o frustraciones que tal vez tenga.”
¿Qué tipo de tensiones y frustraciones? Para
algunos pudiera tratarse de problemas en el hogar. Por
ejemplo, Geneen Roth recuerda que, en su infancia, los
alimentos —particularmente los dulces— se
convirtieron en un “mecanismo de defensa contra los
portazos y los gritos”. Ella explica: “Cuando percibía que
mis padres iban a pelearse, desviaba mi atención del
problema, con la misma facilidad con que uno cambia
de canal de televisión, y pasaba de sentirme a merced
de mi madre y mi padre a un mundo en el que no existía
otra cosa más que yo y la sensación de dulzor en el
paladar”.
A veces un trastorno alimentario tiene raíces aún
más profundas. Por ejemplo, The New Teenage Body
Book (El libro sobre el nuevo cuerpo del adolescente)
comenta: “Los estudios indican que quienes han sufrido
algún trauma sexual (abuso u hostigamiento) tal vez
traten inconscientemente de protegerse eliminando de
su cuerpo todo atractivo sexual y centrando su atención
en algo inocuo como la comida”. Aunque, por supuesto,
nadie debería sacar precipitadamente la conclusión de
que alguien que padece un trastorno alimentario ha
sido víctima de hostigamiento sexual.
Los trastornos alimentarios pueden originarse en
un entorno aparentemente tranquilo. De hecho, la
principal candidata para la anorexia suele ser una
muchacha que vive en un ambiente en el que no está
libre para tomar sus propias decisiones ni expresar sus
sentimientos negativos. Exteriormente, accede; pero
interiormente, está confusa y siente que no tiene
ningún control de su vida. Al no atreverse a rebelarse
abiertamente, se concentra en el único aspecto de su
vida que puede controlar: su cuerpo.
Debe notarse, sin embargo, que los trastornos
alimentarios no siempre obedecen a problemas
familiares o traumas sexuales. En algunos casos
simplemente se desencadenan porque el peso es una
cuestión dominante en la familia. Tal vez uno de los
padres tiene sobrepeso o está haciendo dieta
constantemente y engendra una actitud de extremada
cautela —o hasta de temor— para con la comida. En
otros casos, un factor desencadenante puede ser el
comienzo de la pubertad. Los cambios corporales que
son parte integrante de la transición a la vida adulta tal
vez hagan que una muchacha se crea gorda,
especialmente si madura más deprisa que sus
compañeras. Asustada por dicha transición, puede que
la joven tome medidas extremas para evitar las curvas
propias del cuerpo de mujer.
Ciertos investigadores opinan que, además de los
factores emocionales, también puede haber implicado
un factor físico. Por ejemplo, señalan que la bulimia
puede estar arraigada en la química cerebral de la
enferma. Afirman que se relaciona con la parte del
cerebro que controla los estados de ánimo y el apetito,
lo cual tal vez explique por qué a veces se alivian los
síntomas de la persona bulímica con antidepresivos.
Obviamente no es fácil para los investigadores aislar un
solo factor que sea la causa concreta de la anorexia o la
bulimia. Ahora bien, ¿qué puede hacerse para ayudar a
los que luchan contra estos trastornos alimentarios?
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