8 Nº26. Junio 2015 El Dr. Martín Mestre Roca, Psiquiatra, es experto en Trastornos de la Conducta Alimentaria. “LA DETECCION Y EL TRATAMIENTO PRECOZ MEJORA EL PRONÓSTICO DE LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS EN LOS ADOLESCENTES” E n verano con la convivencia más estrecha de la familia se detectan mayor número de trastornos alimentarios. A menudo, los padres están desorientados, no saben cómo tienen que proceder y es muy frecuente que si desconocen los síntomas, incluso no lleguen a detectar si su hijo o hija padece un trastorno alimentario hasta que a veces, se llega tarde para el tratamiento. El Doctor Martín Mestre Roca es Psiquiatra y Experto en Trastornos de la Conducta Alimentaria en el equipo de SALUD 10, del Instituto Médico Rosselló. - Doctor, ¿cuándo se considera que un adolescente sufre un trastorno alimentario y cuáles son los más frecuentes? Los trastornos de alimentación no son caprichos o modas. Son conflictos psicológicos que provocan problemas emocionales, cognitivos y conductuales que se traducen en una alimentación errática e insatisfacción corporal. El adolescente se preocupa de modo excesivo por su alimentación y su imagen, y toda su vida pivota alrededor de ella. Según qué tipo de trastorno alimentario desarrolle, empieza a perder peso repentinamente y de modo exagerado mediante restricción alimentaria, o bien tienen ingestas desorbitadas (atracones). Su estado de ánimo se ve afectado, se vuelven más irritables, tristes, pueden perder la regla y, en la mayoría de los casos, el rendimiento escolar se ve afectado. Muchas veces, rechazan contacto social y sobre todo evitan comidas sociales. Si deben afrontarlas, suelen buscar formas de compensar la ingesta realizada. Los más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, pero hay cuadros mixtos o parciales, llamados trastornos alimentarios no espe- cificados, que son los más frecuentes. - ¿Qué deben hacer los padres que sospechan que un hijo suyo sufre de un tipo de trastorno alimentario? La detección y tratamiento precoz mejoran el pronóstico, ya que se puede actuar sobre un paciente que no ha perdido mucho peso y no ha desarrollado todos los síntomas. La actitud de los padres es fundamental para que el trastorno no vaya a más y para el éxito del tratamiento. Lo prioritario para los padres es estar atentos a los primeros síntomas, comunicarle a su hijo su preocupación de modo abierto y directo, darle apoyo y pedir la ayuda de un equipo multidisciplinar, donde generalmente el psiquiatra o psicólogo coordinará un grupo de profesionales en el que intervendrá el nutricionista y endocrino. - ¿Y en el caso de que el hijo o la hija no quiera acudir al especialista? Un síntoma común de los TCA es la “negación” de la enfermedad o de las consecuencias derivadas de su conducta. Es frecuente que los adolescentes que padecen un TCA no sean conscientes del problema, o al menos minimicen el riesgo que supone, por lo que no quieren ir al especialista. Muchas veces acuden las familias sin saber qué hacer. Han intentado diferentes estrategias para que el adolescente vuelva a comer, pero no es efectivo. En estos casos, la familia debe asesorarse para instaurar unos patrones de alimentación correctos para que, de modo progresivo, puedan revertir la desnutrición (o malnutrición), recibir psicoeducacion sobre esta enfermedad y establecer estrategias para intentar revertir la situación. Se instruye a los padres y familiares sobre pautas de manejo conductual y de apoyo, así como el soporte necesario para el inicio del tratamiento en cuanto sea posible En los casos más graves con importante afectación física y nula conciencia de enfermedad, se precisará de un ingreso en contra la voluntad del paciente con autorización judicial. - ¿Qué factores influyen en que los adolescentes tengan este tipo de comportamientos ante la comida? Desde un modelo biopsicosocial, se ha visto que hay factores de vulnerabilidad a nivel genético, de personalidad, de género (proporción de 10 mujeres sobre 1 varón) y ambientales (países occidentales o de culturas occidentalizadas, donde hay una mayor presión social por la delgadez), que son sustrato para poder desarrollar un TCA. Sin embargo, el factor que más se ha identificado como precipitante es el de realizar una dieta sin asesoramiento y el control de un especialista en nutrición. “L a actitud de los padres es fundamental para el éxito del tratamiento” - ¿Cómo son los tratamientos? ¿Qué profesionales se involucran en un tratamiento de un trastorno alimentario? El tratamiento se basa principalmente en tres pilares que mantienen el TCA. El primero es el nutricional, ya que está demostrado que la desnutrición no solo afecta al cuerpo, sino también a nivel psíquico; el paciente desnutrido disminuye su actividad cerebral como modo compensatorio para ahorrar energía. Esto hace que se vea mermando el estado de ánimo, presente alteraciones cognitivas, desarrolle patrones alimentarios extremos y aumente la obsesión por la alimentación Otro pilar es el psicológico, ya que es fundamental poder identificar aquellas creencias erróneas sobre el peso, falsos mitos sobre la alimentación y conductas inadecuadas que sustentan la conducta de la paciente con TCA. El último pilar y fundamental es el familiar, donde se debe buscar su colaboración, facilitar la comunicación, proporcionar información y provocar cambios conductuales. Los familiares deben intentar comprender cómo piensa el paciente para que llegue a desarrollar esas conductas y los miedos que le generan superarlas. De esta forma, le pueden acompañar en este proceso que a veces es exasperadamente lento. - ¿Cómo afecta a la familia el que uno de sus miembros padezca un trastorno de este tipo? Cualquier enfermedad en el seno de la familia supone un estrés y el sistema familiar debe adaptarse a esa nueva realidad que está viviendo. Hay familias que responden con negación, otras con enfado, otras con excesiva implicación, otras desde el catastrofismo... Son reacciones que hay que redireccionar frente al estrés de la enfermedad. Pero este estrés es mayor si desconocemos la enfermedad y sus consecuencias. Como decía el escritor francés Alejandro Dumas (1803-1870), “los peligros desconocidos son los que inspiran más temor”. Es importante recibir asesoramiento profesional sobre estos trastornos y el manejo de los mismos. Hay que entender que, durante el proceso, puede haber recaídas y que el tratamiento de un trastorno alimentario tiene una duración media unos 2-4 años. En ocasiones, la familia precisa de atención para minimizar el desgaste emocional, que repercute sobre su salud física y psicológica.