volver mas ó menos húmeda la tierra superficial, ó rezumándose for

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volver mas ó menos húmeda la tierra superficial, ó rezumándose forma fuentecillas aqui y allá en la parte superior, en la inferior ó en
ambas, dando origen á lagunas y pantanos su reunión en un parage
que no le permite el desagüe.
Para distinguir estos diferentes casos é indagar por consiguiente
el mejor modo de apoderarse de las aguas en su o r i g e n , conviene
tener un perfecto conocimiento de la formación geognóstica de la
comarca, reconociendo la naturaleza, grosor y dirección de los e s tratos, conduciéndose para ello principalmente por los cortes perpendiculares que se dejen observar en el terreno, y por reconocimientos practicados con las barrenas ó taladros. Pocos de nuestros
labradores á la verdad pueden adquirir por sí estas noticias; pero
casi nunca dejarán de hallar inteligentes á quienes consultar con e s pecialidad, si como debemos esperar, continúa el Gobierno fomentando el importantísimo estudio de la mineralogía y demás ciencias
naturales. E l reconocimiento de la localidad ha de indicar los casos
en que unas simples regueras serán suficientes para conseguir el s a neamiento , cuando habrá necesidad de zanjas mas ó menos profundas que lleguen hasta el estrato arcilloso acumulador del agua y
recibiéndola de este la conduzcan fuera del parage inundado, y
cuando serái indispensables para aposesionarse del agua los fosos p r o fundos ó los taladros practicados con las barrenas, instrumentos tan
felizmente ensayados en Inglaterra á este fin, que el Parlamento,
después de dar grandes recompensas al primer ensayador, ha invitado se enseñe el modo de conducirse con ellos y manejarlos.
C u a n d o el agua que rebosan los rios & c . en las avenidas es
causa de la escesiva humedad de un terreno, para oponerse á las inundaciones casi el único recurso estriba en la construcción de diques
ó malecones que contengan las aguas. N o obstante, según las diferentes situaciones conseguimos á vezes el mismo e f e c t o , quitando
los estorbos que impidan el libre curso del agua, ahondando la madre de los rios & c , y dándoles una dirección mas recta. A la formación de los malecones debe preceder un maduro examen de todas las
circustancias que rodeen al terreno, y la obra ha de plantearse y d i rigirse por sugetos m u y peritos en la materia. L a forma y solidez de los
diques debe guadar relación con el volumen de las aguas, con
su rapidez, y con la m a y o r ó menor fueiza y tenacidad del terreno.
Sobre todo cuidarán de dejar al rio la madre necesaria para c o n t e ner las aguas en las avenidas, y de dar salida por el mejor parage,
y aun por bajo del malecón á las que envíen las alturas. E l conducto que dé paso al agua en el dique debe tener una compuerta para
estorbar la entrada del agua del rio en las avenidas. Si el campo fuere tan bajo que imposibilitase el desagüe, formarán una zanja á su
alrededor con tal elevación y declive que facilite su reunión y espuL-
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