Granada a 5 de marzo de 1999

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Granada a 5 de marzo de 1999
Excma. Sra. Ministra de Medio Ambiente
Desde Ecologistas en Acción de Granada manifestamos nuestra más rotunda oposición al proyecto de encauzamiento y
corrección de cauce previsto en dos tramos de los ríos Cubillas y Genil para, dicen, corregir las avenidas y prevenir desgracias
personales.
En nuestra opinión este proyecto es una aberración desde el punto de vista económico, ecológico y social.
Una inversión como la prevista (más de 5.000 millones procedentes de las arcas públicas) debe tener un rendimiento, si no
económico, al menos social.
Ya se sabe, por desgracia, que las canalizaciones y desviaciones de los cauces no son la solución cuando se desatan las
fuerzas de la Naturaleza (recuérdese el Guadalhorce en Málaga y Biescas en Huesca). Está ya demostrado y asumido por
infinidad de ingenieros que la mejor forma de defenderse de las avenidas es una conveniente reforestación de las cuencas, el
mantenimiento de un buen bosque de ribera, de la rugosidad del fondo y de la sinuosidad del trazado, así como contar con una
buena llanura de inundación donde el río se frene y deposite sus sedimentos. Canalizar y enderezar el cauce supone
exactamente lo contrario, ya que aumenta la velocidad de las aguas y la erosión de fondo, con el consiguiente incremento de los
arrastres y de su poder destructor, lo que pone en peligro a las poblaciones de aguas abajo.
Cómo no creemos que la simple oposición, por muy fundamentada que esté, sea suficiente para responder a los grandes
problemas socioambientales que se nos presentan, le presentamos una posible alternativa para conseguir la misma efectividad
respecto al peligro de inundaciones, seguir manteniendo el río bastante mejor que ahora y establecer una dinámica de empleo
bastante interesante para los pueblos de la zona.
Vamos a considerar la cantidad de 5.000 millones que es en lo que se presupuestan las obras previstas.
A fin de evitar la posible pérdida de vidas humanas proponemos que aquellas viviendas que estén en zona realmente peligrosa
se reubiquen en zona segura. Esto no costaría más allá de unos cientos de millones (pongamos 1.000 millones). Además se
contaría con el beneplácito de los afectados, la mayoría de escasos ingresos económicos.
Para frenar las avenidas es necesario una zona de inundación donde las aguas se frenen y suelten su carga, que es lo que las
hace peligrosas. Pues bien, creemos esa zona de inundación. Proponemos una franja de 100 metros a cada lado del río. A lo
largo de los 19 km. proyectados para canalizar supondría una superficie de 380 Has. Adquiriéndolas a 4 millones por hectárea, precio de mercado- costaría poco más de 1.500 millones. Es decir que con la mitad de lo presupuestado hemos salvado las
viviendas en peligro y conseguido un terreno público que regule las avenidas. Y todo eso respetando el río.
Como se supone que todavía queda dinero, es el momento de trabajar la parte social de esta alternativa.
Habría que limpiar a mano el río - de basura, se entiende, y no de vegetación como nos tiene acostumbrados el Organismo de
Cuenca al que se le suponen competencias para garantizar la salud de los ríos -, y habría que reforestar las 380 Has con
árboles autóctonos de ribera. Más de medio millón de jornales a repartir entre los pueblos ribereños y, de camino, pasar a
disponer del mejor bosque galería de toda Europa.
Como verá, se trata de una forma diferente de abordar el mismo problema. Nuestra propuesta va en función de mantener los
ríos vivos, salvaguardar la vida humana y crear empleo sostenible. Las grandes obras con mucho cemento sólo benefician a las
grandes compañías y a los aprovechados que se reparten las migajas, quedando para las poblaciones que las sufren sólo el
escombro y algún accidentado eventual.
No reivindicamos ningún Copyright por esta sugerencia. No nos importaría que su Ministerio o su Partido la hiciera suya y la
trabajase con honradez. Deseamos ver cómo el respeto al Medio Ambiente se antepone a la especulación, y seguramente las
poblaciones que se verían afectadas agradablemente con estas propuestas valorarían que Trabajo y Medio Ambiente no tienen
por qué ser antagonistas.
Esperando que no caigan en saco roto estas ideas, reciba un cordial saludo.
El responsable del Proyecto RÍOS VIVOS
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