Grandes avenidas

Anuncio
R10 b
LATERCERA Domingo 22 de mayo de 2016
Tiro al blanco Fernando Villegas
“Grandes avenidas”
La mañana del 11 de septiembre de 1973,
Allende, en un discurso memorable emitido por Radio Magallanes poco antes de perder su antena transmisora, anunció que
“más temprano que tarde” volverían a abrirse las “grandes avenidas de la historia”. Fue
una frase llena de épica y resuena a lo largo
de los años contribuyendo a erigir y renovar
la leyenda del valiente mandatario. Dudamos
que haya habido en el mensaje presidencial
del 21 de mayo algo parecido en elevación y/o
que eventualmente se inmortalice en los futuros textos de educación cívica o en el calendario de efemérides de la nación.
Sin embargo, haciendo abstracción de la
resonancia y estremecimiento lírico de la
frase de Allende, ¿qué diferencia hay en
realidad entre la poesía que precedió su
tragedia personal y la de Chile y la pedestre prosa de hoy que intenta ocultar un fracaso? ¿De qué sirven las palabras, ese producto tan sobreabundante de la locuaz cultura de izquierda, cuando se trata de
conducir un país? Aparte de sonar bien,
¿cuáles son y adónde van exactamente dichas avenidas tan inspiradoras? ¿Dónde y
cómo finalizan tanto las obras gruesas como
esas amplias carreteras? Tal vez en América Latina ya hayamos visto demasiados mandatarios y mandatarias señalando una dirección inexistente con el amplio, heroico pero
vacío gesto de la estatuaria del realismo estalinista.
La frase de Allende implícitamente prometía o suponía el haber UNA sola ruta maravillosa del progreso de la humanidad, UN
solo camino que algún día se iba a despejar
y permitir el libre tránsito hacia nuestra
felicidad definitiva, pero, al contrario, todo
indica que dicha resplandeciente e inequívoca avenida abriéndose al viajero después
FOTO: PATRICIO FUENTES
L
de superados los obstáculos nunca ha existido. En cuanto a la frase o frases de la Presidenta Bachelet, hay también penando en
el trasfondo una gratuita suposición, a saber, que la obra gruesa realmente terminó
y, por sobre todo, que se sostiene en vez de
estarse desplomando.
Autopistas
Volvamos al mapa caminero porque de esto
hemos oído predicar hasta a prestigiados
académicos de la Queen Mary Faculty de
Londres. Advertencia única y final: NO HAY
un solo camino que nos espera una vez lis-
ta la obra gruesa o superados los obstáculos; la variedad de rutas, la mayor parte
malas o callejones sin salida, es alarmante.
Algunas avenidas, como las “autobahn” de
las que se jactaba Hitler, bien pueden conducir a un desastre apocalíptico; otras, como
las que se planearon en la URSS para llegar
al comunismo, nunca se construyeron; las
hay que son miserables huellas llevando a
un traicionero pantano, como bien lo sabe
el pueblo venezolano. Y hay algunas, como
las de la España del PSOE, construidas despilfarrando dinero donado por la UE y que
no van a ninguna parte. El asunto, en otras
Descargar