El Senado de la Nación Secretaría Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-3253/08) PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,.. ARTICULO 1º: Otórgase jerarquía constitucional en los términos del artículo 75°, inciso 22°, de la Constitución Nacional, a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer - "Convención de Belem do Pará", aprobada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, República Federativa del Brasil, y ratificada por nuestro país por Ley 24632. ARTICULO 2°: Comuníquese al Poder Ejecutivo. Roberto G. Basualdo.FUNDAMENTOS Señor Presidente: Nuestra Constitución Nacional, en su reforma de 1994, establece en el artículo 75° en el nuevo inciso 22°, faculta al Congreso de la Nación para aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Del mismo modo, establece en el mismo artículo, elevar con jerarquía constitucional a diversos acuerdos, tratados y convenciones internacionales en materia de derechos humanos los que se encuentran taxativamente enumerados. Es decir de modo taxativo se otorga jerarquía constitucional a estos tratados internacionales, y por lo tanto tienen un rango idéntico al de la Constitución, ósea que están en la cúpula del orden jurídico argentino. Tienen por ello, jerarquía superior a los tratados que haya suscripto Argentina o los suscriba en el futuro. Es decir tienen jerarquía superior a las leyes nacionales y provinciales y constituciones provinciales en virtud de lo dispuesto en el artículo 31° de la Constitución Nación, que marca el principio de la supremacía federal de ella. En una palabra los tratados enumerados taxativamente en el artículo 75° inciso 22°, segundo párrafo, son letra constitucional, son Constitución, aunque sus articulados no estén en el texto de la Carta. Pero todo sistema de derechos que contienen integran la Constitución y para encontrarnos con ellos se debe recurrir a la lectura de sus respectivos textos. La Argentina ha suscripto innumerables tratados con las demás naciones y organismos internacionales, y ellos han sido derecho publico positivo interno, ubicándose en la escala jurídica por debajo de la Constitución Nacional y por encima de las leyes. Por lo tanto con la reforma de 1994, todos los tratados mantienen ese lugar: son infraconstitucionales y supralegales. La excepción esta dada por los tratados sobre derechos humanos enumerados, que han adquirido rango al igual que la Constitución y están por lo tanto por sobre los tratados y todas las leyes y normas vigentes en todo el territorio nacional. Además el articulo 75°, inciso 22°, en su tercer párrafo, dispone la posibilidad de que el Congreso de la Nación apruebe y amplié a otros tratados y convenciones sobre derechos humanos no contenidos en el texto del presente artículo y concederles jerarquía constitucional a través del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Por lo que la presente iniciativa parlamentaria tiende a que desde este congreso se le confiera a la “Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer”, rango constitucional considerando que este suceso seria lograr un avance fundamental respeto por los derechos de las mujeres, condición primordial y necesaria para fomentar su desarrollo individual y social, y su plena e igualitaria participación en todos los aspectos de la vida pública y privada. Es de fundamental importancia destacar la trascendencia de la “Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer”, ya que ha sido significativa para los derechos humanos de las mujeres pues tiene características que la distinguen de otros convenios o tratados internacionales. Puede decirse que es uno de los textos jurídicos que más ha ayudado a esclarecer que la violencia contra las mujeres es una violación a sus derechos humanos, y que todos los sectores sociales y también los Estados son responsables de que no siga ocurriendo. Por tanto, rompe con el trillado concepto de que los actos de violencia y abuso contra las mujeres constituyen hechos del ámbito privado, y que por ende se los considera de natural ocurrencia. La realidad de Latinoamérica y de todo el mundo, es que la violencia hacia las mujeres y las niñas es un fenómeno grave, frecuente y con profundos efectos en la vida y salud de las afectadas. Las cifras nos dicen que tanto en la vida privada como en el ámbito público se producen distintas formas de violencia (abuso, castigos físicos, acoso sexual, violación, torturas, maltrato psicológico y económico, tráfico sexual, etc.), que se explican principalmente por razones de género, es decir, por una construcción social del género femenino que se caracteriza por la subordinación, la dominación, la subvaloración. Por lo tanto, no hay perfiles únicos de mujeres agredidas, cualquiera puede serlo: jóvenes y ancianas, mujeres casadas o solteras, mujeres de sectores populares o pertenecientes a clases acomodadas. Su riesgo, por lo tanto, se explica por el solo hecho de ser mujer en una sociedad aún dominada por un modelo patriarcal y excluyente, donde las relaciones de poder son completamente desiguales y jerárquicas. Asimismo, los conflictos sociales que se han recrudecido en la región con un aumento de la pobreza, desempleo, migración, tráfico de personas, etc., son otros fenómenos que inciden en la profundización de la violencia de toda índole, incluyendo la violencia con sesgo de género. En Argentina en lo que va de 2008, al menos, una mujer muere cada dos días a manos de su pareja o expareja o un miembro de su unidad familiar, según revela un estudio realizado en los primeros cinco meses del año. Lamentablemente no existen datos oficiales en relación al tema, pero, lo que no cabe dudas es que en nuestro país miles de mujeres mueren, son golpeadas o abusadas todos los años. En conclusión, no se sabe exactamente cuántas mujeres sufren de violencia, ya que no existen estadísticas a nivel nacional o provincial o están dispersas y en las mayorías de los casos se trata de cifras aproximadas, es decir estimaciones. En definitiva, nuestro país ha otorgado jerarquía constitucional a diversos documentos internacionales destinados principalmente a la tutela de la dignidad y el valor de la persona humana, por lo que consideramos, por lo que consideramos la necesidad de asignarle el rango que sus disposiciones merecen ya que constituyen una herramienta esencial para la defensa de los derechos humanos de las mujeres en nuestro país Por todo lo expuesto y con el objeto de someter a consideración el presente proyecto de ley tendiente a otorgar jerarquía constitucional a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer aprobada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, República Federativa del Brasil, y que fuera aprobada por este Honorable Congreso a través de Ley 24.632, es que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de ley. Roberto G. Basualdo.-