O V /" ; Z Ì 7 AYUNTAMIENTO DE MURCIA A R CHIVO Est.' 1 0 . Tato. 3 L . N.° . . . / & ESTE EJEMPLAR, POR SU TAMAÑO Y/O ESTADO DE CONSERVACIÓN NO SE PUEDE FOTOCOPIAR Acuerdo Comisión de Gobierno: 27 de octubre, 1988 •A^EÄA-ffl-EMGl/' •MLr-w^-i/npii^-ri•MEGIAyil746î mmSBm « i ^»llßisSiilMi^ Ifriiii II ! M ; « M M M k h'.ï i! mI ¡ w > iMi^^^gËlli'liiiii'i HGMAT5CE BE LUCRECIA B0RJI&. Mortales, estadme atentos y escuchareis la ¡mas r a r a , la- roas estrañ* aveutura «jue ha publicada la f a m a . Fui me tun día á pasear il i virtiéndome- en la cazi, a d m i r a u d o la belleza «Te los campos de F e r r a r a . E n c o n t r é un gallardo jóveiar que triste se lamentaba; y me atreví a pregunlarle de su padecer la cansa. N o m e podéis c o n s o l a r , dijo volviendo la cara, pero os voy á reierir ei es que puedo, m í d e s g r a c i a . Sin c o n o c e r á mÍ3 padres m e educan gentes estrañas, inclín inflóme á seguir la carrera <le las armas. Higo me oficial valiente, m e aprecian mis c ¿mirada.«, «nvanécense mis jefes frl referir mis ha sañas. I> U n a m u j e r que parece ser de la esfera m a s a l i a , m e escribe incógnitamente y ser mi m a d r e declara. Dice lm de ocultar su n o m b r j O pues lo quiera su desgracia: y o resp íta. su, secreto y obedezco lo qu* n i m d a . Mil y mil veces b i s o aquellas .queridas cartas que sobre mi corazon a m o r y respeto guarí!««. Son de mi m i d r e repito, Con mi llanto la* InftVbji V esmero verla alg:tn dia a f u e r / » d i desearla. Iva Veivcia rali ai»'gis hacen porque m ; detraiga, y á las misüaris un llevan; jins la diversión U I Í cuna. Ad fin me quedo d o r m i d o , durante el sueño m ; h ti agí u n a nviger c o m o un ángel, y en cu a ñ o estro.a d i . 2 Sus amorosas acciones escondidos observaban dos hombres desconocidos, que sin ser vistos se marchan» Yo despierto, ella lo nota, * h u y e y se lapa la cara: mis amigos la detienen / y de este m o d o m e h a b l a n . ¿Sabes quién es la m u g e r que te acaricia y engaña l la que aterra al orbe e n t e r o .fiera cruel sanguinaria, De la terrible L u c r e c i a . . . . ¡Lucrecia Bprjia ¡ y helada queda mi sangre al oír estas tremenda» palabras. U n o dice: d a m e cuenta de la sangre d e r r a m a d a de mi hermano- desgraciado que mandaste asesinar. Otro dice; yiulvtuiie m i caro padre, m a l v a d a que mandaste en venenartodos en fin la acusaban. ^ J? u es a g r i i v i a dos est 4 n cinco qüi: aili 1, mal tratan: que de un ¡¡ -ro asesinato cada cual; se lamentaba. H u y e esta íaial m u g e r p e r m » n e e i e u d o tapada;' asoü. brad o quedó y ó sin saber lo q se níe pasa. A. pvcos <ilas después pa r t i rn 0}>_ pára. rVrra ra, de orden superior los seis, por asuntos» de 'a patrja. A !,» v';-ia d d p;.lacio de es¡a mñger t e m e r a r i a , enCíMoíiüom^ en ira: y < s de venganza» 0i, "; "o podiendo r o m p o mí .S'i-do de armas,, que clel soberbio palacio el frontispicio adornaba. Los paisanos irritados gritan, la guardia! la guardia! y entre unos y otros m e p r e n d e n y á los duques m e delatan. La duquesa enfurecida á su esposo precisaba a castigarme y pedia con mi rnuerlfe su venganza. Mas preguntando mi n o m b r e , dicen, J e n a r o se llama el que osado y atrevido os insulta y os maltrata. Al instante la duquesa en sus f u r o r e s se calma; y dice q u e es imposible tal delito rn, rni arrogancia. I n t e r c e d e c o n d duque p o r q u e n a m e ofenda en nada; y manda inmediatamente que a su presencia m e traigan. Y digo a vista de lodos, que soy quien rompió sus arma» y que gustoso al verdugo entregaré mi garganta. lv!i|S la duquesa cu salvarme cada vez mas empeñada, decia no me creyesen que era cierto deliraba, l ' e r o cj d u q u e vengativo saciar quiere eu mi .su rabia, pues piensa que estoy de acuerdo con J-a duquesa malvada. Q u e cd era con un criado el que en Venecia observaba en el baile, 4 Ju duquesa que tierna me acariciaba. Calmándose en la apariencia á Lucrecia Borjia manda que con im veneno activo ella misma me brindara. E l dtiq ue dice p e r d o n a ^ í temeraria arrogancia; y que b r i n d e á la salud su esputa y de la patria. Yo c r e o de buena i'é Su » falsísimas palabras, l pnio la copa y la a p u r ó Sln J a m e n o r repugnancia. El m e dice q u e ya p u e d o u,s p o n e r libre mi marcha f l| l e nada habrá que lo i m p i d a : cortés le doy las gracias. Y dice á Lucrecia Borjia., a r J - os dejo esposa amada C n ° este Joven a m a b l e '"atarlo c o n confianza. Vaso el d u q u e satisfecho J Lucrecia Borjia esclama, n Veneno habéis t o m a d o , P e se á m i fatal desgracia. a m o r i r , belfo j o v e n , s¡ j 1 0 tomáis sin tardanza q.Oe este frasco contiene: ^lucíIo y no temáis nada. a duquesa es vengativa ^ fío en sus palabras Xlént ™ le dijo, pero en la t e r r i b l e duda bebo, y Lucrecia se calma. H u y e J e n a r o , me dice 3 sal al p u n t o de F e r r a r a : que peligrará tu vida si ahora mi a m o r la salva. Me a'mais y y o os aborrezco, dijo con desprecio y saña; aborreoe rn e r ,;spon(Ie pero vele sin tardanza. Obedeeila y partí; la noche se adelantaba, y á pocos pasos e n c u e n t r o u no de mis cama radas. ¿ C ó m o , J e n a r o , te vas sin decir una palabra á tus a migos ?me dice, p o r esta n o c h e no salgas. Vente c o n m i g o a,ceibar a una m u y principal casa, Ja de JNegroni; un b a n q u e t e « m u y lucido nos p r e p a r a . Después »de aigun a l t e r c a d o , d e mi amigo a las it I nicias cecli, y resolví q u e d a r m e aquella noche en F e r r a r a . Y asistimos al convite que fué c o m o lo pintaba: • n ° 110 SL ' a u u n í ; i r 8 a ? h u b o esquisitos m a n j a r e s < < l | é n o atenteis á m i vida y mucl-ws hermosas damas» A t a n d o salvarla ? ^ 1 0 el verdadero veneno Se suscitó una disputa pCs e l qíi'J en el frasco se halla? y las damas asustadas ^ °.r <*mór de Dios J e n a r o , ' s e salieron del s a l f n : mee inquieta y turbada,. después lu riña se aplaca. «jue*2 q » e te o f r e z c o Y todos q u e t a n amigos, -o , • ^'Cnpo ticni precisó pasa. b r i n d a n , beben v cantan; mas fueron interruiipidoa 1He Í e t | , 0 r ' r eOÍOS, » ¡ ^ >mí > «Jae nr aor,^. m e ( ! i o Sl i ahí tardas, por unas Voces lejanas» la ' • í í U e P o r salvar tu. vida Que un responso m a l cantad« \} l l í l 'sacrificara. parecía que entonaban: Yo (í e f ¡ J fl pe¿ar de su aflicción y por instan «es 1 <s voceaütl ° n o m e fiaba res o n a ba 11 rna s ce rcanas. Y se e r i z a r o n fúialmentfi los clérigos «11 sala, Con éslrañas Vt:sli dura«, uno« fiegros y otros blancos. <Jon las hacha« .encendida» »1 reiie dur nuestro paran: y tirio de los compañeros conoce entonces la i if.imi i. Casa uü demonio estamos, áice v Lucrec a ufiíiii terrible se muestra dicieucio estáis en mi propia casa. U i i piíUeio de. Negro ai ¿ mi palacio se pasa; y por eso y o dispuse q u e Negróni os convidara. I1] n ye n <-' o a el os est ais; y «jl re-ponVo que cantaban los que'presentes e s t m , era en bieu «le vuestras alaiíS. Y quien o> condese h a y en esa cstuncia inmediata; rcco'ncílUos c o n Dios que vuestra vida se acabar. Os envió a visvta.r á su ¡sepulcral estancia los parientes, «cuya muerte tanto me ecli stris cu cara. V o l v e d la vista y m i r a d si mi alecto os »iViS££Ía: m u é s t r a n o s cinco m a n d e s cuya vista h o n ori/. d>a. V Yo q u e estaba algo apartado «algo y le digo en v >z alta: falla un ataúd., sonora, podéis m a d a r que lo traigan. Lucrecia pierde el color y desesperada esclama: ! también está aquí J e n a r o / J o h desdicha inesperada.' Salgan i n m e d i a t a m e n t e todos i o s queaejui se hallan; y nadie se atreva a e n t r a r si Lucrecia no lo m a n d a . Al p u n t o es obedecida y t r é m u l a y asustada, s¡ici u a IVaMjuito del peclia y dice, tta vida salva. Segunda vez: y o pregunto si puede a mis caniaradas salvar la .vida t a m b i é n y me dice que no alcanza. Lo que el pomito contiene mas que para mi, agitada m ; persuade á que lo t o m e y y o vuelvo á preguntarla. Si habrá . n u d i o de salvar ;a los que s o c o r r o claman desdo d e n t r o ; y me responda que en m o d o alguno le halla. Q u e el v e n e n o es tan a c t i b o q u e ningún r e m e d i o alcanza, sino aquel contra v e n e n o q u e da .presentarme acaba. Siendo así «era forzoso; -dije c o n voz al tarada, q u e perezca -yo con ellos, y vos conmigo malvada. Y despreciando sus ruego» m i puñal su pecho pasa: y espirando dice, .adiós J e n a r o ; . . . á tu m a d r e matas. Y calla el infeliz "¡ j v e n que ya el aliento le falta, y e n t r e mis brazos espira: c o m p a d e c e d su desgracia. FIN. Murcia: Impronti y Librería de Jo3Ó Santa m a r i a . I