Expectativas Análisis de tendencias socioeconómicas Ilustración: iStockphoto®, © pop_jop 3. “No hay ningún adulto en la Casa Blanca” U n error pueril, pero que refleja que un presidente, Barack Obama, que llegó precedido de una aureola de líder, no lo es. En el campo de la oposición republicana la falta de líderes es aún más grande. En Europa la ausencia de personas con capacidad para dirigir la salida de la crisis es aún más dramática. Larry Summers—ex jefe del equipo de asesores de Barack Obama, ex secretario del Tesoro con Bill Clinton, ex economista jefe del Banco Mundial y ex rector de Harvard—dejó que un micrófono abierto le ‘cazara’ en esa indiscreción hace unos meses. En ese contexto, se extiende la idea de que la política debe reducir su carga ideológica y buscar soluciones técnicas. Eso se traduce en el nombramiento de Gobiernos tecnocráticos y formados por empresarios. Así, el candidato republicano con más posibilidades de ganar la nominación de 15 Expectativas su partido a la presidencia es Mitt Romney, un ex alto directivo de las divisiones de consultoría y ‘private equity’ de Bain. Michael Bloomberg, fundador de la empresa de información económica Bloomberg, lleva 10 años como alcalde de Nueva York. La búsqueda de directivos de empresas para la política en países en crisis es una constante. El ejemplo más evidente de ello es Armínio Fraga, una de las ‘manos derechas’ de George Soros, que fue ‘fichado’ como gobernador del banco central de Brasil cuando ese país tuvo que devaluar su divisa en 2000. El empresario del sector financiero italiano Giualiano Melani se convirtió en un personaje extremadamente popular cuando en noviembre hizo un llamamiento a sus conciudadanos a que compraran deuda pública. Pero ésos son los casos exitosos. Por cada directivo que triunfa en política, hay muchos más que se estrellan. Las republicanas Carly Fiorina (Hewlett Packard) y Meg Whitman (eBay) han sufrido dos de las derrotas más espectaculares de la política deEEUU de la última década. Por no hablar de Silvio Berlusconi. Los empresarios que entran en política tienen, según Ken Smetters, subsecretario del Tesoro en el Gobierno de George W. Bush y actual profesor del MBA de Wharton, dos ventajas: 1) Transmiten una imagen de seriedad y conocimiento del trabajo, en buena medida porque es un hecho asumido 16 Análisis de tendencias socioeconómicas Las empresas cada día afrontan más retos en términos de ‘riesgo reputacional’, tanto con los accionistas o grupos sociales específicos como con la sociedad que el mundo de la empresa se rige por resultados más cuantificables que el de la política; 2) “Están acostumbrados a pensar en los beneficios y en los costes, particularmente en los costes marginales” [los costes marginales son los que se producen cuando se incrementa una operación o una acción]. Sin embargo, los políticos que proceden del mundo de la empresa también tienen vulnerabilidades serias, como explica Kathleen Jamieson, de la facultad de Comunicación de la Universidad de Pennsylvania: 1) ¿Es posible “gestionar una imagen de eficacia y al mismo tiempo mostrar que se es humano”? El factor de la ‘humanidad’ y ‘accesibilidad’ es clave en política, pero no en la empresa, donde “el consejero delegado está a menudo ‘aislado’ del escrutinio de la opinión pública”; 2) En la empresa, “la marca y la persona están separadas (…). El consejero delegado de Kmart no tiene necesariamente que comprar su ropa en los gran- Expectativas des almacenes de la empresa. Pero en política la marca es el candidato”; 3) Un problema de audiencia. Incluso empresarios controvertidos por la gestión de sus empresas—como Fiorina—están acostumbrados a dirigirse a audiencias selectas que comprenden los problemas de los que están hablando— aunque difieran en el diagnóstico o en las soluciones—. Al entrar en política, se dirigen a: a) La opinión pública, que desconoce los detalles y tiene una capacidad de atención limitada; b) Otros agentes políticos, como parlamentarios o diversas agencias del Gobierno, cada uno de los cuales tiene su propia agenda; c) Sus propios correligionarios que, aunque son sus aliados, a menudo sufren los dos problemas anteriores al mismo tiempo. Estas dificultades se dan, paradójicamente, en un momento en el que la actividad empresarial y la política cada día se parecen más. Tal y como han puesto de manifiesto dos artículos recientes de la Harvard Business Review, las organizaciones empresariales presentan unos retos organizativos y burocráticos a menudo inimaginables, y que se resumen en el hecho de que “muchos directivos pasan el 40% de su tiempo escribiendo informes y entre el 30% y el 60% en reu- Análisis de tendencias socioeconómicas niones”. Al mismo tiempo, las empresas cada día afrontan más retos en términos de ‘riesgo reputacional’, tanto con los accionistas o grupos sociales específicos (ecologistas, por ejemplo) como con la sociedad en general. La existencia de cada día más ‘sistemas complejos’, por utilizar la afortunada expresión de Robert Perrow, en los que los errores o accidentes pueden provocar una cascada de efectos negativos con grandes externalidades imprevisibles acentúa esa similitud entre empresa y Gobierno. De hecho, la experiencia sugiere que, si gobernar un país es complejo, no se puede decir que hacerlo en una empresa sea más fácil. Sin embargo, la gestión de ambos es diferente. Referencias From CEO to Senate: Why Some Executives Make Better Politicans Than Others. Knowledge at Wharton. http://knowledge.wharton.upenn.edu/article.cfm?articleid=2530 Bob Frisch, Who Really Makes The Big Decisions in Your Company? Harvard Business Review. http://hbr.org/2011/12/who-really-makesthe-big-decisions-in-your-company/ar/1 Yves Morieux, Smart Rules: Six Ways To Get People Solve Problems Without You. Harvard Business Review. http://hbr.org/2011/09/smart-rules-sixways-to-get-people-to-solve-problemswithout-you/ar/1 17