La prosa como instrumento de cultura

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La prosa como instrumento de cultura. Alfonso X el Sabio
La poesía puede difundirse sin necesidad de consignarla por escrito, pero la prosa exige
necesariamente el conocimiento de la lectura. Por ello se explica la tardía aparición de la prosa
castellana respecto de la poesía juglaresca. La prosa adquiere, durante los reinados de Alfonso X
(1252-1284) y Sancho IV (1284-1295) una mayor difusión y soltura, gracias fundamentalmente a la
enorme labor desplegada por el Rey Sabio. Pocas figuras de la Edad Media consiguieron una labor
cultural tan importante como la que dirigió este monarca; reunió en su corte a un grupo de hombres
doctos que realizaron la obra de traducción y compilación iniciada anteriormente por la Escuela de
Traductores de Toledo (fundada en el siglo anterior por Fernando III el Santo). En ella el Sabio agrupó
a los mejores representantes de la cultura europea, árabe, cristiana y judía, a los cuales encomendó la
traducción de numerosos libros orientales que, de este modo, pasaron a conocimiento de la Europa
occidental. España fue, pues, punto de contacto entre la cultura oriental y la latina. Alfonso X utilizó la
prosa como instrumento de cultura para divulgar el saber hasta entonces conocido. Esta prosa alfonsí
se divide en:
a) Prosa histórica, cuyas obras más importantes son la Crónica General y la General
Estoria.
b) Prosa jurídica, cuya obra principal es Las Siete Partidas, código legislativo más
importante de la Edad Media.
c) Prosa científica, cuyas obras más destacadas son: Lapidario, Tablas alfonsíes y el Libro
de Astronomía.
d) Libros de juegos
Además, el propio monarca cultivó personalmente la poesía lírica,ya que compuso las Cantigas de
Santa María, poemas en gallego dedicados a la Virgen.
Difusión del cuento oriental: A fines del siglo XII y durante el siglo siguiente, se difundieron
por España cuentos y apólogos (fábulas) de la tradición india y persa, llegados a nosotros a través de los
árabes. Una de esas series de cuentos orientales, denominada Panchatantra, fue traducida durante el
reinado de Alfonso X con el nombre de Calila e Dimna, y es la primera manifestación de prosa novelesca
en castellano.
Alfonso X también se preocupó enormemente por el castellano, y logró que esta lengua
adquiriese agilidad y eficacia para la exposición de asuntos didácticos que requerían ser escritos con
claridad y precisión. La sintaxis alcanza mayor flexibilidad, el léxico aumenta y la ortografía queda
estabilizada hasta el siglo XVI.
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