50 años de la Organización de la Unidad Africana

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50 años de la Organización de la Unidad Africana:
África, la marcha unida continúa
Por Julio Morejón
La Habana (PL) La creación de la Organización de la Unidad Africana en 1963,
estableció una brecha entre dos etapas importantes para el continente: el
período colonial y el de la toma de conciencia postcolonial.
Si bien en 1960 se declaró simbólicamente el año de la descolonización y
pese a la madurez de las tendencias nacionalistas, es la fundación de la OUA,
predecesora de la Unión Africana (UA), el primer paso concreto de los
ideólogos de la región para partir del nacionalismo emotivo y primario hacia un
escalón superior, donde se valorará al máximo la soberanía.
Según Daniel R. Brower, la eclosión anticolonial se expresaba en el rechazo
a "la presencia de administradores blancos y soldados en estas colonias, (lo
cual) se convirtió en un símbolo de imperialismo, cuya destrucción brindaba un
lazo de unión común entre los pueblos y líderes nacionalistas africanos".
El salto en la ideología revolucionaria ocurriría significativamente en la
década de los años 1950, lo que sería la antesala del proceso de
descolonización se evidenció en dos colonias británicas: Costa de Oro
(después Ghana) y Kenya.
En los años que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial se intensificaron
los antagonismos entre las metrópolis y las regiones africanas dependientes.
En ese ámbito de fuertes y múltiples contradicciones la historia gestaba una
época de cambio.
Si bien el conflicto armado se escenificó mayormente en el occidente
europeo, ni Asia, América o África -zonas de la periferia colonial- quedaron al
margen de ese proceso.
África aportó hombres y fondos económicos a la disputa: muchas tropas antieje se nutrieron de sus soldados, e incluso el Magreb y los dominios alemanes
en este continente fueron teatro de operaciones militares hasta zanjarse el
conflicto en 1945.
Una suerte de retroalimentación ocurrió durante la guerra. África asistió a la
contienda y esta fomentó nuevos criterios entre los hombres del continente
respecto a las relaciones con las metrópolis europeas. Se dice que los
soldados africanos que acudieron a la conflagración volvían de ella con criterios
políticos diferentes.
Muchos de los que combatieron allá retornaban con las ideas de que lo
hicieron en una tierra ajena, la cual no resolvía sus problemas inmediatos ni
otros con planteamientos más temerarios respecto a cómo romper con los
patronos cuando la oportunidad lo permitiera y en condiciones honrosas.
La revolución africana
Los historiadores de África conceden suma importancia al brote nacionalista
ghanés considerado por muchos como uno de los movimientos anticoloniales
más efectivos por su esquema de agitación política, ejecutado por un joven
líder de educación occidental Kwame Nkrumah, quien movilizó a su pueblo
contra el imperio británico.
En 1949 Nkrumah como paso previo, logró unir a varias tribus en el Partido
de la Convención Popular, desde el que anunciaba una nueva era. Un
argumento de cohesión tomaba fuerza la lucha contra el colonialismo y la
unidad continental integraban un sínodo.
Nkrumah, quien por su plan político sufrió cárcel, fue propulsor del
movimiento de cohesión continental y un incansable luchador por la
independencia de toda la región, sobre él, otro prócer, el tanzano Julius
Nyerere dijo que “fue un líder (ghanés), pero fue también nuestro líder, porque
fue un líder africano”, y le indicó como el “gran cruzado de la unidad africana”.
En la segunda mitad de los años 30, Kwame Nkrumah contactó en Estados
Unidos con la corriente del panafricanismo como expresión ideológica
impulsada por los estudiantes procedentes del continente asentados allí,
también influyó en esa época la filosofía de Marcus Garvey del "Regreso al
Africa, africanos".
Entre los promotores del pensamiento nacionalista africano también estuvo
Jomo Kenyatta, cuyas actividades revolucionarias contra la dominación colonial
británica comenzaron en 1922, con la defensa de su tribu, los Kikuyu, de
arbitrariedades de los colonos blancos.
Su formación transcurrió en Moscú y Londres entre1929 y 1946, regresó al
país tras la Segunda Guerra Mundial, cuando consideró llegado el momento de
reclamar la independencia. En 1947 fue electo jefe del partido nacionalista y
panafricanista Unión Africana de Kenya y cinco años más tarde preso, por
supuestos nexos con la rebelión Mau-Mau. En 1964 fue el primer presidente
de la Kenya postcolonial.
En la historia contemporánea africana es de suma importancia la visión de
solidaridad expresada por las mentes más lúcidas en cuanto al pasado y el
presente, al respecto el Mwalimu (maestro) Julios Kambarage Nyerere aseguró
que “los que han experimentado el colonialismo, directo o indirecto, simpatizan
con los países que al parecer viven amenazados por el renovado control
externo.
Nyerere fue uno de los grandes líderes de África, que proyectó un
pensamiento de avanzada en el cual tomaba los valores de la cultura
tradicional y los redimensionaba con el afán de avanzar hacia un futuro más
amplio y con ese pensamiento llevó a su país a la independencia en 1961
como República de Tanganika, de la que fue su primer presidente y que en
1962, que pasó a denominarse Tanzania dos años después tras unirse a
Zanzíbar.
Del ideal común y la nueva etapa
La Unión Africana (UA) es el paso más avanzado de integración política del
continente, como lo fue en 1958 la Unión de Estados Africanos, la Organización
de la Unidad Africana, de 1963, y la Comunidad Económica Africana, en 1981.
Un grupo de jefes de Estados y de Gobiernos, en una declaración emitida en
la ciudad libia de Sirte el 9 de septiembre de 1999, promovieron pasar a la
construcción de una estructura superior en el proceso de cohesión regional,
dado que percibían que su plataforma iba perdiendo capacidad de reacción
ante los desafíos de los nuevos tiempos.
Para algunos, la Organización de la Unidad Africana (OUA) estaba superada
después de la descolonización de los años 60 del pasado siglo, un criterio que
reforzaba la conclusión de las últimas guerras en las colonias portuguesa, a
mediados de los 70, y en los 90 la destrucción del régimen segregacionista
sudafricano y el logro de la independencia namibia.
Todo lo anterior fueron banderas erigidas en el proceso de maduración
histórica de la región a lo largo de un lastimoso camino de obstáculos, aún no
superados totalmente, pero al menos bien identificados como las próximas
metas que el continente debe vencer para sobrevivir material y espiritualmente.
La Unión Africana (UA) desarrolla una importante labor en el contexto
mundial relativo a la situación social y económica africanas, y su gestión
destacada en la mediación de conflictos.
Son temas de la organización su claro papel en el debate por un nuevo
orden económico internacional, en la batalla contra la pobreza, cuestiones
inherentes al logro de mayor unidad y solidaridad entre los Estados y pueblos
africanos, y en la defensa de la soberanía, la integridad territorial y la
independencia.
Aspectos orientados a acelerar la integración política y socioeconómica del
continente.
Ante el auditorio africano se abren nuevas perspectivas de reforzar el
panafricanismo que une en la marcha hacia nuevos y decisivos desafíos que, al
vencerlos, aproximarán el renacimiento de la región, donde las complejidades
sociales, políticas y económicas no empequeñecieron el gran esplendor de sus
pueblos.
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