El esfuerzo de África por renovarse Burgos, Bartolomé He trabajado en este proyecto durante cinco años. He estudiado o consultado más de 300 documentos entre libros y artículos, escritos por una amplia gama de intelectuales africanos, principalmente filósofos pero también teólogos, historiadores, sociólogos y personas del mundo de las letras. Para el estudio de la cultura africana me remito/dependo enteramente de los escritores africanos, con excepción de un pequeño número de otros observadores que han dedicado la mayor parte de su vida al estudio de África. También he consultado unos cuantos estudiosos no africanos por su erudición en cuestiones auxiliares como la lingüística, la economía o la historia. He vivido en África y he puesto mi atención y dedicado mi acción a este continente durante más de treinta años. Me interesa profundamente todo lo que afecta a África y al África negra en particular. Estoy especialmente interesado en la creciente conciencia que está adquiriendo África de su propia identidad. La búsqueda de autocomprensión realizada por los africanos se ha visto intensificada por la crisis radical que ha afectado a este continente en los últimos tiempos. La presente situación crítica de África se ha interpretado y explicado de diferentes formas y de acuerdo con diversos presupuestos. 1) Los escritores africanos, frecuentemente, hacen referencia al modo en que son vistos por los demás. Este es el primer punto digno de tener en cuenta ya que conlleva no solamente la forma en que los demás ven a los africanos, sino también cómo las gentes de África viven esto, el modo en que los escritores africanos perciben las opiniones formuladas por los "otros" y la forma con que reaccionan a dichas opiniones. En estas reacciones se puede incluir la mayoría de la literatura clasificada como "negritud", así como buena parte de la llamada etnofilosofía. A la visión idealizada de África y de los africanos se opone la otra visión, denigrante, que "los otros" expresan cuando aluden a África. 2) Una segunda lectura, en gran parte de autojustificación y que es producto principalmente de las decepciones y frustraciones del período postindependentista, encuentra las causas de todos los problemas de África en influencias externas, sobre todo de Occidente y de Europa principalmente. Todos los malos funcionamientos, desde la corrupción a la tiranía pasando por la rivalidad tribal y las guerras, la ineptitud y el deterioro económico, se explican en términos de influencias externas: el tráfico de esclavos, la colonización, el comercio mundial, etc. Las soluciones que se proponen se centran a menudo en una vuelta a las raíces africanas y al pasado en búsqueda de inspiración y dinamismo. Dejando a un lado la verdad que pudiese encerrar, esta lectura conlleva un riesgo peligroso y obvio: la clara tendencia a proyectar toda la responsabilidad y vergüenza sobre los demás les exime a los africanos de afrontar su responsabilidad así como de la tarea de hacer algo por encontrar una solución, con la consecuencia, obvia, de perpetuar la crisis. 3) En la actualidad los africanos están desarrollando actitudes autocríticas y se está probando una nueva lectura de África. Nadie puede negar que la influencia de Occidente en África ha sido, principalmente, perjudicial, empezando por el comercio de esclavos y el desbaratamiento sociopolítico y económico que causó, continuando con la colonización y los ambiguos efectos que aumentaron dicho desbaratamiento dando lugar a la creación de lazos duraderos de dependencia. A todo esto habría que añadir la injusticia, que sigue en aumento, en los términos de intercambio y, lo peor de todo, la "filosofía" racista que desarrolló Occidente, imponiendo a los africanos un devastador estigma de inferioridad, con el fin de justificar el comercio de esclavos, la colonización y todos los abusos que derivan de ello. Los intelectuales africanos que potencian la autocrítica no están ciegos a estas influencias externas ni al alcance de sus consecuencias. Sin embargo, desean saber por qué fueron posibles el comercio de esclavos y la colonización. ?Por qué África, cuna de la civilización (como muchos africanos y no africanos afirman con vehemencia en la actualidad) pierde no sólo la iniciativa sino incluso también la dinámica básica del desarrollo cultural? Estos escritores críticos están determinados a considerar el problema como algo suyo y buscan pistas y posibles respuestas en la psique tradicional africana tal y como se desarrolló en las culturas tradicionales africanas. Para ellos no se trata sólo de una cuestión puramente académica. Todo lo contrario, lo ven como lo que podría ser la llave que abra la puerta de un futuro progresivamente más humanitario y digno para los africanos. El trabajo se divide en cinco capítulos. CAPÍTULO UNO: Cómo nos ven los demás. En los procesos de toma de conciencia de la propia identidad, ya sea en el plano individual o social, la opinión que los demás tienen de nosotros influye en nuestra propia opinión sobre nosotros mismos. En el caso de los africanos, las opiniones de los demás han desempeñado un papel de capital importancia en la conciencia de su identidad. La tradición africana era oral casi por completo. La mayor parte de los primeros documentos escritos acerca de África, mediante los que se empezó a objetivizar la cultura africana, fueron realizados por extranjeros que a menudo tenían ideas preconcebidas. En un momento específico la representación de la inferioridad del África (negra) empezó a tomar forma, creció y se le dio un status formal a partir de concepciones racistas motivadas, en gran medida, por intereses políticos y económicos. Se considera la expansión imperialista, en combinación con el capitalismo, las principales causas del comercio transoceánico de esclavos. Se propagó el mito de la inferioridad de la raza negra con el fin de justificar el comercio de esclavos. Éste provocó la desintegración de las estructuras sociopolíticas y económicas en África, así como la degradación real de los propios esclavos. Todo esto aportó aún más motivos para que los occidentales justificasen la representación de la inferioridad de la raza negra. Algo parecido se puede decir acerca de la colonización: el "estado de salvajismo de la población africana" es la idea que se adujo para racionalizar "la misión civilizadora de Europa". Hasta cierto punto, el esfuerzo de la misión cristiana se basaba en presupuestos parecidos. De esta forma se reforzó el concepto de la inferioridad negra. La filosofía y la ciencia racistas constituyeron el punto de apoyo más prestigioso y el vehículo de expresión más pretencioso de la presunta inferioridad negra. A este respecto los escritores africanos mencionan con frecuencia a filósofos como Hegel, Kant, Hume y Lévy-Bruhl. Entre los "científicos" racistas se nombran a R. Virchow y J.A. Gobineau. Se distorsionó la historia de África: a Egipto se le separaba del resto del continente y las grandes unidades políticas que se desarrollaron en África a partir del siglo VII (Ghana, Mali, Songhaï, Kayor, Benin) fueron ignoradas. África no tenía historia o, mejor dicho, su historia era sólo tribal. Se consideraba a los africanos como privados de pensamiento lógico e incluso se afirmaba que en el plano biológico sus cerebros presentaban deficiencias. Si África no hubiese sido vencida por Occidente esta representación racial de los negros habría muerto nada más nacer. Sin embargo, la derrota fue total durante los últimos cuatro siglos en todos los ámbitos: comercio, tecnología, ciencias políticas, ejército...lo cual condujo a la colonización y a la dependencia postcolonial. Esta derrota se ha interpretado como una clara reafirmación de la presunta inferioridad de los negros. Mediante el proceso de formación de esclavos y a través del sistema educativo (que durante el período colonial estaba en manos de las autoridades coloniales), se transmitió el mensaje de la superioridad blanca, bien de forma abierta o solapada. Dicho mensaje fue interiorizado por el hombre negro que, como consecuencia, desarrolló un profundo complejo de inferioridad y la inseguridad, rebajamiento y agresividad adyacentes. El tema objeto del primer capítulo, aunque pueda resultar desagradable, es indispensable para el entendimiento de la subsiguiente reacción del hombre negro. También nos ayuda a comprender la influencia que el factor inferioridad tuvo en la definición de la identidad africana que la raza negra elaboró. Capítulo dos: La reacción del hombre negro. La primera reacción a la humillante invención que los occidentales hicieron de África, tal como los africanos y negros en general la perciben, provinieron de americanos e indios occidentales de origen africano. Algunos africanos que vivían tanto en Europa como en África, se unieron a ellos y fueron los precursores de algunos aspectos de dicha reacción. Esta lectura ya es diferente de la que se había hecho con anterioridad con respecto al mito racista de la inferioridad africana. Aunque se trata en realidad de una dura reacción en contra, ambas se hallan (sobre todo al principio) en una simbiosis tal, que la última no se puede entender ni definir si no es en relación con la primera. Esta reacción hizo que, poco a poco, se desarrollase entre los negros americanos el concepto de "personalidad africana". Poco después llegaría la contrapartida: la "negritud", concepto desarrollado y puesto de moda por los escritores negros francófonos de India Occidental y África. La llamada "etnofilosofía" y, hasta cierto punto, la posterior controversia que desataron tanto la negritud como la etnofilosofía, es parte del mismo fenómeno. En el plano político y social podemos decir que el pannegrismo primero y el panafricanismo después, junto con los movimientos nacionalistas sostenidos por diversas ideologías, son también elementos de la compleja reacción contra la representación social imaginaria de la inferioridad negra que se inventó Occidente y contra la desintegración resultante de la derrota total que experimentó el hombre negro. El concepto de raza fue la primera influencia que la mentalidad racista ejerció en la idea que el hombre negro empezó a forjarse sobre sí mismo. El pensamiento racista consideraba la raza como una entidad dotada de cualidades permanentes y específicas. A algunas razas se les otorgaban cualidades superiores y a otras se les cargaba con el peso de grandes defectos. La raza negra se situaba en el plano inferior de la escala jerárquica. E.W. Blyden y posteriormente Senghor, aceptaron el concepto racista de raza pero substituyeron el esquema superioridad-inferioridad por el de "cualidades diferentes y complementarias". Cada raza poseía cualidades específicas, permanentes y casi exclusivas. Dichas cualidades son complementarias. Cada raza puede y debe contribuir, a partir de sus propios valores específicos, a la elaboración de una civilización universal. El movimiento de la negritud y sobre todo L.S. Senghor, su máximo exponente, heredaron de E.W. Blyden el concepto de raza como algo de carácter ontológico. La raza negra está dotada de cualidades específicas, inherentes a la esencia africana. La negritud depende fuertemente de la idea de África formulada por la antropología occidental y del vitalismo de Bergson. La producción literaria de la negritud va dirigida al público europeo. Y lo que es más importante: el objetivo de la negritud, lo mismo que el objetivo de la originaria "personalidad negra", era reivindicar la condición humana y la identidad de los africanos y de los negros en general. No se trataba de un reflejo independiente de la identidad africana sino de una reacción en contra de la humillación, en contra de la negación de la condición humana. Era una reacción de enfado: "un racismo antirracista", tal y como lo definió Sartre, o "un racismo al revés", como reconoció el mismo Senghor. Los escritores de la negritud transmitieron una visión idílica de África, de su pasado, así como una versión glorificada de los valores y la cultura africanos y de las cualidades de sus gentes. La descripción de la cultura africana se hacía siempre en contraposición a la cultura occidental y haciendo hincapié en las virtudes de África y en los excesos de Occidente. El movimiento de la negritud desempeñó un papel importante en la lucha por la independencia y dotó al pueblo africano de un sentimiento de orgullo. Sin embargo, poco después del período independentista empezó a mostrar su debilidad, según hicieron notar acerbamente los nuevos intelectuales críticos africanos. Éstos, deniunciaban el concepto estático de la cultura africana, su carácter conservador y su dependencia de las fuentes e intereses occidentales. Hicieron ver la ineficacia: las denuncias retóricas de Occidente distrajeron la atención de los africanos lejos de las cuestiones que importaban de verdad. Las cualidades y valores que la negritud atribuye al pueblo y cultura africanos (según afirman los filósofos críticos) son precisamente los defectos glorificados que los occidentales racistas les atribuyeron. Estos nuevos intelectuales proponen la racionalidad moderna (la filosofía, ciencia y tecnología occidentales) como la única vía al poder y, a través del poder, a la dignidad. Insisten en la racionalidad humana, en la racionalidad de todo el mundo, más que en la especificidad africana. Este grupo de intelectuales africanos son aún una minoría, pero muy significativa. Sus opiniones parecen reflejar la mentalidad de un número en aumento de africanos. La mentalidad de la negritud puede que sea todavía representativa de la mayoría de los intelectuales africanos, pero están perdiendo terreno rápidamente. Los adeptos de la negritud y sus adversarios han estado enzarzados, durante casi tres décadas, en un encendido debate sobre la naturaleza y objetivo de la filosofía africana y acerca de las virtudes y defectos de la cultura tradicional africana. De manera diametralmente opuesta a la versión glorificada de la negritud, los intelectuales críticos ven la cultura tradicional africana como el principal factor responsable de los problemas de África, pasados y presentes. En ocasiones parece que el debate se encalla y se convierte en un diálogo de sordos y de críticas recíprocas e improductivas. Sin embargo todo ello está creando una profunda conciencia de la identidad africana, una identidad mucho más dialéctica, dinámica y compleja que la que nos proponía la negritud. También está haciendo que los africanos tomen conciencia no sólo de la desintegración de su cultura, sino también de la desintegración de su mismísima existencia, de su estar en el mundo. Esta nueva toma de conciencia pide soluciones nuevas. Tanto la mentalidad de la negritud como la mentalidad crítica han de ser substituidas por actitudes creativas. Cada africano necesita la fuerza para usar su propia mente. Tienen que abordar los problemas concretos de la vida con determinación. Deben superar la teorización excesiva y las ideologías de violencia y enfrentamiento, que son características de una mentalidad que sigue colonizada. CAPÍTULO TRES: La crisis de hoy, resultado de influencias externas. El debate entre pensadores africanos críticos y conservadores, continúa a través del capítulo tres. La lucha por la independencia en Africa iba acompañada de grandes expectativas. La independencia garantizaría nuevas capacidades creativas y traería de manera automática la mejora de las condiciones de vida. Las grandes expectativas pronto se convirtieron en una profunda decepción. Sólo unos cuantos lograron el deseado bienestar. Para la mayoría de las personas las condiciones de vida se deterioraron rápidamente, lo cual condujo a una situación de malestar total: regímenes dictatoriales, enfrentamientos étnicos, revueltas y guerras, caos económico, deterioro de los servicios sanitarios y educativos, así como la corrupción generalizada. La mayoría de los intelectuales africanos siguen explicando la crisis en términos de influencias externas: el comercio de esclavos, la colonización y la dependencia postcolonial. El comercio de esclavos provocó la desintegración de las estructuras africanas tradicionales políticas sociales y económicas. África se vio privada de la mayor parte de su población dinámica y se vio interrumpido el proceso endógeno del desarrollo tecnológico. La colonización sentó instituciones extranjeras inadecuadas para África y organizó la economía para el beneficio de la metrópolis, creando con ello una dependencia duradera. La rivalidad tribal es una creación de Occidente. Los comerciantes de esclavos crearon y formaron reinos tribales para que les proporcionasen esclavos y arrasasen las tribus vecinas, lo cual desembocó en odio y divisiones. En el período colonial las rivalidades tribales se vieron agravadas por la política de divide y vencerás, llevada a cabo por las fuerzas coloniales. Se crearon fronteras artificiales que cruzaban por en medio de un buen número de tribus, que de esta forma se veían divididas; otras, que anteriormente habían sido antagonistas, quedaban unidas y podían cooperar. El despotismo es también el resultado de la colonización. Los gobiernos coloniales eran totalitaristas y engendraron este mismo espíritu en los líderes africanos. Estos líderes han sido corrompidos y usados por el capitalismo neocolonial para sus propios fines, siempre en contra de los intereses de África. La corrupción procede también del hecho de que durante el período colonial no se respetaba la propiedad del Estado, que era considerada extranjera e ilegítima. Robar al Estado se consideraba un acto heroico de resistencia. Estos malos hábitos han sobrevivido en los nuevos estados africanos. Esta explicación de la crisis la han asumido la mayoría de los africanos: les proporciona excusas plausibles y les permite tener la conciencia tranquila. Pero casi todos los presupuestos de esta explicación están siendo desafiados por los intelectuales críticos. - El tráfico de esclavos fue posible gracias a la colaboración africana. Se hizo posible gracias al gran número de esclavos existentes en la sociedad tradicional africana y a las estructuras de mercado que existían en todo el continente. Los comerciantes occidentales de esclavos usaron dichas estructuras. El vasto número de esclavos que había en África se podría explicar a partir del hecho de que no existía la posesión de la tierra y la única manera de obtener riquezas era trabajar la tierra disponible. En una situación así lo que importaba era la mano de obra, y esto se lograba teniendo esposas, tantas como se pudiese, niños en cantidad y, principalmente, teniendo esclavos. A los esclavos, normalmente, se les trataba bien. A algunos se les consideraba parte de la familia. Sin embargo, se les podía vender. La gran demanda de mano de obra en América provocó una fuerte subida del precio de los esclavos y a los dueños de éstos les tentaban los altos precios. También les tentaba la captura de esclavos nuevos mediante el método del ataque de los clanes vecinos. Parece que la mayor parte de los esclavos fueron prisioneros de guerra de tribus expansionistas que intentaban crear grandes unidades políticas mediante conquistas. - Los pensadores africanos críticos quieren saber por qué fue Occidente quien colonizó África y no viceversa. La colonización, al igual que el comercio de esclavos fue posible por la superioridad tecnológica de Occidente, que le aportaba un poder económico y militar mucho mayor. Los africanos no mostraban interés por la perfeccionada tecnología de Occidente, a pesar de que les era conocida. No les interesaban los principios que se podían aplicar a la construcción y funcionamiento de las máquinas rudimentarias porque podían competir con objetos elaborados a mano. Los africanos no supieron darse cuenta de que estos principios mecánicos iban a producir una revolución tecnológica. Esta falta de interés por lo nuevo y la resistencia a los cambios son característicos de la cultura tradicional africana. - La rivalidad tribal se vio intensificada por el comercio de esclavos y la colonización, pero no fueron su causa. La rivalidad tribal es una característica tradicional africana que se corresponde con una estructura cuya célula base es el clan. Los clanes están constituidos en base a la consanguinidad, ya sea real o no. Para el africano tradicional su clan es el valor absoluto. Otros clanes son enemigos potenciales que a menudo se convierten en enemigos reales. La competitividad entre clanes se intensificó en gran medida con las nuevas oportunidades políticas y económicas que se crearon con la colonización. Estas oportunidades eran limitadas y la competitividad por hacerse con el control se propagó entre los clanes. La fragmentación es endémica en África. Es cierto que a partir del siglo VII existían grandes ciudades e imperios en el África negra, pero éstos ocupaban una parte del continente comparativamente pequeña. La mayor parte estaba ocupada por pequeños reinos y territorios gobernados por jefes tradicionales y que a menudo coincidían con fronteras tribales o de clanes. - Los gobernantes tradicionales africanos eran elegidos a menudo por un consejo formado por un número limitado de personas cualificadas. Los gobernantes eran asesorados por consejeros que representaban a las varias clases, castas o sectores de la población. En este sentido se puede decir que existía la democracia en el sistema tradicional de ejercer la autoridad. Por otra parte tanto gobernantes como consejeros estaban sometidos al despotismo de la tradición. Un sistema de tabúes y la estricta observación por parte de los ascendientes imponían las reglas y costumbres de la tradición. El linaje ejercía un control despótico sobre los individuos. - Parece que la corrupción generalizada se puede explicar a partir de la incómoda superposición de dos conjuntos diferentes de principios morales: la ética tradicional, cuyo supremo valor moral era el bien del clan, y la ética, más universal, que provocó la colonización. La ética tradicional se está desintegrando y el nuevo sistema moral aún no ha suplantado al antiguo. Sin embargo, el principio fundamental moral de "lo bueno es lo que es bueno para el linaje y el clan" tiene mucho que ver con la corrupción generalizada actual. Lo que hoy resulta ser corrupción puede que se haya considerado como una virtud en el pasado. Conclusión Los escritores tradicionalistas proponen una vuelta a las raíces africanas (a la tradición y al pasado) como forma para salir de la crisis; si no a los modos del pasado, sí al menos al espíritu del pasado. África se tiene que renovar volviendo a sus propias raíces. Esta posición presupone que la cultura tradicional africana sigue viva y continúa ejerciendo influencia. La vida, la tecnología y el pensamiento modernos han alterado solamente aspectos superficiales de la cultura: la esencia continúa intacta. Esta posición presupone asimismo que la influencia de la cultura tradicional es beneficiosa. Entre los intelectuales críticos hay quien piensa que la cultura africana sigue viva, pero que su influencia ha sido y sigue siendo desastrosa para África. Otros afirman con vehemencia que la cultura tradicional africana está moribunda y no se puede renovar. La renovación se tiene que basar en la racionalidad moderna: no es posible la revolución tecnológica y científica sin la revolución de la mentalidad. Para otros, incluso, ni la vuelta a las raíces ni la racionalidad moderna pueden sacar de la crisis a los africanos porque ésta afecta no sólo a la mentalidad sino a la existencia misma del pueblo. Las propias estructuras del "estar en el mundo" se están desintegrando. La vuelta a las raíces, lo mismo que la racionalidad moderna no son más que mitos para los africanos: no son efectivos. Los africanos tienen que encontrar nuevas formas de compromiso y una racionalidad original para volver a crear su condición de ser: "volver a tomar conciencia de sí mismos y de su existencia". Capítulo cuatro: ¿Es un freno al progreso la cultura tradicional africana? En el debate entre los intelectuales africanos se afirma a menudo que las raíces más profundas de la crisis están en la cultura africana. Obviamente, existen otras causas: la inestabilidad política, la dependencia económica...Pero la cultura es la causa-raíz de la que se desprenden otras. He intentado identificar lo que todos los escritores africanos consideran como las características fundamentales de todas las culturas africanas. Son las siguientes: el concepto holístico de la realidad; sociedades estructuradas en torno al clan; el concepto comunitario de la vida humana; una forma intuitiva de conocimiento que evita la dicotomía sujeto-objeto; un concepto místico-religioso de la causalidad del que depende la causalidad natural; el concepto del tiempo dirigido hacia el pasado y la consiguiente actitud para con aquél; por último, la multiplicidad de lenguas. Los escritores africanos analizan cada una de estas características culturales y las evalúan como elementos responsables de la aminoración en la marcha del progreso. Pensadores críticos ven todas estas características como mecanismos mediante los que la cultura africana sigue siendo obstinadamente conservadora. 1. Totalidad. La totalidad es la esencia de la visión africana del mundo: se trata de un concepto vitalista de la realidad que aúna Dios, la naturaleza, el grupo humano y los individuos del grupo. Se concibe a Dios bien como inmanente (la fuente de vida, que continúa con el proceso de la vida) o como absolutamente trascendente; en este último caso, Dios permanece inmanente pero encontrando antepasados o héroes del clan que son deificados. El proyecto de Dios, el proyecto de los antepasados se tiene que respetar por completo. El hombre tiene que vivir en harmonía con la naturaleza; tiene un deber religioso hacia la naturaleza y debería interferir con ésta lo menos posible. No se debe conquistar la naturaleza y transformarla para que se adapte a las necesidades del hombre. El hombre debería vivir en simbiosis con la naturaleza y fundirse con ella. El hombre no se aleja de la naturaleza para controlarla; todo lo contrario, es dominado por ésta. Las técnicas de producción se tienen que adaptar a este concepto de relación entre el hombre y la naturaleza. 2. Sociedades cuya célula base es el clan. Se supone que el clan es una línea biológica y que el lazo ontológico entre los miembros es la consanguinidad, real o supuesta, o un substituto de ésta. El linaje es el valor supremo y absoluto: la ética tradicional se centra en el clan. La estructura por clanes es una de las piedras angulares más tenaces y resistentes del edificio de la cultura africana. El linaje ejerce un férreo control sobre los individuos. La iniciativa y la creatividad individuales son muy limitadas. Los ascendientes son los cústodes de la tradición y el respeto hacia aquéllos se impone mediante tabúes y el miedo al castigo. El papel principal de los ascendientes es asegurar la perpetuidad de las tradiciones. Todo esto genera actitudes muy conservadoras. La sumisión a la tradición se interioriza mediante la educación. Aún así, las sociedades no son inertes, pero tienen control total sobre los cambios. Éstos ocurren a un ritmo muy lento y de forma tal que puedan ser absorbidos sin que suponga un desafío a la estructura base de la sociedad. Los cambios se aceptan más fácilmente cuando se disfrazan de tradición. "El más grave de todos los vicios internos de las sociedades africanas me parece que es la ignorancia que nuestras culturas tienen sobre la idea de progreso". 3. La idea de comunidad Todos los intelectuales africanos, tradicionalistas y críticos, están de acuerdo con las siguientes afirmaciones: "Estar en comunidad estructura la personalidad del africano. La comunidad está antes que la subjetividad". La pregunta es: ?Anula la individulidad la insistencia de la comunidad? Como respuesta a esta pregunta, los intelectuales suelen decir que existe un equilibrio perfecto y que el individuo se realiza en y mediante la comunidad. Los escritores más críticos, por el contrario, afirman que la comunidad oprime a los individuos y les reprime la creatividad. El concepto de persona es progresivo. El niño o el joven no son persona. Van convirtiéndose en persona en proporción a su progresiva iniciación en los principios y reglas de la sociedad. Esto e realiza mediante rituales. Durante el proceso, la persona es imbuida en los principios y las reglas de la sociedad y los interioriza. Se considera que el individuo es una persona totalmente desarrollada sólo después de haber completado este proceso de interiorización. Para entonces, la persona está totalmente identificada con la tradición. El bien de la comunidad está siempre por encima del bien del individuo y a menudo se consigue a expensas de éste. El individuo queda inmerso en el grupo natural de sangre y sometido a él. Algunos escritores se preguntan por qué es tan fuerte la necesidad de comunidad entre los africanos. El carácter social del ser humano no basta como explicación. Lo que estamos intentando comprender es, específicamente, la necesidad de comunidad que tiene África y que es tan excesivamente fuerte. Se ha sugerido que tiene algo que ver con un sentido de lo vital que es particularmente fuerte. Todas las sociedades no especializadas están estructuradas por clanes, pero el sistema de clanes africano ha sobrevivido a la mayoría de las demás sociedades, y sigue gozando de buena salud. La razón de esto podría ser la combinación de varios factores, entre los que se incluyen los siguientes: 1) Un sentimiento particularmente fuerte de unión vital. 2) Líneas de parentesco aisladas entre sí. 3) Un medio hostil. La resultante necesidad de vida social seguramente se vio reforzada por la solidaridad del clan y la amenaza de los clanes rivales. Esta situación se ha visto perpetuada en África durante más tiempo que en otras partes del mundo. El sentido africano de comunidad, que tan celosamente controla todos los ámbitos de la vida, es severamente conservador. Constituye una de las formas más seguras de mantener los cambios bajo control. Priva a la sociedad de su dinamismo y por lo tanto constituye una de las causas raíz del estancamiento de África, del subdesarrollo y de la crisis actual. 4. Conocimiento. Un buen número de escritores filosóficos africanos afirma que los africanos poseen una forma específica de conocimiento. Hacen especial hincapié en la intuición (en este punto están todos de acuerdo), y en la ausencia de la dualidad sujeto-objeto. La forma de conocimiento occidental es analítica, discursiva y abstracta, marca la distancia entre el sujeto y el objeto y aspira a controlar la naturaleza. En contraposición a Occidente, la forma de conocimiento africana es intuitiva, emocional, partícipe y aspira a tener una relación con la naturaleza de amor y de entrega hacia ella. A pesar de la insistencia en la inmediatez y la emoción, la forma africana de conocimiento, según se afirma, es también racional y logra un estado superior de conocimiento. Las formas de conocimiento africana y occidental se basan en presupuestos diferentes: los occidentales dan por sentado que sujeto y objeto son entidades separadas. La filosofía va de un extremo (materialismo, naturaleza) al otro (racionalismo, idealismo) y cae en contradicciones de todos los tipos. Los africanos dan por sentado la unidad de las facultades de la persona y que sujeto y objeto coinciden; de esta forma alcanzan un percepción estética de la realidad. a) Lógica africana? Ciertos filósofos africanos postulan un sistema lógico africano peculiar que no se tiene que juzgar con referencia a ningún otro sistema lógico, sino en relación con su propia consistencia. La subjetividad no es un presupuesto del concepto de lógica. El sistema debe asentarse sobre la experiencia de sus propios axiomas y principios primeros. Si sistemas lógicos diferentes conducen hacia conclusiones opuestas o contradictorias, podemos llamar verdades a dichas conclusiones pero hemos de suponer que cada una de ellas refleja tan sólo un aspecto de la verdad. La crítica africana del conocimiento se asienta sobre pruebas externas e internas: se basa fundamentalmente en la experiencia de la naturaliza y en fenómenos vitales que se perciben desde el propio punto de vista de los africanos, es decir, desde su propia herencia cultural. b) Causalidad africana. El pensamiento moderno da por sentado el concepto de causalidad natural: existe una serie de causas secundarias que suceden con regularidad y que por tanto son predecibles; además, el tiempo es ilimitado. También los africanos conocen este concepto de causalidad natural, que opera principalmente en la experiencia diaria de la percepción sensorial y en la tecnología tradicional. Sin embargo la eficacia de las causas naturales es de carácter secundario: depende de la causalidad metafísico-religiosa, que es la verdad y la causalidad última. Dios, los antepasados y los espíritus, los poderes mágicos y otras fuerzas ocultas de la naturaleza, son los verdaderos agentes de la causatividad y son más bien impredecibles: la causalidad es la suma total de la variedad de causas posibles, que son libres y a menudo caprichosas. El elemento azar no está presente en el concepto africano de causalidad. La causatividad siempre tiene un objetivo aunque éste sea desconocido. Desde el punto de vista del conocimiento, si el modelo explicativo de la "magia" satisface mi necesidad de comprensión y mi curiosidad, me veré menos inclinado a buscar una explicación científica. La tecnología aplicada corresponderá al modelo explicativo. En el caso del África tradicional, la tecnología correspondiente al modelo explicativo metafísico religioso será tecnología "mágica" más que tecnología basada en la ciencia. También en este caso se verá disminuido el esfuerzo de la investigación tecnológica y científica. La convicción de que el éxito de todo tipo (trabajos buenos, riquezas, salud, fertilidad, buenas cosechas...) se puede lograr mediante la fórmula de los "métodos mágicos", forma parte de la mentalidad africana. Esta convicción, generalizada, no estimula al esfuerzo por el trabajo duro y tenaz. La noción africana de la causalidad no es el único freno al desarrollo científico y tecnológico en África; no es la única razón ni tampoco la más importante por lo que se refiere al retraso tecnológico. Es una gota más en el vaso. Y, con toda seguridad, no es ninguna fuente de creatividad científica ni tecnológica. c) Modelos de pensamiento. Existen algunas similitudes entre el pensamiento moderno y el tradicional: el objetivo de ambos es explicar, predecir y controlar los fenómenos de la naturaleza y ambos operan en dos niveles complementarios de pensamiento: en el plano del sentido común y en el plano teórico. El plano teórico depende de las representaciones del sentido común. También existen agudos contrastes entre los modos de pensamiento tradicionales y modernos: - El modo tradicional de conocimiento es consensuado. Ha sido transmitido desde los antepasados y no tiene (ni admite) explicación alternativa alguna. Se transmite oralmente; esto hace que sea imposible comparación alguna con el pasado y por tanto permite la ilusión de que nada ha cambiado. Desafiar las explicaciones que se dan por ciertas, con otras procedentes de la experiencia supone una gran fuente de ansiedad porque, al no haber explicaciones alternativas, el resultado es un caos. Cualquier reto a las explicaciones que se dan por ciertas provoca reacciones de defensa: tabúes y ritos de anulación del tiempo que nos llevan a los ideales comienzos míticos, cuando el corpus teórico aceptado tuvo su origen. Este corpus de explicaciones, que procede de los antepasados y es transmitido e interpretado por los más ancianos, no tiene muchas probabilidades de sufrir innovaciones. - La forma moderna de conocimiento es gradual: concibe cualquier explicación o corpus teórico en continuo proceso de perfeccionamiento. La convicción es que la explicación de hoy es mejor que la del pasado y la del futuro será mejor que la presente. La actitud hacia el status quo teórico no es de adhesión sino que se hacen esfuerzos continuamente para modificarlo de forma drástica o para derrocarlo. La forma gradual de conocimiento es competitiva: coexisten teorías rivales alternativas. Los partidarios de cada teoría tienden a ganar adeptos invalidando la teoría rival, haciendo ver su inconsistencia y que los resultados son inferiores. En contraposición, los partidarios de tal teoría intentarán mostrar la consistencia teórica de su posición, así como los resultados superiores de ésta. También intentarán prever y evitar las inconsistencias de su propia teoría antes de que sean expuestas por los partidarios de la teoría rival. La fuente de ansiedad del modo competitivo de la explicación deriva del éxito de la teoría rival y de la falta de éxito de la nuestra. El lento ritmo de los cambios, la homogeneidad de la sociedad y la transmisión oral favorecen el modelo tradicional de pensamiento. Por el contrario, un ritmo de cambio rápido, las sociedades heterogéneas, la vida en la ciudad, el trabajo especializado y la transmisión escrita favorecen el modelo competitivo de explicación y conocimiento. Las últimas condiciones mencionadas han existido en el Mediterráneo durante muchos siglos. Y lo que es más, han coexistido, compitiendo duramente, teorías rivales de causatividad: existe la mentalidad de lo personalizado y la explicación rival alternativa del proceso mecánico impersonal. Todo esto explica el hecho de que el conocimiento científico se haya desarrollado en Occidente. El pensamiento moderno tiene mejores resultados que el pensamiento tradicional en el campo de las cosas inanimadas. Por el contrario, en el ámbito de las relaciones sociales no es así. Quizá tenga buenos resultados en el terreno fronterizo de las humanidades. d) Especialización: ciencia y tecnología. Normalmente se acepta que la ciencia y la tecnología son necesarias para el desarrollo de África. La mayoría de los africanos dan por sentado que la ciencia y la tecnología son compatibles con la cultura tradicional africana. A. Mabona y A. Wadé están convencidos de que la cultura africana no sólo es compatible con la ciencia y la tecnología modernas, sino que ésta constituye un terreno fértil para su desarrollo. Pero también están los que retan a este presupuesto: afirman que el atraso tecnológico de África está muy enraizado en la cultura tradicional africana: no produce actitudes analíticas ni críticas; no distingue lo laico de lo sagrado; el hombre se funde con la naturaleza; no es una cultura cuyo objetivo sea transformar y controlar la naturaleza. Si la cultura africana no es apta para el desarrollo de la ciencia y la tecnología pero por otro lado éstas son necesarias para el desarrollo, la conclusión es que los africanos tienen que producir una mentalidad nueva: una racionalidad moderna, que es la madre de la ciencia y la tecnología. Filósofos como Elungu P.E.A. analizan con precisión el proceso de la modernización. Para él, la ciencia y la tecnología, que son el resultado normal de la racionalidad moderna, son necesarias no sólo para lograr el bienestar material, sino incluso para alcanzar el crecimiento personal. Ayudan a que el hombre escape de la naturaleza y de los vínculos naturales de las líneas de parentesco y potencian la autonomía del individuo, que es la condición necesaria para lograr la libertad personal. 5. Tiempo. El debate existente entre los africanos está relacionado también con la concepción del tiempo. Se ha llegado afirmar que los africanos tienen un concepto especial del tiempo. Para ellos el tiempo se centra por completo en el pasado y no tiene, o casi no, futuro. Los africanos afirman que la historia mira hacia el pasado. Lo que sí parece ser cierto es que la percepción del tiempo va ligada a la genealogía y en este sentido sigue unida al vitalismo y a la vida del clan en particular. La era dorada es la era de los comienzos míticos, la era de los ancestros. El futuro es peligroso porque puede traer cambios que desvíen las maneras de los antepasados. Los rituales de la supresión del tiempo para regresar a los comienzos míticos son muy comunes en todo el continente africano. Exista o no un especial concepto africano del tiempo, lo que sí es cierto es que los africanos tienen una actitud relajada por lo que respecta al tiempo. "Desperdiciar el tiempo" coloca la productividad africana fuera de la competitividad con otras partes del mundo en las que se percibe el tiempo como un valor económico. El cambio en la perspectiva del tiempo parece ser una condición para el desarrollo: una perspectiva desde la que se mira hacia un futuro con proyectos y objetivos para alcanzar una capacidad mínima de competitividad en la producción y en la gestión. 6. Multiplicidad de lenguas El problema es el siguiente: la lengua es un símbolo étnico poderoso y puede ser un elemento divisorio en un país constituido por muchos grupos étnicos que hablen muchas lenguas. Apenas ningún país africano cuenta con una lengua nacional y por lo tanto todos están privados de este símbolo unificador y de la posibilidad de comunicación a nivel nacional. Por otra parte, las lenguas europeas que llevaron consigo los colonizadores dividen a la población en clases sociales. Impartir la educación en lenguas europeas significa restringir la educación a una minoría privilegiada. También significa que los niños tienen que aprender una lengua extranjera antes de que se pueda impartir en toda regla la enseñanza de diferentes materias. La enseñanza en lenguas vernáculas tiene también serios inconvenientes: hay demasiadas, la preparación del material pedagógico y de la literatura, incluso en las lenguas principales, es difícil y muy costoso. Une vez que se ha completado el proceso de alfabetización en las lenguas vernáculas, la mayoría de la población apenas puede encontrar literatura que leer y con la que continuar su educación. Algunos africanos tienden a minimizar el problema arguyendo que, aunque hay muchas lenguas, éstas se pueden agrupar en unas pocas familias lingüísticas. Afirman que es posible la formación de una lengua nacional y también la formación de lenguas panafricanas, entre las que el swahili y el hausa son las principales candidatas. Además, en África han existido siempre las lenguas francas. La solución que normalmente se propone es la del trilingüismo: la lengua vernácula de cada grupo étnico, la lengua nacional o regional y una lengua europea. He estudiado la literatura existente sobre este tema, dividiéndola en tres períodos de unos diez años cada uno, para ver los progresos que se han realizado. En realidad el progreso ha sido escaso, con excepción de la mayor conciencia de las dificultades con las que se han encontrado, y un sentido más agudo de la gravedad del asunto. La solución del trilingüismo comporta serios problemas. Si tomamos en consideración la relación tan estrecha que existe entre lenguaje y pensamiento, a menos que no se tenga un buen control de una lengua al menos, existen probabilidades de que el pensamiento sea confuso. Dadas las precarias condiciones de la enseñanza en la mayoría de los países africanos, la población que alterna lenguas distintas en etapas diferentes de la escolarización, aprenderá varias lenguas, pero no serán muchos los que aprendan una de ellas de forma adecuada. La experiencia parece apoyar esta afirmación. Los africanos en general y los intelectuales en particular no parecen percibir las serias implicaciones del factor arriba mencionado. CAPÍTULO CINCO: La cultura tradicional africana y la racionalidad moderna. 1. La compatibilidad de la cultura africana con la ciencia y la tecnología modernas. Aunque esta cuestión bue esbozada en el capítulo cuatro, 4.d), la estudiaré aquí más en detalle, ya que parece ser algo apremiante. Todos los escritores africanos están convencidos de que la industrialización es necesaria para el tipo de desarrollo que África necesita hoy en día. La industrialización requiere el desarrollo de la ciencia y la tecnología. La mayoría de los escritores africanos que abordan este problema dan por sentado sin más que la cultura tradicional africana es incompatible con la ciencia y la tecnología. Por lo general sugieren como solución el mantenimiento de lo mejor de la cultura tradicional y la incorporación de ?lo mejor? de la cultura científico-tecnológica occidental. No se concreta de manera más precisa lo que significa lo mejor de estas dos culturas con excepción de unos vagos criterios de selección como: el abandono de elementos arcaicos de la cultura tradicional que impiden el progreso; o integraremos la tenología occidental a nuestra manera. En líneas generales no se profundiza más sobre si se pueden combinar elementos importantes de las culturas que son tan dispares. Edem Kodjo es un sorprendente caso de persona que no es capaz de decidirse. Explica las razones culturales por las que África no podría desarrollarse tecnológicamente. Insiste en que África necesita el más alto grado posible de desarrollo científico y tecnológico. Por otro lado continúa diciendo que África debería mantener lo mejor de su tradición que, por otra parte, parece ser lo que precísamente hizo que el desarrollo tecnológico en el pasado no fuese posible. Una minoría de intelectuales africanos, tanto tradicionales como críticos, tienen las ideas claras sobre este tema: la cultura tradicional africana es incompatible con la ciencia y la tecnología. Si nos agarramos a nuestra cultura tradicional siempre seremos como minusválidos a la hora de desarrollar la ciencia y la tecnología. Si nos decidimos por la ciencia y la tecnología, nuestra cultura tradicional se desintegrará. -Para K.C. Anyanwu los africanos no han desarrollado la ciencia en questión ni la tecnología porque ninguna de ellas constituían necesidades espirituales de su cultura, tal como ocurrió en Occidente. Sin juzgar ninguna de las dos culturas en términos de superioridad, él elige la africana, pero es consciente de que es un handicap para el desarrollo científico y tecnológico. -Fodé Diwara afirma sin que quepa duda alguna: El trasfondo de la civilización negra es incompatible en su base con la industrialización... estos dos tipos de sociedades no pertenecen al mismo ciclo de evolución de la especie humana. Mientras que el primitivismo africano es el grado supermo de evolución, la civilización tecnológica occidental representa la forma embrionaria de humanidad. Entre los escritores progresistas, Elungu P.E.A. considera que estas dos culturas son fundamentalmente incompatibles debido a que sus opciones de base van en direcciones opuestas: la cultura africana punta a la simbiosis del hombre con la naturaleza, a que se funda con ésta y la respete; el objetivo de la ciencia y la tecnología es salir de la naturaleza, marcar distancias entre ésta y el hombre, objetivizarla para descubrir sus leyes con el fin de controlarla y transformarla. Siguiendo esta mima línea de pensamiento, M. Towa afirma que la cultura africana constituye el principal factor responsable del atraso tecnológico de África y por lo tanto no se debería conservar ninguna de sus características; según este autor, si se conservasen dichas características, se estaría manteniendo precisamente aquello que hace que el progreso sea imposible. Se decanta claramente por la filosofía Occidental, que es la madre de la ciencia y la tecnología. 2. Valores africanos en la vida moderna. Este punto es otra versión del mismo tema ya tratado en la sección anterior de este capítulo. La pregunta es: ?Pueden sobrevivir los valores tradicionales africanos en el mundo moderno científico y tecnológico? ?Pueden aportar su contribución los valores africanos a la civilización mundial? Existe multiplicidad de presuntos valores africanos, pero en realidad se pueden reducir a unos pocos, que son fundamentales. Sentido holístico (respeto por la naturaleza, conocimiento intuitivo...) Vida=Clan, linaje (comunidad, solidaridad, respeto de la autoridad y de los mayores, ética y religión tradicionales). A través de este trabajo se han señalado las limitaciones que los escritores africanos hacen de todos estos valores: la fusión con la naturaleza y con la comunidad natural priva al individuo de libertad y originalidad. El valor de la vida se limita a la vida del linaje de uno. En sociedades intertribales más grandes este concepto llega a ser un serio handicap y una fuente de divisiones y agresiones. El desarrollo de la ciencia y la tecnología tiene probabilidades de afectar a la visión holística del mundo y al sentido de totalidad. Afectará a la forma intuitiva de conocimiento. Alejará a la persona de la harmonía con la naturaleza y desarrollará actitudes para controlar ésta y, por desgracia, también se producirán agresiones contra ella. El desarrollo de la autonomía de los individuos afectará necesariamente al sentido de la autoridad, al tipo de relación con la comunidad y a la solidaridad del clan. De hecho los cambios que ya se están produciendo en África van todos en la misma dirección que los cambios que tuvieron lugar en las sociedades especializadas durante los procesos de especialización. Los valores africanos pueden servir de inspiración al resto del mundo, pero no pueden servir como modelos. Dichos valores están vinculados con el estrecho círculo del clan y tienen que ser reinterpretados para adaptarse a sociedades más grandes. La solidaridad, por ejemplo, tiene que transformarse en una solidaridad cada vez más universal. El sentido de comunidad tiene que evolucionar, de la comunidad natural familiar, hacia otras comunidades elegidas libremente y que permiten la iniciativa y la libertad personales. El sentido de totalidad no puede ser la totalidad naïf de la no especialización, sino una nueva síntesis que incluya el conocimiento adquirido mediante todos los análisis previos. 3. Qué visión de la cultura? He limitado mi estudio al concepto de cultura y de la cultura africana que se desprende de los escritos de los autores africanos que he tomado en consideración. Debido a las polémicas condiciones de la incipiente toma de conciencia en África, el concepto de cultura se vuelve dialéctico: evoluciona rápidamente desde el estatismo hacia una concepción dinámica y en gran medida dialéctica y cuyo objetivo es conseguir el poder. Al principio se presenta la cultura africana como depositaria de valores y características estáticas. La cuestiónd de la unidad o la multiplicidad de culturas africanas se analiza en este contexto: se reconoce que, a pesar de la variedad de modos africanos, existen algunas características fundamentales que son comunes a todas las formas de cultura africana y que justifican la afirmación de que existe una cultura fundamental africana. Estas características fundamentales han sido estudiadas en el capítulo cuatro y también en la sección dos del capítulo cinco. Surgen serias dudas con respecto a la existencia de una cultura africana auténtica: ha interferido tan a menudo y se ha inmpuesto con tal violencia que realmente es imposible identificar totalmente una cultura africana específica. Además, el concepto de cultura africana mostrado por la mentalidad de la negritud (depósito) es acusado de estancamiento, de ser idílico y onírico; tiene más que ver con el sueño y el mito que con la realidad. Se trata también de un concepto peligroso porque las características y valores culturales que este concepto presenta como específicamente africanos son sólo defectos glorificados. Jean Paul Sartre ya había sugerido que este concepto de cultura era la antítesis de la humillante representación de África que produjeron el racismo y las oprimentes condiciones del colonialismo. La idea de cultura desarrollada por los filósofos críticos es claramente la antitesis de la idea transmitida por la negritud: desea ser dinámica, orientada hacia la modernidad y que produzca poder como forma de alcanzar la dignidad. Comparte con el concepto anterior el antagonismo con Occidente. Este desarrollo del concepto de cultura africana parece demostrar que Sartre estaba en lo cierto: la cultura vista como identidad conduce a la cultura vista como liberación. En la actualidad parece que está surgiendo un concepto de cultura que es la síntesis del anterior. Cuestiona las ideologías de la violencia y de la racionalidad moderna, a los que considera sólo mitos y no una forma racional de enfrentarse a los problemas concretos. Impulsa un concepto ético de la cultura. 4. Diálogo intercultural. El encuentro con Occidente ha tenido un efecto brutal en África. Los africanos se dan cuenta de que con los modernos medios para las comunicaciones no es posible el aislamiento. Muchos de ellos presentan una actitud defensiva hacia la invasión de la cultura occidental y les gustaría minimizar su influencia. Hablan del diálogo entre culturas visto cono un intercambio controlado, justo, con mutuo respeto y aprecio: que cada cultura siga siendo ella misma pero que se aprecien mutuamente por sus diferencias. Es la cultura concebida como el respeto de todas las culturas. Algunos africanos se dan cuenta de que el diálogo de culturas es en realidad una batalla. Se trata más bien de un enfrentamiento en condiciones injustas. Algunas culturas tienen acceso a potentes medios, económicos y tecnológicos, para su expresión y expansión. Otras están privadas de dichos medios. Los africanos definen las culturas occidentales como agresivas, mientras que considetran la cultrua africana como receptiva, quizá demasiado receptiva. El encuentro cultural es duro y crea tensiones. Afecta a las personas en lo más íntimo. Las culturas cambian y estos cambios afectan no sólo a los africanos sino también a los occidentales. En una situación que dista mucho de ser justa, cada pueblo tiene que hacer todo lo posible por ponerle su propio sello a la cultura, para que ésta sea cada vez más igualitaria y con el fin de evitar la estandarización cultural excesiva. 5. Qué es el desarrollo? Hemos hablado de desarrollo a lo largo de todo este trabajo. Pero, ?de que tipo de desarrollo estamos hablando? La complejidad del concepto puede hacer que éste se vuelva confuso. Todos los escritores africanos ven el desarrollo de una forma integral: material y humana. Algunos insisten en un aspecto pero sin excluir el otro. Sin embargo, incluso los que insisten en el desarrollo humano, social y espiritual reconocen que el desarrollo material es una condidicón necesaria para cualquier desarrollo ulterior. Con las condiciones de vida actuales en África, con una explosión demográfica y masas de gente viviendo en centros urbanos, el desarrollo material es una condición para la supervivencia e incluso para el bienestar. El desarrollo material es condición también para el desarrollo del hombre como tal: de su autonomía personal como condición para la libertad. Sin embargo el desarrollo tiene que estar integrado en un proyecto ético de hombre. Necesitamos el desarrollo de la ciencia y la tecnología, para el hombre, bajo el control de principios básicos éticos. CONCLUSIÓN Aún se tienen que extraer algunas conclusiones generales pero podemos señalar un número de problemas filosóficos que ya se han abordado: El más importante es el problema de la identidad africana y la toma de conciencia, así como el proceso histórico en que todo esto ha aparecido. La investigación de los problemas raíz de la crisis actual. La reflexión sobre las principales y fundamentales características comunes a todas las culturas africanas. El diálogo sobre el concepto de causalidad y epistemología africanos. La comparación de los modelos de pensamiento científico y tradicional. El diálogo sobre el concepto del tiempo. La relación entre individuo y comunidad. La relación entre lenguaje y pensamiento con referencia al relativismo lingüístico y cultural. La comparación entre la mente tradicional y la racionalidad moderna con el fin de establecer su compatibilidad o su incompatibilidad. Por último hay una reflexión sobre la cultura y sobre la cultura africana, sobre los valores africanos y su compatibilidad con la vida moderna. El panorama de la cultura africana delineado en estas páginas, así como el futuro de África, puede parecer deprimente. Sin embargo habría que hacer hincapié en unos cuantos aspectos. El debate sobre la cultura y la identidad africanas ha servido para aclarar la toma de conciencia africana. Conocerse mejor uno mismo es indispensable para un mayor crecimiento. En la búsqueda por comprenderse a ellos mismos, los africanos han demostrado una gran honestidad. Es duro enfrentarse con uno mismo y sobre todo con los propios fracasos. Numerosos africanos buscan la verdad y no le vuelven la espalda incluso cuando ésta es desagradable. Parece que ha comenzado algo nuevo, tanto en el plano del pensamiento como en el de la acción. En el plano intelectual est&aacu