Desarrollo potencial

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La zona de desarrollo potencial:
clave del proceso evolutivo 1
Lev Semynovich Vygotski (1896 – 1934), que, con justeza ha sido llamado el
“Mozart de la Psicología”, dejó planteada una revolucionaria concepción que
olvidada durante 20 años, es hoy reconocida en su insólita y fecunda
actualidad.
Las ideas de Vygotski sobre el desarrollo y aprendizaje, exigió a sus discípulos
(Leontiev – Luria) nada menos que un replanteo del consagrado modelo
pavloviano sobre organización funcional de Sistema nervioso central.
¿Cuál es el núcleo de esta fecunda exigencia del pensamiento de Vygotski?
En primer lugar, proponer un camino de salida para la crisis de la psicología
científica que desde comienzos del siglo se plantea dos posiciones igualmente
inconducentes: la psicología subjetiva, que enfocaba las formas superiores de
la vida conciente como manifestaciones del “espíritu” y, el conductismo
mecanicista que, ignorando la actividad conciente, reducía la psique a una
cadena de hábitos elementales – dominaban el panorama psicológico de la
década del 30.
Vygotski, plantea una tercera alternativa: para superar la crisis de la
psicología se debe abordar las formas superiores de la actividad conciente
– peculiares del hombre- sin reducirlas a espíritu o mecanismos fisiológicos,
buscando sus fuentes en la historia social de la humanidad, en las formas del
trabajo social y el lenguaje que se fueron constituyendo en esta historia y
dieron vida a nuevos tipos de comunicación y actividad conciente.
Para Vygotski, el proceso de socialización e individuación humana exige la
incorporación de la cultura en la que se vive, y la cultura no es un “programa
innato de conductas”, no está preformada en el individuo. Su interiorización
exige la ruptura biológica para dar paso a una nueva forma de evolución: la
histórica.
1
(*)DOS TEÓRICOS: VYGOTSKI Y LURIA, Tomado de Filosofía, Módulo 2, escrito por M.
Berttolini, L. D’Elía, M. Quintela, Curso a distancia, ANEP, CoDiCen, 1991.
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No obstante, plantea Vygotski, la cultura debe ser incorporada al organismo
mismo, internalizada de tal forma que emerja una nueva realidad, la del ser
humano, social e histórico.
¿Quién juega el rol decisivo en esa internalización de lo cultural? ¿la
interacción con los objetos?, ¿el propio individuo? No: “los otros”, los padres
que educan, los pares que comunican. LAS PERSONAS.
Dice Vygotski:
“El camino que va del niño al objeto y del objeto al niño pasa a través de
otra persona”
2
Por esto, el desarrollo (proceso evolutivo) por sí solo no humaniza, depende
del contexto social en que transcurre y dentro de éste, de los educadores.
“El rasgo esencial de nuestra hipótesis es la noción de que los procesos
evolutivos no coinciden con los procesos de aprendizaje. Por el contrario, el
proceso evolutivo va a remolque del proceso de aprendizaje… nosotros
postulamos que lo que crea la zona de desarrollo potencial es un rasgo
esencial del aprendizaje; es decir, el aprendizaje despierta una serie de
procesos evolutivos internos, capaces de operar sólo cuando el niño está en
interacción con las personas de su entorno y en cooperación con algún
semejante”.3
Estos procesos evolutivos internos, capaces de operar sólo cuando hay
interacción social personalizada, que posibilitan que la cultura sea
incorporada al organismo, transformándolo en humano, requieren – como
señaláramos al inicio- de un nuevo modelo (diferente del pavloviano), para la
organización del Sistema nervioso central. Un modelo de sistema nervioso lo
suficientemente plástico, versátil, flexible, con la suficiente moldeabilidad
como para admitir la posibilidad de modificación funcional por la cultura.
Vygotski no tuvo tiempo material para esbozar ese nuevo modelo
neurofisiológico (en sus dos últimos años de vida realizó cursos, estudiando
especialmente alteraciones del sistema neuro-funcional –afasias-).
2
3
Vygotski, “El desaroolo de los procesos psicológicos superiores”, 1978, Ed. Grijalbo, p. 56
Vygotski, op, cit., p. 138 - 139
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Fue Luria, amigo y colaborador suyo, quien continuó la línea abierta por
Vygotski, llegando a establecer que existen en el cerebro humano, nexos
funcionales que vinculan en un sistema funcional único diversas áreas
cerebrales, siendo ésta la característica más importante que distingue el
cerebro humano del cerebro animal.
Estos nexos han sido creados “desde afuera” por la internalización de la
cultura y el lenguaje social.
Pero la llave que abre o cierra esos “circuitos artificiales” en el cerebro
humano, la tienen en principio los adultos, que rodean al niño. Como dice
Vygotski:
“El aparato y la llave están en distintas manos. El hombre influye mediante
el lenguaje sobre los otros hombres. Así podemos afirmar que las crías de
nuestra especie se convierten y transforman cualitativamente en niños de
nuestra cultura, porque no nacen en un mundo de silencio, sino enlazados
a los otros, que son los que tienen las llaves con las que es posible abrir su
cuadro interno de señales”.
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