Correspondencia bre todo considerando la alta carga lesional y la atrofia corticosubcortical que se aprecia en la RM? Es evidente que nuestra práctica clínica diaria sería menos compleja si dispusiéramos de datos que permitiesen definir subgrupos de alto riesgo de conversión dentro de los pacientes con SRA. Combinando los estudios sobre SRA [1-5] podemos aproximar que el paciente cuya RM cumpla, al menos, tres criterios de Barkhof-Tintoré, con alteración de la barrera hematoencefálica, con presencia de BOC, con alteración en los PEV y con lesiones de perfil desmielinizante en la médula cervical convertirá a EM en menos de cinco años. Por lo tanto, creemos que este perfil de paciente es candidato a iniciar un tratamiento con fármacos modificadores del curso de la enfermedad. Con seguridad, si todos los pacientes con SRA se valoraran rutinariamente de su función cognitiva, se detectaría un deterioro similar al que se encuentra en la EM, al menos, en un 30% [12,13] y, en consecuencia, deberíamos considerar el diagnostico de EM clínicamente definida en lugar de EM prodrómica e iniciar el tratamiento con interferón β o acetato de glatiramero, fármacos que modifican la historia natural de la enfermedad. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 62 Okuda DT, Mowry EM, Beheshtian A, Waubant E, Baranzini SE, Goodin DS, et al. Incidental MRI anomalies suggestive of multiple sclerosis. The radiologically isolated syndrome. Neurology 2009; 72: 800-5. Lebrun C, Bensa C, Debouverie M, Wiertlevski S, Brassat D, De Seze J, et al. Association between clinical conversion to multiple sclerosis in radiologically isolated syndrome and magnetic resonance imaging, cerebrospinal fluid, and visual evoked potential. Follow-up of 70 patients. Arch Neurol 2009; 66: 841-6. 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Otosífilis como causa de desviación en skew y vértigo posicional paroxístico benigno. Rev Neurol 2012; 55: 62-4. © 2012 Revista de Neurología La desviación en skew es una desalineación ocular en el plano vertical que habitualmente se debe a lesiones troncoencefálicas por daño en las vías que conectan los núcleos vestibulares con los oculomotores. En ocasiones, también puede deberse a lesiones cerebelosas o vestibulares periféricas. El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) constituye la causa más frecuente de vértigo. Se produce por el desprendimiento de las otoconias utriculares y su posterior depósito en los canales semicirculares. Generalmente, es idiopático pero también puede ser secundario a un traumatismo, a cirugía del oído o a una laberintitis vírica. Presentamos el caso de un paciente ingresado en nuestro centro con desviación en skew y VPPB, secundarios a otosífilis. No hemos encontrado en la bibliografía casos de desviación en skew y VPPB en relación con infección luética. Varón de 68 años de edad, sin antecedentes neurológicos de interés, que acudió a urgencias por una diplopía binocular de 15 días de evolución sin una clara relación con las direcciones de la mirada. Refería hipoacusia bilateral desde hacía tres meses. Desde el inicio del cuadro, presentó episodios de sensación de objetos que giraban, inestabilidad y cortejo vegetativo relacionados con los cambios posturales. El paciente negó tener fiebre, alteraciones motoras o sensitivas, erupciones cutáneas, dolor articular u otra sintomatología. En la exploración presentó unas constantes vitales dentro de la normalidad. Se observó una desviación en skew en la posición primaria de la mirada con hipertropía del ojo izquierdo, con diplopía vertical en varias direcciones de la mirada. Además, presentaba hipoacusia neurosensorial en ambos oídos, más marcada en el derecho. Se llevó a cabo la maniobra de DixHallpike, que fue positiva en la derecha, y apareció un nistagmo geotropo en supino con las características típicas del VPPB, que se corrigió con la maniobra de Epley. No se encontró ninguna anormalidad en la exploración, excepto en la marcha, que era levemente inestable sin una clara lateralización. El hemograma y la coagulación fueron normales. La bioquímica no mostró ningún hallazgo relevante, incluido hormonas tiroideas, vitamina B12 y fólico, velocidad de sedimentación globular o proteína C reactiva. El paciente aportó una tomografía computarizada de peñascos previa al ingreso que no mostraba alteraciones significativas, al igual que la resonancia magnética cerebral realizada durante el ingreso hospitalario. Se llevó a cabo una punción lumbar en la que el líquido cefalorraquídeo extraído contenía 190 células, con un 90% de mononucleares, 103 proteínas y glucorraquia de 54. www.neurologia.com Rev Neurol 2012; 55 (1) Correspondencia La prueba VDRL (venereal disease research laboratory) fue positiva. En el análisis microbioló­ gico se halló un RPR positivo a 1/64, además de una infección crónica por el virus de la hepatitis B. La serología fue negativa para el virus de la inmunodeficiencia humana, la hepatitis C, el herpes simple, Epstein-Barr o citomegalovirus. Se solicitó un análisis inmunológico que incluía anticuerpos antinucleares (ANA), anticuerpos anticardiolipina o complemento, que fue estrictamente normal. Con el diagnóstico de neurolaberintitis luética, se comenzó un tratamiento con penicilina G intravenosa, con una mejoría paulatina de los síntomas. La desviación en skew es una desalineación vertical de los ojos habitualmente secundaria a lesiones troncoencefálicas que afectan a las aferencias vestibulares que finalizan en los núcleos del III y IV par craneal [1]. Estos núcleos controlan los músculos que mueven los ojos en el plano vertical. Suele producir diplopía vertical y, normalmente, se acompaña de inclinación cefálica y torsión ocular (ocular tilt reaction). La causa más frecuente es el infarto isquémico en el tronco cerebral [2]; también hay que tener en cuenta los tumores de la fosa posterior, las placas desmielinizantes, los traumatismos o las lesiones cerebelosas [3]. Sin embargo, se han descrito muchas otras etiologías más infrecuentes, entre ellas, la hipertensión intracraneal [4], la epilepsia, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la encefalomielitis asociada a teratoma ovárico o malformaciones como la de Arnold-Chiari. En la bibliografía pueden encontrarse también numerosas referencias de casos de desviación en skew en pacientes con alteraciones vestibulares periféricas. Vibert et al describen una serie de casos con desalineación en skew como consecuencia de déficits súbitos idiopáticos cocleovestibulares y de laberintectomías o neurectomías en cirugías de enfermedad de Ménière o neurinomas del acústico [5]. Safran et al describen otra serie con la misma clínica pero como consecuencia de neuritis vestibular, una afección de etiología vírica [6]. También se han objetivado desviaciones en skew en el contexto de un síndrome de Ramsay-Hunt [7]. El VPPB es la alteración vestibular más frecuente en adultos, con una prevalencia de un 2,4% [8]. Los pacientes presentan episodios de clínica vertiginosa intensa con nistagmo y cor- www.neurologia.com Rev Neurol 2012; 55 (1) tejo vegetativo típicamente al realizar algunos movimientos cefálicos. Esto se debe al depósito de otolitos procedentes del utrículo en los canales semicirculares, habitualmente, al posterior. En general, es idiopático pero hay causas bien documentadas, ya que se ha descrito relacionado con la enfermedad de Ménière [9], con la neuritis vestibular, con el neurinoma del acústico, con el traumatismo craneoencefálico e incluso con la cirugía del seno maxilar [10]. Para obtener el diagnóstico, se utiliza la maniobra de Dix-Hallpike y para el tratamiento la maniobra de Epley [11]. Por otro lado, debe recordarse que la sífilis es una infección cada vez más incidente en nuestro medio que puede afectar a varias localizaciones en el organismo, entre ellas, el sistema nervioso central. En el sistema nervioso, las manifestaciones son variadas, por ello se la conoce como la gran imitadora. La afectación puede ser del líquido cefalorraquídeo, las meninges, la vasculatura, el parénquima cerebral, la médula espinal, ocular y ótica o vestibular. El Treponema pallidum puede infectar al oído de forma congénita o adquirida. En la forma adquirida, la afectación se da en estadios tardíos de la enfermedad. Shroder et al realizaron una exploración cocleovestibular a pacientes con neurosífilis, en la que encontraron anomalías en el 54% de éstos [12]. Se produce una fibrosis proliferativa con obliteración del espacio perilinfático, cambios osteíticos difusos y una grave degeneración del neuroepitelio coclear y vestibular. Además, puede provocar una hidropesía endolinfática, que causa un síndrome de Ménière secundario. Se estima que el 6% de los casos de enfermedad de Ménière es secundario a otosífilis [13]. Yimtae et al publicaron una serie de 85 casos de otosífilis, en los que los síntomas más frecuentes fueron hipoacusia (90,6%), tinnitus (72,9%) y vértigo (52,9%) [14]. Existen otras series con menos casos, con los mismos síntomas y porcentajes similares. La hipoacusia puede ser con frecuencia bilateral. En ocasiones es fluctuante, pero también se ha descrito rápidamente progresiva y de instauración aguda, simulando una enfermedad autoinmune del oído interno. El vértigo se describe como episódico y recurrente, pero no hemos encontrado referencias de casos de vértigo en relación con cambios posicionales. Debe asumirse que un paciente tiene una infección luética del oído si presenta serología positiva para sífilis (a ser posible, una prueba treponémica como el FTA-abs) y una disfunción cocleovestibular no explicable por otra causa [15]. El tratamiento con penicilina y corticoesteroides debe iniciarse cuanto antes para disminuir la respuesta inmunitaria y la fibrosis laberíntica y del saco endolinfático. Normalmente, el pronóstico es bueno; con frecuencia, se produce una mejoría de los acúfenos y el vértigo o desequilibrio, pero la hipoacusia responde algo peor [15]. En conclusión, revisando la bibliografía no hemos encontrado casos descritos de desviación en skew ni de VPPB secundarios a otosífilis. Por ello, y según lo objetivado con nuestro paciente, proponemos la laberintitis luética como una causa posible de estas dos enfermedades. Además, en nuestra opinión, el neurólogo debería incluir la otosífilis en el diagnóstico diferencial de los cuadros de desviación en skew y VPPB, por ser una etiología potencialmente tratable, y valorar, de forma individualizada, la petición de una serología luética ante un paciente con alteraciones cocleovestibulares. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Keane JR. Ocular skew deviation. Arch Neurol 1975; 32: 185-90. Brandt T, Dieterich M. Skew deviation with ocular torsion: a vestibular brainstem sign of topographic diagnostic value. Ann Neurol 1993; 33: 528-34. Wong AM, Sharpe JA. Cerebellar skew deviation and the torsional vestibuloocular reflex. Neurology 2005; 6: 412-9. Frohman LP, Kupersmith MJ. 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An unusual complication of osteotome sinus floor elevation: benign paroxysmal positional vertigo. Int J Oral Maxillofac Surg 2011; 40: 216-8. 63 Correspondencia 11. Prim-Espada MP, De Diego-Sastre JI, Pérez-Fernández E. Estudio metaanalítico de la eficacia de la maniobra de Epley en el vértigo posicional paroxístico benigno. Neurologia 2010; 25: 295-9. 12. Schröder M, Prange HW, Bartels J. Hearing and CARTA AL DIRECTOR ¿Siringomielia postraumática o por descenso amigdalar? Réplica Diego F. Aranguren-Rodríguez a, Marina Polo-Martín b, Sergio Borja-Andrés b, M. Luz Peñas-Martínez b, Óscar Fraile-Castelao a a Servicio de Traumatología. b Servicio de Neurología. Hospital Virgen de la Concha. Zamora, España. Correspondencia: Dra. Marina Polo Martín. Avda. Requejo, 35. E-49022 Zamora. E-mail: [email protected] Aceptado: 08.05.12. Cómo citar este artículo: Aranguren-Rodríguez DF, Polo-Martín M, Borja-Andrés S, Peñas-Martínez ML, Fraile-Castelao O. ¿Siringomielia postraumática o por descenso amigdalar? [réplica]. Rev Neurol 2012; 55: 64. © 2012 Revista de Neurología Agradecemos sinceramente el interés mostrado por el Dr. Pascual-Castroviejo [1] por nuestra pequeña nota [2], al igual que sus comentarios al respecto. Cuando nos planteamos el título de la neuroimagen, optamos por que el mismo contuviera la mayor cantidad de información dentro de la imprescindible brevedad y de acuerdo con la temática de la sección de la revista a la que iba destinada. 64 equilibrium disorders in patients with neurosyphilis. HNO 1983; 31: 117-22. 13. Pulec JL. Ménière’s disease of syphilitic etiology. Ear Nose Throat J 1997; 76: 508-10. 14. Yimtae K, Srirompotong S, Lertsukprasert K. Otosyphilis: a review of 85 cases. Otolaryngol Head Neck Surg 2007; 136: 67-71. 15. Linstrom CJ, Gleich LL. Otosyphilis: diagnostic and therapeutic update. J Otolaryngol 1993; 22: 401-8. No disponíamos –no suele ser lo habitual– de ninguna referencia radiológica medular previa (el término ‘control’ es aplicable a estudios posteriores al evento actual). En relación con el segundo punto de su razonamiento, queremos hacer constar que en las imágenes que ilustran la nota (Fig. 1) se aprecia el polo inferior de las amígdalas cerebelosas en el borde posterior de agujero magno, sin descenso manifiesto de las mismas por debajo de la línea de Chamberlain. En ninguna de las imágenes del estudio practicado se objetiva descenso amigdalar mayor de 5 mm por debajo de dicha línea (límite considerado normal para la edad de la paciente), ni otros cambios morfológicos asociados a la malformación de Chiari [3-5]. Aunque clásicamente asociados, malformación de Chiari I y siringomielia, las series actuales, con la aplicación de las nuevas técnicas de neuroimagen, han mostrado una prevalencia más elevada de malformaciones de Chiari I y un descenso en la asociación con siringomielia (algunas series la cifran en sólo un 40%) [6]. La siringomielia asociada a Chiari I suele ser de tipo comunicante y su fisiopatología es la descrita de forma tan concisa como clara por el Dr. PascualCastroviejo. Sin embargo, en el caso de la siringomielia postraumática, el syrinx suele ser excéntrico y su fisiopatología no es clara, habiéndose postulado la necrosis, los gradientes de presión del líquido cefalorraquídeo, la presencia de aracnoiditis o mielomalacia, y la existencia de un hematoma en su patogénesis [5,7]. Probablemente, la terminología ‘siringomielia postraumática’ no sea la más adecuada para denominar las cavidades medulares postraumáticas, por lo que es más adecuada y menos generadora de confusión la de ‘hidromielia pos­ traumática’; sin embargo, es la primera la sancionada por el uso. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Pascual-Castroviejo I. ¿Siringomielia postraumática o por descenso amigdalar? [carta]. Rev Neurol 2012; 54: 767. Aranguren-Rodríguez DF, Polo-Martín M, BorjaAndrés S, Peñas-Martínez ML, Fraile-Castelao O. Siringomielia postraumática en una mujer joven. Rev Neurol 2012; 54: 311. Osborn AG, Salzman KL, Barkovich AJ, eds. Diagnostic imaging: brain. Salt Lake City: Amirsys; 2010. Anson JA, Benzel EC, Awad IA, eds. The AANS Publications Committee. Syringomyelia and the Chiari malformation. New York: Thieme Medical Publishers; 1997. Brodbelt AR, Stoodley MA. Post-traumatic syringomyelia: a review. J Clin Neurosci 2003; 10: 401-8. 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