Discurso de rececpión de la Presea

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Discurso de rececpión de la Presea “Magister Humani” En la Grecia de Sócrates la enseñanza no era un oficio, sino una vocación que se reservaba para los más sabios. El profesor no cobraba por instruir, aunque era bien sabido que los padres del pupilo se ocupaban de que al maestro no le faltara lo necesario. Fue con los sofistas -­‐a quienes Sócrates aborrecía-­‐ que la docencia se mercantilizó. Aunque la historia siempre puede contarse, cuando menos, de dos formas o en dos versiones distintas. Así, hay quienes dicen que los sofistas popularizaron el conocimiento, que es una forma de democratizarlo. Y en efecto, si en la Grecia de Sócrates sólo los ricos podían enviar a sus hijos con los sabios, a partir de los sofistas las personas no ricas también pudieron cultivarse. El precio que se pagó por divulgar el conocimiento fue reducir la calidad de la docencia. Como le resultará claro al respetable público, mientras más personas accedan a la educación más profesores se necesitan. Es posible tener un puñado de muy buenos maestros, pero rara vez se conseguirá contar con un ejército de eruditos. Félix Barrón calcula que en México existen actualmente 20 mil alumnos de criminología. Esto significa que necesitamos al menos 400 expertos en criminología para formar a tal cantidad de alumnos, en una insana proporción de 50 estudiantes por cada maestro. Yo me pregunto si tenemos 400 expertos en criminología. Esta interrogante fue un aguijón en mi piel. Para quitármelo, comencé a hacer una lista con nombres de profesores que yo considero a la altura de la empresa. No llegué a los 50. Por su puesto, el hacedor de la lista está excluido de ésta. Y mientras algunas regiones del país arden en llamas, producto de la violencia inter-­‐
personal atroz, prohijada por la violencia estructural ominosa, me pregunto cómo debe ser esa futura generación de criminólogos. El reto es grande; la oportunidad, inmensa. Debemos formar profesionistas competentes, preparados para sobrevivir en un mercado laboral excluyente. Criminólogos que hablen más de una lengua. ¿Sabían que sólo el .24% de la ciencia está escrita en español? Pero sobre todo, debemos formar profesionales con ética, mirada internacional, críticos del establishment y librepensadores. En esto creo, a ello me he dedicado y seguiré haciéndolo hasta que llegue el implacable destino en que mi cerebro se desorganice o me sorprenda la muerte -­‐durmiendo, espero yo-­‐, mientras sueño que estoy en un salón de clase, formando una nueva generación de criminólogos que es mejor que la anterior, que fue mejor que la anterior, que fue mejor que aquella a la que yo pertenecí. No puedo dejar pasar la oportunidad para agradecer a quienes me han ayudado en mi camino. Luis Rodríguez Manzanera, quien con su amistad me distingue. Pedro José Peñaloza, por apoyarme a publicar un manuscrito cuya edición está agotada. Ruth Villanueva Castilleja, por favorecerme al invitarme a escribir un libro en coautoría. Rosa Félix Valles, quien confió en mí sin conocerme y me sacó de la pobreza. Y más aún, quien sigue confiando en mí a pesar de conocerme. A mi familia siempre, por su puesto. Para ella todo. A la Universidad Humani, su H. Consejo Académico y a su Rectora, la distinguida Mtra. Rocío Naveja. Cuando al ingenioso e iconoclasta poeta chileno Nicanor Parra le notificaron que había ganado el Premio Cervantes de Literatura, una reportera le preguntó si creía merecerlo. Él respondió: “¡Claro!, debido a un libro que estoy por escribir”. Lo mismo respondo al recibir esta presea. La merezco por méritos futuros. Con toda la gratitud que mis padres me enseñaron y desde el fondo de mi corazón, les digo gracias. Gerardo Saúl Palacios Pámanes León, Guanajuato, 2014. 
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