análisis didáctico de las tareas motrices

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TEMA 11.- ANÁLISIS DIDÁCTICO DE LAS TAREAS
MOTRICES
11.1. Conceptos.
Las tareas motrices a enseñar son los contenidos de nuestra
materia. Como profesores vamos a enseñar tareas motrices muy
diversas: nadar, hacer un mortal, jugar a balonmano, etc. todas estas
tareas son los contenidos de enseñanza y como tales tienen unas
características específicas que debemos conocer para dar un
tratamiento concreto a su enseñanza. Las características de la tarea a
enseñar determinan la técnica o técnicas de enseñanza a utilizar para
que nuestros alumnos aprendan. Las diversas técnicas de enseñanza
pueden utilizarse de manera combinada y no son excluyentes entre
sí, sino que serán coherentes con las características de las tareas a
enseñar.
La dificultad de aprendizaje y la ejecución de una tarea motriz
determinada viene dada por el tipo y la cantidad de información que
tiene que manejar el sujeto para su realización. Una de las teorías
que destacan por su aplicación didáctica en el tema que vamos a
tratar es la teoría del aprendizaje motor que utiliza la metáfora del
ordenador para explicar de qué modo la mente humana adquiere
conocimiento.
Según la psicología cognitiva los mecanismos de pensamiento
en los seres humanos son semejantes al funcionamiento de un
ordenador que necesita de un hardware y un sofware, es decir, un
soporte físico y unos programas de funcionamiento. En el hombre el
hardware es el cerebro y los circuitos neuronales se pueden
comparar con los circuitos electrónicos. El sofware son las
estructuras mentales que organizan la información. Para comprender
de qué modo la mente humana adquiere la información hay que
utilizar el modelo del ordenador en relación con los sistemas de
memoria. Un ordenador dispone de dos memorias: una llamada RAM
que es una memoria transitoria o de trabajo, de capacidad limitada,
que procesa la información antes de enviarla a la memoria ROM o de
larga duración y gran capacidad que almacena la información que ha
elaborado la memoria RAM. Comparando esta estructura con la
mente humana, podemos decir que cualquier información que
provenga del exterior, como una palabra, una imagen, una señal, es
captada por los sentidos y transformada en un símbolo. Este símbolo
es procesado por la memoria a corto plazo y posteriormente pasa a la
memoria a largo plazo (el disco duro de un ordenador).
Un programa “humano” es un mecanismo fruto de la
experiencia individual, de la memoria a largo plazo y de la
información específica que tenemos para resolver un problema, en
nuestro caso un problema de carácter motor. Tenemos una serie de
programas que nos marcan nuestra conducta, que los aprendemos y
los incorporamos en nuestra mente y los utilizamos como pauta de
nuestra conducta. La ejecución y aprendizaje de habilidades y
destrezas motrices es comparable a un sistema de procesamiento de
información: hay una información situacional que llega a través de la
vista, el oído o el tacto generando una serie de sensaciones. Estas
sensaciones se van a procesar para dar una respuesta motriz o
movimiento. Como consecuencia de ese movimiento se originan
impulsos en los órganos sensoriales de carácter kinestésico o
propioceptivo que son percibidos por el individuo y le proporcionan
una representación propia del movimiento o lo que es lo mismo le
dan un conocimiento de la ejecución de ese movimiento, siendo de
gran ayuda para la corrección del mismo. Además, el movimiento
tiene un resultado externo que el individuo percibe a través de los
sentidos periféricos (vista, oído, etcétera). Esta información ayuda al
individuo a comprobar si el propósito del movimiento y el resultado
real del mismo coinciden.
11.2 ANÁLISIS DE LAS TAREAS MOTRICES
La ejecución motriz, la tarea a aprender está basada y tiene
exigencias a nivel de tres mecanismos:
11.2.1.
11.2.2.
11.2.3.
El mecanismo perceptivo.
El mecanismo de decisión.
El mecanismo de ejecución.
Estos tres mecanismos actúan de manera secuencial. Para
comprender el papel que juega cada uno de estos mecanismos vamos
a ver un ejemplo práctico: un jugador de baloncesto en juego al que
se le pasa el balón; puede suceder que no lo recoja por no haber
percibido correctamente su trayectoria, en este caso habrá fallado el
mecanismo de percepción. Imaginemos que sí lo ha recibido y en
posesión de balón puede considerar que está en buena posición para
tirar y consecuentemente intentar el tiro, pero la decisión puede
demostrarse equivocada al ser bloqueado éste fácilmente por la
defensa, el mecanismo de decisión ha fallado. Suponiendo que haya
podido tirar a canasta sin impedimento, puede fallar la canasta como
consecuencia de una mala ejecución técnica, el mecanismo de
ejecución es el que ha fallado en este caso. En este ejemplo está claro
que los tres mecanismos de ejecución motriz intervienen de una
manera significativa y que el fallo en cualquiera de ellos puede
suponer el fracaso en la consecución del objetivo que en este caso es
la consecución de la canasta.
Del ejemplo anterior deducimos que el baloncesto presenta
unas exigencias en el aprendizaje concernientes a los tres
mecanismos. El jugador no sabe a ciencia cierta cuándo le van a
pasar el balón, si éste será interceptado en su camino por un
oponente o cuál va a ser la trayectoria que imprima al balón el
pasador, es decir, depende de factores externos sobre los cuales el
jugador no ejerce un control directo. No obstante, debe saber
reaccionar adecuadamente según lo exija cada circunstancia.
Es fácil pensar que existen tareas motrices diferentes y por
tanto que requieren un tratamiento didáctico distinto. Un atleta en el
salto de altura que se enfrenta al principio de la carrera de impulso
ante el listón no está en absoluto en el caso anterior, ya que dentro
de su campo perceptivo toda aquella información de importancia
para la ejecución de su tarea motriz es estable y conocida de
antemano. Nos encontramos ante una tarea con baja exigencia en el
mecanismo perceptivo, la información es estable y conocida de
antemano.
Hemos visto el problema de decisión del jugador de baloncesto
que acaba de recibir el pase y se enfrenta a un problema de decisión
en el cual fundamentalmente tiene que escoger entre tres
alternativas: pasar, penetrar o tirar. Si en este momento
comparamos el problema de decisión del jugador con el de un
nadador a punto de tomar la salida, podemos comprender que son
diferentes. El nadador no puede equivocarse en la decisión, ya que no
se le plantea ningún problema en este aspecto.
Sin embargo habrá que decir que las tres tareas motrices
mencionadas ( baloncesto, salto de altura, salida en natación ) tienen
en común el que exigen una alta coordinación neuro-muscular que
trata de ajustar el movimiento a un modelo técnico de rendimiento,
la técnica específica en cada caso. Por lo tanto, las tres tareas tienen
en común una alta exigencia del mecanismo de ejecución, y en este
aspecto el tratamiento didáctico puede ser muy similar.
Se puede concluir que todas las tareas motrices tienen mayor o
menor dificultad y complejidad en el mecanismo de ejecución.
También que no todas las tareas tienen un componente significativo
del mecanismo de percepción (se entiende respecto a información del
entorno), ni tampoco un componente significativo del mecanismo de
decisión (se entiende respecto de la posibilidad de elección entre
alternativas diversas).
11.2.1. MECANISMO PERCEPTIVO.
A efectos de enseñanza, las tareas motrices deben ser
analizadas y clasificadas en términos de sus exigencias de
aprendizaje. La peculiar problemática de aprendizaje de cada tarea
motriz debe ser el punto de partida para un correcto planteamiento
de la enseñanza. Desde el punto de vista del aspecto perceptivo las
tareas motrices pueden ser abiertas, cerradas y mixtas.
Tareas motrices de carácter abierto son aquellas en las cuales para
su realización la información visual juega un papel primordial. Son
de carácter perceptivo, el deportista tiene que realizar la tarea
motriz con cambios en el entorno y las circunstancias, es muy
necesario un feedback de carácter externo o periférico, son por ello
tareas que se denominan de regulación externa. A modo de ejemplo,
pensemos en un futbolista que tiene que adaptar continuamente su
conducta motriz y sus gestos deportivos a los factores externos, de
los que obtiene información a través de la vista, si cerrase los ojos
aunque fuera tan solo por unos instantes se encontraría al abrirlos
“fuera de posición” en el terreno de juego, ya que durante esos
breves momentos ha carecido del elemento de control (perceptivo),
que le permite situarse y actuar correctamente. La respuesta motriz
de carácter fijo no es suficiente, la capacidad de adaptación del
movimiento juega un papel primordial, el deportista tiene que
resolver el problema de cómo realizar el movimiento ajustándose a
cada situación concreta y es necesario reaccionar adecuadamente
para ser efectivo. Deportes como el tenis, baloncesto, balonmano,
fútbol, situaciones de juego en deportes de combate: esgrima, judo,
karate, también actividades en la naturaleza etc implican y son
tareas de carácter abierto.
Las tareas motrices de carácter cerrado se distinguen sin
embargo por ser de carácter habitual, el deportista no toma
decisiones acerca de su respuesta motriz. Por ejemplo el caso de un
halterófilo ante un intento en el levantamiento de un peso. Las
necesidades de ejecución son mucho más previsibles ya que no hay
cambios en el entorno ni en las circunstancias, el entorno es estable.
Es primordial la automatización del gesto técnico ya que es suficiente
una respuesta motriz de carácter fijo que se adquiere con la
repetición exhaustiva del gesto técnico. Es necesario un feedback de
carácter interno para el control de la ejecución. Son tareas
denominadas de autorregulación, el deportista podría cerrar los ojos
y ser capaz de realizar la técnica con perfección. Nos referimos a
deportes individuales como lanzamiento de peso, salto de longitud,
patinaje, gimnasia artística y deportiva etc. Son disciplinas
deportivas en las que no hay que tomar decisiones respecto a la
respuesta motriz que el deportista debe tener totalmente
automatizada, sin tener que preocuparse en resolver el problema de
cómo va a realizar el movimiento.
Las tareas motrices de carácter mixto se definen porque
presentan en mayor o menor grado características de las tareas
abiertas y cerradas. Por ejemplo, si consideramos una carrera de 100
metros lisos, en la salida podemos encontrar que el componente es de
regulación externa ya que el corredor tiene que reaccionar ante un
estímulo externo, cuya información le va a llegar procedente de un
sentido periférico (el oído), sin embargo una vez puesto en acción el
resto de la carrera, supone fundamentalmente un problema de
autorregulación de una respuesta fija previamente determinada.
Al analizar el componente perceptivo de una tarea motriz no
podemos dejar de considerar aquellos elementos del entorno
íntimamente relacionados con el objetivo de la tarea motriz y que
constituyen en ocasiones el foco de acción de la misma. Gran
cantidad de tareas motrices suponen el manejo o movilización de
objetos, sobre este aspecto de evidente importancia sobre el
mecanismo perceptivo se analizan las tareas motrices según las
siguientes categorías:
El grado de complejidad perceptiva de la tarea puede variar de
acuerdo a:
TAREAS MOTRICES SEGÚN COMPLEJIDAD
1.
2.
3.
4.
Número de estímulos a los que hay que atender.
Número de estímulos que están presentes.
Velocidad, duración e intensidad del estímulo.
Grado de conflictividad o confusión del mismo.
A modo de ejemplo la tarea de un portero de balonmano
implica gran cantidad de estímulos inherentes a la acción de proteger
la portería como son el jugador con balón y jugadores susceptibles de
pase peligroso, todos los restantes jugadores, el tiro a portería que es
de gran potencia y velocidad, efectuado desde unos pocos metros de
distancia. El móvil es relativamente pequeño, además el jugador que
tira a portería tiene intención de engañar al oponente y además hay
que tener en cuenta la interferencia visual que supone la defensa. En
consecuencia, se puede, sin lugar a dudas, considerar esta tarea como
de gran complejidad perceptiva.
Muy distinta, a nivel perceptivo, es la tarea de lanzar un tiro
libre en baloncesto. Si consideramos que la canasta es un estímulo
estático, único y conocido, el aro se encuentra visualmente
enmarcado por el tablero y el recuadro y acentuado por la red. El
resto de los jugadores que reglamentariamente participan deben
permanecer estáticos, y a excepción del ruido que puede producir el
público, caso de que haya, la situación en sí no presenta conflicto ni
confusión. Podríamos considerar esta tarea a nivel perceptivo de baja
complejidad.
A través de aprendizaje el individuo debe identificar y atender
selectivamente a aquellas características del entorno que van a tener
mayor influencia en la organización de su movimiento, es decir,
deberá desarrollar la atención selectiva. De esta forma aprenderá a
concentrarse en aquellos estímulos que son realmente de
importancia e ignorar aquellos otros que no influyen en la
realización de la tarea.
Las tareas cuya complejidad perceptiva sea alta se debe
proceder para su enseñanza en dos fases: en la primera, el individuo
aprenderá a familiarizarse con las peculiaridades perceptivas de la
misma, mediante una observación sistemática encauzada por el
profesor, a través de la cual el alumno irá progresivamente
desarrollando su capacidad de atención selectiva. En una segunda
fase se introduciría la ejecución del movimiento. Por ejemplo, cuando
a un niño al que estamos enseñando a jugar al voleibol o al tenis le
pedimos la ejecución correcta del movimiento, toque de dedos o
drive, es probable que no la consiga ya que es casi seguro que su
posición en relación a la pelota sea inadecuada. Esta inadecuación
proviene en principio de la falta de capacidad de apreciación correcta
de la trayectoria, a causa de la falta de familiarización con la
situación y por tanto, de capacidad de atención selectiva.
La aparición de errores de ejecución en estos casos, que pueden
llegar a afianzarse como defectos técnicos, no son extraños ya que el
alumno no realiza correctamente el gesto por una mala posición que
no se debe a falta de coordinación, sino a una insuficiente
apreciación perceptiva por bajo desarrollo de hábitos correctos de
observación.
Otro aspecto es la capacidad de anticipación o facultad de
interpretar correctamente los estímulos ocasionados en el entorno
antes de que el resultado de estos se materialicen. Esto implica la
previsión de trayectorias de móviles a gran velocidad o en las
acciones que van a incidir de una manera directa sobre el cuerpo del
sujeto en los deportes de combate. Aprender a percibir
correctamente y con tiempo suficiente a partir de unos pocos datos la
totalidad de la acción comporta una serie de aprendizajes en relación
con el desarrollo de la atención selectiva que logran como producto
final una gran capacidad de respuesta. Desarrollar esta capacidad
supone en primer lugar desarrollar la precisión en la apreciación
perceptiva; el principiante pasa por una primera fase en la que no
hay anticipación perceptiva pero conforme el alumno se familiariza
con las trayectorias necesitará cada vez menor tiempo de
observación para hacer una valoración y comprometerse a actuar
anticipándose a la acción. Es una fase posterior se empieza a
desarrollar el sentido de anticipación llegando este sentido al límite
cuando se es capaz de prever la trayectoria incluso antes de que el
móvil haya salido de la mano del lanzador. A lo largo de este proceso
de aprendizaje se adquiere la habilidad de interpretar el código
perceptivo que emite un móvil al ser lanzado.
11.2. 2. MECANISMO DE TOMA DE DECISIÓN.
En cuanto al mecanismo de toma de decisión, veremos como
hay tareas que respecto a este mecanismo tienen componente
prácticamente nulo y otras en las que este mecanismo es primordial
y determinante para alcanzar el resultado deseado. Si pensamos por
ejemplo en la realización de un test de salto vertical veremos que las
decisiones son de carácter muy simple, en principio, la alternativa es
de saltar o no saltar. También el gimnasta cuando realiza un ejercicio
obligatorio, la decisión de cuando comenzar es sencilla ya que al
deportista se le permite o tiene un margen de tiempo para
concentrarse. Es un deportista que cuando ejecuta su ejercicio no
toma decisiones sobre la marcha, la serie de habilidades gimnásticas
que realiza están muy entrenadas y todas las decisiones respecto las
mismas se han tomado con anterioridad. Muy distinto es el
centrocampista en fútbol que está avanzando hacia la portería
contraria, en esa situación debe tomar decisiones muy variadas sobre
la dirección a tomar, pases, de cómo y cuándo realizar las distintas
acciones, etc. decisiones que determinarán la eficacia en el juego.
Son tareas en las que la inteligencia motriz, la capacidad cognitiva y
la capacidad pensante del deportista se ponen en juego para tomar la
decisión acertada. Tienen que aplicar la técnica adaptándose a la
situación de juego particular y en circunstancias muy diversas en las
que puede ser fácil equivocarse.
No sólo en fútbol, en baloncesto, voleibol, balonmano y demás
deportes colectivos el mecanismo de toma de decisión es
fundamental. El aprendizaje de las técnicas es básico y debe
dominarse pero no sólo se debe dominar la técnica como modelo de
ejecución ideal, también se debe dominar la aplicación de las
diversas técnicas en situación de juego. El jugador de voleibol puede
saber pasar el balón correctamente con toque de dedos y recibirlo de
antebrazos cuando hace ejercicios de pases con otro compañero pero
si en pleno desarrollo de un partido no sabe cuando recibir utilizando
estas técnicas y no las aplica estará perdido en situación de juego.
La complejidad en este mecanismo viene dada por los
siguientes elementos de análisis:
ELEMENTOS DE COMPLEJIDAD.
•
Número de decisiones a tomar: Cuantas más sean las decisiones
mayor será la dificultad. El número de decisiones a tomar en una
carrera de 100 metros lisos de atletismo por un corredor donde la
consigna que debe seguir es correr lo más deprisa posible es muy
distinto al número de decisiones que tiene que afrontar un
corredor de 1500 metros que tiene que decidir a lo largo de la
prueba cuestiones en cuanto a la dosificación del esfuerzo en
función de las propias fuerzas, las características de los
oponentes, la estrategia a seguir, la posibilidad de apoyo de un
compañero de equipo, etc. Tendríamos que hablar de un concepto
a tener en cuenta en la preparación del atleta: la táctica
individual. La táctica de carrera del corredor de 100 metros es
simple pero la estrategia a plantear en los 1500 metros estará en
función de los objetivos o el propósito planteados en esa carrera:
ganar o hacer marca. Por lo tanto, se enfrenta a un problema de
decisión más complejo que el velocista.
•
Duración de la realización de la tarea motriz
•
Variedad de objetivos que pueda plantear la ejecución de la
misma.
•
Número de respuestas motrices alternativas con que se enfrenta
el deportista ante la realización de la misma.
Cuantas más alternativas mayor será la dificultad. En los dos
casos anteriores la alternativa motriz es la misma, correr en la
dirección que marca la pista de atletismo. Las diferencias vendrán
marcadas por un matiz cuantitativo o de velocidad o de ritmo de
ejecución y distribución del esfuerzo. Si lo comparamos con el
juego del rescate o juegos donde los perseguidos y perseguidores
no sólo tienen que decidir donde o respecto a la dirección hacia la
que deben correr, también cuándo, cuánto, hacia dónde correr así
como orientar y reorientar la dirección de sus desplazamientos.
Como se puede apreciar en estos juegos, hay muchas alternativas
de respuesta a la decisión de correr.
En el caso del tenista, además de decidir la velocidad y
dirección de desplazamiento para situarse en una buena posición,
tendrá que decidir que tipo de golpe va a emplear, la fuerza y
dirección que va a dar a la pelota. Como vemos, en este deporte el
número de respuestas alternativas en la ejecución de una tarea
motriz es muy grande, siendo en este aspecto el grado de
complejidad mayor cuanto mayor sea el número de alternativas a
las que se enfrenta el deportista.
Cada alternativa de ejecución motriz plantea un problema de
ejecución complejo y un deportista no puede decidir acerca de la
utilización de un elemento motriz que desconoce o carece de
capacidad de ejecución suficiente sobre él. Por ejemplo, un judoka
no puede hacer la llave o técnica más apropiada si no sabe
realizarla por más que esa técnica sea la más apropiada es esa
circunstancia.
•
Tiempo que se necesita para tomar la decisión. El tiempo de
decisión es el tiempo que necesita el deportista para pensar de
manera inteligente lo que va a hacer, durante ese tiempo aplica la
lógica motriz y la velocidad con la que aplique la lógica motriz o
decide la respuesta motriz que le parece más acertada es
determinante para el éxito en la tarea. En el ejemplo del
lanzamiento de atletismo, el atleta tiene tiempo para pensar y
repasar mentalmente el movimiento y concentrarse para el
esfuerzo que va a hacer. Sin embargo, en un deporte de combate
como la esgrima si se lo piensa mucho se puede dar por tocado.
•
Nivel de incertidumbre con el que se toma la decisión también
dará mayor o menor complejidad a la tarea. Ya habíamos visto que
las tareas autorreguladas, cerradas o de carácter habitual, tienen
nivel de incertidumbre cero a nivel perceptivo. A nivel de toma de
decisiones sucede lo mismo. Sin embargo la complejidad será
mayor cuanto mayor sea el número de circunstancias
imprevisibles y el grado de aleatoriedad de las mismas. Por
ejemplo, en la escalada será distinto abrir una vía o repetirla. En
el primer caso no sabemos el tipo de dificultades que nos vamos a
encontrar, ni siquiera si las dificultades van a ser o no superables
pero cuando repetimos una vía ya sabemos al menos, que si se ha
hecho antes es que las dificultades son superables y tenemos una
idea clara de lo que vamos a encontrar.
Las dificultades no previsibles en la escalada al abrir una vía
serán de carácter aleatorio (accidentes geológicos), fortuito o
casual, que nadie ha puesto en la naturaleza deliberadamente. Sin
embargo, cuando el elemento imprevisible de la tarea motriz está
representado por una oposición inteligente existirá tanto mayor
grado de incertidumbre cuanta menos información tengamos de
las características técnicas y tácticas del equipo contrario. Si
jugamos un partido de tenis y conocemos los puntos fuertes y
débiles de nuestro adversario podremos utilizar un tipo u otro de
acciones y la dificultad será menor. Por lo tanto, el nivel de
incertidumbre estará determinado por la aleatoriedad de las
circunstancias que pueden plantearse en una situación
determinada y por otro lado las incógnitas que plantea una
oposición inteligente.
•
Orden en la secuencia de decisiones. Distinguimos entre las
tareas de baja organización (desde el punto de vista de secuencia
de decisiones) que no presentan una secuencia fija de toma de
decisiones y la decisión que se toma se acomoda en cada
momento; es el caso de las secuencias de acción en los deportes de
equipo que son muy variables. Es decir, se toman decisiones
“sobre la marcha” en función de lo que ocurre en situación de
juego. Sin embargo las tareas de alta organización tienen una
secuencia fija de decisiones, se trata de un encadenamiento de
decisiones totalmente previsto de antemano como en el salto de
longitud que se decide cuando comenzar la carrera de impulso,
batida, vuelo y caída y se ejecutan siempre en el mismo orden.
•
Nivel de riesgo que puede conllevar la toma de decisión. El
profesor se enfrenta a dos tipos de riesgo: el real y el subjetivo.
Hay amantes de los deportes de riesgo y aventura como la
escalada, descenso en esquí, motorismo… con un indiscutible
riesgo alto muy distinto a la situación de un individuo que juega a
la petanca en el parque, evidentemente corre menos riesgo que el
escalador que está a muchos metros del suelo en medio de una
pared helada.
El profesor tendrá que hacer frente a situaciones en las que sus
alumnos tienen miedo y las pautas a seguir serán en primer lugar
analizar las causas del peligro tanto real como subjetivo, ser
consciente de qué es lo que puede lastimar al alumno y qué es lo
que el alumno piensa que le puede lastimar. Muchas veces el
miedo es debido al desconocimiento porque si el alumno no sabe
hacer algo le parece que es una actividad de riesgo. Por lo tanto
deberemos familiarizar al alumno con las sensaciones básicas de
las que depende la seguridad. Por ejemplo, los primeros intentos
de un alumno en una rueda lateral; la sensación de desorientación
al ponerse boca abajo y el temor a hacerse daño en la cabeza le
pueden retraer del ejercicio. Será conveniente familiarizarle con
la sensación de soportar peso sobre las manos con los brazos
extendidos, buscando distintas situaciones, primero sobre el
suelo, con ayuda de un banco sueco, de una espaldera o de un
compañero, etc. Otra pauta a considerar será el proporcionar
situaciones de práctica inicial fáciles y progresivas en las que el
riesgo esté atenuado o sea menor. En la iniciación a una actividad
físico-deportiva es necesaria una progresión de aprendizaje para
facilitar el aprendizaje y así también eliminamos la falta de
confianza para la ejecución y lo que inicialmente al niño le daba
miedo hacer pues se convierte en habitual. También será de ayuda
dar pautas concretas de actuación segura en el momento en que el
alumno se enfrenta a la situación de ejecución global como es dar
un punto de orientación espacial. Deberemos utilizar ayudas
externas, colchonetas quitamiedos, etc. Desde luego, para
disminuir el miedo de tomar determinadas decisiones como pueda
ser tirarse en paracaídas, hace falta muy buen nivel técnico y una
excelente condición física y también preparación psicológica.
11.2.3. MECANISMO DE EJECUCIÓN.
El mecanismo de ejecución es en última instancia el encargado
de la realización del movimiento. Es el motor del movimiento y
normalmente una buena ejecución técnica o un gesto técnico bien
ejecutado se traduce en la consecución de un buen resultado
deportivo. Será así siempre y cuando la percepción haya sido óptima
y se haya aplicado la lógica motriz así como la toma de las decisiones
oportunas. Hemos mencionado al principio de este capítulo que los
tres mecanismos actúan de manera secuencial siendo el mecanismo
de ejecución el que interviene en último lugar.
Hemos de tener en cuenta que el cuerpo humano es una
compleja máquina que se pone en marcha para la ejecución del
movimiento. Una vez que el individuo comienza a efectuar un gesto
técnico dispone de información que le permite tener un control y
conocimiento de la tarea motriz que está realizando. Ese control está
a cargo de una serie de circuitos de feed-back o de retroalimentación
que son imprescindibles para la evaluación y para el aprendizaje de
movimientos. Los dos tipos de feed-back a los que nos referimos son
el feed-back interno y el feed-back externo.
Cuando hablamos de feed-back interno o intrínseco nos
referimos a una información que recibe el deportista cuando se
mueve y es una información de cómo se mueve. Información
proporcionada por los receptores de tipo propioceptivo que es muy
distinta a la información del movimiento que procede del exterior de
carácter exteroceptivo. Los propioceptores son un conjunto de
órganos de los sentidos localizados en el interior de nuestro cuerpo
que nos permiten saber la posición en que se encuentran nuestros
miembros corporales. Nos dan la sensación del grado de contracción
de los músculos, otros que se encuentran en los tendones nos dan la
sensación de tensión en los mismos. También intervienen en la
regulación de los movimientos. Cuando nos movemos, el propio
movimiento genera sensaciones de tipo propioceptivo, se puede
hablar de un código motriz del movimiento o lenguaje con que
nuestro cuerpo nos habla cuando nos movemos. Lo propioceptivo o
kinestésico o cinestesia hace mención a la vivencia del movimiento.
Es muy importante mejorar la capacidad del deportista de
interpretar las sensaciones propioceptivas como medio de
conocimiento de la ejecución motriz. Es la imagen mental frente a la
imagen real del movimiento. Los ojos del profesor no sólo deben ser
un “vídeo” para percibir la ejecución del alumno y poder detectar
errores y la causa de su ejecución; también y lo que es muy
importante, el profesor debe hacer sentir al deportista sus propios
errores para poder corregirlos.
El conocimiento de los resultados o feed-back externo o
extrínseco es la información recibida al final de la ejecución del
movimiento y se refiere a la información obtenida a través de los
sentidos periféricos, la vista y el oído principalmente. Esta
información sobre la ejecución motriz es muy importante porque
según sea la tarea podemos rectificar y ajustar el movimiento
durante su ejecución, pero siempre dependiendo del tipo de tarea y
distinguimos entre:
1. Tareas con un solo movimiento como una salida de tacos,
2. Tareas de tipo seriado o sucesión de movimientos con una
secuencia desde el principio hasta el final bien especificado
como por ejemplo en un ejercicio de suelo en gimnasia
deportiva o la secuencia de movimientos de los lanzamientos y
saltos en atletismo. En ellas la posibilidad de rectificar el
movimiento una vez iniciado es escasa. El conocimiento de los
resultados sirve para futuras ejecuciones.
3. Tarea continua o tareas que implican la realización de un
esquema de movimiento durante un número de veces
consecutivas como nadar, correr o caminar en las que hay
posibilidad de ajuste y rectificación sobre la marcha.
Las exigencias de las tareas motrices respecto a este mecanismo
pueden ser:
TIPOS DE EXIGENCIAS MOTRICES.
1. De carácter cualitativo.
Se refiere al nivel de coordinación neuro-muscular requerida
para la ejecución de la técnica deportiva. Cuanto mayor sea el grado
de coordinación necesaria para realizar la tarea motriz más compleja
resultará y más difícil será su aprendizaje y su ejecución. La mayor o
menor coordinación necesaria dependerá de:
La estructura del movimiento:
La organización del movimiento
que implica la movilización de unos grupos musculares concretos en
un orden secuencial determinado y con una cierta intensidad.
El número de grupos musculares implicados: Cuantas más partes
corporales implicadas mayor dificultad de coordinación. El recurso
didáctico más empleado para la enseñanza de tareas complejas es el
analítico o descomponer el gesto técnico en partes. Si la tarea es de
gran complejidad como un salto doble mortal atrás con doble giro es
imposible enseñarla de golpe y no nos podemos plantear la
enseñanza global ya que resultaría inaccesible para el alumno. Lo
ideal es descomponerla en el menor número posible de partes y
ensamblar las partes aprendidas por separado lo antes posible y así
evitar la desconexión entre esas partes que es el gran problema del
trabajo analítico.
La velocidad de ejecución requerida: O capacidad de coordinar el
movimiento a gran velocidad. Cuando los dos aspectos mencionados
anteriormente son complejos la velocidad es de carácter cualitativo;
cuando la tarea es sencilla, el problema de su ejecución a alta
velocidad será cuantitativo (carreras de velocidad).
Precisión requerida en la ejecución. Es otro componente que
determina el nivel de dificultad de coordinación neuro-muscular que
implica la ejecución de una tarea motriz. Cuanto mayor sea el grado
de precisión que requiera la tarea mayor será la complejidad de
ejecución de la misma. Exigen mucha precisión deportes como el golf
o el tiro con arco o en aquellos donde se añade el factor “oposición de
un contrario” a la realización del movimiento como un tiro a canasta
en baloncesto bajo presión.
2. De carácter cuantitativo.
También llamado nivel de condición física necesario para
ejecutar el movimiento con efectividad. Hay características del
deportista que dependen de la herencia (biotipo, composición y
número de fibras musculares etc.) y no pueden ser modificadas con
el aprendizaje o la práctica. Como no son susceptibles de mejora, lo
que podemos hacer pedagógicamente hablando es orientar a nuestros
alumnos al tipo de actividades que encajan mejor con sus
características y cualidades físicas.
Hay otras características que se pueden mejorar con el
entrenamiento y están en relación con la capacidad de adaptación al
esfuerzo. Es imprescindible una adecuada o un nivel mínimo de
condición física para aprender determinadas tareas y progresar en su
ejecución. El estancamiento en el aprendizaje, cuando se alcanza
cierto nivel de exigencia en la ejecución, puede ser debido a la baja
condición física o no es suficiente aunque a nivel de los otros
mecanismos, percepción y decisión, la asimilación sea correcta. Un
alto nivel de exigencia requiere alto nivel de condición física. El
profesor deberá someter al alumno a la ejercitación que sea
pertinente para conseguir que previamente a la enseñanza en sí de la
tarea en cuestión, exista adaptación al esfuerzo que va a exigir la
ejecución de la misma. Por ejemplo, en salto de altura que es una
prueba atlética con exigencia de tipo cuantitativo donde el deportista
tiene que tratar de convertir el impulso de tipo horizontal de la
carrera previa, en otro impulso con la mayor componente vertical
posible mediante la batida. La batida debe ejecutarse correctamente
y en los principiantes es frecuente una carrera de velocidad reducida
que no permite una posición técnica de batida realizada dentro de
unos márgenes de velocidad. El profesor debe preparar a los
deportistas física y técnicamente de manera paralela. En este
sentido, en el atletismo hay dos recursos didácticos interesantes y
aplicables a otros deportes como son los ejercicios de aplicación o de
fortalecimiento específico de los grupos musculares implicados en la
técnica concreta; y ejercicios de asimilación que atañen al aspecto
cualitativo y son ejercicios analíticos diseñados para facilitar la
mejor realización de aquellos aspectos del movimiento que son más
complejos.
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