El café, un aliado contra el Alzheimer

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ALBERTO AVILéS SENéS
El café, un aliado contra el Alzheimer
El café salva muchas vidas todos los años, ayudando a los choferes que duermen poco a mantenerse
atentos en el camino. Además, el bebedor de café no ahuyenta a quienes no lo toman, como quien
fuma tabaco.
El tema de la presente columna, aclaro, fue abordado en este espacio en agosto de 2008, y de nuevo
en enero de 2009, pero en vista de que la reflexión ha cobrado de nuevo vigencia, reiteremos la
siguiente buena noticia: el consumo de café, además de una larga serie de beneficios, podría retrasar,
o incluso impedir, la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Un estudio del Instituto Karolinska, la universidad médica más grande del mundo, radicado en
Estocolmo, Suecia, e iniciado en 1988 con 1,400 hombres en edad madura, dedujo que quienes
durante más de dos décadas habían bebido entre tres y 5 tazas de café diariamente, presentaron 65
por ciento menos probabilidades de desarrollar tanto el mal de Alzheimer, como el de Parkinson, en
la ancianidad.
En agosto de 2008 decíamos que, además de obtener muchos otros beneficios, "el bebedor moderado
de café se siente más contento, (...) es más sociable y su mente está más alerta. Incluso tiene mejor
memoria y es capaz de llevar a cabo tareas más complejas".
¿Por qué es un aliado contra el Alzheimer? Debido a que la cafeína reduce la formación de placas
ricas en almidón en el cerebro, un indicador inequívoco de que el Alzheimer está presente, y porque
el café tiene una acción antioxidante que reduce el factor de riesgo de demencia.
Sin embrago, durante décadas nos han advertido que la cafeína es un diurético, lo cual, al menos en
la cantidad moderada en que solemos beber café, es falso. De hecho, las bebidas moderadamente
cafeinadas son tan buenos hidratantes como el agua pura.
También nos han dicho que el café o las bebidas con cola son veneno para los pacientes hipertensos,
pero de acuerdo a 10 estudios clínicos citados hace algunos meses en un artículo del New York
Times, en los que se involucraron más de 400 mil personas, quienes beben café no sufren más
enfermedades cardiacas que los abstemios de café.
Más aun: el café pudiera ser bueno para el corazón, según una investigación de 15 años, en la que
participaron 27 mil mujeres, realizada por el Iowa Women´s Health Study, encontrando que aquéllas
que beben entre una y tres tazas de café al día presentan 24 por ciento menos enfermedades
cardiovasculares que sus contrapartes que no consumen cafeína.
Obviamente, el café no cura la hipertensión, y beber gaseosas en demasía, con o sin cafeína, no hace
bien a nadie.
¿Produce cáncer la cafeína? ¿Se pierde masa ósea al beber café? Ningún estudio serio ha demostrado
ocurrencias semejantes.
Y si el café no es en realidad tan dañino como se pensaba, ¿tiene algún beneficio ingerirlo?
Absolutamente sí, según los estudiosos.
De acuerdo a Roland Griffiths, de la prestigiada Escuela de Medicina Johns Hopkins, alguien que
bebe un par de tazas de café al día usualmente presenta un elevado estado de ánimo, además de que
su desempeño físico y mental es superior que el de alguien que no toma café.
Sin embargo, cantidades exageradas de cafeína producen el efecto contrario, induciendo un estado
de ansiedad indeseable.
Una más: el café salva muchas vidas todos los años, ayudando a los chóferes que duermen poco a
mantenerse atentos en el camino.
Ah, también hay una ventaja adicional: el bebedor de café no ahuyenta a quienes no lo toman, como
quien fuma tabaco.
Pero lo que parece difícil de creer, a pesar de que así lo afirma el artículo del NY Times en cuestión,
es el hecho de que aquellas personas que beben entre cuatro y 6 tazas de café diariamente tienen un
riesgo 28 por ciento menor de contraer diabetes tipo 2.
Admito, por supuesto, que gran parte de lo que aquí queda dicho me ha sorprendido. Y si usted es
profesional de la medicina o estudioso de este tema, y no está de acuerdo, le invito a que lo
discutamos.
http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?tipo=1&id=27452
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