¿Cuándo un gasto está debidamente documentado en el impuesto a la renta empresarial? El alcance que corresponde dar a la expresión legal1: “que el gasto esté debidamente documentado”, ha sido y sigue siendo, un tema de debate entre el Fisco y sus administrados. Lo hemos observado durante la vigencia del Impuesto a las Rentas de la Industria y Comercio (IRIC), como en la actualidad, en el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE)2. 52 I EN OBRA I JULIO - AGOSTO 2013 Por Cr. Fabián Biasco Integrante del Departamento de Asesoramiento Tributario y Legal de KPMG Una reciente sentencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA)3 trata y fundamenta este asunto, en nuestra opinión, de una forma por demás adecuada. Siendo así, entendemos de gran interés hacerles saber al respecto, haciendo nuestras, o parafraseando, algunas de las consideraciones allí vertidas. Las posiciones y sus fundamentos La Dirección General Impositiva (DGI) ha sostenido un criterio formalista, considera que el gasto, para que sea deducible, debe estar documentado en un soporte que reúna todos los requisitos que la normativa en la materia exige, dicho en otros términos, asevera que los comprobantes deben reunir todos los requisitos dispuestos por el Decreto Reglamentario sobre normas formales y materiales4. La abrumadora mayoritaria de la doctrina se ha orientado en otra dirección, entendiendo que es suficiente con que la documentación permita probar fehacientemente la existencia del gasto, así como, su cuantía, para admitir su deducción. Corresponde entonces, recordar lo que los tributaristas más prestigiosos han dicho al respecto. Así lo explica5 el Profesor Juan Antonio Pérez Pérez6: “….concluimos que si bien el hecho de contar con documentación de los gastos incurridos con proveedores locales que cumpla con todos los requisitos impuestos por el Decreto Nº 597/988, así como con las normas dictadas por la DGI que establecen la forma precisa en que debe emitirse la documentación por parte de sus emisores, cumple con la exigencia de debida documentación, no es imprescindible que ello sea así. Pueden existir razones que priven al contribuyente de la obtención de ese tipo preciso de documentación en cuyo caso es válido acudir a todo otro tipo de documentación que demuestre la existencia y cuantía de la erogación. De no ser así, estaríamos ante una situación cuyos fundamentos son muy difíciles de sostener a la luz de ciertos principios que deben presidir la determinación de la obligación tributaria por concepto de IRAE. Como ya lo hemos mencionado, no puede perderse de vista que el fin último de esa determinación es hacer tributar al sujeto en función de su capacidad contributiva, en este caso expresada por la cuantía de su renta neta. No procede entonces descartar la deducción de un gasto cuya existencia y cuantía ha sido demostrada por cualquier medio de prueba aceptable por la razón de que se carece de un tipo de documentación preciso o peor aún, que ese tipo de documentación no contiene alguna de las especificaciones previstas por las normas fiscales. Los principios generales en materia de prueba documental determinan que la denominada “prueba tasada” o sea aquella situación en la cual una norma define un medio de prueba documental exclusivo a fin de demostrar un determinado hecho, es harto excepcional; antes bien en materia de prueba documental lo más corriente es admitir todo tipo de elementos juzgando su validez en función de la sana crítica que debe expresar quien aprecia la situación. Distinta es la situación respecto del Impuesto al Valor Agregado (IVA) puesto que existen normas del impuesto que establecen como una de las condiciones para que el contribuyente pueda deducir el IVA “comprado” que éste conste en documentación emitida por el proveedor que cumpla con determinados requisitos específicos.” En el mismo sentido los Dres. Domingo PEREIRA y Ana Carla RIBA7, señalaban: “Nos inclinamos a compartir esta segunda posición -en referencia a la del Profesor Pérez Pérez-. Es evidente que no todas las erogaciones podrán documentarse en la forma y con los requisitos establecidos por las normas reglamentarias y las resoluciones de DGI. Piénsese en el caso, por ejemplo, de una empresa que adquiere a una persona física un inmueble para instalar un comercio en el mismo. Es evidente que la persona física vendedora no le emitirá una factura a la empresa compradora por la venta del inmueble. En ese caso, la escritura de compraventa constituirá la docu- 1 - Texto Ordenado 1996, Título 4, Capítulo IV: Renta Neta, artículo 19. 2 - El IRAE, creado por “Ley de Reforma Tributaria” Nº 18.083 de 27.12.2006, es el sucesor del IRIC en lo que rentas empresariales refiere. 3 - Sentencia del TCA No 297 de 14 de mayo de 2013. 4 - Decreto Nº 597/988 de 21.9.1988 y disposiciones internas de DGI concordantes. 5 - Los condicionamientos generales para la deducción de gastos en el Impuesto a las Rentas a las Actividades Económicas (IRAE)”, Revista Tributaria, T. XXXVI, No. 210, págs. 425-427. 6 - Catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. 7 - “La deducibilidad de los gastos en el IRAE”, AA. VV.: “Estudios sobre Imposición a la Renta (Andrés Blanco: Coordinador)”, Grupo de Investigación de Finanzas Públicas – Instituto de Finanzas Públicas, Facultad de Derecho, Universidad de la República, FCU, Montevideo, 2011, págs. 83-84. JULIO - AGOSTO 2013 I EN OBRA I 53 mentación fehaciente de dicho gasto. Algo similar ocurre con los gastos efectuados en el exterior; en esos casos los proveedores emitirán al contribuyente del IRAE la documentación correspondiente conforme los requisitos que exige la normativa vigente en la jurisdicción del proveedor.” Por su parte, los Dres. Juan BONET y Leonardo COSTA FRANCO8, comentando aludido requisito legal, expresaron: “…la normativa citada requiere además, para que el gasto sea deducible, que esté “debidamente documentado”, aspecto que a nuestro criterio se vincula más a un requisito ad probationem y no a uno ad solemnitatem, por lo cual, más allá de la incurrencia en contravención por una posible infracción a deberes formales, si se puede demostrar la cuantía y existencia del gasto, a nuestro parecer será deducible La conclusión La posición sostenida, en el pasado y en el presente, por parte de la DGI resulta en extremo formal, y alejada de la realidad. Por disposiciones reglamentarias o por ordenanzas internas no se debe erosionar la base impositiva, es decir, la deducción de los gastos en que el empresario ha incurrido para obtener y conservar la renta neta9, si esto fuera así, nos estaríamos alejando de la manifestación de la riqueza que el legislador pretendió fuera alcanzada al diseñar el impuesto a la renta empresarial. La sentencia del TCA, bajo las antes dichas coordenadas conceptuales, analizó en detalle cada uno de los gastos cuya deducción no permitió la Administración Fiscal, concluyendo10: “le asiste razón a la parte actora en la mayoría de los agravios relacionados con la reliquidación, tanto del IRIC en relación a la posición de la doctrina al respecto- como del IVA, donde la ilegitimidad con la que ha obrado la DGI descuella”. 8 - “Reflexiones sobre la deducibilidad del gasto en el IRAE”, Estudios Jurídicos, Universidad Católica del Uruguay, Nº 7, 2009, págs. 179-180. 9 - Argumento hacendístico. 10 - El Tribunal lo hizo en forma unánime, apartándose de la postura del Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo. 54 I EN OBRA I JULIO - AGOSTO 2013