/// El Epígrafe de Epicteto al Tristram Shandy. Referencia

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L. Sterne
/// El Epígrafe de Epicteto al Tristram Shandy. Referencia
Paratextual y Programa de Escritura
El epígrafe del Tristram Shandy, tomado del filósofo estoico Epícteto (50-125 d. C.)
resume el programa de escritura de Sterne: no se trata de escribir hechos, sino opiniones;
"No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen
de ellas. Por ejemplo: la muerte (bien considerada) no es un mal; porque si lo fuera, lo
habría parecido a Sócrates como a los demás hombres. No, no; la opinión falsa que se
tiene de la muerte, la hace horrible. Por lo cual, cuando nos hallamos turbados o
impedidos, debemos echar la culpa a nosotros mismos y a nuestras opiniones." De tal
forma, Vida y opiniones de Tristram Shandy Caballero frustra la autobiografía para narrar
no sólo las opiniones del narrador, sino de una serie de personajes que ocupan el lugar de
esa vida: "-Debéis tener un poco de paciencia. Mi empresa consiste, ya lo veis, en escribir
no sólo mi vida, sino también mis opiniones"...; en este afán por narrarlo todo, la
disgresión se hace sistemática y la escritura se torna laberíntica e infinita, una carrera
contra el tiempo de la vida, que se asemeja a la paradoja de Aquiles y la tortuga.
El sistema digresivo se relaciona con las teorías filosóficas de Locke, quien aparece
reiteradamente citado en Tristram Shandy, y que postula el asociacionismo de ideas como
forma de pensar: "Sterne had good philosophical and psychological bases for his view of
the mind’s workings: he was writing in accord with Locke’s theory that the association of
ideas in the mind was an irrational process; but he was also writing as it were a gloss
upon the theory, finding his examples, pointing them out, generalising on them, making
comedy out of them." La obra progresa por la encadenación de ideas asociadas que se
materializan en las digresiones, convocadas a partir de una palabra, un hecho que trae
otro a la mente, la inserción de intertextos y paratextos, los comentarios metatextuales:
"Este dispositivo le da a la maquinaria de mi obra un valor especial; dos movimientos
contrarios se hallan en ella conciliados, aunque se piense que son incompatibles. En una
palabra, mi obra es digresiva y progresiva, - y ambas cosas a un tiempo."Este sistema
digresivo se resume en otro paratexto, el epígrafe correspondiente al Volumen VII: "non
enim excusus hic eius, sed opus ipsum est", de Plinio, y produce una fractalización del
texto, a partir de relatos breves hilvanados de forma laxa. Este modo de narrar rompe la
relación lógica de causa - efecto, y convierte a la aventura del héroe en la aventura
intelectual del narrador y los otros personajes. Tres disgresiones que operan como
fractalizaciones o puestas en abismo de la obra misma, a distintos niveles narrativos,
aportan elementos que se suman a la permanente metaliteratura del narrador del Tristram
Shandy. Para completar la poética de Sterne: al referirse al libro de Locke, Ensayo sobre
el entendimiento humano, el narrador sostiene que "Es la historia... de lo que pasa en la
mente de un hombre", que espeja lo que hace en su relato; en segundo lugar, el cuento del
rey de Bohemia, que Trim interrumpe en reiteradas ocasiones y que no se narra, refleja la
vida no contada e interrumpida de Tristram; por último, la escritura de la Tristra-paedia,
que el padre de Tristram no puede terminar, fractaliza el problema del tiempo de la vida
contra el tiempo de la escritura y refleja los recortes de conocimiento que postula la
narración al estar insertando discursos filosóficos, científicos y literarios.
La literatura es concebida como un pretexto para seguir narrando, sin necesidad de
mantenerse en una línea, sino, por el contrario, jugando con los saltos y quiebres. El
narrador muchas veces se desmiente, o es desmentido por el autor Sterne en un paratexto:
CAPÍTULO VEINTICINCO
Es cosa bien sabida, - y si lo menciono es sólo para tranquilidad de Confucio, que es capaz de liarse
contando una simple historia, - que con tal de mantener la línea narrativa, se puede ir hacia adelante
o hacia atrás a voluntad, sin que esto se considere como una disgresión.
Una vez establecida esta premisa, aprovecharé para ir hacia atrás.
La nota a pie de página, convocada por la mención de Confucio, sostiene: "Se supone que
el señor Shandy se refiere al caballero **** ******; miembro de ******, y no al
legislador chino."donde observamos cómo el paratexto incorpora al relato la voz de un
autor completamente desdoblada de la del narrador, con capacidad para corregirlo, y al
mismo tiempo, la importancia del uso de grafemas.
Este uso de los materiales visuales, junto con otros paratextos como la página en blanco,
la página en negro y las páginas marmoladas, el dibujo del movimiento del bastón de
Trim en el aire, las líneas que grafican la estructura narrativa de la novela, constituyen un
manejo de la tecnología de la imprenta que provocan una ruptura al saltar de la realidad
de la palabra a otro tipo de materialidad (El antecedente de este uso podría encontrarse en
la literatura de emblemas del Barroco) y que contribuyen a crear la imagen laberíntica de
la estructura de la novela, que requiere de un lector capacitado para darle completud y
sentido. Es por esto que lo que antecede a la página marmolada es:
¡Leed, leed, leed, leed, mi inculto lector!, - o por la cultura del gran santo Paraleipómeno - os prevengo que
mejor haríais en dejar el libro ahora mismo; porque sin mucha lectura, y por ello entiendo, como ya sabrá
el lector, mucho conocimiento, no alcanzaréis a entender la moral de la siguiente página de mármol
(¡emblema de mi obra!) así como el mundo, con toda su sagacidad, tampoco ha sido capaz de discernir las
numerosas opiniones, transacciones y verdades que yacen místicamente ocultas bajo el tupido velo de la
página en negro.
Esta descripción se asemeja a la de un atractor extraño, que pone en relación realidades
que se asemejan pero que parecen muy lejanas una de otra: la página de mármol sin duda
recuerda que hubo una página en negro; sin embargo, el narrador las asocia en la creación
de un lector capaz de revelar los significados, a la vez digresivos y progresivos, que
poseen. El lector es, de tal forma, quien debe completar el sentido de la novela, otorgado
el sentido a los saltos y cortes, entre los que podemos señalar las rupturas de la narración
de la novela más canónica; las mezclas de los distintos niveles narrativos, a partir de la
mezcla de lectores previstos para el narrador, el autor implícito y el autor referente histórico; los quiebres a la linealidad de las disgresiones, anteriormente observados; los
cortes que suponen los paratextos (ya sea porque se pase de una realidad escrita a otra
materialidad, ya porque haya remisiones a paratextos anteriores, o porque se coloquen
prefacios y dedicatorias fuera de lugar) y los intertextos.
Este lector también debe develar la paradoja que supone estar poniendo toda la narración
bajo el epígrafe de Epícteto, para quien todo es objetivo, y usar como intertexto la teoría
del conocimiento de Locke, que supone que todo es subjetivo. Epícteto plantea que:
Hay ciertas cosas que dependen de nosotros mismos, como la opinión, la inclinación, los deseos, la
aversión, y en una palabra, todas nuestras operaciones. Otras hay también que no dependen, como el
cuerpo, las riquezas, la reputación, los imperios, y finalmente, todo aquello que no es de nuestra operación.
Lo que depende de nosotros es libre por su naturaleza, y no puede ser impedido ni forzado de ningún
hombre; y al contrario, lo que no depende de nosotros es servil, despreciable y sujeto al ajeno poder.
para sostener luego la aceptación de bien y mal como algo ajeno a la voluntad del
hombre, posición contraria a Locke y al narrador de Tristram Shandy, pero que refleja
esta pretensión de recortar diferentes tipos de saberes y este afán por escribirlo todo, que
se convierte en una lucha contra el tiempo, donde escribir se transforma en sinónimo de
vivir: "...que estoy decidido mientras viva o escriba (lo que en mi caso viene a ser lo
mismo)"... La paradoja del tiempo, expresada por el narrador:
Soy ahora un año más viejo que hace doce meses; y como he llegado, según podéis ver, casi a la mitad del
cuarto volumen - y no he pasado del primer día de mi vida, - quiere decirse que ahora me quedan otros
trescientos sesenta y cuatro días más de vida que relatar que cuando empecé a escribir; así que en lugar de
avanzar como cualquier escritor con lo que ya llevo compuesto, resulta que voy con otros tantos volúmenes
de retraso, si cada día de mi vida fuera tan ajetreado como el de hoy - ¿Y por qué no?- y los trajines y
opiniones fueran tan largos de describir [...]-Resulta que cuanto más escribo, más tengo que escribir.
revela al tiempo como fluctuación imposible de captar con nuestro lenguaje corriente:
"Tal vez seamos aquí tributarios de nuestro lenguaje. El tiempo no es la eternidad, ni el
eterno retorno. Y no es solamente irreversibilidad y evolución. Quizá necesitemos hoy
una nueva noción de tiempo capaz de trascender las categorías de devenir y eternidad."
Es por esto que, en el programa de escritura del Tristram Shandy no puede haber una
linealidad que conduzca a un final, sino una serie de opiniones que se estructuran en un
laberinto digresivo cuyo sentido es completado por cada lector.
Stella Maris Tapia
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