Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CARTAS AL DIRECTOR conoce su incidencia real, aunque se estima que es cada vez más frecuente, para tratar diversas enfermedades tanto psiquiátricas como no psiquiátricas, por lo que debe ser considerado en el diagnóstico diferencial, para establecer una prevención o tratamiento apropiados. En definitiva, podríamos considerar el síndrome serotoninérgico iatrogénico potencialmente letal, pues se trata de una reacción adversa a fármacos, probablemente infradiagnosticada en la clínica diaria y en especial en las unidades de críticos, en las que sus características pueden pasar desapercibidas o bien los síntomas producidos atribuirse a otras causas. J. Freijo Guerrero*, L. Tardón Ruiz de Gauna*, J. J. Gómez*, L. Aguilera Celorrio*/** *Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital de Basurto. Bilbao. **Departamento de Cirugía, Radiología y Medicina Física. Facultad de Medicina y Odontología. Universidad del País Vasco. BIBLIOGRAFÍA 1. Bijl D. The serotonin syndrome. Neth J Med. 2004;64:309-13. 2. Dunkley EJ, Isbister GK, Sibbritt D, Dawson AH, White IM. The Hunter serotonin Toxicity Criteria: simple and accurate diagnostic decision rules for serotonin toxicity. QJM. 2003;96(9):635-42. 3. Boyer EW, Shannon M. The serotonin syndrome. N Engl J Med. 2005; 352(11):1112-20. 4. Gilman PK. Monoamine oxidase inhibitors, opioid analgesic and serotonin toxicity. Br J Anaesth. 2005;95:434-41. 5. Nierenberg DW, Semprebon M. The central nervous system serotonin síndrome. Clin Pharmacol Ther. 1993;53(1):84-8. 6. Mills K. Serotonin syndrome. Crit Care Clin. 1997;13(4):763-83. 7. Kam PC, Chang GW. Selective serotonin reuptake inhibitors: Pharmacology and clinical implications in anaesthesia and critical care medicine. Anaesthesia. 1997;52(10):982-8. 8. Jones D, Story DA. Serotonin syndrome and the anesthetist. Anaesth Intensive Care. 2005;33(2):181-7. 9. De Bellis RS, Schaefer OP, Liquori M, Volturo GA, et al. Linezolid associated serotonin syndrome after concomitant treatment with citalopram and mirtazapine. J Intensive Care Med. 2005;20(6):351-3. 10. Taylor J, Wilson J, Estes L. Linezolid and serotoninergic drug interactions: A retrospective survey. Clin Infect Dis. 2006;43(2):180-7. CESÁREA URGENTE EN PACIENTE CON MALFORMACIÓN ARTERIOVENOSA Sr. Director: La hemorragia intracraneal durante el embarazo por rotura de un aneurisma o una malformación arteriovenosa (MAV) es una complicación rara pero con efectos letales, responsable del 5-12%1 de todas las muertes maternas. Aunque controvertido, parece que la incidencia de aparición de aneurismas intracraneales y/o rotura de estos y MAV es mayor durante la gestación2,3. El riesgo de rotura es más elevado en el tercer trimestre, parto y puerperio. Es razonable pensar que los cambios fisiológicos producidos en el embarazo favorecen esta situación: el aumento progresivo de la presión arterial (PA), volemia y gasto cardiaco (GC), la actividad procoagulante, y factores endocrinos y hormonales que afectan a vasos y tejido conectivo. Durante el parto se elevan aún más el GC y PA, pudiendo ser modulados parcialmente por la analgesia, y aumenta la presión 516 intracraneal en relación a las contracciones uterinas y los pujos. Presentamos el caso de una mujer de 32 años, secundípara, con antecedente de hemorragia intracraneal diez años después del primer embarazo y uno antes del actual. Dicho episodio debutó con cefalea intensa y rigidez nucal, preservando el nivel de conciencia en todo momento. Evolucionó favorablemente con tratamiento médico. En el estudio se objetivó una MAV de 4 cm frontal izquierda, que afectaba a la línea media, e incluía tálamo e hipotálamo. Debido a su localización inaccesible no era susceptible de tratamiento quirúrgico ni aplicación de clips. El inicio de la segunda gestación coincidió con el momento en que iba a ser propuesta para radiocirugía, por lo que se decidió posponer el tratamiento y se recomendó la realización de cesárea electiva al final de la gestación. El embarazo se desarrolló sin incidencias. Ingresó en el Servicio de Urgencias la semana 39 por dinámica uterina, sin signos de hipertensión intracraneal ni focalidad neurológica. No aportó informe alguno sobre el estado actual de su patología. Se decidió practicar una cesárea urgente con anestesia general balanceada. Previamente a la inducción se canalizó la arteria radial para la monitorización invasiva de la PA, junto con pulsioximetría, electrocardiografía, índice biespectral, neuroestimulación y capnografía. Se administró profilaxis de broncoaspiración con 30 ml de citrato sódico oral, 10 mg de metoclopramida iv y 50 mg de ranitidina. Se realizó un inducción de secuencia rápida, con maniobra de Sellick. Se inyectó 2 mg kg-1 de propofol, remifentanilo (0,5 µg kg-1 durante el primer minuto), y 0,6 mg kg-1 de rocuronio. Durante la intubación orotraqueal no se objetivaron variaciones de la PA de más de un 10% respecto a la basal. El mantenimiento de la anestesia general se hizo con oxígeno/óxido nitroso (50/50), sevoflurano al 1% y remifentanilo (0,05 µg kg-1 min-1). En el momento de la incisión uterina se suspendió la perfusión de remifentanilo. Nació un varón vivo, con valoración en la escala de Apgar de 9 al minuto y 9 a los cinco minutos. Tras pinzar el cordón umbilical se administraron 300 µg de fentanilo y posteriormente otros 150 mg para analgesia postoperatoria. El resto del procedimiento transcurrió sin incidencias. Se procedió a la extubación en quirófano con ritmo y volumen corriente respiratorios adecuados, estabilidad hemódinámica, valoración 15/15 en escala de Glasgow, pupilas isocóricas y normorreactivas y sin signos de focalidad neurológica. Permaneció ingresada en Reanimación 24 horas y fue dada de alta a su domicilio tres días después. La actitud terapéutica en estas pacientes es compleja2: ante un aneurisma roto no hay variaciones entre una mujer embarazada y otra no embarazada. Al diagnosticarlo, la primera actitud irá encaminada al bienestar fetal según las semanas de gestación. Si el feto es viable debe practicarse una cesárea; si no lo es, el tratamiento del aneurisma o malformación pasa a ser la prioridad. Existen dos técnicas indicadas en función de su localización y tamaño, la embolización o el abordaje quirúrgico. El inicio de la intervención también variará dependiendo de la situación clínica de la paciente; en la actualidad, se tiende a la mayor precocidad posible. 58 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CARTAS AL DIRECTOR La atención de la embarazada con un aneurisma o malformación no complicados también plantea dificultades. No se aconseja una intervención en el primer trimestre en aneurismas pequeños y localizaciones poco accesibles. Una intervención debe suspenderse ante cualquier signo de sufrimiento fetal y, si es necesario, indicar una cesárea. Es discutida la vía de elección del parto. La única posible indicación de una vía vaginal puede ser la de una paciente con un aneurisma clipado, buen estado neurológico y óptimo control analgésico. El resto de situaciones incluyendo un parto pocas semanas después de haber sido realizado el clipaje, dudas de su oclusión completa, y rotura o deterioro neurológico aconsejan una anestesia general2. Si se realiza cesárea, existe controversia entre utilizar anestesia general o epidural. La anestesia epidural se asocia con una elevación en la presión del LCR pudiendo comprometer el flujo cerebral; además, se puede producir una punción dural accidental y un posterior sangrado4. En este caso, se decidió una anestesia general, teniendo como objetivo disminuir los efectos negativos de las variaciones de la PA en la inducción y la laringoscopia. El mantenimiento se llevó a cabo con sevoflurano al 1% y oxígeno/óxido nitroso al 50%. Con ello se procuró mantener una profundidad anestésica adecuada al mismo tiempo que se trataba de minimizar la depresión en la contractilidad uterina que los anestésicos halogenados producen de forma dosis-dependiente5,6. Para mantener la estabilidad hemodinámica utilizamos el remifentanilo. Farmacocinéticamente posee una vida media ultracorta (3-5 min) y es independiente de la función hepática y renal, lo que da lugar a un rápido inicio y finalización del efecto y previene su acumulación; además, favorece una menor afectación del test de Apgar en el recién nacido. La dosis y modo de administración óptimos para prevenir la depresión respiratoria en el recién nacido aún no están determinados, por lo que es conveniente avisar al neonatólogo cuando es utilizado7-10. Otras posibilidades son asociar lidocaína 2% pulverizada sobre cuerdas vocales, antagonistas del calcio o betabloqueantes como el labetalol. Es necesario resaltar la importancia de la estrecha colaboración entre los Servicios de Anestesiología, Obstetricia y Neurocirugía y la necesidad de evitar situaciones de urgencia que no hacen sino aumentar el riesgo de complicaciones. J. Rodríguez, R. Gijón, E. Gredilla, F. Gilsanz Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario La Paz. Madrid. BIBLIOGRAFÍA 1. García Cortés J, Ojeda Betancor N, Rodríguez Pérez A. Hemorragias y hematomas intracraneales durante el embarazo. Act Anest Reanim. 2005;15:83-89. 2. Durán P, Pérez López C, Gilsanz F. Embarazo y aneurismas cerebrales. Act Anest Reanim. 2005;13(1):17-25. 3. Kanani N, Goldszmidt E. Postpartum rupture of an intracranial aneurysm. Obstet Gynecol. 2007;109(2 Pt2):572-4. 4. Duggan T, Simpson A. An unusual intracraneal aneurysm presenting in pregnancy. Int J Obstet Anesth. 2008;17(2):194-5. 5. Turner RJ, Lambrost M, Holmes C, Katz SG, Downs CS, Collins DW, Gatt SP. The effects of sevoflurane on isolated gravid human myometrium. Use of sevoflurane during elective cesarean birth: a comparison 59 6. 7. 8. 9. 10. with isoflurane and spinal anesthesia. Anaesth Intensive Care. 2002; 30(5):591-6. Gambling DR, Sharma SK, White PF, Van Beveren T, Bala AS, Gouldson R. 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Uso de remifentanilo en bolus en la cesárea de la paciente de alto riesgo: Estudio sobre 12 casos. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2008;55(2):86-9. ROTURA TRAQUEAL YATROGÉNICA Sr. Director: La intubación traqueal puede causar lesiones de la vía aérea superior. Suele tratarse de lesiones superficiales de la mucosa de la boca, faringe o laringe. En cambio, las lesiones transmurales de la parte membranosa a nivel de laringe o árbol tráqueo-bronquial, como la rotura traqueal, son infrecuentes1. La rotura traqueal es una lesión grave que, en ocasiones, amenaza la vida del paciente2. De forma aguda puede dar lugar a neumotórax a tensión, enfisema mediastínico o prolapso de la pared esofágica hacia la tráquea que cause insuficiencia respiratoria aguda. De forma tardía pueden aparecer mediastinitis y sepsis1,3. Presentamos el caso de una paciente de 73 años, 160 cm de altura y 110 kg de peso, sin alergias medicamentosas conocidas, fumadora de 40 cigarrillos/día (índice acumulado 60 paquetes-año). Antecedentes de hipertensión arterial en tratamiento con enalapril; obesidad mórbida con índice de masa corporal de 43 kg/m2; enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) moderada (FEV1/FVC 59, FEV1 56%) con disnea a pequeños esfuerzos, en tratamiento con broncodilatadores y corticoides inhalados y oxígeno domiciliario 16 h/día. Asimismo presentaba sintomatología compatible con síndrome de apnea-hipopnea del sueño, tratada con CPAP nocturna y síndrome ansioso-depresivo en tratamiento con benzodiazepinas. La paciente solicitó atención médica a domicilio por clínica de aumento de su disnea habitual, febrícula y tos con expectoración mucopurulenta, de tres días de evolución. Tras ser valorada se trasladó al hospital. A su llegada presentó una parada cardiorrespiratoria, que precisó intubación orotraqueal (IOT) y maniobras de reanimación cardiopulmonar avanzada durante 20 minutos. Una vez recuperada se trasladó a la unidad de cuidados intensivos (UCI), donde se mantuvo con ventilación mecánica bajo sedación, con buena adaptación al respirador, sin disminución de la saturación de oxígeno (SatO2 97%, FiO2 0,4, presión positiva al final de la espiración (PEEP) +3 cmH2O y con estabilidad hemodinámica sin necesidad de fármacos vasoactivos. En la 517