pdf Desarrollo psicológico del espectador niño contemporáneo, de

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DESARROLLO PSICOLÓGICO DEL ESPECTADOR
NIÑO CONTEMPORÁNEO, DE 8 A 10 AÑOS.
DRAMATURGIA PARA LA INFANCIA.
(Extracto de la Ponencia de Chak-Azizoz)
Presidente General de la A.S.S.I.T.E.J.
En todo el mundo, el teatro para la infancia adquiere siempre la mayor importancia. En la sede de la UNESCO, en la primavera de 1970, se habló por primera vez del problema del teatro para niños. En algunos países -Méjico, Brasil
Suecia, Holanda, Dinamarca, URSS, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria, Alemania Occ, Yugoeslavia- el teatro para los niños goza del apoyo del Estado
y su actividad es reconocida como asunto estatal. En otros -USA, Gran Bretaña, Francia, Italia, España- está en manos de la iniciativa privada.
La cantidad de componentes dramáticos para la infancia ha crecido enormemente en los últimos años. Crecido por la cantidad de traducciones, por la
asistencia de la A.S.S.I.T.E.J. con la posibilidad de conocer e intercambiar trabajos teatrales -escritos representados- en los varios países adheridos, y del
contacto directo que mantiene entre los que se ocupan del teatro para la infancia intercambiando noticias y experiencias.
Pasando al examen del trabajo teatral propuesto en el mundo para los niños
de los 8 a los 10 años se constata lo que sigue:
Un lugar importante lo ocupa, todavía, en el mundo la comedia-fábula. Fenómeno muy comprensible, porque la alegoría fabulesca y folklórica permiten
al teatro introducir al niño en el complejo mundo de las relaciones humanas.
La,fábula,afirman psicólogos y filólogos,contiene la justa proporción de las
ideas y de los sentimientos concretos y vitalmente necesarios por una parte y,
por la otra, de los del mito. El mundo es presentado algo así a como lo imagina el niño; los acontecimientos están concentrados, condensados, hiperbolizados, y esta "super-concentración" representa el estado natural del espíritu, del
pensamiento, de la percepción del mundo por parte del niño.
(Se observa a menudo una interpretación demasiado moderna que expone acentos y les orienta también hacia los valores morales y sociales de hoy).
Sería muy interesante un estudio comparativo de las fábulas
relacionándolas en varios países.
tradicionales
En los últimos años gana un puesto importante la fábula que, ambientada
en la actualidad, se sale de la realidad de hoy, y su elemento fantástico se mezcla con la realidad contemporánea.
Esta nueva interpretación de la fábula fantástica se apoya en la existencia
indestructible de la psicología infantil que ve la realidad a través del cristal má_
gico de la poesía y de la imaginación.
Otro punto a señalar es que, en la fábula, el elemento "mágico " como solución de alguna situación viene siempre suplantado por el elemento humano,
por el hombre que triunfa combatiendo contra el mal en una exaltación de la
amistad, de la recíproca ayuda, de la confianza en la posibilidad de la inteligencia buena y del corazón inteligente.
A sí,en los dos tipos de fábula, los personajes tienden a asumir, incluso en
vestidos y situaciones, a los tiempos de "érase una vez... " Un carácter moderno, con modernidad de lenguaje y de una mayor consciencia de tener que ser
activo, de participar en y sobre la realidad.
Es de preocupar el hecho de algunos autores que exageran, tal vez, la tendencia, actualmente, de moda de autoenmascaramiento, y la actitud irónica y excéptica del autor, el continuo "guiño de ojos" al espectador niño como para
decirle que se trata solamente de una fantasía y que "no va en serio". Todo
ello es un grave error, sobre todo, porque no corresponde a la psicología del
niño y porque es un evidente contraste con la percepción natural de los pequeños.
Excepticismo e indiferencia no son propios del niño de 8 a 10 años y no
se les debe inculcar. El niño cree, debe creer absolutamente y sinceramente
en la fábula, identificarse con el personaje. Tener presente esto, significa abrir
la llave del corazón y de la mente del niño.
Indiscutible y del todo evidente es hoy la más rápida "maduración" de los
jóvenes -hoy, a los 8 a 10 años, leen libros que sus padres leían a los 11 y 13-.
Contribuyen a esta precoz maduración el mayor contacto con los adultos a
través de la televisión, la lectura de los periódicos y un incrustamiento con la
realidad.
Hoy, el niño de 10 años vive en la era atómica y la fábula por si sólo no le
satisface. Es necesario acoplar el repertorio disponible y comprobar que cosas,
además de la fábula, irian bien al niño de 8 a 10 años.
Escribir para los niños de 10 años es muy difícil porque hoy, el niño de es_
ta edad está a punto de entrar en la adolescencia. Es la edad más difícil, la
edad ingrata en la cual, las "grandes cosas " se alternan con la desesperación
debida a la imposibilidad de hacer también las más pequeñas. Es ¡a edad de la
lucha consigo mismo, con los coetáneos, con los adultos, para afirmarse en el
propio "yo".
Para este particular tipo de espectadores en el principio de la adolescencia,
se ha comprobado que, los más adecuados, son aquellos temas cuyos protagonistas responden a un niño que vive en la realidad de los adultos (adaptaciones de Ton Sawer, de Oliver Twist). La dificultad de meter a un niño en la escena responde a la segunda solución aceptada por este público particular: la
aventura (adaptación de "La isla del tesoro" o de otros libros del género de
aventuras.
Otro campo, completamente nuevo, que ha ofrecido pruebas convincentes,
es el de las biografías de personajes ilustre s.Al niño le gusta ver en el escenario a
un hombre que ha hecho algo, una personalidad integra, un triunfador, un be
nemérito de la humanidad (tendencia del niño, incluso en la vida, hacia el que
es más sólido, más fuerte, más famoso que él).
Reclama atención el tanto por ciento excesivamente bajo de los trabajos
teatrales de carácter ciencia-ficción desproporcionada al interés colosal del niño lector y espectador por la lectura fantástica. Probablemente el fenómeno
es debido, no tanto a la dificultad escénica como a la de carácter filosófico e
intelectual del mismo género.
Un problema complicadísimo representa la creación de trabajos teatrales
para la infancia ambientados en la realidad de hoy, cuantitativa y cualitativamente, la situación es desoladora. Los únicos intentos interesantes se han hecho en Italia. Es característico, sin embargo, la difusión extraordinaria de las
comedias musicales que responden al máximo a los gustos y a las posibilidades
de percepción estética propia de los espectadores de 8 a 11 años.
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