mente antimetafísico y naturalista de Spinoza va unido con un

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ITA}{S ICELSEN
mente antimetafísico y naturalista de Spinozava unido
con un marcado afecto por el principio democrático ;
mientras que Leibnitzrmetaffsico par ercellence,defiende la Monarquía. La actitud equivoca de Kant en
la cuestióncardinal no permite determinar univocamente su sistema,ni en lo político ni lo filosófico ; lo único
que puede afirmarse es que, en tanto que combate a
la Metafísica, simpatiza con el ideal democráticode la
revolución. Más claridad resplandeceen Hegel, el gran
metafísicode los alemanes; no es sólo el filósofo del espiritu absoluto,lo estambién de la Monarquiaabsoluta.
"-".bDel espiritu de estafilosofía provieneel célebrelema:
< autoridad, no mayorla r. Y, en efecto, si se c.reeen
la existencia de lo absoluto- de lo absolutamente
bueno, en primer término -, ¿ puedehaber nada más
absurdo que provocar una votación para que decida la
mayoría sobre eseabsoluto en que se cree? Frente a la
autoridad de este sumo hien no puedehaber más que
la obedienciaciegay reverentepara con aquel que, por
poseerlo,lo conocey lo quiere; si bien es verdad que
esta obediencia presupone la creencia igualmente incondicionadade que la personaautoritaria del caudillo
se halla en posesióndel bien sumo, cuyo conocimiento
está vedadoa la gran masade los dirigidos.
Pero si se declaraque la verdad y los valoresabsolutos son inaccesiblesal conocimientohumano, ha de
posibleal menosno sólo la propia opinión
considerarse
sino también la ajena y aun Ia contraria. Por eso,la
concepciónfilosófica que presuponela democraciaes
el relativismo. La democraciaconcedeigual estima a
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la voluntad política de cada uno, porque todas las opiniones y doctrinas politicas son iguales para ella, por
lo cual les concedeidéntica posibilidad de manifestarse
y de conquistar las inteligenciasy voluntadeshumanas
en régimen de libre concurrencia.Tal es la razón del
carácter democráticodel procedimiento üaléctico de la
discusión,con el quefuncionanlosP&rlams¡1s.y Asambleas populares.Por eso mismo, el poder mayoritari<r
de la democraciano es posiblesin una minoría oposicionista a la que ineludiblementeha de proteger. Y por
eso también, la política democrática es transaccional,
del mismo modo que el relativismo tiende a procurar la
compensaciónde los puntos de vista contrapuestos,
ninguno de los cualespuedeaceptar integramentey sin
reservas,y con negación completa del otro.
La relatividad del valor de cualquier fe politica, la
imposibilidad de que ningún programa o ideal politico
pretenda validez absoluta (pesea la desinteresadadedicación subjetiva y la firme convicciónpersonalde quien
lo profesa), inducen imperiosamentea renunciar al absolutismo en politica: sea el absolutismode un monarca, de una casta sacerdotal,aristocrática o guerrera,
de una claseo de cualquier grupo privilegiado.
Quien en su voluntad y actuaeionespolíticas puede
invocar la inspiración divina, el apoyo sobrenatural,
puedetener el derechode cerrar su oÍdo alavr¡z de los
hombres,y de imponer su voluntad - que es la del
sumo bien - a un mundo de descreidosy de ciegos
- porque quierende otro modo-. Tal es el punto de
vista de las autocraciaspor la gracia de Dios, que en el
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TTANS KELSEN
siglo xrx fue el blanco de los ataques de cuan
lucharon por la libertad espiritual, por una cienciali
de dogmas, fundada únicamente en la razón hu
y en la duda crítica; en uua palabra, de cuantos h¡
charon por la democracia,pues quien no se apoya más
que en la verdacl humana y sólo orienta las finalidades
sociales con arreglo al conocimiento humano, no puede
justificar la coacción (imprescindible para su realización) de otro modo que por el asentimiento de la mayorÍa, al menos, de aquellos en beneficio de los cuales
ha de redundar el orden coactivo. Y éste ha de proteger
el derecho de la minoria, para que en todo momento
pueda convertirse por si misma en mayoría.
Tal es el sentidoauténticode aquel sistemapolÍtico
que llamamosdemocracia,y que no puedeoponerseal
absolutismoen politica, sino por ser expresióndel relativismo político.
En el capítulo XVIII del Evangelio de San Juan
se describeun episodiode la vida de Jesus.El relato
sencillo, pero lapidario en su ingenuidad,pertenecea
lo más grandiosoque haya producidola literatura universal, y, sin intentarlo, simboliza de modo dramático el relativismo y la democracia.Es en el tiempo de
la Pascua, cuando Jesús, acusado de titularse hijo
de Dios y rey de los judíos, compareceante Pilato, el
gobernador romano. Pilato pregunta irónicamente a
aquel que ante los ojos de un romano sólo podia ser
un pobre loco : t ¿ Eres trl, pues,el rey de los judíos ? >
Y Jesrlscontesta con profunda convicción e íluminado
por su misión divina : r Tr1lo has dicho-Yo soy un rey,
ÉoRMA DE ds?aDo v rt¡-osorfe
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do y venido al mundo para dar testimonio de la
Todo el que siga a la verdad oye mi voz. r
toncesPilato, aquel hombre de cultura vieja, ago, y por esto escéptica,vuelve a preguntar: a¿ Qué
la verdad ? I Y como no sabe lo que es la verdad, y
romano está acostumbradoa pensar democrámente, se dirige al pueblo y celebraun plebiscito.
n el Evangelio, se presentóante los judios, y les
o: <rNo encuentroculpa en é1.Pero escostumbreque
la Pascua dé libertad a un reo. ¿ Queréis, pues,
deje libre al rey de los judíos ? r -_ El plebiscitofue
io a Jesrls-. Gritandocontestarontodos: (¡No
é1,sino a Barrabás!.r
El cronista añade: < Barrabás era un malhechor.r
Tal vez los partidarios de la autocraciaobjetarán
que precisamenteeste ejemplo dice más en contra que
en favor de la democracia.Objecióndigna de respeto,
si bien con una condición: Que ellos por su parte se
hallen tan convencidosde su verdad politíca - dispuestossi fuese preciso a sellarla con sangre* como
lo estaba de Ia suya el Hijo de Dios.
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