La importancia del orden Antonio José Sánchez En Química orgánica, una de las moléculas que se suelen enseñar en primer lugar es el metano, cuya fórmula molecular es CH4 (que, además, es el principal componente del gas natural). Espacialmente, esta molécula tiene forma de tetraedro, en donde el C ocupa la posición central y los H los vértices de dicho tetraedro. A la hora de dibujar esta configuración espacial, la notación desarrollada por los químicos recibe el nombre de “cuña”. Ésta consiste en poner la molécula en el plano del papel y representar los enlaces que saldrían hacia delante por medio de una cuña de color negro, mientras que los enlaces que van por detrás del papel se dibujan con un cuña de trazo discontinuo. Así, el metano quedaría con esta representación del siguiente modo En el plano del papel Por detrás del papel Hacia el lector Sin embargo, el punto central al que queremos hacer mención es el concepto de quiralidad. En el caso del metano, hemos visto que el C está enlazado a cuatro hidrógenos. No obstante, puede darse el caso que los cuatro átomos (mejor llamados sustituyentes), pueden ser distintos. En este caso, el C pasa a denominarse quiral. La propiedad más interesante de los compuestos que presentan un átomo de C quiral es que son capaces de desviar la dirección de propagación de un rayo de luz que se haga incidir sobre ellos. Así, si lo desvía hacia la derecha, el compuesto recibe el nombre de dextrógiro, mientras que si lo desvía hacia la izquierda, se dice que el levógiro. El primer químico al que se le atribuye la observación de este fenómeno es a Louis Pasteur, que realizó sus estudios sobre los depósitos de ácido tartárico obtenidos en las cubas de vino. Como puede comprobarse, en los dos átomos de C intermedios, entre los grupos carboxilo de los extremos, los cuatro sustituyentes son diferentes Ácido tartárico Como resultado del concepto de quiralidad, el compuesto que tenga un C quiral puede presentar dos esteroisómeros, es decir, un compuesto que tiene la misma fórmula molecular, propiedades físicas y químicas, pero que se diferencia en la distribución, en este caso, de alguno de los sustituyentes de un C quiral. La nomenclatura que se debe seguir para nombrar ambos isómeros es la de utilizar las letras “r” y “s”, aunque no es objetivo de este artículo mencionar cómo se asignan ambas letras. La importancia de los carbonos quirales es de especial importancia a la hora, por ejemplo, de sintetizar un fármaco, que suelen ser en su mayoría compuestos orgánicos de fórmulas muy complejas. Por poner un ejemplo, mencionar a uno de los medicamentos que más tradición ha tenido en España (para luchar contra el paludismo) y que está presente en el agua tónica, siendo responsable de su sabor amargo: la quinina (Por hacer un poco de justicia con nuestra historia, los efectos beneficiosos de la quinina fueron comunicados a la sociedad occidental por la Condesa de Chinchón, mujer del virrey de España en Perú para el año 1638, quien observó que los nativos utilizaban la corteza del quino como remedio contra la fiebre. De ahí, que en honor a esta observación, a la quinina se le llame también chinchona) Molécula de Quinina Analizando la molécula de quinina, podemos observar que tiene cuatro átomos quirales. Cuál es el motivo por el que la quiralidad es importante para los medicamentos. La razón se encuentra en que nuestro organismo no es capaz de tolerar todos los posibles isómeros. En ocasiones, un medicamento con un solo carbono quiral cambiado en su disposición puede hacer que ese medicamento pierda todas sus propiedades beneficiosas. Por desgracia, este cambio es el responsable de uno de los casos más tristes en donde un medicamento, lejos de tener beneficios para la salud, trajo el efecto contrario. Se trata del caso de la talidomida. Talidomida Este medicamento fue prescrito a la mujeres embarazadas para evitar las nauseas de los primeros meses del embarazo. Sin embarco, el carbono marcado como un punto rojo en la figura antecedente, es de tipo quiral, por lo que existen dos posibles isómeros. El isómero R sí tenía la virtud antes mencionada. Sin embargo, el isómero S provocaba malformaciones en el feto (concretamente, el acortamiento de las extremidades). A partir de entonces, el control de la quiralidad se ha hecho obligatoria, y existen profesionales especializados en cómo sintetizar moléculas con los carbonos quirales dispuestos adecuadamente (lo cual, sea dicho, es en ocasiones un trabajo muy complicado, pues hay medicamentos con más de 10 ó 20 centros quirales) Sin embargo, para terminar con una aplicación más alegre de la quiralidad, tenemos el caso del compuesto responsable del aroma de los limones y de las naranjas: el limoneno. Como podemos intuir, es una molécula con un carbono quiral. La curiosidad está en que un isómero es el responsable del olor típico de las naranjas y limones, mientras que el otro isómero tiene ¡aroma a pino! A continuación se muestra la fórmula, en la cual, con el modelo del cuñas del que hemos hablado al principio, podemos ver cómo en el isómero R el sustituyente iría por detrás del plano del papel mientras que en el isómero S saldría hacia delante.