El docente ante los retos educativos del siglo XXI

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Ensayos
Pampedia, No. 2, enero-junio 2006
El docente ante los retos educativos del siglo
XXI
Griselda Vélez Chablé
1. Introducción
El avance científico, el desarrollo del conocimiento
en general, propicia, entre otros, cambios
económicos, culturales, educativos; como
consecuencia de esto, las instancias que se ven
afectadas o modificadas deben responder con las
mejores herramientas para enfrentar esos avances y
modificaciones que afectan su comportamiento y que,
en algunos casos, representan retos a superar.
Además, los avances tecnológicos y de la información han influido en las transformaciones de los
paradigmas de la producción, así «el cambiante
mundo de la economía y del trabajo pone énfasis en
controlar y elevar la calidad de la producción y de
las mercancías, lo cual requiere aumentar la productividad de los recursos humanos involucrados»
(Huerta, Pérez y Castellanos, 2003: 1).
Aunada a la producción, la globalización ha
destacado otro elemento que impulsa el desarrollo
de los países: la competitividad, siendo ésta el
paradigma que guía el logro de los avances en la
actual economía.
Los referidos cambios demandan mayor calidad,
flexibilidad y adaptación de la educación y formación
de recursos humanos a las nuevas condiciones de la
economía y la sociedad.
Lo anterior permite reconocer que las instituciones educativas, y de manera especial las que
imparten educación superior, deben participar en la
formación de recursos humanos capaces de enfrentarse a los actuales cambios y responder así a las
exigencias del mercado laboral y necesidades de la
sociedad. Al respecto, la UNESCO destaca la importancia de que «las nuevas generaciones deberán estar
preparadas con nuevas competencias y nuevos
conocimientos e ideales» para la construcción del
futuro (UNESCO, 1998: 114).
En la Conferencia Mundial sobre la Educación
Superior de 1998, efectuada en París, sede de la
UNESCO, se expresó que es necesario «propiciar el
aprendizaje permanente y la construcción de las
competencias adecuadas para contribuir al
desarrollo cultural, social y económico de la
sociedad» (Ibidem, 1998: 120).
En México, el Plan Nacional de Desarrollo 2001
– 2006 dice al respecto que se «promoverá una
educación superior de buena calidad que forme
profesionistas, especialistas y profesores
investigadores capaces de aplicar, innovar y transmitir
conocimientos actuales académicamente pertinentes
y socialmente relevantes en las distintas áreas y
disciplinas» (PNE, 2001: 203).
A partir de las consideraciones anteriores se han
generado políticas educativas acordes con las
transformaciones que actualmente se están dando en
la sociedad contemporánea. Esto implica un cambio
tanto en la concepción del alumno como del docente
y, por lo tanto, de las formas de abordar el contenido
escolar. En el caso de los docentes, éstos requieren
de una formación que les permita, con mejores
herramientas y conocimientos, atender las
transformaciones contemporáneas para ofrecer
servicios de calidad que trasciendan en la formación
de sus estudiantes.
Para responder a las actuales transformaciones
educativas y retos por alcanzar, el docente interesado
debe actualizarse, formarse y capacitarse en los
soportes teóricos que actualmente predominan en los
currícula universitarios, mismos que a su vez originan
el ejercicio de roles diferentes a los desempeñados
en las décadas anteriores, tanto de los estudiantes
como de los docentes; asimismo, las formas de la
organización y estructura curricular se han flexibilizado
de tal manera que habrá que adaptarse a las mismas
con elementos acordes que permitan ofrecer mejores
niveles de calidad en la formación educativa.
En nuestro país, la búsqueda de calidad en la
educación ha propiciado la entrada de modelos
educativos cuya finalidad primordial es la adquisición
y desarrollo de competencias necesarias para
responder al campo laboral. Las transformaciones
del conocimiento y de la economía han sido en la
actualidad los principales elementos que han
demarcado la necesidad de mejorar la eficiencia, la
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calidad y la pertinencia de la educación, pero también
para revalorar la función educativa de las instituciones
e incorporar, entre otros elementos, las competencias,
la flexibilidad y la certificación, de tal forma que se
garantice el reconocimiento social a la formación
profesional y a las habilidades de desempeño que
de ella se desprenden.
2. Retos y demandas para la educación en la
actualidad
Ante los actuales retos, la educación mexicana ha
implementado modelos educativos basados en competencias que tienen como objetivo principal «dar
respuesta a los nuevos requisitos que demanda el
mundo actual, por lo que sugiere que la educación
debe ser más flexible, abierta y más asociada con el
sector productivo y con el entorno en que el individuo
vive y se desarrolla. Siendo una de sus características
la flexibilidad, ésta le permite a la educación basada
en competencias, convivir con algunas estructuras del
modelo educativo tradicional que aún le sirven al sector
productivo» (González y Deschamps, 2003: 2).
En el trabajo realizado por investigadores del
Consejo Mexicano de Investigación Educativa A. C.
(COMIE) sobre «La investigación curricular en México.
La década de los noventa», se aprecia cómo las
transformaciones educativas se manifiestan a partir
de proyectos educativos que deben incorporar
aspectos relacionados con otras esferas del saber
como es el ámbito del trabajo; al respecto indican
que, por un lado, los conceptos de «flexibilidad curricular» y «educación por competencias» proceden
del mundo del trabajo y se han incorporado al campo
curricular en donde han tenido desarrollos propios,
y por otro, indican que las propuestas de flexibilidad
y competencias han sido formuladas por los
responsables de políticas educativas institucionales.
«Así, su incorporación y evolución obedeció a una
exigencia práctica, primero los responsables de la
política institucional establecieron planes de desarrollo
orientados hacia estas estrategias y, en segundo
momento, los especialistas en currículo se vieron en
la necesidad de generar estrategias, técnicas,
propuestas metodológicas, delimitaciones
conceptuales con la finalidad de llevar al terreno de
la práctica curricular las propuestas de flexibilización
curricular y educación por competencias» (Díaz
Barriga, 2003: 48).
La formación de los docentes en las tendencias
educativas predominantes es fundamental para que
ellos cuenten con las herramientas necesarias para
enfrentar, a través de su práctica profesional, los
compromisos institucionales y curriculares que
demandan dichas tendencias. En este sentido, es
importante la capacitación, formación y actualización
del docente en los aspectos relacionados con la
flexibilidad curricular, las competencias educativas,
los sustentos teóricos y metodológicos de los planes
y programas de estudio; para ello, las instituciones
educativas deben promover también en él su
formación en los ámbitos pedagógicos y didácticos
que le permitan traducirlas en competencias para la
formación de sus estudiantes.
Al respecto, es importante destacar lo mencionado por Huerta, Pérez y Castellanos (2003) en
el sentido de que los docentes deben estar formándose y desarrollando competencias como los conocimientos, habilidades y actitudes para promover la
educación de calidad que tanto enfatizan los
diferentes organismos que hablan de educación,
como es el caso de la Secretaria de Educación
Pública, la cual, en su discurso sobre el enfoque de
la educación basada en competencias, pronuncia
que «los docentes eduquen, guíen y evalúen, pero
también que demuestren su capacidad de desarrollarse, de participar en la modernización de la
escuela dirigente y receptiva al cambio. No sólo debe
facilitar el aprendizaje, sino también favorecer la
formación del ciudadano y su integración activa en
la sociedad, desarrollar la curiosidad, el pensamiento
crítico y la creatividad, la iniciativa y la
autodeterminación» (SEP, 1998: 11-12).
Estas tendencias en la educación se sustentan
también en soportes teóricos que el docente debe
conocer y manejar para realizar su práctica educativa.
3. Tendencias educativas que influyen el
quehacer docente
Las tendencias educativas que más han influido en
la educación formal son:
El docente ante los retos educativos del siglo XXI
En la década de los setenta, destaca el
conductismo expresado a través de la tecnología
educativa para el diseño de planes (y programas de
estudio). En esta tendencia, la medición juega un
papel central, la planeación se realiza en base a
objetivos, la investigación es de corte positivista, el
uso de tests y de pruebas estandarizadas son
recursos fundamentales que deben ir acompañados
de eficiencia en el manejo de técnicas e instrumentos.
Hacia la década de los ochenta, se tratan de rescatar las tendencias críticas para superar los excesos
en los que se cayó con la tecnología educativa; para
ello se buscó, a través de la reflexión y el análisis,
crear situaciones en las que el estudiante reflexione
su propia formación y se responsabilice y
comprometa consigo mismo, quedando al docente
el crear estrategias didácticas para propiciar en el
alumno reflexión, el análisis y la creatividad como
aspectos medulares.
En el tiempo actual y tomando como referencia
la conferencia: «Dos reflexiones en torno al
constructivismo», el Dr. Jaime Melchor Aguilar1
destacó que se oficializó al constructivismo como
la tendencia para la educación superior. Los
principales autores que explican esta teoría son:
Piaget, Vigotsky,Ausubel y Brunner.
De Piaget, el conferencista indica que a éste le
interesa explicar el conocimiento en los seres humanos a través de una base biológica y mediante las
categorías de asimilación, acomodación y adaptación. Otras categorías de Piaget son los estadios
de desarrollo, en donde el más importante es el desarrollo del pensamiento simbólico. Destaca que, por
la forma en que se da la educación básica, no se
logra este estado y que en el bachillerato y la licenciatura no siempre se da, por lo que se debe tender a
desarrollarlo, tomando en cuenta que Piaget sostiene
que el conocimiento se logra a través de la acción.
Respecto a Vigotsky, dice que su teoría no es
una explicación tan profunda como la de Piaget, pero
destacan de ella las categorías siguientes: Zona de
1
Conferencia dictada el día 27 de septiembre 2004 en la
Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana.
desarrollo próximo (los sujetos se desarrollan más si
tienen junto a otro más desarrollado). El maestro debe
propiciar el desarrollo de esos sujetos orientándolos
a conocer lo que no conocen y quieren conocer. Otra
categoría es la Constitución de la conciencia,
siendo la educación un proceso mediante el cual se
forman sujetos con determinadas características. En
relación con Brunner, destaca que su aportación más
valiosa es la categoría de Andamiaje, que en
Vigotsky equivale a la Zona de desarrollo próximo.
El constructivismo no es una concepción general o
universal, «es una perspectiva epistemológica desde la
cual se intenta explicar el desarrollo humano y que nos
sirve para comprender los procesos de aprendizaje, así
como las prácticas sociales, formales e informales
facilitadoras de los aprendizajes» (Ortega Rosario,
Alfonso Luque y Rosario Cubero, 1995: 2).
Por otra parte, Mariana Miras dice que el constructivismo es «la idea que mantiene que el individuo,
tanto en los aspectos cognitivos y sociales del
comportamiento como en los afectivos, no es un mero
producto del ambiente ni un simple resultado de sus
disposiciones internas, sino una construcción propia
que se va produciendo día con día como resultado
de la interacción entre esos dos factores. Asimismo,
el conocimiento no es una copia de la realidad, sino
una construcción del ser humano» (1993: 20).
Luque, Ortega y Cubero (1995:4) destacan dos
supuestos complementarios centrales en las concepciones constructivistas:
1. La actividad del sujeto está en función de su
organización cognitiva.
2. El cambio en la organización cognitiva del
sujeto está en función de su actividad.
4. Situaciones en las que son recomendables
De acuerdo con estos mismos autores (1995:5), «una
concepción constructivista del aprendizaje y de la
enseñanza escolar se justifica si puede contribuir a
resolver los problemas que se observan en el aula.
Sobre todo si sirve para capacitar al profesorado en
el manejo de los recursos que le permitan comprender y afrontar sin angustias ni frustraciones los
problemas prácticos que surgen en la enseñanza en
las instituciones educativas»; partiendo de esta
afirmación se entiende que las concepciones construc
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tivistas no dan respuesta a todos los problemas que
puedan surgir en la práctica educativa, pero sí
dependen del vínculo que los sujetos hagan entre lo
teórico y lo práctico y en el esfuerzo por manejar y
utilizar el conocimiento. Por tanto, si el constructivismo
es la tendencia predominante en el ámbito educativo,
el docente debe estudiarlo y llevarlo a la práctica de
tal forma que su participación contribuya al logro de
los objetivos curriculares e institucionales.
4.1 Habilidades y competencias de docentes y
alumnos
Partiendo del enfoque constructivista, los papeles a
desempeñar en términos generales, tanto por el
docente como por los alumnos, son los siguientes:
• El estudiante es el protagonista de su propio
aprendizaje, él construye sus conocimientos.
• Se deben tener en cuenta los conocimientos
previos (conceptos, representaciones,
conocimientos, experiencias).
• Los conocimientos deben ser relevantes
favoreciendo la relación entre ciencia, técnica y
organización.
• El aprendizaje consiste en la modificación de
los esquemas mentales de los estudiantes.
• El aprendizaje significativo conlleva a la
interiorización de actitudes y la aceptación de
nuevos valores.
• Las fuentes de aprendizaje son múltiples y
variadas, no dependen del profesor. Adquieren
particular interés los trabajos de grupos, la
formulación de hipótesis, el diseño de experiencias
y la evaluación de resultados (Ofelia Ángeles,
2003: 16).
Para ello, esta autora nos dice: «la necesidad de
construir conocimientos, supone una inversión mayor
de tiempo que la simple transmisión de información.
Esto supone la reestructuración de los programas
de formación» (2003: 16).
Las competencias del docente, desde la
perspectiva constructivista, se refieren a que debe
ser activo, reflexivo, que en su práctica educativa es
un mediador del conocimiento. Asimismo, los
aprendizajes son puntos de llegada que orientan las
acciones de profesores y alumnos, deben ser amplios
y apoyar a la tarea didáctica. También se debe
explicitar la intencionalidad y finalidad del acto
educativo, de modo que los contenidos son
determinados tanto por el maestro como por el
estudiante y promuevan la crítica, reflexión y análisis.
En el paradigma constructivista se hace énfasis en
los valores como los generadores de actitudes para
seguir aprendiendo y teniendo como finalidad la
socialización. Didácticamente, el contexto ya no se limita
al aula, sino a espacios dentro y fuera de ella.
El constructivismo promueve en la evaluación el
análisis del proceso de aprendizaje en su totalidad;
además se concentra en dos aspectos importantes:
el cualitativo y el cuantitativo, por lo que dicha
evaluación no se limita sólo a valorar los
conocimientos, sino que además integra habilidades
Políticas educativas
Práctica dicente
Sustento teórico
Docente
Alumno
Currículum escolar
El docente ante los retos educativos del siglo XXI
y valores, propiciando el desarrollo integral del
alumno.
Lo antes descrito puede representarse en el
esquema de la página anterior:
De acuerdo con su misión, las instituciones
educativas deben buscar continuamente mejores
niveles de calidad, por ello deben atender a los
cambios sociales, económicos y educativos de tal
forma que cuenten con elementos necesarios tanto
humanos como físicos para asumir los compromisos
de calidad, eficiencia y eficacia que la sociedad
requiere. Por lo tanto, es necesario tomar en cuenta
que:
• Los cambios económicos, científicos,
tecnológicos, culturales, influyen en los contextos
de la educación; por consiguiente, las instituciones
educativas deben plantearse estrategias mediante
sus planes y programas de estudio para ofrecer
educación de calidad que permita a sus egresados
contar con las habilidades necesarias para
atender el mundo globalizado que en la actualidad
nos rige.
• Los docentes de los diversos niveles educativos
deberán contar con programas de formación que
les permita desarrollar competencias para las
nuevas propuestas curriculares de tal forma que
contribuyan, a través de su práctica, al logro de
los niveles de calidad que la sociedad reclama.
• El papel a desempeñar por los profesores en la
actualidad no es fácil ya que rompe con los
papeles tradicionales en donde ha sido el centro
de la relación educativa y ahora pasa a realizar el
papel de orientador, guía, coordinador de la
actividad educativa en la que el alumno es el
principal agente educativo.
• Del alumno se requiere un compromiso mayor
ya que es el responsable de su formación,
haciendo uso de sus recursos y habilidades
personales, lo cual debe permitirle reflexionar
sobre lo que aprende, cómo lo aprende y de qué
forma puede emplear su aprendizaje.
• Dentro de las corrientes teóricas que
actualmente influyen en el ámbito educativo, se
ha priorizado la propuesta constructivista, que
destaca el aprendizaje significativo y por
consiguiente el empleo de competencias
personales.
• Los currícula educativos deben, además de
sustentarse en el constructivismo, estar diseñados
bajo el esquema de competencias.
Bibliografía
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