La mano más grande. “Seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:18-21) Cierto día una niña paseaba con su padre por un centro comercial y pasaron frente a una mega caramelera. Tú sabes, esos lugares que están repletos de caramelos y dulces de todos los colores, sabores y tamaños que te puedas imaginar. Grandes frascos de golosinas estaban abiertos a disposición de quien desee llenar su bolsa con ellos para pagar según el pesaje al salir. Los ojitos de la pequeña saltaron de sus órbitas hasta que hizo la típica pegunta infantil en esos lugares: “Papi, cómprame caramelos.” “Por supuesto , respondió el padre. “Mete tu mano en el que desees y saca cuantos logres atrapar.” La niña pensó por unos instantes, eligió el frasco, pero antes de meter su manito dijo a su padre: “No, papá. Mejor mete tú la mano.” “¿Por qué hija, de qué tienes miedo?” “No es miedo, papá, es que tú tienes la mano más grande y sacarás más para mí.” Creo de eso se trata la vida de dependencia que Dios quiere formar en cada uno de sus hijos. Su mano de gracia es mucho más grande que la nuestra. Cuando la vida atraviesa una crisis de fe retiramos la mano de Dios y nos hacemos cargo nosotros de nuestras necesidades. Así, nuestras cosechas son mezquinas y vivimos en la pobreza, más no la vida abundante. Pensamos que podemos cuidarnos mucho mejor solitos. O hacemos proyectos mediocres basados en cálculo humanos. Nuestras oraciones se desarrollan en el plano de lo humanamente posible y reducimos a Dios a nuestra medida, pequeño y débil. ¡Él quiere bendecirte! ¿Cuándo lo entenderás?... A Él le agrada hacer regalos y mimar a sus hijos, es todo un Padre con mayúsculas, no lo olvides. Confía y deja que Él haga lo que es correcto y Él superará tus expectativas más grandes. De seguro que para aprender esta lección de la dependencia Dios te hará atravesar dificultades, dudas y temores. Él te expondrá a situaciones que escapen de tus posibilidades y se te salgan de las manos. Es entonces cuando debes confiar y dejar que las manos más grandes se hagan cargo para disponerte a disfrutar de sus bondades P.M