Investigación del conocimiento humano; David Hume

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HUME; Investigación sobre el conocimiento humano
Primera sección: De las distintas clases de filosofía
La filosofía moral puede tratarse de dos maneras diferentes:
• La primera, que considera al hombre como nacido para la acción y como influido en sus actos por el
sentimiento..., intentando alcanzar objetivos. El mayor objetivo es la virtud.
• La segunda manera considera al hombre como un ser racional más que activo, que se interesa más por
su entendimiento que por su conducta aquí, el hombre no se rinde por nada e intenta llegar hasta al
final. Esta manera es totalmente diferente a la anterior.
La filosofía fácil y asequible es la que se utiliza en la mayor parte de la humanidad, es además, para muchos,
la más agradable ya que es más útil y es la que se acerca más a la vida cotidiana (sentimientos...).
Es en la filosofía fácil donde se encuentra la fama más duradera. La fama de Cicerón está en la actualidad, la
de Aristóteles está decayendo y cuando Locke esté olvidado será Addison quien alcance la fama...
El filósofo simple vive alejado del contacto de la humanidad pero el no es más que un simple filósofo es aún
más despreciado por el carácter que ambos adoptan hacia la sociedad. Hume concluye que el carácter perfecto
ha de tener los mismos gustos para los libros que para la vida social. Para llegar a esta filosofía correcta es útil
los ensayos de estilo y los desarrollos sencillos que no se aparten de la vida cotidiana, es decir, que se sea una
persona culta e inteligente con sentimientos para que todo esto, en conjunto, se pueda aplicar a la vida, de esta
manera la virtud resulta agradable.
El ser humano es un ser racional, recibe de la ciencia lo fundamental para sobrevivir, pero no puede vivir de la
ciencia, es decir, de lo que posee, porque por la misma razón que el hombre es racional también es un ser
sociable pero tampoco puede vivir de
ello. También es un ser activo pero su mente necesita relajarse, lo que ha hecho que tengamos una vida mixta,
que nos tengamos que adaptar a cada una de las necesidades de la vida. La naturaleza ha hecho unas leyes en
que no nos tenemos que profundizar en nada, o sea, que no tengamos que darle vuelta ni buscar por qués a las
cosas y que seamos filósofos pero a la vez hombres. Hume cree que si la humanidad prefiriera la filosofía fácil
(lo que según él dice la naturaleza), sería correcto que los hombres gozaran de sus sentimientos.
Hay una ventaja en la filosofía abstracta (la que estudia la metafísica), y es que sin ella, la filosofía fácil no
puede alcanzar exactitud en sus sentimientos, como por ejemplo un pintor que dibuja retratos, este pintor
necesita a un anatomista para tener que dibujar a un cuerpo. En conclusión, la filosofía fácil nos sirve para la
exactitud y para cuando se alcanza una curiosidad, que resulta ser satisfactorio; aun así, inevitablemente, se
puede caer en la certidumbre o en el error. La metafísica no es una ciencia, sino que surge que quiere penetrar
en temas inaccesibles.
La manera de eliminar el saber de algunas cuestiones difíciles y profundas se tiene que analizar la naturaleza
humana para llegar a saber que no está preparada para llegar a tales cuestiones.
Mucho sabios, filósofos..., han hecho teorías sobre el principio, de la tierra, del universo... teorías parecen
muy elegantes, de difícil comprensión, pero ¿quién dice que son ciertas? A Hume le parece bien que haya
personas no tengan limites entre las dos distintas clases de filosofía, pero difícilmente esta no−limitación se
consigue y, mejor para quien consiga profundizar, de manera sencilla, sobre las cuestiones abstrusas que sólo
han servido de trampa para el error y la falsedad.
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Segunda sección: Sobre el origen de las ideas
El hombre sabe diferenciar el calor excesivo del calor moderado y que es lo que se siente con un calor u otro.
Esta sensación la podemos anticipar en la imaginación de nuestra mente; estas facultades pueden imitar las
sensaciones de los sentidos pero no pueden alcanzar su experiencia inicial, además, la mente nos representa el
objeto de tal manera que parece que lo veamos, pero esta percepción se diferencia de las sensaciones:
El pensamiento más intenso es inferior a la sensación más débil.
Cuando pensamos en los sentimientos (estar enamorado...), el pensamiento nos los reproduce que casi parecen
reales pero nunca serán iguales a los sentimientos originales. Para poder diferenciar lo dicho no se necesita a
la ciencia ni a la metafísica.
A partir de aquí podemos distinguir dos clases dos clases de mente:
• Pensamientos o ideas: Son las menos fuertes. Cuando reflexionamos sobre las sensaciones
(percepciones menos intensas).
• Impresiones: Son las más fuertes. Sentir, querer, ver, odiar, querer... (percepciones más intensas).
Parece ser que nuestro pensamiento es ilimitado, pero simplemente lo que sucede es que se mezclan, se
aumentan... los materiales percibidos por los sentidos y la experiencia, como por ejemplo cuando imaginamos
una montaña de oro: oro y montaña, estas ideas provienen de la experiencia.
Para demostrar que las ideas son copias de las impresiones, Hume dice que hay dos maneras para demostrarlo:
• Cuando analizamos nuestras ideas concluimos que se resuelven en ideas tan simples como las
copiadas de un sentimiento.
• Si algún hombre padece de alguna discapacidad de sensación es incapaz de las ideas correspondientes
(un ciego no puede saber que son los colores, ni un sordo que es el sonido), esta discapacidad provoca
un hueco a la hora de percibir la impresione y por tanto no puede tener las mismas ideas, pero aún así
las seguirá teniendo, se pueden imaginar lo que son los
colores, el sonido... pero no van a ser falsas, de esta manera deducimos que es gracias a las impresiones que
tenemos ideas.
Sin embargo, el hecho de que sepamos distinguir entre los diferentes colores y sonidos es debido al
pensamiento, es lo único de real que tiene, son las ideas simples.
Las ideas abstractas son débiles y oscuras, la mente tiene un dominio escaso sobre ellas; en las impresiones
los limites se determinan más, ya que tiene fugacidad y vivacidad.
Al separar nuestras ideas vemos que provienen de las impresiones, pudiendo así no entrar en discusión alguna
sobre su naturaleza o realidad.
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