gdeladehesa 13 Sep 2016 17:58 1/2 PÓLOGO AL LIBRO “LOS EFECTOS DEL GASTO PÚBLICO SOBRE EL CRECIMIENTO ECONÓMICO. El CASO DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS. Guillermo de la Dehesa, Director del Instituto de Estudios Económicos de Galicia Pedro Barrié de la Maza Este libro de los profesores Caramés y Lago es un trabajo riguroso, sólido y coherente sobre algunos de los temas que más interés tienen para los políticos y para los gestores del sector público de una economía. ¿Hasta qué punto el mayor gasto público puede ayudar a una economía a crecer?.¿Cuál debe ser la mejor composición del gasto público y donde debe concentrarse para que el crecimiento sea mayor?. Son estas cuestiones de una transcendencia vital para cualquier país o región ya que los ingresos fiscales son, por definición, siempre escasos y una utilización ineficiente de los mismos puede tener unos efectos muy negativos para el crecimiento a largo plazo ya que hubieran tenido un mejor uso alternativo por los mismos contribuyente y porque reducen la competitividad de la economía de cara a un proceso de creciente globalización. De hecho el trabajo empírico realizado por Robert Barro y Xavier Sala i Martín muestra que el tamaño del gasto público en porcentaje del PIB tiene un efecto en forma de U invertida sobre el crecimiento a largo plazo. Al principio, conforme va aumentando, su efecto positivo sobre la productividad marginal del capital permite un mayor crecimiento, pero llega un momento en que su tamaño es tal que el efecto negativo de la distorsión de la introducción de mayores impuestos sobre la productividad marginal, después de impuestos, hace que este efecto sea mayor que el primero y reduzca claramente dicho crecimiento. Además, hay una parte del gasto público que no puede considerarse como un “Bien Público” sino como un aumento de la burocracia y del tamaño del Estado que impide el desarrollo empresarial y desplaza la inversión privada productiva. Es, por tanto, un tema de enorme dificultad y complejidad que hace muy difícil poder llegar a conclusiones muy determinantes. Se puede decir que existe hoy un amplio consenso en que el crecimiento a largo plazo de una economía depende de la acumulación de los factores de producción, es decir, del trabajo y del capital (físico y humano) y del progreso tecnológico. Lo importante es comprender que depende de las interrelaciones entre todos ellos y no de cada uno de ellos independientemente. La acumulación de trabajo solamente no es suficiente para conseguirlo a largo plazo ya que tiene rendimientos decrecientes, como muestran la larga historia de bajo crecimiento o estancamiento de la renta por habitante desde el siglo XI hasta el XVIII. La acumulación de capital físico si lo aumenta ya que aumenta la productividad de cada trabajador, pero sólo hasta un cierto punto, ya que también tiene rendimientos marginales decrecientes y lleva a lo que se llama un “estado estacionario”de crecimiento, como ha demostrado la experiencia de la Unión Soviética. La acumulación de capital humano también, por si sola, aumenta la tasa de crecimiento ya que, al tener los trabajadores mayor educación y formación, aumentan también su productividad, pero tampoco es suficiente ya que también tiene rendimientos decrecientes, en última instancia. Es decir, una mayor tasa de ahorro que permite una mayor tasa de acumulación de capital físico y humano tiende a aumentar permanentemente el “nivel” de la producción por trabajador pero no la “tasa” de la producción por trabajador. Esta es una distinción muy importante. Las nuevas teorías de “crecimiento endógeno de Robert Lucas y Paul Romer, muestran que, con un capital humano dado, el aumento del capital físico tendrá rendimientos decrecientes y que, con un capital físico dado, los aumentos de capital humano también lo tendrán. Lo importante es que ambos tipos de capital aumenten al mismo tiempo, de esa manera pueden llegar a conseguirse rendimientos crecientes para el conjunto del capital. gdeladehesa 13 Sep 2016 17:58 2/2 Pero estos rendimientos crecientes también tienen un límite dada una tasa de crecimiento del progreso tecnológico. Es decir que, además del aumento “en tamden” de ambos tipos de capital, uno a través de la inversión y otro a través de la educación y formación, es necesario que aumente, al mismo tiempo, el progreso tecnológico, a través de la inversión en investigación y desarrollo. Este, a su vez, necesita que la inversión en I+D tenga una alta tasa de fertilidad al conseguir una interacción eficiente entre la investigación básica y la aplicada, que haya un elevado nivel de cultura del “emprendimiento” y que los que invierten en ellas puedan apropiarse de sus resultados a través de la explotación de sus correspondientes patentes. Estos aspectos “institucionales, culturales y jurídicos” tienen también una importancia fundamental para conseguir, en conjunción con los anteriores, un aumento permanente del crecimiento a largo plazo. Dentro de este amplio consenso sobre los factores que determinan el crecimiento, el gasto público, nacional y regional, tanto en infraestructuras físicas, que por su indivisibilidad, tamaño y no rivalidad no pueden ser acometidas, salvo contadas excepciones, por el sector privado, como en educación y formación, en investigación básica y aplicada y en los procesos de localización de las actividades productivas pueden ayudar a aumentar la productividad de los trabajadores y la competitividad de la economía y, por tanto, a la eficiente conjunción de factores que inciden en el crecimiento a largo plazo. Los dos autores de este importante libro no sólo se plantean, con rigurosidad, todos estos aspectos teóricos, sino que hacen u repaso profundo de los estudios empíricos que se han realizado, tanto con un enfoque nacional como regional y, además, realizan un estudio muy original y meritorio sobre la incidencia directa del sector público sobre la producción privada de las regiones españolas, en el que se demuestra la importancia que tienen las infraestructuras públicas y, sobre todo, el capital humano, en el crecimiento regional, especialmente en las Comunidades Autónomas mas pobres. Finalmente, introducen un análisis de simulación, de gran interés, sobre el efecto que tienen los “saldos fiscales” interregionales sobre el crecimiento económico de cada región, que han permitido que se reduzca la divergencia de renta por habitante de las regiones españolas. Es decir, en sus contrastaciones empíricas, han estimado no sólo el efecto de la inversión pública en el crecimiento del conjunto de la economía nacional sino también la influencia del gasto público en la asignación regional de la misma, tanto por la vía del aumento de la productividad de los factores de producción como por la vía de los desplazamientos de la demanda. Felicito a ambos profesores por el excelente trabajo realizado y les animo a que continúen su investigación en la misma línea una vez que las estadísticas de las Comunidades Autónomas permitan profundizar, en mayor medida, en estos tipos de análisis tan importantes para la toma pública de decisiones en una economía tan necesitada de un mayor crecimiento como la de Galicia.