(SALUDO Y AGRADECIMIENTO POR LA INVITACION) En mi intervención de esta mañana, respondiendo a la solicitud de presentar aportes que ayuden a identificar prioridades conjuntas, me gustaría referirme, en primer lugar, aunque muy brevemente, a la evolución que se ha dado en materia de protección de los derechos de la niñez en el ámbito del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ello con el fin de identificar qué tipo de violaciones a los derechos de la niñez han llegado al sistema interamericano, el tipo de respuesta que se ha dado a estos casos, e identificar cuáles son los principales retos y desafíos existentes en el contexto regional actual en materia de protección de los derecho de las niñas, niños y adolescentes. Vinculado a lo anterior, también señalaré en mi presentación cuáles son las prioridades de trabajo que se ha fijado la Relatoría para los próximos años con los objetivos de: i) visibilizar los principales aspectos de preocupación en derechos de la niñez, ii) desarrollar estándares, y iii) formular recomendaciones concretas a los Estados en estos temas. Así mismo, a lo largo de mi intervención y al final de la misma realizaré algunas sugerencias y recomendaciones sobre cómo fortalecer la colaboración del Movimiento Mundial y las organizaciones de la sociedad civil con la Relatoría. Los derechos de las niñas, niños adolescentes han sido un tema de especial atención por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a través de los años y de los diferentes contextos sociopolíticos que se han dado en la región, y en particular, por la Relatoría sobre los Derechos de la niñez, a partir de su creación en 1998. En sus primeros años, durante los conflictos armados internos y dictaduras, la Comisión se refirió principalmente a las desapariciones forzadas, torturas, ejecuciones extrajudiciales y masacres de las que fueron víctimas los niños y niñas. En estos contextos, el principal desafío era la ausencia o debilidad de la institucionalidad democrática de los Estados, así como el hecho que en muchas oportunidades fueran los propios agentes estatales los perpetradores de las violaciones de derechos humanos. En este sentido, la Comisión estableció en múltiples oportunidades la obligación de los Estados de esclarecer la verdad, juzgar y sancionar a quienes resultasen responsables, y reparar adecuadamente a las víctimas. En años más recientes, ya en contextos democráticos y de Estado de Derecho, y a la luz de la entrada en vigor de la Convención sobre los Derechos del Niño y su ratificación casi universal, el Sistema Interamericano ha recibido un mayor número de denuncias y reclamos de violaciones a los derechos de la niñez que se refieren a una gama de derechos mucho más amplia que en el pasado. Entre ellos, por poner algunos ejemplos: el derecho a la educación, a la salud, a la nutrición, los derechos sexuales y reproductivos, el derecho a la familia, los derechos de los niños migrantes, los derechos de los niños indígenas, el derecho a la participación, el derecho de los niños al acceso a la justicia, entre otros. La Comisión ha establecido el concepto de “protección integral”, que también es utilizado por la Convención sobre los Derechos del Niño, y ha desarrollado estándares que garanticen este tipo de protección. Lo anterior se traduce en el sentido de establecer que las obligaciones de los Estados no se limitan a investigar eventuales violaciones a los derechos, a sancionar a los responsables, y a reparar a las víctimas, sino que, adicionalmente, la Comisión ha fijado cuales son las obligaciones concretas que tienen los Estados en materia de promoción de los derechos de los niños, de prevención de que estas violaciones no ocurran y de garantizar un efectivo ejercicio de los derechos en igualdad de condiciones para todos los niños y las niñas. Los deberes de los Estados de garantizar efectivamente la vigencia de los derechos, promoverlos, y prevenir de modo diligente cualquier violación a los mismos, ha llevado a que la Relatoría esté analizando en qué modo las legislaciones, las políticas públicas y las prácticas, así como las instituciones de los Estados de la región responden a estas obligaciones. En particular, como me referiré con más detalle posteriormente, la Relatoría está analizando los sistemas nacionales de promoción y protección de los derechos de la niñez y a su funcionamiento como mecanismo institucional destacado en la protección de la niñez. Pero antes, quisiera profundizar un poco en el análisis del contexto regional actual, subrayando dos aspectos destacados y principales: Por un lado, esta región es la más inequitativa y desigual en el mundo. A pesar que las cifras macroeconómicas arrojan cifras globales positivas, las oportunidades que el crecimiento económico y el desarrollo y las innovaciones en diversos campos ofrecen, no ha beneficiado a todos por igual. Un importante motivo de preocupación desde el punto de vista de los derechos humanos son las inequidades existentes en la región, la exclusión social, la discriminación y las limitaciones en el ejercicio de derechos y en el acceso a servicios básicos de un gran número de personas. Ello es además un motivo de preocupación por ser fuente de tensiones y conflictos sociales, y producir el surgimiento de respuestas represivas o de ampliación del ámbito de control social por parte de los Estados, así como de otras prácticas por parte de actores privados, que no están en concordancia con los derechos humanos. Este contexto de desigualdad y exclusión puede ubicarse sobre el territorio especialmente en las zonas rurales o de más difícil acceso, y en las zonas urbanas, en particular en las grandes ciudades que crecieron de modo no planificado con motivo de fuertes flujos migratorios de personas en búsqueda de mejores oportunidades de vida, o debido a contextos de violencia, que se produjeron en décadas pasadas y que siguen ocurriendo en la actualidad. La Comisión ha sido informada, por ejemplo, de cómo familias y comunidades enteras se están desplazando en México, desde zonas rurales o desde algunas ciudades donde operan los carteles, hacia el DF en búsqueda de mayor protección, lo cual a su vez genera nuevos desafíos en los barrios donde se asientan. Lo mismo se ha observado en otros países de la región, en particular en América Central y en Colombia. Otro ejemplo: la Relatoría ha visitado y dialogado con habitantes de las favelas de Rio sobre el contexto de violencia en el cual viven, la precariedad de los servicios públicos, la limitada presencia de las instituciones del Estado en sus comunidades y las intervenciones de carácter militarizado que se dan por parte de la fuerza pública, y los impactos que ello tiene en los derechos de la niñez. Se pone en evidencia que los más afectados son los niños, niñas y adolescentes, tanto en términos numéricos, debido a que los países de la región tienen poblaciones muy jóvenes, así como por los derechos que se ven principalmente afectados por situaciones de pobreza, exclusión social, ausencia de igualdad de oportunidades o por discriminación - como por ejemplo, la salud, la educación, la nutrición, donde el acceso a servicios para el disfrute de estos derechos es particularmente relevante para los niños, niñas y adolescentes por su propia condición. La Comisión recientemente, en este 2014, ha tomado la decisión de crear una Relatoría Especial sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, lo cual es reflejo de la preocupación existente en materia de vigencia de este tipo de derechos en la región, y de las importantes brechas existentes en términos de goce de estos derechos y de acceso a servicios básicos. En el reciente informe, “Derecho del niño y la niña a la familia. Cuidado alternativo. Poniendo fin a la institucionalización en las Américas”, la Comisión identifica como la pobreza sigue siendo el gran telón de fondo que motiva la separación de los niños de sus familias y su ingreso en instituciones residenciales, y, entre otras cosas, formula una serie de recomendaciones a los Estados para fortalecer y apoyar a las familias en el marco de sus políticas públicas y de los sistemas nacionales de promoción y protección de derechos. Es fundamental que este informe sea ampliamente difundido en todos los países de la región y que sus recomendaciones puedan ser utilizadas por las organizaciones de la sociedad civil para acciones de incidencia y de monitoreo que contribuyan a adecuar las legislaciones, políticas y prácticas a los estándares de derechos humanos. Esperamos poder contar con la valiosa colaboración del Movimiento Mundial y de sus organizaciones para esta labor. Quisiera aprovechar para destacar la colaboración estratégica con UNICEF y con la oficina de Marta Santos Pais para visibilizar la temática de los niños sin cuidados parentales y la utilización excesiva de la institucionalización, así como en la realización de acciones de incidencia con los Estados de la región, y el apoyo de ONGs como Aldeas Infantiles SOS y Save the Children. El segundo aspecto que quería destacar es que la región de América Latina y el Caribe es la más violenta del mundo a la luz del número de homicidios por arma de fuego, siendo los adolescentes, particularmente los varones de grupos sociales tradicionalmente excluidos o en situación de vulnerabilidad en el ejercicio de sus derechos, los más afectados por este tipo de violencia extrema. Esta situación se explica por una concurrencia de factores, entre los que se encuentran el elevado número de armas de fuego en manos de particulares y la existencia de grupos con vinculaciones a actividades ilícitas o delictivas, como por ejemplo con el tráfico de drogas, el tráfico y trata de personas, y la extorsión, entre otras actividades. Adicionalmente, los niveles de impunidad en la investigación y sanción de los delitos, la escasa capacidad de re-integración social del sistema penitenciario, los casos de corrupción de servidores públicos e incluso casos de vinculación de personal de las fuerzas públicas de seguridad con las actividades del crimen organizado y/o grupos armados, crean un clima propicio para la reproducción de los escenarios de violencia e inseguridad, además de socavar la confianza en el funcionamiento de las instituciones democráticas. La Comisión ha observado que las condiciones de precariedad en las que viven personas de determinados grupos o comunidades, y que se surgen como consecuencia de las limitaciones que éstas enfrentan en el disfrute y ejercicio de sus derechos, se constituye en un factor de riesgo frente al fenómeno de la violencia armada organizada. En el caso de los niños, niñas y adolescentes, estas limitaciones en el disfrute de sus derechos, aunadas a la ausencia de oportunidades para desarrollar su proyecto de vida, los sitúa en una situación de gran vulnerabilidad que puede conducirlos a vincularse a los grupos que ejercen la violencia en sus comunidades o a ser víctimas de su actuar. La Relatoría se encuentra en estos momentos elaborando un informe temático sobre la violencia armada organizada en contextos como los que acabo de describir, cómo afecta a los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y las obligaciones de los Estados en materia de prevención y respuesta, con formulación de recomendaciones a los Estados al respecto. Quisiera agradecer a Plan Internacional su importante apoyo para la elaboración de este informe, y a UNICEF y a las organizaciones de la sociedad civil que apoyaron a la Relatoría en la organización de las visitas a Brasil, México y Honduras para recabar información, así como a todos los que nos hayan hecho llegar sus respuestas al cuestionario. Así mismo, nos serán de suma utilidad los aportes de las organizaciones que están realizando consultas con niños, niñas y adolescentes sobre esta temática, como Save the Children. Del 9 al 11 de Junio la Relatora tiene previsto realizar una visita a Jamaica, con el objetivo de recabar mayor información para el informe. Es un hecho que la inseguridad y la violencia se han convertido en tema prioritario en las agendas públicas, aunque no siempre con perspectivas respetuosas de los derechos humanos y los derechos de la niñez. La Comisión ha observado con preocupación como de modo recurrente se “criminaliza a los adolescentes”, en especial aquellos que provienen de sectores pobres y excluidos; se formulan propuestas como en el Salvador y Honduras de vinculación de jóvenes supuestamente en “riesgo social” a programas de las fuerzas armadas, el regreso a las “políticas de mano dura”, el incremento de la utilización de la prisión preventiva, y propuestas de reforma para reducir la edad de responsabilidad penal y alargar la duración de las penas. Por otro lado, los sistemas de justicia juvenil en la región no se han adaptado a los principios de excepcionalidad de las penas privativas de libertad y por el menor tiempo posible, y el objetivo de re-socialización de los adolescentes en conflicto con la ley penal. Los modelos de justicia restaurativa y medidas alternativas a la privación de la libertad no están todavía disponibles en la región, y los centros de privación de libertad operan, casi sin excepciones, en extremas condiciones de precariedad en términos de higiene, seguridad y hacinamiento. La Comisión ha hecho seguimiento a casos de violencia en estos centros, a motines, y a condiciones totalmente inadecuadas en las cuales son recluidos los jóvenes, incluido el aislamiento solitario y los encierros de hasta 23 horas al día, detención con adultos, falta de acceso a programas educativos y uso de medicación psiquiátrica como modo de control. La Comisión publicó en el 2011 su informe sobre “Justicia Juvenil y Derechos Humanos en las Américas” en el cual establece los estándares en materia de niños en conflicto con la ley y señala los principales problemas y desafíos identificados en los Estados de la región. Adicionalmente la Comisión y la Corte han conocido de casos concretos, como por ejemplo el de cadenas perpetuas en Argentina. La Comisión también realiza visitas a los centros de privación de libertad para observar las condiciones y formula recomendaciones a los Estados, por ejemplo en Honduras y Estados Unidos. Adicionalmente, la Relatoría va a iniciar la preparación de un informe de seguimiento al cumplimiento de su primer informe en materia de Justicia Juvenil, como mecanismo de evaluación de los avances que se hayan dado y de los problemas que persisten. La información que la Comisión está recibiendo de las oficias de UNICEF y de las organizaciones de la sociedad civil es crucial para este seguimiento, y les animo a que nos sigan haciendo llegar información. En ese sentido destacar la importancia que han tenido la realización de audiencias temáticas solicitadas por Coaliciones Nacionales de ONGs por los Derechos de la Niñez a los efectos de proveer de información a la Comisión y contribuir a visibilizar la problemática. En adición, destaco la audiencia que tuvo lugar en marzo de este año a solicitud de REDLAMYC, en la cual participaron dos adolescentes de la REDNNYAs que expusieron las opiniones de adolescentes sobre la falta de enfoque de derecho y de eficacia práctica de las estrategias de los Estados para prevenir que los adolescentes entren en conflicto con la ley penal además de señalar el incremento de la “criminalización de la juventud”; algunos de los adolescentes que participaron en las consultas habían estado vinculados al sistema de justicia juvenil. La Relatoría ha hecho seguimiento también, a través de su sistema de peticiones y casos, medidas cautelares, audiencias temáticas e informes, a otras formas de violencia contra los niños, niñas y adolescentes y observa con extrema preocupación los niveles muy altos de prevalencia de la violencia en nuestras sociedades. En el “Informe sobre el Castigo Corporal y los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes”, la Comisión estableció que ninguna forma de violencia contra los niños es tolerable, y que el castigo corporal como forma de disciplina no es justificable y es contrario a los derechos humanos de los niños y las niñas. Sin embargo, después de 5 años desde que la comisión adoptara este Informe, el proceso de adecuación legislativa y los programas para revertir la toleración social y promover la crianza positiva sin violencia han sido muy limitados en la región. La Comisión ha recibido numerosa información sobre dos formas de violencia: la violencia en las escuelas, y la violencia sexual particularmente contra las niñas y las adolescentes. En relación a la violencia en las escuelas, la Comisión ha concedido varias audiencias temáticas para escuchar sobre esta cuestión, una de carácter general sobre el “acoso escolar” en la región, solicitada por REDLAMYC, Save the Children, GLOBAL Infancia y CECODAP, y varias audiencias relativas a violencia y discriminación a adolescentes LGBTI en los centros educativos en diversos países de la región. La Comisión sigue recibiendo reportes al respecto, y tomando acciones en casos concretos; es importante que las ONGs sigan remitiendo información a la Comisión que evidencie el alcance de este fenómeno, diversas perspectivas del mismo como por ejemplo violencia basada en genero u orientación sexual, y que se incluyan ejemplos de políticas y programas exitosos para enfrentar el acoso en las aulas. La Relatoría quiere seguir dialogando con las organizaciones de la sociedad sobre estrategias para trabajar en conjunto y de formas sostenida esta temática. También en lo concerniente al derecho a la educación, la Relatoría tiene interés en analizar los aspectos relativos al acceso y la calidad educativa. En lo referido a la violencia sexual, la Comisión ha tenido acceso a importante y abundante información que pone de manifiesto la envergadura de la problemática, la tolerancia social, los desafíos adicionales que tienen las niñas, niños y adolescentes para denunciar esta forma de violencia y el alto nivel de impunidad de este tipo de casos ante la justicia. En Perú, según información presentada en el marco de una audiencia temática, de las denuncias presentadas por violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes, el 90% quedan en impunidad y los procedimientos de investigación y ante los juzgados son revictimizantes. La Comisión ha recibido datos sobre la alta incidencia de violencia sexual en las familias y los entornos cercanos de las niñas y niños, en las escuelas, y en el marco de la trata con fines de explotación sexual, entre otros. En el marco de lo descrito la Relatoría se ha fijado como prioridades para los próximos dos años, los siguientes aspectos: 1. El análisis de los sistemas nacionales de promoción y protección de derechos de la niñez y su funcionamiento, fundamentalmente a nivel local, donde existe la proximidad más inmediata a los niños, niñas, y adolescentes, sus familias y comunidades. La Relatoría tiene interés en comprender mejor el funcionamiento de los sistemas nacionales y cómo responden a la protección de la niñez, en particular en materia de promoción de sus derechos, prevención y detección temprana de vulneraciones a sus derechos particularmente las situaciones de violencia- además de la respuesta y la atención que se presta. La Relatoría espera, a través de la realización de una investigación y la elaboración de 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. un informe, poder identificar los avances y las buenas prácticas, así como los retos y desafíos que enfrentan los sistemas nacionales de protección en nuestra región. La Relatoría considera que esta iniciativa puede suponer una contribución destacada en el fortalecimiento de la institucionalidad, las políticas y prácticas de protección a la niñez, en particular a nivel local, familiar y comunitario. Elaboración de un Informe regional de seguimiento al primer informe sobre Justicia Juvenil y Derechos Humanos en las Américas. Incrementar la visibilidad sobre la afectación en los niños, niñas y adolescentes de las formas de violencia extrema hacia ellos, en particular en los contextos de violencia armada organizada y del actuar del crimen organizado, además de la violencia por parte de agentes del Estado, a través de comunicados de prensa, audiencias, entre otros. Difundir el contenido del informe actualmente en curso de elaboración y sus recomendaciones. En lo relativo al derecho a la educación, profundizar el análisis de los aspectos: acceso, calidad y violencia en las escuelas. En colaboración con las organizaciones de la sociedad civil, analizar la posibilidad de presentación de casos emblemáticos, y la elaboración de un informe temático. En lo concerniente a la violencia sexual, la Relatoría continuará haciendo seguimiento a la temática y profundizará en los estándares ya existentes en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, en coordinación con la Relatoría sobre los Derechos de las Mujeres, desde un enfoque que considere el género y la situación de las niñas y las adolescentes. En particular la Relatoría tiene interés en analizar los siguientes aspectos: i) derechos sexuales y reproductivos, ii) violencia sexual, iii) trata con fines de explotación sexual, y iv) acceso a la justicia y protocolos de actuación. La Relatoría, en coordinación con la Relatoría sobre los Derechos de las Personas Migrantes, y tomando en consideración que la Corte Interamericana está próxima a emitir su opinión en relación a la Opinión Consultiva que le fuera solicitada sobre los Derechos de los Niños Migrantes, continuará visibilizando las violaciones a los derechos de los niños migrantes y los estándares de protección internacional aplicables, y tomando acciones concretas ya sea a través de cartas artículo 41, comunicados de prensa, medidas cautelares y otros mecanismos bajo el mandato de la Comisión. Difundir el contenido y las recomendaciones de los informes temáticos de la Comisión sobre niñez, y hacer seguimiento al nivel de implementación de las recomendaciones contenidas en los mismos, en estrecha colaboración con el Movimiento Mundial y las organizaciones de la sociedad civil. Seguir coordinando las acciones del plan estratégico de la Relatoría con la Oficina de la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre Violencia contra los Niños, el Comité de los Derechos del Niño y el Movimiento Mundial por la Infancia. Fortalecer el acceso y la participación de los niños, niñas y adolescentes a la labor de la Relatoría y los diversos mecanismos del Sistema Interamericano, con el apoyo de las organizaciones que trabajan en la promoción de la participación infantil y con las propias organizaciones de niños, niñas y adolescentes. Por último, me gustaría resaltar la importancia de profundizar en la alianza estratégica de colaboración entre el Movimiento Mundial, las organizaciones que lo integran y la Relatoría. Para la Relatoría es clave contar con información y análisis actualizado sobre la situación de los derechos de la niñez en los países de la región, y valoramos la importancia de sostener espacios de intercambio de información así como las “alertas tempranas” en relación a situaciones emergentes. La Relatoría puede hacer uso de diversos mecanismos, pero es crucial contar con la colaboración de las organizaciones de la sociedad civil en el marco de una estrategia de incidencia coordinada, e incluso de litigio estratégico, que sea sostenida en el tiempo, y que combine las diversas herramientas con las que cuenta el sistema interamericano. Los espacios de trabajo en estos días en Panamá nos pueden servir para profundizar en estos aspectos. En la actualidad la Relatoría está realizando esfuerzos de recaudación que permitan poder implementar las acciones de su Plan de Acción. Los recursos de los que dispone la Relatoría en su presupuesto anual permiten la gestión diaria de la Relatoría, pero limita fuertemente las posibilidades de poder desarrollar una estrategia con las características descritas en mi presentación. Esta es una limitación principal que todas las Relatorías de la Comisión tienen, y esperamos poder contar con los apoyos necesarios de donantes y Estados para ese fin. Gracias!