CRISTO AMARILLO: la obra que observamos es una pintura de

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Enrique Valdearcos Guerrero
Historia del Arte
El Cristo amarillo.
Paul Gauguin (1848-1903) Óleo sobre lienzo. 92 x 73 cm.
Fecha: 1889. (Buffalo, NY, Albright-Knox Art Gallery)
Análisis
Tema: La obra que observamos es una pintura
de óleo sobre lienzo con 92 x 73 cm de altura.
Se ve en este cuadro la tosca imagen de un
Cristo crucificado que el artista copio de una
iglesia rural de bretaña. Junto a Cristo aparecen
tres mujeres bretonas en actitud reverente que
ocupan el lugar histórico de las Marías en la
Crucifixión, lo que sugiere que nos encontramos
ante una visión provocada por la intensa
devoción de las mujeres. Utiliza una temática
medieval
trasladándola
a
la
época
contemporánea. Al fondo una figura salta una
valla, lo que puede indicar el deseo de evasión,
continuamente presente en el ánimo del artista.
No sabemos si esas campesinas están adorando
a un cristo esculpido o están ante una aparición
de un Cristo que se convierte en el protagonista
de la escena.
Lámina en gran formato
El color: El inverosímil color amarillo de su
cuerpo es como una emanación del paisaje
otoñal, con esa calida intensidad que acentúan
los árboles y la cruz, tan real es la imagen como
la naturaleza, con las líneas de los contornos
muy marcadas en azul o negro, siguiendo la técnica del "cloisonné" inspirada en los esmaltes y vidrieras. El
colorido es típico del otoño bretón, con unos maravillosos colores amarillos mezclados con naranjas y
verdes. Se trata de colores lisos. Observamos fuertes contrastes cromáticos. Utiliza colores vivos, nada
realistas, simplifica los volúmenes y suprime las sombras y las gradaciones de color para crear una
atmósfera ilusoria. La línea presenta un grafismo extremadamente simplificado.
La composición es simple con formas muy básicas. Los motivos centrales están desplazados hacia la
izquierda. Al fondo aparece el campo bretón y casas dispersas entre los árboles.
La función de la obra es decorativa. la obra no es una visión óptica realista ni tampoco el autor esta
interesado por la sistematización de la practica pictórico, ni por la expresión de la conciencia subjetiva.
Comentario
El lenguaje al que se adscribe la obra es el postimpresionismo, es un término histórico artístico que se
aplica a los estilos pictóricos de finales del siglo XIX principios del XX posteriores al impresionismo.
Gauguin llama su estilo sintetismo ya que sintetiza la observación del sujeto con los sentimientos que
provoca el artista. El sintetismo se basa en el uso del color, apostando por las áreas planas sin matizar y
remarcando los contornos. Lo que hay que pintar es la idea que elabora el pintor después de su experiencia,
quitando lo superfluo y reteniendo la esencia. Así se consigue la síntesis de forma y color. También
observamos influencias del simbolismo fruto de las relaciones que entabló con poetas simbolistas, que
tiende a otorgar a la obra un significado intelectual.
Enrique Valdearcos Guerrero
Historia del Arte
La obra es el Cristo Amarillo de Paul Gaugin, una de las obras mas famosas de Gauguin, realizada durante
el otoño de 1889 en Le Pouldu (Bretaña), donde se había trasladado El pintor se inspiró en una talla
policromada del siglo XVII versionada por un escultor local, que encontró en la iglesia de Trémalo, cerca de
Pont-Aven. La obra también se inspira en la estampa japonesa
El autor es Paul Gaugin es un pintor postimpresionista francés, cuyos colores exuberantes, formas
bidimensionales planas y temática contribuyeron a dar forma al Fauvismo y al arte moderno. Nació en Paris
en una familia liberal de clase media. Su estilo, marcado por la absorción de influencias del arte primitivo
bretón, se caracterizó por la utilización de amplias zonas de colores encendidos. Las características
esenciales de su pintura experimentaron pocos cambios, mantuvo la expresividad cromática, el rechazo a la
perspectiva y la utilización de formas amplias y planas. Su temática abarcó desde escenas de la vida
cotidiana hasta inquietantes escenas supersticiosas.
Fue en Bretaña, en su retiro de Pont-Aven y de Le Pouldu, donde Gauguin empezó a interesarse por
los temas religiosos, interés que mantendría hasta el fin de sus días. Atraído de forma natural por el
catolicismo, muy sentido en esta provincia, y luego por el estudio de la religión y de los mitos maoríes
cuando se fue a vivir a Tahití, abandonó la imaginería convencional para practicar el sincretismo e
identificarse personalmente con la figura de Cristo.
El dibujo del Cristo amarillo es el primer testimonio de esta orientación espiritual y artística. La
capilla de Trémalo, en lo alto del Bois d'Amour, a la salida de Pont-Aven, alberga un crucifijo de madera
policromada del siglo XVII que sirvió de modelo para esta obra. A Gauguin probablemente le llamara la
atención la delicadeza y la dulzura de este Cristo doliente, de brazos extendidos, cuya silueta simplificada
dibujó repasando los contornos con un trazo más intenso. Luego, como solía hacer con los bocetos, se centró
en un detalle de la composición, realizando un retrato al mismo tiempo detallado y estilizado del rostro de
Cristo. El animalillo que aparece abajo a la derecha pertenece a la decoración esculpida con figuras
grotescas que remata la parte superior de las paredes de la capilla
Bajo el pincel de Gauguin Cristo se convierte en una divinidad incandescente que ya es símbolo de
la nueva orientación de su arte: místico,
violento, bárbaro. Octave Mirbeau fue el
primero que se entusiasmó con este calvario en
el que «el Cristo, cual divinidad de Papúa,
burdamente tallado en un tronco de árbol por un
artista local, el Cristo lastimoso y bárbaro, está
embadurnado de amarillo». El amarillo era
entonces el color fetiche del artista
El mismo año, Gauguin volvió a pintar
el Cristo amarillo en Autorretrato con Cristo. Es
un cuadro dentro de otro cuadro. Detrás del
autorretrato en primer plano se muestra la figura
central de Cristo amarillo invertida como en un
espejo. El rostro de Cristo muestra aquí
similitudes con la fisonomía del propio artista.
Biografía del autor: Nació en París, a los tres años sus padres emigran a Perú y durante el viaje muere su
padre. Allí vivió junto a su madre cuatro años hasta que deciden regresar a Francia. Abandonó el colegio a
los diecisiete años y se hizo marino mercante, el deseo de conocer otras tierras fue en él una constante.
Cuando murió su madre en 1868, Gustave Arosa, un rico banquero, se convirtió en su protector legal.
Gracias a él, Gauguin fue un agente de bolsa de éxito. Se casó con Mette Sophie, una joven danesa de
familia acomodada, tuvieron cinco hijos y llevaron una confortable vida burguesa.
Enrique Valdearcos Guerrero
Historia del Arte
Hacía poco que se había casado cuando se convirtió en pintor aficionado. Al mundo de la pintura también
lo introdujo Arosa. Conoció a Pisarro y en 1879 expuso con los impresionistas, participando después en las
cuatro últimas exposiciones del grupo. Coleccionó cuadros de Manet, Monet, Renoir y Degas, sus pintores
favoritos eran Cézanne y Pisarro, de quienes sus primeras obras presentan claras influencias.
Su carrera financiera quedó interrumpida en 1882 por la crisis bursátil y decide entregarse por completo a
la pintura. Viéndose obligado a llevar una vida más modesta, se mudan a Copenhague, donde su esposa
cuenta con el apoyo de su familia. Pero el fracaso es absoluto, ya que no encuentra clientes para sus cuadros.
Al cabo de unos pocos meses, decide regresar a Francia en compañía de su hijo Clovis, mientras que su
mujer se queda en Copenhague con los demás hijos. Este es el comienzo de una época llena de miserias y
deudas. La penuria económica le hace abandonar París en 1886, refugiándose en Pont-Aven, un pueblecito
de Bretaña.
Deseoso de romper con todas sus fatalidades, Gauguin envía a su hijo a Dinamarca y emprende viaje a
Panamá. Esta es su primera incursión en el exotismo, pero una enfermedad le obliga a volver a París en
1887, donde conoce a Van Gogh. Juntos pasarán un tiempo en Arles, pero al no haber entendimiento entre
ambos, Gauguin regresa a Bretaña.
Gauguin sin dinero, después de vender su colección de pinturas impresionistas y cada vez más forzado
por la necesidad de ganarse la vida ya que apenas vende sus obras, decide en 1891 irse a Tahití. Gauguin
decía: "sólo quiero crear un arte sencillo. Para ello necesito empaparme de una naturaleza virgen, no ver
nada más que salvajes".
El resto de su vida lo pasó en Tahití y en las islas Marquesas, a excepción de una visita a Francia. Se
evade de la sociedad de su época para encontrar en un entorno y entre gentes no corrompidas por el
progreso, las condiciones de autenticidad e ingenuidad primitiva en las que puede florecer su pintura.
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