CARTA A QUIENES PRETENDAN ENSEÑAR: Lo político desde la propia experiencia. Somos un grupo de alumnos y docentes de tercer grado de la Escuela San José de calle Sol de Mayo de B° Alto Alberdi que nos animamos a profundizar y vivenciar el concepto de conflicto social. Este proyecto nace en virtud del análisis de repensar las actividades humanas y la organización social desde un caso particular y real como lo es “La minería en Esquel”. Trabajar las Ciencias Sociales desde una situación contemporánea nos invita necesariamente a hacer una lectura de la realidad en la que vivimos, para posicionarnos e identificar qué está pasando, por qué y por quiénes. Es decir, nos lleva a preguntarnos sobre los actores sociales que intervienen, puntos de vista e intereses frente a la problemática. Es un gran desafío identificar las causas de gestación de los conflictos, la dinámica de transformación del mismo y las posibles resoluciones que pudiere tener. Esto nos encontró con la lucha de un pueblo que defendió su territorio, hogar y el futuro de la mano de la esperanza y el encuentro colectivo de muchos otros que soñaban con un mundo mejor. Creemos que hacer una lectura colectiva de estos fenómenos, inherentes y necesarios en toda sociedad, nos conduce a trabajar desde la escucha, comprensión, conversación, discusión y reflexión como camino necesario para la construcción de una ciudadanía participativa y crítica frente a lo que acontece. Para ello nos propusimos como punto de partida, para situarnos, preguntarnos qué es el oro, para qué se usa y si es realmente importante tener oro y por qué. Luego de esta reflexión colectiva de circulación de la palabra, observamos imágenes de este pueblo, de sus luchas y las describimos. Reflexionamos sobre por qué algunos estarán en contra y otros a favor de la minería en esta Ciudad ubicada al noroeste de Chubut de nuestra Argentina. Posteriormente, leímos artículos periodísticos e intentamos analizar qué fue lo que generó el conflicto, qué consecuencias tuvo, qué hicieron los vecinos de Esquel y cuáles fueron sus estrategias de lucha ante ello. Las familias de los/as alumnos/as empezaron a acercar material sobre la temática, por lo que fuimos indagando juntos y recorriendo a la par familia – escuela este proceso de lectura del conflicto. Luego de este arduo proceso, les repartí a cada uno/a un rol para representar: Maestros/as, hombres y mujeres mapuches, empresarios Canadienses, funcionarios/as municipales, obreros/as y asambleístas. Todos/as tenían una ficha donde se definían criterios generales sobre la posición que debían ocupar en el conflicto. ¿Quién soy y qué pienso? Fueron las preguntas disparadoras del análisis del mismo. Exploramos argumentos, tomamos nota sobre información que fuimos recolectando, debatimos, compartimos y nos enfrentamos. Es decir, nos posicionamos y argumentamos desde el lugar que ocupamos. Todo esto, nos llevó a la necesidad de compartir lo que veníamos haciendo. Nos contactamos con gente de Esquel a quienes les escribimos cartas contándoles lo que hicimos y nos enviaron material para discutir en la sala. Conseguimos que algunos medios de comunicación socialicen la experiencia. Y finalmente, decidimos registrar un juego de roles donde cada actor social deberá defender su punto de vista frente a un público presente y dos mediadores que guiarán con preguntas la discusión. Creemos que es un ejercicio de Ciudadanía muy significativo. Que ha dejado huellas profundas en la manera de mirar al otro, de sentirlo, escucharlo y comprenderlo. Es necesario repensar nuestras prácticas discursivas, ponerlas en “juego” para poder reflexionar sobre la práctica habitual. Esa que raras veces nos detenemos a observar y que es condición para seguir apostando a un mundo menos injusto, donde la palabra de todos circule y donde el debate recobre el protagonismo que se merece en pos de un ejercicio democrático de la participación política. Con todo esto, aprendí que el aula no tiene fronteras y que es posible volver significativas las experiencias en el quehacer diario. Aprendí que muchas veces es más importante escuchar (por eso tenemos dos oídos y una sola boca) y ponerse en el lugar de ese otro que tantas veces nos cuesta comprender. A este proyecto lo viví con pasión, con preguntas y con dudas. Pero también con la firme convicción que es posible y necesario, aprender del otro, de su experiencia, de sus sueños y por qué no, de sus luchas. Prof. Mauricio Coudert.-