COMO POSICIONO MI EMPRESA HOY – Por Dr. CPN. Carlos A.Castiñeira En esta primera parte, vamos a dar una aproximación a unos pensamientos sueltos, que a decir verdad, pueden ser de utilidad para todos, en las situaciones actuales en que se desenvuelve nuestra economía. Una empresa, como proyecto económico, se legitima generando bienes y servicios rentables y de calidad, atendiendo las necesidades de los clientes y promoviendo el desarrollo del personal que integra la fuerza de trabajo. Hay muchas formas de medir la efectividad de una empresa y de los hombres que la integran pero sólo una sintetiza la gestión en su conjunto: 1) lograr “simultáneamente “una relación adecuada con la comunidad, los clientes, los proveedores y el personal, 2) y la capacidad de producir ganancias, principal fuente de financiación del crecimiento y de las inversiones. El horizonte económico muestra una actualidad en grados profundos de incertidumbre, introduciéndose en una economía globalizada y altamente competitiva. Demás está hacer mención a la realidad que nos rodea y a la crisis en la cual estamos inmersos todos. Debemos competir internamente y con productores del exterior. Esto implica que los índices de gestión en todos los aspectos deberán ser comparables con los niveles internacionales. Calcular costos exactamente, es una de las claves del éxito para esta circunstancia. Ello, no implica, como es habitual en el empresario argentino, reducir personal, sino todo lo contrario. Optimizar el que tenemos y capacitarlo, para que con ello, se sienta formar parte del conjunto del negocio. Generar la posibilidad de aportar nuevas ideas que puedan conducir a un futuro mejor. La clave, está en la calidad de los productos, la productividad, los costos, la eficiencia, la seguridad, el servicio al cliente, y en general la competitividad de cada organización. Es decir que lo microeconómico es la realidad que importa y que debemos optimizar. Las empresas deben poner en marcha la innovación continua, que es la sangre de la competitividad y ésta es la plataforma de creación de valor económico. Toda empresa debe preocuparse siempre por el intenso control y la reducción de costos y gastos, asegurándose que los niveles sean adecuados en el marco del resto de las políticas. No hacerlo puede poner en juego la supervivencia de las mismas.- Lo que afecta a las empresas repercute en todos sus integrantes, por lo que éstas esperan que cada uno asegure día a día la optimización de las erogaciones, eliminando las que no generen valor agregado. Se requiere racionalizar enérgicamente las operaciones industriales, operando con costos variables y fijos mucho más ajustados, como parte de un proceso continuo que abarca también los gastos de administración, financieros y de ventas. Los esfuerzos puntuales no son suficientes. Se requiere cambiar las conductas para evitar una nueva expansión de costos. Reducir costos debería ser un comportamiento adictivo pero no debe ser unidimensional, es decir no sacrificar el desarrollo de los negocios ni las oportunidades de crecimiento esenciales para el futuro. La administración y optimización de costos y gastos debe ser continua, nunca se debe detener. Todo el personal puede constantemente identificar oportunidades para reducirlos, mejorando los resultados. Uno de los caminos para reducir los costos es reestructurar el trabajo. Reducir la complejidad de los procesos significa cuestionar siempre porqué se hace un trabajo y si no hay formas más eficientes para lograr lo mismo. Una empresa competitiva y rentable debe configurarse como una cadena continua de valor añadido, de forma tal que todo aquello que no añada valor debería revisarse. Para comenzar con un programa de reducción de costos primero nos debemos preguntar como se puede hacer más eficiente una operación o proceso. Tal vez antes deberíamos preguntarnos: Qué pasaría si dejamos de realizarla. Si la respuesta no refleja consecuencias adversas importantes, la actividad debería ser redimensionada. El redimensionamiento de operaciones es ciertamente la forma más eficiente de reducir racionalmente los costos, y la única que logrará ahorros permanentes. Es sorprendente ver el número de tareas innecesarias que hacemos todos los días: trabajos manuales que pueden informatizarse, archivos duplicados o triplicados, superposición de controles, duplicidad de iguales tareas por parte de varias personas, etc. No hay nada menos productivo que esforzarnos para hacer bien lo que no hay necesidad de hacer. Deberíamos preguntarnos: ¿Podemos prescindir de una actividad o redimensionarla?: ¿podemos desarrollarla a un costo menor? ; ¿Cual es su finalidad?; ¿En que contribuye a la empresa? ; ¿Cual es su valor agregado?. El control preventivo de costos exige un trabajo constante para mejorar la productividad de cada operación. Periódicamente debemos preguntarnos: ¿realmente necesitamos esta función o podemos prescindir de ella? Asimismo cada función debe ser cuestionada con referencia al objetivo y a la contribución a la empresa. Finalmente para cada tarea debemos preguntarnos: ¿cual es la manera más simple de conseguir el objetivo perseguido? Algunas de las condiciones necesarias para llevar a cabo con éxito los planes de competitividad son: a) la orientación hacia la compañía, b) la creatividad e innovación, c) la iniciativa y d) la toma de decisiones. La orientación hacia la compañía es básicamente una actitud que complementa las habilidades técnicas específicas de cada persona. La habilidad para resolver problemas es esencial para el éxito, al igual que poder generar cursos de acción alternativos y calcular el resultado probable de cada uno. Todos los funcionarios se enfrentan frecuentemente con la necesidad de hallar soluciones creativas a los problemas. La noción que prevalece es que las nuevas ideas están reservadas a los que nacieron genios como Einstein o Edison, pero fue precisamente éste último el que dijo que el Genio es 10 % inspiración, y 90 % transpiración. Si bien esto es exagerado destaca un punto: para ser creativo hay que hacer mucho más que sentarse a esperar que una lámpara de luz se encienda en la cabeza. Las nuevas ideas y soluciones se crean combinando viejas ideas y experiencias, procesándolas. Se deben lograr que las cosas se hagan, no sólo esperar que sucedan por sí mismas. Cuando se ve la posibilidad de mejorar el rendimiento se debería actuar de inmediato, sin esperar que alguien lo empuje a la acción. Es decir, tener la capacidad de actuar por su propia responsabilidad, sin ser dirigido, dentro de las políticas y prioridades fijadas por la empresa. Adicionalmente se requiere: a) compromiso, b) convicción de la necesidad del cambio, c) generar ideas positivas, d) contracción a la tarea y resultados esperados, e) tenacidad, f) continuidad y g) persistencia en el esfuerzo y en el logro de objetivos, iniciativa, h) trabajar a pesar de las dificultades y limitaciones, i) empuje y capacidad de motivación, j) trabajo en equipo, k) capacidad para dar y recibir ayuda, l) buena comunicación y m) participación.- El cambio requiere personas con buena actitud y aptitud para cumplir las exigencias. La actitud es condición indispensable, aunque no suficiente. La buena disposición debe complementarse con la adquisición de aptitudes que la situación demande. Los objetivos del cambio exigirán de cada uno de nosotros: 1) comprender el enfoque y la situación del negocio y lo que este requiere de cada individuo y sector, 2) asumir una actitud " desde mi y a pesar de " y " depende de nosotros ", 3) ser capaces de concretar objetivos entendiendo que la responsabilidad termina cuando éstos se alcanzan y no cuando se presentó un informe o se avisó al superior, 4) Equilibrar la iniciativa con el cumplimiento de las normas y procedimientos. Las empresas, para permanecer en los negocios, deben ocuparse de los problemas de hoy y del futuro. Los problemas del futuro exigen constancia en el propósito y dedicación para mejorar la competitividad. Para ello hace falta innovar. La innovación tiene éxito cuando desde “la cabeza “de la organización, la misma, ha declarado su inquebrantable compromiso con la calidad y la productividad. Un producto confiable reduce los costos. Las demoras y los errores los aumentan. Los pasos en la empresa deben encaminarse de modo que la mejora continua sea una forma de vida, en todos sus estratos. Aquél que se involucra en un proceso de mejora continua es el que tiene más posibilidades de sobrevivir y ofrecer más seguridad a sus trabajadores. En conclusión: reducir gastos en porcentajes significativos está en manos de personas y grupos que lo intenten con un poco de imaginación, mucho coraje y la tenacidad. Es muy importante la aptitud técnica para lograrlo pero es tan o más importante contar con la actitud o “voluntad de hacerlo” de todos los integrantes. Nunca se dé por vencido en este proceso, sea perseverante, inquisidor, imaginativo y en una medida razonable: trasgresor. Tenemos que incorporar una gimnasia mental para plantear las cuestiones en términos de “¿Que pasaría si....?”. Nos tenemos que plantear este interrogante en relación a hábitos de compra, nuevos productos, canales de ventas, nuevas tecnologías, niveles de gastos, nuevos métodos de trabajo, etc. Nuestra actitud debe ser de anticipación y al mismo tiempo combativa, con lo que trataremos de ser artífices de un futuro deseable y no meramente una actitud pasiva de resignación y adecuación.